LA VICTORIA ES BUENA PARA EL ESPÍRITU
Hoy desperté con una cosa en mente: evitar a como de lugar otra estrepitosa derrota como la del miércoles pasado. Esa que la semana pasada vino a interrumpir una sórdida (perdón: sólida) cadena de triunfos, menores si ustedes quieren, considerando la estofa de mis rivales, pero triunfos al fin.
No hay nada mejor que ganar. Ganar es mejor incluso que competir, cualquiera con una pizca de honestidad en la sangre lo sabe; quienes compiten sólo aparecen en la lista, los que ganan reciben prestigio o reconocimento (y en ocasiones dinero). El cuento ese de que "lo mejor no es ganar sino..." lo inventó sin duda el jefe de la delegación olímpica mexicana en algún sexenio olvidado. El problema es que lo tomamos como lema nacional.
Hay quienes rehuyen a competir por el temor a perder. Esos se sienten derrotados de antemano aunque pueden alegar el comodino "yo juego por jugar" o alguna otra variedad de hipocresía. El temor a perder es un terrible mal que persigue a los competidores mexicanos en todos los órdenes, y es que ganar y lidiar con una victoria importante no es cosa fácil. Vean si no el caso de la mayor’a de los campeones de boxeo de nuestro país. Terminan idiotizados por el alcohol como si festejaran permanentemente una derrota insuperable, o, como Julio César Chávez, aplastados por su propia fama y perseguidos por Hacienda.
Por eso me impresiona Ana Gabriela Guevara porque ha descubierto como sobrellevar una carrera deportiva victoriosa. Bueno, también me impresiona cuando habla porque tiene una voz que mejoraría bastante la cuerda de los barítonos de mi coro. En una ocasion una competidora le preguntó: "¿Eres hermano de Ana Gabriela?" (¿Traería Axe?) Nadie es perfecto. Pero, bueno, si se trata de ganar estoy dispuesto a tolerar pequeños detalles como violar levemente las reglas (sin rayar en lo artero, pues).
Ahí tienen a la selección argentina; generalmente juega bien, tiene buen manejo del balón, dirección cerebral y excelentes individualidades, pero si la victoria está en veremos pueden convertirse en un equipo de puercos incorregibles, dispuestos a lastimar tobillos y espinillas, golpear sin descanso y, a espaldas del árbitro, insultar, escupir y provocar roces hasta sacar el tapón. Por eso han ganado mundiales y sus equipos son asiduos clientes de la Libertadores. Desde luego disiento de la forma en que los gauchos asumen la victoria: como si fuesen seres iluminados inalcanzables. Quizá por eso Dios jamás permitió que hubiese un rey argentino. ¿Se imaginan un ego entronizado?
Así que, con esto en mente, preparo ya la tiza y el taco para barrer con mis nocturnos rivales. Ya les contaré. ("Humphrey, ¿A quién carajos le importan tus competencias dipsomaníacas? -La verdad, no se-).
miércoles, julio 30, 2003
lunes, julio 28, 2003
LA CÁMARA OSCURA, UN DETALLE
Agrego a los postes sobre Vermeer un detalle importante. Hay quienes afirman que La Vista de Delft fue realizada con ayuda de la cámara oscura , aparato antecesor de la cámara fotográfica, que permitía captar proporciones, colores y delinear contornos con apego a la realidad, especialmente en el caso de paisajes.
Este artefacto, conocido también como caja oscura puede fabricarse en casa y obedece a las leyes más elementales de la óptica. Se trata de una simple caja (cerrada) que puede ser de cartón o de madera con un agujero de unos 3 cm. en el centro de una de sus caras, por ahí penetrará la luz solamente. (Una caja como las de huevo o las que contienen los hornos de microondas sirve bastante bien para hacer el experimento). La caja se coloca como si se fuera a tomar una fotografía de un objeto, digamos una cúpula o un edificio (igual que las cámaras fotográficas, funciona mejor en exteriores). El fenómeno que ocurre es que el objeto "capturado" por el "lente" (el agujero) de la caja se proyecta sobre la pared contraria interior de forma invertida (de cabeza y en espejo). Para poder apreciar este efecto hay que hacer un agujero de 1 cm en un extremo de la cara donde está el otro agujero, de forma que se pueda observar (con un ojo) la proyección del objeto en la cara interior contraria. Si lo hacen uds. mismos, recrearán la emoción propia del descubrimiento y se sorprenderán de la fidelidad con que se reproduce la imagen.
El daguerrotivo y la cámara fotográfica son descendientes consanguíneos de la cámara oscura. Mediante el auxilio de lentes que concentran la imagen y una cinta con derivados de la plata que permiten fijar la imagen captada por el lente, la cámara oscura se convirtió en fotográfica. ("Oye Humphrey, ¿y el flash dónde lo dejas? -En el cajón del escritorio, wey-).
Un detalle curioso: Antoni van Leeuwenhock, a quien se atribuye la invención del microscopio, nació el mismo año que Vermeer. El investigador era un acaudalado comerciante de tejidos interesado en el estudio de la óptica. En sus ratos libres contruyó 247 microscopios y experimentó con telescopios y otros instrumentos. Descubrió los espermatozoides (tan sólo por esto ya me simpatiza). A la muerte de Vermeer, Leeuwenhock fue nombrado administrador de su legado, lo que hace suponer que se conocían. No hay que olvidar que los 1600s son el período en que se gesta el llamado Renacimiento del Norte , del que evidentemente Vermeer es un exponente.
("Hey Humphrey, ¿por qué no sigues el ejemplo de Leeuwenhock, dejas el pingüe negocio de la venta de artículos de piel, y te conviertes en un acaudalado comerciante de tejidos?". -Porque no-).
Agrego a los postes sobre Vermeer un detalle importante. Hay quienes afirman que La Vista de Delft fue realizada con ayuda de la cámara oscura , aparato antecesor de la cámara fotográfica, que permitía captar proporciones, colores y delinear contornos con apego a la realidad, especialmente en el caso de paisajes.
Este artefacto, conocido también como caja oscura puede fabricarse en casa y obedece a las leyes más elementales de la óptica. Se trata de una simple caja (cerrada) que puede ser de cartón o de madera con un agujero de unos 3 cm. en el centro de una de sus caras, por ahí penetrará la luz solamente. (Una caja como las de huevo o las que contienen los hornos de microondas sirve bastante bien para hacer el experimento). La caja se coloca como si se fuera a tomar una fotografía de un objeto, digamos una cúpula o un edificio (igual que las cámaras fotográficas, funciona mejor en exteriores). El fenómeno que ocurre es que el objeto "capturado" por el "lente" (el agujero) de la caja se proyecta sobre la pared contraria interior de forma invertida (de cabeza y en espejo). Para poder apreciar este efecto hay que hacer un agujero de 1 cm en un extremo de la cara donde está el otro agujero, de forma que se pueda observar (con un ojo) la proyección del objeto en la cara interior contraria. Si lo hacen uds. mismos, recrearán la emoción propia del descubrimiento y se sorprenderán de la fidelidad con que se reproduce la imagen.
El daguerrotivo y la cámara fotográfica son descendientes consanguíneos de la cámara oscura. Mediante el auxilio de lentes que concentran la imagen y una cinta con derivados de la plata que permiten fijar la imagen captada por el lente, la cámara oscura se convirtió en fotográfica. ("Oye Humphrey, ¿y el flash dónde lo dejas? -En el cajón del escritorio, wey-).
Un detalle curioso: Antoni van Leeuwenhock, a quien se atribuye la invención del microscopio, nació el mismo año que Vermeer. El investigador era un acaudalado comerciante de tejidos interesado en el estudio de la óptica. En sus ratos libres contruyó 247 microscopios y experimentó con telescopios y otros instrumentos. Descubrió los espermatozoides (tan sólo por esto ya me simpatiza). A la muerte de Vermeer, Leeuwenhock fue nombrado administrador de su legado, lo que hace suponer que se conocían. No hay que olvidar que los 1600s son el período en que se gesta el llamado Renacimiento del Norte , del que evidentemente Vermeer es un exponente.
("Hey Humphrey, ¿por qué no sigues el ejemplo de Leeuwenhock, dejas el pingüe negocio de la venta de artículos de piel, y te conviertes en un acaudalado comerciante de tejidos?". -Porque no-).
domingo, julio 27, 2003
LA HOLANDA DE VERMEER
Con la firma de la Paz de Westfalia en 1648, España reconoce la creación de Holanda. El tratado consolida en definitiva la unificación de las provincias del norte – de los llamados países bajos- luego de décadas de luchas intestinas, de predominio español y de anhelos liberadores. A partir de ese momento, el arte de esa región, comprendido hasta entonces en la categoría de flamenco, se identificará como propiamente holandés. En 1648, Vermeer tenía 16 años de edad y ocho años atrás había muerto P.P. Rubens.
Este acontecimiento político marcó en buena medida el futuro inmediato de los artistas holandeses, quienes en vez de ejecutar obras para la iglesia o la aristocracia europea, como seguían haciéndolo sus contemporáneos de sur, se concentraban en trabajar en formato pequeño, considerando las reducidas dimensiones de los hogares y residencias de sus clientes locales, principalmente miembros de la burguesía emergente, cuyos gusto se veían distantes de las alegorías religiosas y la fastuosa mitología grecorromana tan favorecidas por la nobleza del Viejo Continente. Adopta el arte en Holanda un sobrio y singular estilo.
Obviamente, la añeja rivalidad entre Holanda y España que duró hasta mediados del siglo XVII, dificultó la entrada de cuadros holandeses en las colecciones españolas. Firmada la paz, la tirantez continuó a lo largo de la segunda mitad del siglo, a pesar de ciertos acercamientos diplomáticos. La diferencia de gustos y culturas aseguró la reiterada ausencia del arte holandés en España. A ello atiende que, por ejemplo, en el Museo del Prado no sea posible admirar obras de Vermeer o Frans Hals, por citar a dos de sus exponentes.
Vermeer nació en Delft, ciudad que usufructuaba su estratégica ubicación entre Rotterdam y Amsterdam. Delft comparte una orografía marcada por la presencia del impredecible Mar del Norte que ha tallado milenarios acantilados y caprichosos esteros en las costas. La enorme cantidad de islas que conforman la región, contrasta con la enigmática permanencia, tierra adentro, de fríos bosques, nevadas colinas y una compleja intersección de flora y fauna. El perfume de la naturaleza en su estado más puro y la lucha por la supervivencia de la sociedad en este rincón del planeta transpira en las obras de los ambiciosos paisajistas brughelianos que generosamente parió esa región.
Paisaje Invernal, Pieter Brueghel el viejo, 1568.
Aunque se ha pretendido ubicar a Vermeer como pintor de género por excelencia, en este caso de “interiores” holandeses, su obra contiene vectores que siguen despertando el interés de expertos y legos. El manejo de personajes poco utilizados por la mayoría de sus colegas (lienzos como El geógrafo y El astrónomo), así como el hecho de tener a la mujer como protagonista indiscutible de su obra (damas comunes y corrientes como el ama de casa, la hilandera, etc., cobran una importancia que no habían tenido en la historia del arte mas que como vehículo de conceptos alegóricos o como figuras religiosas o mitológicas), reflejan la óptica artística del pintor.
El astrónomo, J. Vermeer, 1668. Muchacha con arete de perla, Vermeer, 1665.
Por otro lado, su incomparable Vista de Delft, quizá el paisaje urbano más emblemático de la Holanda del siglo XVII, nos habla de la versatilidad del color en su paleta, así como del dominio de la perspectiva esférica.
La Vista de Delft, acercamiento artístico, no topográfico, es una visión ejemplar aunque incompleta de la ciudad. El agua rodea la ciudad; la luz cobra una fuerza dirigida, con un eminente significado político: el sol se abre paso entre las nubes para iluminar expresamente la iglesia Niewuwe Kerk, en la que se encontraba desde la primera mitad del siglo la tumba de Guillermo I de Orange, un monumento de gran simbolismo nacional. (La casa de Orange gobierna a Holanda tras el tratado de 1648).
Vista de Delft, Jan Veermer, 1660-61.
A pesar de que el total de sus obras reconocidas alcanza el relativamente exiguo número de 35, Jan Vermeer es el pintor holandés más famoso, superado únicamente por Rembrandt. Aunque se conoce poco de su vida personal, se sabe que pintaba un par de cuadros por año, lo que hace suponer que, como en el caso de muchos de sus colegas pintores contemporáneos, sus ingresos complementarios provenían de otras fuentes, quizá del mercado de objetos de arte. Fue padre de 15 hijos de los cuales cuatro fallecieron a corta edad.
Vermeer murió agobiado por el peso de las deudas familiares a la edad de 43 años. Maltrecho su estado de ánimo por la situación económica, el pintor enfermó de forma imprevista y murió rápidamente.
(“Humphrey, te saliste con la tuya, volviste a tu vicio de hacer post largos e infumables”. –Vete al carajo, si no quieres leer, no leas-).
viernes, julio 25, 2003
VERMEER Y EL BARROCO
En febrero de 1999 se montó en el Museo de San Carlos de la Ciudad de México la exposición "Rubens y su siglo", que incluía 24 óleos de Peter Paul Rubens (1577-1640), definitivamente el pintor flamenco más famoso en su época, además de casi 100 obras entre las que destacaban las de algunos de sus alumnos y colaboradores. En la lista figuraban Antohn van Dyck, David Teniers El Joven, Jan Brughel, Hendrick de Clerck, Justus Sustermans, Frans Francken II El Joven, Jacques D'Arthois, Willem van Herp, Johann Boeckhorst, y Jacob Jordaens, entre otros. La impresionante exposición itinerante contaba con un total de 115 cuadros. Por aquel entonces (vivía yo en México) escribí una reseña de la muestra que publicó La Voz de la Frontera (Mexicali).
En aquella colaboración señalaba que "Johanes Vermeer (era) el gran ausente (...) entre los pintores holandeses pertenecientes al 'siglo' de Rubens que la muestra no pudo incluir, quien, a diferencia de Rubens, buscaba lo trascendental en las escenas de la vida cotidiana, soslayando el bucólico sendero que muchos de sus coterráneos preferían, desde los tiempos en que Peter Brughel, el viejo, pintaba borracheras pueblerinas, bodas comunes y corrientes, y campesinos pizcando trigo. El astrónomo, El geógrafo, y otros temas semejantes, fueron la materia prima donde Vermeer dejó prueba de su talento, yendo más allá de lo descriptivo, y dan fe, al mismo tiempo, del despertar científico que imperaba en lo que se conoció como el Renacimiento del norte".
El período histórico es sumamente complejo pues al tiempo que el dominio español veía minado su predominio en el norte de Europa continental, se gestaba la Reforma protestante que ponía en jaque la autoridad del papado católico. Los países bajos luchaban por su independencia y liberación comandados por la realeza y la pujante burguesía locales. La batalla política y la religiosa no necesariamente tenían la misma raíz, pero se fundían y confundían fácilmente. El arte del norte de Europa era expresión de esa liberación en ciernes matizado por la influencia apabullante del Renacimiento italiano. Por ello es frecuente encontrar en la obra de los estudiosos de este período, una dificultad intrínseca para definir el estilo de los artistas, delimitar fechas y catalogar las diferentes escuelas artísticas.
Lo que identificamos como arte barroco parece negar cualquier definición totalizadora. Sin embargo, algunas caracterósticas como el rebuscamiento en las formas, el apego por la exuberancia y una obsesiva inclinación el detalle definen en buena medida aquel estilo.
Como una forma de zanjar las dificultades conceptuales que supone la estricta calsificación de períodos, se ha denominado manierismo al período de inovaciones que comienza a apartarse del criterio clásico propio del Renacimiento florentino. Las esculturas anabólicas de Miguel Ángel y sus proyectos arquitectónicos, ajenos ya a proporciones clásicas (la catedral de San Pedro) son el prototipo manierista. Los pintores venecianos Tiziano y Tintoretto, por la exhuberancia y fastuosidad de los ambientes en sus lienzos, así como la introducción de temas novedosos en la pintura; y Caravaggio, por la utilización arbitraria y a veces indiscriminada del claroscuro, complementan las raíces, en el siglo XVI, de lo que se conocerá como barroco.
En el terreno político, el arte barroco es una poderosa respuesta de la Iglesia Católica a la Reforma protestante. Si la Reforma erradicaba los lienzos y las esculturas de sus templos por considerarlos fuente de idolatría, el catolicismo promovía profusamente el arte religioso como mecanismo oratorio y pedagógico.
Frontispicios parroquiales detalladísimos, profusión de enormes y diminutos lienzos, esculturas de santos, ángeles, arcángeles y del Jesús crucificado, fueron norma en la expansión del catolicismo por Europa, América y otras latitudes. En ese contexto, la figura de Rubens cobra una importancia mayúscula por ser él mismo, nativo de Westfalia y católico militante, quien contribuiría, con su pincel y su influyente academia, a impulsar la colosal obra barroca del siglo XVII en la que los motivos bíblicos son el sustrato más visible. Su notable capacidad técnica en materia de pintura no estaba reñida con sus dotes diplomáticas y organizativas. Enmedio del fermento político-religioso, Rubens funda una escuela en Amberes que da instrucción y empleo a decenas de pintores flamencos-holandeses que se dan a la tarea de surtir la demanda de cuadros religiosos que promovía el Papado y la corona Española principalmente. Rubens labora por años como pintor de la corte de España, bajo los auspicios de Felipe III y Felipe IV.
El decenso de la cruz. 1611-14. Peter Paul Rubens
Para dar una idea de la influencia de Rubens, Anton van Dyck, el más destacado de sus discípulos, viaja a Inglaterra donde se convierte en el retratista oficial de Carlos I y de la corte inglesa. La academia de Rubens prácticamente hacía cuadros en serie, lo que le permitía controlar ventajosamente una parte importante del mercado disponible en Europa.
A diferencia de Rubens, Frans Hals y Vermeer tuvieron una esfera de influencia prácticamente local. Con sus variantes, fue el caso también de Rembrandt, si bien éste merece trato aparte.
Es importante tener en mente el contexto histórico pues explica el hecho de que pintores geniales como Vermeer no hayan gozado en su momento de la fama de Rubens, por ejemplo. Al mismo tiempo, esclarece suficientemente el que Vermeer y una estela de pintores flamencos hayan abordado con mayor asiduidad los temas de género, paisaje o retrato, en vez de los temas religiosos propiamente. La llamada Escuela de Delft, por ejemplo, es típica de esta circunstancia. En tal razón, y considerando la yuxtaposición de tiempos en que conviven pintores de diferente estilos, resulta conveniente reiterar que el barroco no es tanto un período histórico como una concepción del arte mismo. Así, podemos considerar a Vermeer y a Hals, entre otros, como pintores fieles a la tradición del clasicismo en el auge de un siglo barroco.
("Oye Humphrey, ¿Por qué no subes algunos cuadros de estos pintores a tu blog? Harías menos aburrido todo este rollo". -Quizá tienes razón... no eres tan tonto como pareces-).
Continuará.
En febrero de 1999 se montó en el Museo de San Carlos de la Ciudad de México la exposición "Rubens y su siglo", que incluía 24 óleos de Peter Paul Rubens (1577-1640), definitivamente el pintor flamenco más famoso en su época, además de casi 100 obras entre las que destacaban las de algunos de sus alumnos y colaboradores. En la lista figuraban Antohn van Dyck, David Teniers El Joven, Jan Brughel, Hendrick de Clerck, Justus Sustermans, Frans Francken II El Joven, Jacques D'Arthois, Willem van Herp, Johann Boeckhorst, y Jacob Jordaens, entre otros. La impresionante exposición itinerante contaba con un total de 115 cuadros. Por aquel entonces (vivía yo en México) escribí una reseña de la muestra que publicó La Voz de la Frontera (Mexicali).
En aquella colaboración señalaba que "Johanes Vermeer (era) el gran ausente (...) entre los pintores holandeses pertenecientes al 'siglo' de Rubens que la muestra no pudo incluir, quien, a diferencia de Rubens, buscaba lo trascendental en las escenas de la vida cotidiana, soslayando el bucólico sendero que muchos de sus coterráneos preferían, desde los tiempos en que Peter Brughel, el viejo, pintaba borracheras pueblerinas, bodas comunes y corrientes, y campesinos pizcando trigo. El astrónomo, El geógrafo, y otros temas semejantes, fueron la materia prima donde Vermeer dejó prueba de su talento, yendo más allá de lo descriptivo, y dan fe, al mismo tiempo, del despertar científico que imperaba en lo que se conoció como el Renacimiento del norte".
El período histórico es sumamente complejo pues al tiempo que el dominio español veía minado su predominio en el norte de Europa continental, se gestaba la Reforma protestante que ponía en jaque la autoridad del papado católico. Los países bajos luchaban por su independencia y liberación comandados por la realeza y la pujante burguesía locales. La batalla política y la religiosa no necesariamente tenían la misma raíz, pero se fundían y confundían fácilmente. El arte del norte de Europa era expresión de esa liberación en ciernes matizado por la influencia apabullante del Renacimiento italiano. Por ello es frecuente encontrar en la obra de los estudiosos de este período, una dificultad intrínseca para definir el estilo de los artistas, delimitar fechas y catalogar las diferentes escuelas artísticas.
Lo que identificamos como arte barroco parece negar cualquier definición totalizadora. Sin embargo, algunas caracterósticas como el rebuscamiento en las formas, el apego por la exuberancia y una obsesiva inclinación el detalle definen en buena medida aquel estilo.
Como una forma de zanjar las dificultades conceptuales que supone la estricta calsificación de períodos, se ha denominado manierismo al período de inovaciones que comienza a apartarse del criterio clásico propio del Renacimiento florentino. Las esculturas anabólicas de Miguel Ángel y sus proyectos arquitectónicos, ajenos ya a proporciones clásicas (la catedral de San Pedro) son el prototipo manierista. Los pintores venecianos Tiziano y Tintoretto, por la exhuberancia y fastuosidad de los ambientes en sus lienzos, así como la introducción de temas novedosos en la pintura; y Caravaggio, por la utilización arbitraria y a veces indiscriminada del claroscuro, complementan las raíces, en el siglo XVI, de lo que se conocerá como barroco.
En el terreno político, el arte barroco es una poderosa respuesta de la Iglesia Católica a la Reforma protestante. Si la Reforma erradicaba los lienzos y las esculturas de sus templos por considerarlos fuente de idolatría, el catolicismo promovía profusamente el arte religioso como mecanismo oratorio y pedagógico.
Frontispicios parroquiales detalladísimos, profusión de enormes y diminutos lienzos, esculturas de santos, ángeles, arcángeles y del Jesús crucificado, fueron norma en la expansión del catolicismo por Europa, América y otras latitudes. En ese contexto, la figura de Rubens cobra una importancia mayúscula por ser él mismo, nativo de Westfalia y católico militante, quien contribuiría, con su pincel y su influyente academia, a impulsar la colosal obra barroca del siglo XVII en la que los motivos bíblicos son el sustrato más visible. Su notable capacidad técnica en materia de pintura no estaba reñida con sus dotes diplomáticas y organizativas. Enmedio del fermento político-religioso, Rubens funda una escuela en Amberes que da instrucción y empleo a decenas de pintores flamencos-holandeses que se dan a la tarea de surtir la demanda de cuadros religiosos que promovía el Papado y la corona Española principalmente. Rubens labora por años como pintor de la corte de España, bajo los auspicios de Felipe III y Felipe IV.
El decenso de la cruz. 1611-14. Peter Paul Rubens
Para dar una idea de la influencia de Rubens, Anton van Dyck, el más destacado de sus discípulos, viaja a Inglaterra donde se convierte en el retratista oficial de Carlos I y de la corte inglesa. La academia de Rubens prácticamente hacía cuadros en serie, lo que le permitía controlar ventajosamente una parte importante del mercado disponible en Europa.
A diferencia de Rubens, Frans Hals y Vermeer tuvieron una esfera de influencia prácticamente local. Con sus variantes, fue el caso también de Rembrandt, si bien éste merece trato aparte.
Es importante tener en mente el contexto histórico pues explica el hecho de que pintores geniales como Vermeer no hayan gozado en su momento de la fama de Rubens, por ejemplo. Al mismo tiempo, esclarece suficientemente el que Vermeer y una estela de pintores flamencos hayan abordado con mayor asiduidad los temas de género, paisaje o retrato, en vez de los temas religiosos propiamente. La llamada Escuela de Delft, por ejemplo, es típica de esta circunstancia. En tal razón, y considerando la yuxtaposición de tiempos en que conviven pintores de diferente estilos, resulta conveniente reiterar que el barroco no es tanto un período histórico como una concepción del arte mismo. Así, podemos considerar a Vermeer y a Hals, entre otros, como pintores fieles a la tradición del clasicismo en el auge de un siglo barroco.
("Oye Humphrey, ¿Por qué no subes algunos cuadros de estos pintores a tu blog? Harías menos aburrido todo este rollo". -Quizá tienes razón... no eres tan tonto como pareces-).
Continuará.
jueves, julio 24, 2003
SOBRE LOS TACOS ESTILO SONORA
Espero que esto ayude, al menos parcialmente, a esclarecer algunas dudas a mi amigo Silvaman, alias César Silva, cuyos libros, nos advierte, libran desventajosa batalla con las ventas.
Los buenos tacos de carne asada son característicos en Sonora por una razón principalmente: la calidad de la carne. Por razones de clima y de hábitos de crianza de los ganaderos locales (se refiere a la de los animales, la crianza de los ganaderos merece un capítulo aparte), la reproducción de las más finas especies de bovinos europeos ha logrado en Sonora sobresalir en las categorías de reproducción (sementales), engorda y lechera. La carne de exportación es resultado de esa combinación de factores.
Dejando de lado que el taco se puede preparar con tortillas de maíz (lo que no es tradicional), cuenta mucho el hecho de que en esta entidad se producen variedades autóctonas de trigo, lo que hace que las tortillas de harina locales tengan un sabor sui géneris. Lo básico, sin embargo, es que dondequiera se consigue fácilmente carne de buena calidad, jugosa, blandita y con cantidades ideales de grasa (es decir bastante). No por nada J. Vasconcelos acuñó el célebre enunciado: "En Sonora termina la civilización y empieza la carne asada".
En defensa de la verdad, aclaro que los tacos sonorenses NO LLEVAN LECHUGA; en el peor de los casos llevarán acaso repollo picado pero lechuga jamás. Por su propia consistencia, los tacos no "se remojan", se impregnan, eso sí, para deleite de las papilas gustativas anteriores y las laterales, de la suculenta grasa que escurre la carne, pero no hay que confundir una cosa con otra.
En lo tocante a las salsas, tema siempre inagotable desde que Hernán Cortés se enchiló la primera vez y aún antes, informo que la salsa tradicional en Sonora es la de chile verde, que se logra tatemando los chiles verdes y el tomate en la misma parrilla donde se asa la carne; luego se descascaran y se medio muelen ambos ingredientes, se mezclan con cebolla blanca cruda y picada, y se agrega sal gruesa. Thats all. Algunas tendencias posmodernas optan por agregar orégano, pero es innecesario absolutamente, es más, atenta contra las reglas y patentes de origen.
Cierto es que, por efecto del ambulantaje migratorio al que hace referencia mi compa César, es en el rubro de las salsas donde hemos hospedado las más diversas influencias, muchas de ellas enriquecedoras (especialmente de los bolsillos de los taqueros). Hoy en día las taquerías y los callejeros puestos de tacos ofrecen salsas variadas cuyas recetas provienen del sur del país, donde la extensa variedad de chiles despierta la imaginación culinaria (no es albur).
Fuera de estas fronteras, quien se ostente como taquero sonorense debe observar religiosamente estos parámetros. Cualquier desviación debes considerarlo un fraude maquinado y denunciarlo a las autoridades correspondientes o, simplemente, puedes alejarte de ahí y contarlo a quien más confianza le tengas y mucho ojo. (A sabiendas del caso que hacen las autoridades correspondientes a las denuncias, especialmente en Ciudad Juárez).
("Oye, Humphrey, tú ibas a escribir algo sobre Vermeer y Kafka, no sobre tacos". -Tu cállate, pendejo-).
P.D. la primera vez que se enchiló Cortés no fue debajo del árbol de la noche triste (esa vez nomás estaba llorando), fue antes, en una comida que le ofreció Moctezuma; ahí Cortés al probar el rigor del chile dijo quemándose la boca: "¿Qué coñoz ez ezto?". Moctezuma preguntó qué quería decir. La Malinche no supo como traducir "coñoz" y nomás encogió los hombros. Cortés pidió una jícara de agua. Le trajeron pulque de nopal. Lo devolvió ipso facto. La comida fue un desastre: aquella tarde se consumó la llamada "venganza de Moctezuma". Cortés comenzó a desconfiar de esa picuda raza.
Espero que esto ayude, al menos parcialmente, a esclarecer algunas dudas a mi amigo Silvaman, alias César Silva, cuyos libros, nos advierte, libran desventajosa batalla con las ventas.
Los buenos tacos de carne asada son característicos en Sonora por una razón principalmente: la calidad de la carne. Por razones de clima y de hábitos de crianza de los ganaderos locales (se refiere a la de los animales, la crianza de los ganaderos merece un capítulo aparte), la reproducción de las más finas especies de bovinos europeos ha logrado en Sonora sobresalir en las categorías de reproducción (sementales), engorda y lechera. La carne de exportación es resultado de esa combinación de factores.
Dejando de lado que el taco se puede preparar con tortillas de maíz (lo que no es tradicional), cuenta mucho el hecho de que en esta entidad se producen variedades autóctonas de trigo, lo que hace que las tortillas de harina locales tengan un sabor sui géneris. Lo básico, sin embargo, es que dondequiera se consigue fácilmente carne de buena calidad, jugosa, blandita y con cantidades ideales de grasa (es decir bastante). No por nada J. Vasconcelos acuñó el célebre enunciado: "En Sonora termina la civilización y empieza la carne asada".
En defensa de la verdad, aclaro que los tacos sonorenses NO LLEVAN LECHUGA; en el peor de los casos llevarán acaso repollo picado pero lechuga jamás. Por su propia consistencia, los tacos no "se remojan", se impregnan, eso sí, para deleite de las papilas gustativas anteriores y las laterales, de la suculenta grasa que escurre la carne, pero no hay que confundir una cosa con otra.
En lo tocante a las salsas, tema siempre inagotable desde que Hernán Cortés se enchiló la primera vez y aún antes, informo que la salsa tradicional en Sonora es la de chile verde, que se logra tatemando los chiles verdes y el tomate en la misma parrilla donde se asa la carne; luego se descascaran y se medio muelen ambos ingredientes, se mezclan con cebolla blanca cruda y picada, y se agrega sal gruesa. Thats all. Algunas tendencias posmodernas optan por agregar orégano, pero es innecesario absolutamente, es más, atenta contra las reglas y patentes de origen.
Cierto es que, por efecto del ambulantaje migratorio al que hace referencia mi compa César, es en el rubro de las salsas donde hemos hospedado las más diversas influencias, muchas de ellas enriquecedoras (especialmente de los bolsillos de los taqueros). Hoy en día las taquerías y los callejeros puestos de tacos ofrecen salsas variadas cuyas recetas provienen del sur del país, donde la extensa variedad de chiles despierta la imaginación culinaria (no es albur).
Fuera de estas fronteras, quien se ostente como taquero sonorense debe observar religiosamente estos parámetros. Cualquier desviación debes considerarlo un fraude maquinado y denunciarlo a las autoridades correspondientes o, simplemente, puedes alejarte de ahí y contarlo a quien más confianza le tengas y mucho ojo. (A sabiendas del caso que hacen las autoridades correspondientes a las denuncias, especialmente en Ciudad Juárez).
("Oye, Humphrey, tú ibas a escribir algo sobre Vermeer y Kafka, no sobre tacos". -Tu cállate, pendejo-).
P.D. la primera vez que se enchiló Cortés no fue debajo del árbol de la noche triste (esa vez nomás estaba llorando), fue antes, en una comida que le ofreció Moctezuma; ahí Cortés al probar el rigor del chile dijo quemándose la boca: "¿Qué coñoz ez ezto?". Moctezuma preguntó qué quería decir. La Malinche no supo como traducir "coñoz" y nomás encogió los hombros. Cortés pidió una jícara de agua. Le trajeron pulque de nopal. Lo devolvió ipso facto. La comida fue un desastre: aquella tarde se consumó la llamada "venganza de Moctezuma". Cortés comenzó a desconfiar de esa picuda raza.
Este post lo escribí a mediados de enero; lo transcribo simplemente para verificar si alguien lo leyó entonces o si algún otro es buscador de archivos, así que pongan sus coments en el tag, no sean coolaids. (Va pa mi amigo Morcillo).
Esta es otra de las ventajas del blog, que tus archivos ahí están y, si no te hackea algún enfermo, ahí estarán hasta que Mr. Blogger siga siendo negocio.
REFLEXIONES ACERCA DEL BLOG
El escritor asume la misión de escribir; el bloguero no tiene misión alguna.
El escritor se preocupa por pulir sus textos; el bloguero no se preocupa (y a veces ni siquiera se ocupa) de sus textos.
El escritor piensa en sus lectores; el bloguero en su auditorio interno. En múltiples ocasiones pensar no le preocupa.
El escritor siempre está corrigiendo sus textos; cosas como el estilo al bloguero le valen gorro.
El escritor busca encontrar una trama; el bloguero busca encontrar algo de sí mismo.
El escritor se rodea de textos refinados; el bloguero se rodea de pretextos sencillos.
Al escritor le preocupa un título para sus textos; al bloguero muchas veces lo que le preocupa es un título universitario.
Al escritor le pagan por escribir; el bloguero busca que le paguen la cuenta de internet.
El escritor puede dar clases de literatura; el bloguero da clases de strip tease.
El escritor se desvela escribiendo; el bloguero se desvela por cualquier pendejada.
El escritor es un individuo introspectivo; el bloguero es un voyeur por excelencia.
El escritor que no escribe se llama maestro universitario. El bloguero que no bloguea es candidato a escritor y después a maestro universitario.
El escritor busca que su relato sea creíble; el bloguero le vale si le creen o no y si no le creen, mejor.
Esta es otra de las ventajas del blog, que tus archivos ahí están y, si no te hackea algún enfermo, ahí estarán hasta que Mr. Blogger siga siendo negocio.
REFLEXIONES ACERCA DEL BLOG
El escritor asume la misión de escribir; el bloguero no tiene misión alguna.
El escritor se preocupa por pulir sus textos; el bloguero no se preocupa (y a veces ni siquiera se ocupa) de sus textos.
El escritor piensa en sus lectores; el bloguero en su auditorio interno. En múltiples ocasiones pensar no le preocupa.
El escritor siempre está corrigiendo sus textos; cosas como el estilo al bloguero le valen gorro.
El escritor busca encontrar una trama; el bloguero busca encontrar algo de sí mismo.
El escritor se rodea de textos refinados; el bloguero se rodea de pretextos sencillos.
Al escritor le preocupa un título para sus textos; al bloguero muchas veces lo que le preocupa es un título universitario.
Al escritor le pagan por escribir; el bloguero busca que le paguen la cuenta de internet.
El escritor puede dar clases de literatura; el bloguero da clases de strip tease.
El escritor se desvela escribiendo; el bloguero se desvela por cualquier pendejada.
El escritor es un individuo introspectivo; el bloguero es un voyeur por excelencia.
El escritor que no escribe se llama maestro universitario. El bloguero que no bloguea es candidato a escritor y después a maestro universitario.
El escritor busca que su relato sea creíble; el bloguero le vale si le creen o no y si no le creen, mejor.
miércoles, julio 23, 2003
VACACIONES Y PERCATACIONES
La chica superpoderosa y mi marciano favorito fueron a Disneylandia el pasado fin de semana, los acompañaba la socia y un séquito de familiares en cuya lista no aparece mi nombre. Antes del viaje, mi marciano (quien acaba de cumplir 7 años) tenía ya un par de semanas asumiéndose como embajador plenipotenciario de la niñez mexicana en los dominios de Mickey Mouse; un informe de primera mano señalan que se divirtió por encima de la media nacional y que podría pasarse la vida entera comiendo hot-dogs y cocacolas. Por su parte, la chica superpoderosa tiene diez años y los cambios hormonales han incidido de alguna forma en su carácter; por ahora parece que no le preocupa absolutamente nada, vive en un mundo interior más intrincado que el de Kafka y Cuauthémoc Blanco juntos. Por eso, el publicitado viaje a Los Angeles no le espantaba el sueño ni modificaba en absoluto los planes que trazó para estas vacaciones: no hacer nada.
Aunque temporalmente, la socia debe sentirse plenamente liberada al darle vacaciones a nuestro apergaminado contrato conyugal. El sueño de cenicienta se acaba el sábado 26 de julio a las 12 de la noche, hora en la que, asumo, llegará el pelotón vacacionista con el marciano dirigiendo el trineo y presto a contar sin parar todas sus aventuras disneylándicas. Ejercito ya ciertas rutinas de yoga que me permitan encarar ventajosamente ese momento.
Como socio mayoritario del negocio de HB, pervivo cuidando el changarro que básicamente consiste en promover la venta de chamarras en pleno verano, una misión que se antoja imposible considerando las actuales temperaturas en Beautyfulville, entre los 43 y 46 grados. Pero más allá de las dificultades inerciales que significaría la venta de chamarras de piel en el peor de los veranos mexicanos, mucha gente se ha percatado de las ventajas que tiene comprar en esta temporada las prendas para el invierno: mejor precio, posibilidades de conseguir toda talla, color y estilo posibles Como la inmensa mayoría no se ha percatado de estas ventajas, mi labor consiste simplemente en percatarlos. Una vez inducidos en esta percatación, queda solamente lanzar un jab infalible: esas prendas se pueden adquirir en abonos. Zas. Son todos los ingredientes de la fórmula mágica. A fin de garantizar la supervivencia y cumplir con mi cometido mercantil, guardo como único propósito social contribuir a crear un país de percatados.
¿Y mis vacaciones? Bien, gracias.
La chica superpoderosa y mi marciano favorito fueron a Disneylandia el pasado fin de semana, los acompañaba la socia y un séquito de familiares en cuya lista no aparece mi nombre. Antes del viaje, mi marciano (quien acaba de cumplir 7 años) tenía ya un par de semanas asumiéndose como embajador plenipotenciario de la niñez mexicana en los dominios de Mickey Mouse; un informe de primera mano señalan que se divirtió por encima de la media nacional y que podría pasarse la vida entera comiendo hot-dogs y cocacolas. Por su parte, la chica superpoderosa tiene diez años y los cambios hormonales han incidido de alguna forma en su carácter; por ahora parece que no le preocupa absolutamente nada, vive en un mundo interior más intrincado que el de Kafka y Cuauthémoc Blanco juntos. Por eso, el publicitado viaje a Los Angeles no le espantaba el sueño ni modificaba en absoluto los planes que trazó para estas vacaciones: no hacer nada.
Aunque temporalmente, la socia debe sentirse plenamente liberada al darle vacaciones a nuestro apergaminado contrato conyugal. El sueño de cenicienta se acaba el sábado 26 de julio a las 12 de la noche, hora en la que, asumo, llegará el pelotón vacacionista con el marciano dirigiendo el trineo y presto a contar sin parar todas sus aventuras disneylándicas. Ejercito ya ciertas rutinas de yoga que me permitan encarar ventajosamente ese momento.
Como socio mayoritario del negocio de HB, pervivo cuidando el changarro que básicamente consiste en promover la venta de chamarras en pleno verano, una misión que se antoja imposible considerando las actuales temperaturas en Beautyfulville, entre los 43 y 46 grados. Pero más allá de las dificultades inerciales que significaría la venta de chamarras de piel en el peor de los veranos mexicanos, mucha gente se ha percatado de las ventajas que tiene comprar en esta temporada las prendas para el invierno: mejor precio, posibilidades de conseguir toda talla, color y estilo posibles Como la inmensa mayoría no se ha percatado de estas ventajas, mi labor consiste simplemente en percatarlos. Una vez inducidos en esta percatación, queda solamente lanzar un jab infalible: esas prendas se pueden adquirir en abonos. Zas. Son todos los ingredientes de la fórmula mágica. A fin de garantizar la supervivencia y cumplir con mi cometido mercantil, guardo como único propósito social contribuir a crear un país de percatados.
¿Y mis vacaciones? Bien, gracias.
lunes, julio 21, 2003
LOS SÍQUICOS TAMBIÉN COBRAN
Hoy aparece en la primera plana de El Imparcial de Beatyfulville, a 8 columnas, el reportaje "Invaden Síquicos a Sonora". Se trata de una labor colectiva de investigación realizada por periodistas de la casa editoria PH (Periódicos Healy) a la que pertencen varios diarios del noroeste como el citado y Frontera de Tijuana. El reportaje incluye un artículo del colega bloguero Daniel Salinas.
El reportaje es una denuncia sobre la actividad de dos agrupaciones de "síquicos" Colombianos que se extiende por todo el noroeste dle país, desde Ciudad Juárez a Tijuana, y desde Durango hasta Mexicali. El blanco de estos negociantes del ocultismo son personas crédulas de toda capa social a quien puedan estafar mediante engañosos tratamientos y "limpias". La lecturas de cartas, la numerología y la astrología son algunas de las materias que dicen dominar estos esquilmadores profesionales.
Para poner al descubierto la charlatanería de los síquicos, algunos reporteros se hicieron pasar por pacientes en busca de alivio espiritual y ayuda sobrenatural. El resultado es una interesante disección del modus operandi de la banda. Bajo la nada subliminal denominación de "Angeles Protectores" y, la menos sugerente de Alternativa II, estos grupos de vivales perfilan a los incautos que llegan a los "consultorios", motivados en buena medida por los extensos y costosos anuncios publicitarios que estos organismos contratan en las estaciones de radio y televisión locales.
Los sugestivos anuncios televisivos, por ejemplo, presentan al psíquico que aparece hablando con un aire doctoral y sacerdotal, rodeado de figuras y objetos aparentemente pertenecientes al rito católico, llamando al público a acudir a consultas para remediar males y hechizos de todo signo. No faltan los "testimonios" de individuos "curados" por la ciencia de los charlatanes.
El reportaje habla de un negocio millonario armado sobre el andamiaje de la ignorancia y el atraso de crédulos compatriotas, y lamenta que los hechiceros no sean perseguidos por las autoridades por el simple hecho de que no existen denuncias en su contra, no obstante que a todas luces violan leyes de Hacienda, Radio y Televisión y cometen fraude descarado contra particulares. Una reportera, por ejemplo, era apurada a conseguir 3 mil pesos "esa misma tarde", a fin de iniciar un tratamiento inmediato para salvarla incluso de morir, antes de que fuera demasiado tarde.
Según Daniel Salinas, los síquicos han comenzado a ponerse nerviosos al percatarse de que son investigados. En su defensa, los hombres del Tarot argumentan que son profesionales y que tienen que cobrar por "su trabajo". Pues qué creíamos, que iban a venir desde Colombia nomás para hacer el bien y regar su sabiduría y poder curativo entre nosotros así nomás gratis, ni que fueran candidatos a diputados por el PAN.
Si te topas con alguno de estos sujetos, di NO a esa persona y cuéntaselo a quien más confianza le tengas.
Hoy aparece en la primera plana de El Imparcial de Beatyfulville, a 8 columnas, el reportaje "Invaden Síquicos a Sonora". Se trata de una labor colectiva de investigación realizada por periodistas de la casa editoria PH (Periódicos Healy) a la que pertencen varios diarios del noroeste como el citado y Frontera de Tijuana. El reportaje incluye un artículo del colega bloguero Daniel Salinas.
El reportaje es una denuncia sobre la actividad de dos agrupaciones de "síquicos" Colombianos que se extiende por todo el noroeste dle país, desde Ciudad Juárez a Tijuana, y desde Durango hasta Mexicali. El blanco de estos negociantes del ocultismo son personas crédulas de toda capa social a quien puedan estafar mediante engañosos tratamientos y "limpias". La lecturas de cartas, la numerología y la astrología son algunas de las materias que dicen dominar estos esquilmadores profesionales.
Para poner al descubierto la charlatanería de los síquicos, algunos reporteros se hicieron pasar por pacientes en busca de alivio espiritual y ayuda sobrenatural. El resultado es una interesante disección del modus operandi de la banda. Bajo la nada subliminal denominación de "Angeles Protectores" y, la menos sugerente de Alternativa II, estos grupos de vivales perfilan a los incautos que llegan a los "consultorios", motivados en buena medida por los extensos y costosos anuncios publicitarios que estos organismos contratan en las estaciones de radio y televisión locales.
Los sugestivos anuncios televisivos, por ejemplo, presentan al psíquico que aparece hablando con un aire doctoral y sacerdotal, rodeado de figuras y objetos aparentemente pertenecientes al rito católico, llamando al público a acudir a consultas para remediar males y hechizos de todo signo. No faltan los "testimonios" de individuos "curados" por la ciencia de los charlatanes.
El reportaje habla de un negocio millonario armado sobre el andamiaje de la ignorancia y el atraso de crédulos compatriotas, y lamenta que los hechiceros no sean perseguidos por las autoridades por el simple hecho de que no existen denuncias en su contra, no obstante que a todas luces violan leyes de Hacienda, Radio y Televisión y cometen fraude descarado contra particulares. Una reportera, por ejemplo, era apurada a conseguir 3 mil pesos "esa misma tarde", a fin de iniciar un tratamiento inmediato para salvarla incluso de morir, antes de que fuera demasiado tarde.
Según Daniel Salinas, los síquicos han comenzado a ponerse nerviosos al percatarse de que son investigados. En su defensa, los hombres del Tarot argumentan que son profesionales y que tienen que cobrar por "su trabajo". Pues qué creíamos, que iban a venir desde Colombia nomás para hacer el bien y regar su sabiduría y poder curativo entre nosotros así nomás gratis, ni que fueran candidatos a diputados por el PAN.
Si te topas con alguno de estos sujetos, di NO a esa persona y cuéntaselo a quien más confianza le tengas.
FICCIÓN Y REALIDAD, EL OFICCIO DE POSTEAR
No he posteado últimamente, se habrán dado cuenta mis amigos, algunos me han reclamado, a otros les vale. A mí no. Tengo un vínculo especial con el blog porque he descubierto muchas ventajas en todo este marasmo de la publicación instantánea. Ya he hablado de eso, así que no voy a repetirlo.
En el curso de la semana discutía con un bloguero sobre la pérdida de interés en el blog al cabo de tres o cuatro meses de actividad, el desgaste de la emoción inicial de saberte "escrito, publicado y leído" en forma express. Yo alegaba que el fenómeno del "cansancio del bloguero" (así lo llamaremos) se debe principalmente a la ausencia de discusión que prevalece en el medio. Han habido algunas discusiones memorables, sí, algunas polémicas hiptnotizantes, también, pero, desafortunadamente, han sido las menos.
Una parte considerable de los blogs lo son las bitácoras anecdóticas personales, diarios íntimos que no dejan de tener su legión de simpatizantes sistemáticos y que permanecen en la blogósfera en su militancia individualista. En ellos aparece un fenómeno curioso. Aunque los diarios personales, como se concebían hasta fines el siglo pasado, no están exentos de mezclar realidad y fantasía, en el caso de los diarios blogueros resulta evidente que conllevan una fuerte dosis de ficción. Es casi una norma. La razón estriba, quizá, en el hecho mismo de saber que los textos serán leídos inmediatamente por algún (os) lector (es), de tal manera que el autor busca lograr una impresión, impresionar al lector del otro lado de la red.
No sería entonces descabellado denominar impresionista a la tendencia natural de los blogueros de jugar con esa mezcla de ficción-realidad, sabedores de que no existe juez que pueda censurar los textos a la velocidad y volumen en que aparecen. "Puedo escribir tal cosa impunemente"; de esta manera "puedo ganar más lectores", "nadie sabrá que estoy exagerando un poco", parecen ser razonamientos de esta lógica. El latinoamericano goza de una particular inclinación a la mitomanía, una herencia probablemente de la baja autoestima e ignorancia de quienes colonizaron estos lares. Esa tendencia a trastocar los términos de la realidad es tan transparente en quienes blogueamos, que resulta ocioso detenerse a corroborarlo. Ustedes lo saben. No me refiero a quienes publican deliberadamente ficción (cuentos, relatos, etc.) Hago hincapié en que no se falsea la realidad por amor a la ficción, por la ficción misma, simplemente se falsea por fines de simple lucro personal. Es fenoménico.
Por otro lado, los blogs de quienes se consideran a sí mismo escritores, salvo contadas excepciones, parecen irse apagando lentamente, prefigurando un aparente conflictode interés entre el escribir en este medio virtual y el de papel y tinta. Pienso que ese desapego paulatino desaprovecha un medio interesante para publicar reseñas, comentarios, proyectos, etc., sobre literatura, cine, teatro, música, política, fotografía, etc., que, por otro lado, despiertan el interés de un importante sector de blogueros.
Sin pretender agotar las categorías de blogueros en esta diferenciación, es obvio que en todos los casos lo que despierta la atención de los lectores potenciales es el manejo hábil del lenguaje. Esta habilidad no se reduce únicamente a la observancia de las reglas orotográficas, sintácticas, etc., sino especialmente a la transparencia del discurso, y la transparencia del discurso se encuentra en relación proporcional con la honestidad de quien escribe. En su caso, la verdadera honestidad de quien escribe no se fundamenta en cierta "sinceridad de sentimientos", sino, ante todo, en el respeto que debe existir por la inteligencia de quien lee.
Puedes escribir como Bukovski, si gustas (y si puedes), pero, como Bukovski, no pierdas de vista que no escribes para retardados (si no es el caso).
Recuerdo un sabio consejo de Rafa S: "No postees sobre tu vida, postea sobre la vida, its different".
("Humphrey, olvidas un ingrediente fundamental en el acto de postear: el humor" -Es cierto, pero el humor hay que incluirlo en esa parte que dice 'el respeto que debe existir por la inteligencia de quien lee'-).
¿Qué hora es?
No he posteado últimamente, se habrán dado cuenta mis amigos, algunos me han reclamado, a otros les vale. A mí no. Tengo un vínculo especial con el blog porque he descubierto muchas ventajas en todo este marasmo de la publicación instantánea. Ya he hablado de eso, así que no voy a repetirlo.
En el curso de la semana discutía con un bloguero sobre la pérdida de interés en el blog al cabo de tres o cuatro meses de actividad, el desgaste de la emoción inicial de saberte "escrito, publicado y leído" en forma express. Yo alegaba que el fenómeno del "cansancio del bloguero" (así lo llamaremos) se debe principalmente a la ausencia de discusión que prevalece en el medio. Han habido algunas discusiones memorables, sí, algunas polémicas hiptnotizantes, también, pero, desafortunadamente, han sido las menos.
Una parte considerable de los blogs lo son las bitácoras anecdóticas personales, diarios íntimos que no dejan de tener su legión de simpatizantes sistemáticos y que permanecen en la blogósfera en su militancia individualista. En ellos aparece un fenómeno curioso. Aunque los diarios personales, como se concebían hasta fines el siglo pasado, no están exentos de mezclar realidad y fantasía, en el caso de los diarios blogueros resulta evidente que conllevan una fuerte dosis de ficción. Es casi una norma. La razón estriba, quizá, en el hecho mismo de saber que los textos serán leídos inmediatamente por algún (os) lector (es), de tal manera que el autor busca lograr una impresión, impresionar al lector del otro lado de la red.
No sería entonces descabellado denominar impresionista a la tendencia natural de los blogueros de jugar con esa mezcla de ficción-realidad, sabedores de que no existe juez que pueda censurar los textos a la velocidad y volumen en que aparecen. "Puedo escribir tal cosa impunemente"; de esta manera "puedo ganar más lectores", "nadie sabrá que estoy exagerando un poco", parecen ser razonamientos de esta lógica. El latinoamericano goza de una particular inclinación a la mitomanía, una herencia probablemente de la baja autoestima e ignorancia de quienes colonizaron estos lares. Esa tendencia a trastocar los términos de la realidad es tan transparente en quienes blogueamos, que resulta ocioso detenerse a corroborarlo. Ustedes lo saben. No me refiero a quienes publican deliberadamente ficción (cuentos, relatos, etc.) Hago hincapié en que no se falsea la realidad por amor a la ficción, por la ficción misma, simplemente se falsea por fines de simple lucro personal. Es fenoménico.
Por otro lado, los blogs de quienes se consideran a sí mismo escritores, salvo contadas excepciones, parecen irse apagando lentamente, prefigurando un aparente conflictode interés entre el escribir en este medio virtual y el de papel y tinta. Pienso que ese desapego paulatino desaprovecha un medio interesante para publicar reseñas, comentarios, proyectos, etc., sobre literatura, cine, teatro, música, política, fotografía, etc., que, por otro lado, despiertan el interés de un importante sector de blogueros.
Sin pretender agotar las categorías de blogueros en esta diferenciación, es obvio que en todos los casos lo que despierta la atención de los lectores potenciales es el manejo hábil del lenguaje. Esta habilidad no se reduce únicamente a la observancia de las reglas orotográficas, sintácticas, etc., sino especialmente a la transparencia del discurso, y la transparencia del discurso se encuentra en relación proporcional con la honestidad de quien escribe. En su caso, la verdadera honestidad de quien escribe no se fundamenta en cierta "sinceridad de sentimientos", sino, ante todo, en el respeto que debe existir por la inteligencia de quien lee.
Puedes escribir como Bukovski, si gustas (y si puedes), pero, como Bukovski, no pierdas de vista que no escribes para retardados (si no es el caso).
Recuerdo un sabio consejo de Rafa S: "No postees sobre tu vida, postea sobre la vida, its different".
("Humphrey, olvidas un ingrediente fundamental en el acto de postear: el humor" -Es cierto, pero el humor hay que incluirlo en esa parte que dice 'el respeto que debe existir por la inteligencia de quien lee'-).
¿Qué hora es?
martes, julio 15, 2003
NOTA ACLARATORIA
Pido disculpas a quienes hayan tenido la resistencia de leer el cuento del post anterior. Ahí se incubaba una confusión en el nombre del reseñista, producto de una revisión inconsistente y de los cambios naturales que ha sufrido el relato a lo largo de algunos años. Sorry. Si tú no leíste dicho cuento, entonces continua tu rutina cotidiana como si este post no existiera. (Come frutas y verduras).
Pido disculpas a quienes hayan tenido la resistencia de leer el cuento del post anterior. Ahí se incubaba una confusión en el nombre del reseñista, producto de una revisión inconsistente y de los cambios naturales que ha sufrido el relato a lo largo de algunos años. Sorry. Si tú no leíste dicho cuento, entonces continua tu rutina cotidiana como si este post no existiera. (Come frutas y verduras).
lunes, julio 14, 2003
EL RESEÑISTA INCÓGNITO
(Dizque cuento)
A la redaccción llegan diariamente muchas más cartas de lo que uno se imaginaría. La mayoría vienen dirigidas al director. La dictadura del horario hace imposible dar lectura a todas, y aunque algunas se van al cesto de la basura, la mayoría naufraga en el buzón de Eduardo Bustillos.
Bustillos es el jefe de información, además es un pararrayos de esos antiguos que evitan que la tormenta fulmine la casa y en época de sequía es atalaya de observación de los cuervos. Destaca entre sus cualidades la de saber trabajar contra el reloj, contra la tempestad y, las más de las veces, contra las orientaciones de quien ésto escribe.
Es prudente adelantar que la mayoría de las cartas son aclaraciones de toda especie. Las hay por montones reclamando a reporteros, editorialistas y columnistas el falsear hechos, nombres, fechas, ortografía y otros datos menores. No faltan las de quienes afirman no haber dicho lo que se dice que dijeron. Frecuentemente éstas rayan en la comicidad. Sobresalen también las cartas de ciudadanos inquietos que arman críticas severísimas a cuanto gobierno hay sobre la tierra, o las de quienes creen haber parido la madre de todas las ideas sobre toda problemática imaginable. De todas, pues, leo algunas. Lo hago por gusto y a veces por obligación.
No desalambraré aquí un organigrama ni aburriré con un chorizo de rutinas, paso revista a un hecho curioso que me mantuvo intrigado durante muchos años. Un hecho bastante más real de lo que pareciera.
En una ocasión Bustillos se presentó en mi despacho con algunas de las cartas que generalmente debo leer. Era temprano. Destacaba un sobre cerrado con dedicatoria: “Para el Director”, y en el remitente se leía “Reseñista”. Bustillos la puso sobre mi escritorio, encima de todo. Arqueó las cejas, me miro con un gesto de ‘sin comentarios’, se dió media vuelta y salió.
-¿Reseñista?-. Pensé mientras abría el sobre. La carta era breve:
<< Guadalajara, Jalisco. A ____ de mayo de 19___.
Sr. Armando Alduenda Robles
Director
Periódico Información
Presente.
Apreciable Señor:
Aclaro, antes que nada, que soy lector asiduo de todo. Considero su medio informativo como uno de los mejores del país. El reconocimiento otorgado a 'Información' el año pasado avala mi apreciación.
Sin embargo, lo digo con franqueza, “Tintero azul”, su inserción cultural dominguera, cojea terriblemente por la ausencia de un apartado de reseña literaria, sección que no falta en ningún diario importante del país y del mundo.
En tal virtud, y sin más consideración que mi interés por la literatura, le propongo que ponga a mi disposición una plana del suplemento donde allegaría reseñas de libros antiguos, contemporáneos y de futura publicación, a fin de guiar a sus muchos lectores, hasta donde lo permita su amable paciencia (la de ellos y la de usted), por los infinitos caminos de las letras.
De antemano le adelanto que no busco empleo. Menos aún pretendo aprovecharme de esa laguna en “Tintero Azul”.
Propongo escribir en su periódico sin goce de sueldo a reserva de que mis columnas sean de su agrado y gusten del público. Mi interés es sólo escribir y ser leído, de modo que si mis escritos tuvieren alguna utilidad adicional me daré por bien pagado. Sobre mis credenciales académicas hablarán mis propias colaboraciones.
Esperando su aprobación a mi proyecto, le reitero mi interés por sus lectores
Álvaro Gaxiola
Instintivamente busqué la última edición de “Tintero Azul”. Lo que decía Gaxiola era cierto. Encontré poemas, comentarios teatrales, una sección de yoga, otra de historia regional, fotografías curiosas y un cuento; anuncios y cartelera de arte. No había reseña de libros. Automáticamente sentí el impulso de llamar al presunto ‘reseñista’ pero tropecé con una cerca: la carta no tenía domicilio ni teléfono. Abandoné la carta en la pila de documentos que acumulo en mi escritorio y el asunto quedó como estaba.
Días después encontré en el buzón de mi casa otra carta del reseñista. Era curioso que no fuera enviada al periódico. Me dispuse a leer el contenido.
Había una escueta presentación. Aquí la transcribo:
“Sr. Director, esta es mi primera colaboración; de aparecer en la próxima edición de ‘Tintero Azul’ sabré que pasó la prueba. Alvaro Gaxiola, firmado. Anexo encontré un concienzudo comentario sobre la ‘Historia del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’ de Cervantes. Para ahorrar palabras: la reseña resultó convincente; el estilo, cautivador y documentado, despachaba al clásico de buena manera.
Llamaba al lector a atreverse a “conocer el alma, la razón y la sinrazón del ingenioso hidalgo manchego que con la verdad de su desatino plantó en los campos de la historia la espada de la letra hispana para recreación generosa de los siglos y orgullo infinito de quienes gozamos de este idioma” .
Confieso que la reseña me sorprendió. Dos densas cuartillas exhibían estadísticas reveladoras sobre el ínfimo porcentaje de lectores que han leído completo el Quijote. y mostraba hasta una encuesta realizada en varias universidades que exhibía un estudiantado ignorante de la obra. El reseñista concluía su discurso con un alegato notable: responsabilizaba del exiguo número de lectores de la obra cervantina ¡a los propios reseñistas!, a quienes señalaba con rayos y centellas: “será sobre su conciencia que azote todo el peso de este terrible desprecio; suyo será el reino de la ignorancia que hoy se gesta al amparo de quienes, quizá como yo mismo, no supieron despertar el genio del entusiasmo en los lectores, abandonándoles a merced de la mediocridad”. El llamado era vehemente aunque el estilo despedía un aroma de libro viejo.
Aquel discurso me llevó sin escalas al primer tomo del ‘Quijote’.
Sobra decir que ‘Tintero Azul’ publicó aquello sin quitar ni poner una coma.
Tras el ‘Quijote’ aparecieron una cauda de reseñas semanales. Con entusiasmo desbordante Gaxiola recreó y criticó obras de autores como Esquilo, Rabelais, Shakespeare, Tirso de Molina, Petrarca, y de otros de renombre como Poe, Mark Twain, Pérez Galdós, Gorki, Payno, Altamirano, pasando por modernos y contemporáneos como Faulkner, Paz, García Márquez, Benedetti, Vargas Llosa, y otros tantos que no alcanzo a recordar. De Dostoievski no dejó hueso sobre hueso. Con Octavio Paz y con Fuentes fué algo más que ingrato.
Los miércoles, día en que llegaban puntualmente las reseñas de Gaxiola, bajaba al cuarto piso y deslizándome hasta el cubículo de producción de ‘Tintero Azul’, me cercioraba de que se incluyera sin mengua la página “El contar de los contares”, como bautizó a su espacio desde la segunda contribución.
Antes de que El contar de los contares cumpliera un año de edad, empezaron a llegar a la redacción elogiosos comentarios y felicitaciones a las reseñas y al reseñista. Por las cartas, me enteré de que para talleres de literatura de secundaria, preparatoria y de algunas facultades de Letras, la página de Gaxiola fue convirtiéndose en lectura obligada y hasta obligatoria. Había maestros que hacían una guía de lectura para sus alumnos a partir de las sugerencias y consejos de “El contar de lo contares”.
En una ocasión un maestro de la Preparatoria Uno envió a un grupo de escolapios a nuestro diario a fin de entrevistar a Gaxiola. Nos puso en un vericueto. Resultaba embromoso notificar a los interesados que nadie en el periódico conocía personalmente al citado reseñista. La secretaria de Bustillos alguna vez comentó haber recibido un telefonema de Gaxiola a fin de componer un error que había descubierto a posteriori en su entrega. Pero no más. Nadie podía localizar al enigmático redactor. No había disponible domicilio, teléfono ni rastro alguno. De alguna manera las reseñas llegaban al diario, pero nadie podía afirmar o negar si Gaxiola era un seudónimo, si era hombre o mujer, si era viejo o joven. No había rastro de él, excepto la puntualidad de sus entregas que siempre llegaba por mensajería privada.
En una comida con los medios informativos, con motivo de la celebración del aniversario de la ciudad, charlé sobre el asunto con el Rector de la Universidad de Guadalajara. Resultó asiduo lector de las columnas de Gaxiola; al filo de la plática, le planteé la curiosa situación que envolvía las colaboraciones de aquel tránsfuga personaje. La promesa de rastrear su expediente en los ámbitos académicos pronto se evaporó.
Comoquiera, las reseñas siguieron llegando. Al cabo del tiempo ocurrió algo notable y misterioso.
Aunque encontraba cautivadoras las maquinadas reseñas de Gaxiola, empecé a topar con relatorías de libros y autores desconocidos. No olvidé una acerca de la novela titulada “El poder de la fuerza” de Manuel de Jesús Irrueta, de nacionalidad peruana, según nos aleccionaba Gaxiola. La trama bordaba un complejo escenario de espionaje que involucraba a sectores de la inteligencia francesa con las prácticas sanguinarias de los terroristas de Sendero Luminoso, cuyo objetivo era la destrucción de la vida institucional del Perú. Era una mezcla de nacionalismo y patriotismo heróico.
Luego vino una reseña sobre un libro titulado ‘Cuentos Verdes’ de Martín Lara Velarde. Según la narración de Gaxiola, el libro abordaba el tema del ecologismo visto desde la óptica de los científicos, quienes apostaban a acabar con la contaminación desarrollando más la tecnología antes que eliminándola, como sugiere el ecologista ingenuo. Estos cuentos, señalaba Gaxiola, cuestionan la opinión prevaleciente que defiende a ultranza a la mítica ‘madre naturaleza’. Al final, cada cuento resulta ser un expediente en un juicio que se libra en Estados Unidos contra una poderosa industria de productos químicos a la que se acusa del sobrecalentamiento de la tierra.
Por más que hurgué en las librerías de la ciudad no pude hacerme de los ejemplares referidos.
De Gaxiola vinieron otras colaboraciones sobre libros desconocidos de los que no existía ni la más remota referencia. Aunque Gaxiola solía incluir la ficha bibliográfica de la obra a tratar, la búsqueda de tales ejemplares resultó infructuosa.
De modo que seguí buscando. Los libros no aparecían en los archivos de las librerías de mayor inventario, ni en sus catálogos de pedidos. Intenté localizarlos a través de un socio directivo de la Cámara de la Industria Editorial y me encontré con la novedad de que las editoras que citaba Gaxiola eran inexistentes. El asunto empezaba a oler feo y no me gustó, de modo que decidí suspender su publicación. Cinco fueron las reseñas que se acumularon sin conocer la luz. ‘El contar de los contares’, luego de un año y medio de constancia y, por qué no decirlo, de éxito, desapareció del mapa y Alvaro Gaxiola suspendió su contribución, así nomás.
II
Pasaron diez años antes de que pudiera entablar contacto otra vez con ‘el reseñista’.
Retirado ya del quehacer periodístico y renuente a abandonar mi hábito por la lectura y las librerías, un día, para mi sorpresa, encontré el título de “El poder de la fuerza”, firmado, efectivamente, por Manuel de Jesús Irrueta. Instantáneamente mi memoria vagó por las páginas de ‘Tintero Azul’ y se detuvo en la sección de Alvaro Gaxiola. Puse entre mis manos el libro y comencé a hojearlo. ¡Era la misma trama que nos había relatado Gaxiola años atrás!; el único detalle incongruente: la impresión de la primera edición era muy reciente. Lo compré y lo devoré ávidamente. Un presentimiento daba vueltas en mi cabeza.
Al cabo de algunas semanas localicé “Cuentos Verdes”, título que, como anotamos antes, también había reseñado Gaxiola, con la diferencia de que el autor no era el Martín Lara Velarde sino el mismo Manuel de Jesús Irrueta.
Abrí el expediente que un día cerró mi falta de paciencia y así se quedó, abierto y sin respuesta.
Una mañana una lacónica llamada telefónica de un amigo, socio de la Editorial Plegasus, finiquitó la añeja intriga.
-Armando, ‘Martín de Jesús Irrueta’ es el nombre de batalla de Eduardo Bustillos, tu mano derecha en el ‘Información’, ¿No me digas que no lo sabías?.-
(este es el FIN).
(Dizque cuento)
A la redaccción llegan diariamente muchas más cartas de lo que uno se imaginaría. La mayoría vienen dirigidas al director. La dictadura del horario hace imposible dar lectura a todas, y aunque algunas se van al cesto de la basura, la mayoría naufraga en el buzón de Eduardo Bustillos.
Bustillos es el jefe de información, además es un pararrayos de esos antiguos que evitan que la tormenta fulmine la casa y en época de sequía es atalaya de observación de los cuervos. Destaca entre sus cualidades la de saber trabajar contra el reloj, contra la tempestad y, las más de las veces, contra las orientaciones de quien ésto escribe.
Es prudente adelantar que la mayoría de las cartas son aclaraciones de toda especie. Las hay por montones reclamando a reporteros, editorialistas y columnistas el falsear hechos, nombres, fechas, ortografía y otros datos menores. No faltan las de quienes afirman no haber dicho lo que se dice que dijeron. Frecuentemente éstas rayan en la comicidad. Sobresalen también las cartas de ciudadanos inquietos que arman críticas severísimas a cuanto gobierno hay sobre la tierra, o las de quienes creen haber parido la madre de todas las ideas sobre toda problemática imaginable. De todas, pues, leo algunas. Lo hago por gusto y a veces por obligación.
No desalambraré aquí un organigrama ni aburriré con un chorizo de rutinas, paso revista a un hecho curioso que me mantuvo intrigado durante muchos años. Un hecho bastante más real de lo que pareciera.
En una ocasión Bustillos se presentó en mi despacho con algunas de las cartas que generalmente debo leer. Era temprano. Destacaba un sobre cerrado con dedicatoria: “Para el Director”, y en el remitente se leía “Reseñista”. Bustillos la puso sobre mi escritorio, encima de todo. Arqueó las cejas, me miro con un gesto de ‘sin comentarios’, se dió media vuelta y salió.
-¿Reseñista?-. Pensé mientras abría el sobre. La carta era breve:
<< Guadalajara, Jalisco. A ____ de mayo de 19___.
Sr. Armando Alduenda Robles
Director
Periódico Información
Presente.
Apreciable Señor:
Aclaro, antes que nada, que soy lector asiduo de todo. Considero su medio informativo como uno de los mejores del país. El reconocimiento otorgado a 'Información' el año pasado avala mi apreciación.
Sin embargo, lo digo con franqueza, “Tintero azul”, su inserción cultural dominguera, cojea terriblemente por la ausencia de un apartado de reseña literaria, sección que no falta en ningún diario importante del país y del mundo.
En tal virtud, y sin más consideración que mi interés por la literatura, le propongo que ponga a mi disposición una plana del suplemento donde allegaría reseñas de libros antiguos, contemporáneos y de futura publicación, a fin de guiar a sus muchos lectores, hasta donde lo permita su amable paciencia (la de ellos y la de usted), por los infinitos caminos de las letras.
De antemano le adelanto que no busco empleo. Menos aún pretendo aprovecharme de esa laguna en “Tintero Azul”.
Propongo escribir en su periódico sin goce de sueldo a reserva de que mis columnas sean de su agrado y gusten del público. Mi interés es sólo escribir y ser leído, de modo que si mis escritos tuvieren alguna utilidad adicional me daré por bien pagado. Sobre mis credenciales académicas hablarán mis propias colaboraciones.
Esperando su aprobación a mi proyecto, le reitero mi interés por sus lectores
Álvaro Gaxiola
Instintivamente busqué la última edición de “Tintero Azul”. Lo que decía Gaxiola era cierto. Encontré poemas, comentarios teatrales, una sección de yoga, otra de historia regional, fotografías curiosas y un cuento; anuncios y cartelera de arte. No había reseña de libros. Automáticamente sentí el impulso de llamar al presunto ‘reseñista’ pero tropecé con una cerca: la carta no tenía domicilio ni teléfono. Abandoné la carta en la pila de documentos que acumulo en mi escritorio y el asunto quedó como estaba.
Días después encontré en el buzón de mi casa otra carta del reseñista. Era curioso que no fuera enviada al periódico. Me dispuse a leer el contenido.
Había una escueta presentación. Aquí la transcribo:
“Sr. Director, esta es mi primera colaboración; de aparecer en la próxima edición de ‘Tintero Azul’ sabré que pasó la prueba. Alvaro Gaxiola, firmado. Anexo encontré un concienzudo comentario sobre la ‘Historia del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’ de Cervantes. Para ahorrar palabras: la reseña resultó convincente; el estilo, cautivador y documentado, despachaba al clásico de buena manera.
Llamaba al lector a atreverse a “conocer el alma, la razón y la sinrazón del ingenioso hidalgo manchego que con la verdad de su desatino plantó en los campos de la historia la espada de la letra hispana para recreación generosa de los siglos y orgullo infinito de quienes gozamos de este idioma” .
Confieso que la reseña me sorprendió. Dos densas cuartillas exhibían estadísticas reveladoras sobre el ínfimo porcentaje de lectores que han leído completo el Quijote. y mostraba hasta una encuesta realizada en varias universidades que exhibía un estudiantado ignorante de la obra. El reseñista concluía su discurso con un alegato notable: responsabilizaba del exiguo número de lectores de la obra cervantina ¡a los propios reseñistas!, a quienes señalaba con rayos y centellas: “será sobre su conciencia que azote todo el peso de este terrible desprecio; suyo será el reino de la ignorancia que hoy se gesta al amparo de quienes, quizá como yo mismo, no supieron despertar el genio del entusiasmo en los lectores, abandonándoles a merced de la mediocridad”. El llamado era vehemente aunque el estilo despedía un aroma de libro viejo.
Aquel discurso me llevó sin escalas al primer tomo del ‘Quijote’.
Sobra decir que ‘Tintero Azul’ publicó aquello sin quitar ni poner una coma.
Tras el ‘Quijote’ aparecieron una cauda de reseñas semanales. Con entusiasmo desbordante Gaxiola recreó y criticó obras de autores como Esquilo, Rabelais, Shakespeare, Tirso de Molina, Petrarca, y de otros de renombre como Poe, Mark Twain, Pérez Galdós, Gorki, Payno, Altamirano, pasando por modernos y contemporáneos como Faulkner, Paz, García Márquez, Benedetti, Vargas Llosa, y otros tantos que no alcanzo a recordar. De Dostoievski no dejó hueso sobre hueso. Con Octavio Paz y con Fuentes fué algo más que ingrato.
Los miércoles, día en que llegaban puntualmente las reseñas de Gaxiola, bajaba al cuarto piso y deslizándome hasta el cubículo de producción de ‘Tintero Azul’, me cercioraba de que se incluyera sin mengua la página “El contar de los contares”, como bautizó a su espacio desde la segunda contribución.
Antes de que El contar de los contares cumpliera un año de edad, empezaron a llegar a la redacción elogiosos comentarios y felicitaciones a las reseñas y al reseñista. Por las cartas, me enteré de que para talleres de literatura de secundaria, preparatoria y de algunas facultades de Letras, la página de Gaxiola fue convirtiéndose en lectura obligada y hasta obligatoria. Había maestros que hacían una guía de lectura para sus alumnos a partir de las sugerencias y consejos de “El contar de lo contares”.
En una ocasión un maestro de la Preparatoria Uno envió a un grupo de escolapios a nuestro diario a fin de entrevistar a Gaxiola. Nos puso en un vericueto. Resultaba embromoso notificar a los interesados que nadie en el periódico conocía personalmente al citado reseñista. La secretaria de Bustillos alguna vez comentó haber recibido un telefonema de Gaxiola a fin de componer un error que había descubierto a posteriori en su entrega. Pero no más. Nadie podía localizar al enigmático redactor. No había disponible domicilio, teléfono ni rastro alguno. De alguna manera las reseñas llegaban al diario, pero nadie podía afirmar o negar si Gaxiola era un seudónimo, si era hombre o mujer, si era viejo o joven. No había rastro de él, excepto la puntualidad de sus entregas que siempre llegaba por mensajería privada.
En una comida con los medios informativos, con motivo de la celebración del aniversario de la ciudad, charlé sobre el asunto con el Rector de la Universidad de Guadalajara. Resultó asiduo lector de las columnas de Gaxiola; al filo de la plática, le planteé la curiosa situación que envolvía las colaboraciones de aquel tránsfuga personaje. La promesa de rastrear su expediente en los ámbitos académicos pronto se evaporó.
Comoquiera, las reseñas siguieron llegando. Al cabo del tiempo ocurrió algo notable y misterioso.
Aunque encontraba cautivadoras las maquinadas reseñas de Gaxiola, empecé a topar con relatorías de libros y autores desconocidos. No olvidé una acerca de la novela titulada “El poder de la fuerza” de Manuel de Jesús Irrueta, de nacionalidad peruana, según nos aleccionaba Gaxiola. La trama bordaba un complejo escenario de espionaje que involucraba a sectores de la inteligencia francesa con las prácticas sanguinarias de los terroristas de Sendero Luminoso, cuyo objetivo era la destrucción de la vida institucional del Perú. Era una mezcla de nacionalismo y patriotismo heróico.
Luego vino una reseña sobre un libro titulado ‘Cuentos Verdes’ de Martín Lara Velarde. Según la narración de Gaxiola, el libro abordaba el tema del ecologismo visto desde la óptica de los científicos, quienes apostaban a acabar con la contaminación desarrollando más la tecnología antes que eliminándola, como sugiere el ecologista ingenuo. Estos cuentos, señalaba Gaxiola, cuestionan la opinión prevaleciente que defiende a ultranza a la mítica ‘madre naturaleza’. Al final, cada cuento resulta ser un expediente en un juicio que se libra en Estados Unidos contra una poderosa industria de productos químicos a la que se acusa del sobrecalentamiento de la tierra.
Por más que hurgué en las librerías de la ciudad no pude hacerme de los ejemplares referidos.
De Gaxiola vinieron otras colaboraciones sobre libros desconocidos de los que no existía ni la más remota referencia. Aunque Gaxiola solía incluir la ficha bibliográfica de la obra a tratar, la búsqueda de tales ejemplares resultó infructuosa.
De modo que seguí buscando. Los libros no aparecían en los archivos de las librerías de mayor inventario, ni en sus catálogos de pedidos. Intenté localizarlos a través de un socio directivo de la Cámara de la Industria Editorial y me encontré con la novedad de que las editoras que citaba Gaxiola eran inexistentes. El asunto empezaba a oler feo y no me gustó, de modo que decidí suspender su publicación. Cinco fueron las reseñas que se acumularon sin conocer la luz. ‘El contar de los contares’, luego de un año y medio de constancia y, por qué no decirlo, de éxito, desapareció del mapa y Alvaro Gaxiola suspendió su contribución, así nomás.
II
Pasaron diez años antes de que pudiera entablar contacto otra vez con ‘el reseñista’.
Retirado ya del quehacer periodístico y renuente a abandonar mi hábito por la lectura y las librerías, un día, para mi sorpresa, encontré el título de “El poder de la fuerza”, firmado, efectivamente, por Manuel de Jesús Irrueta. Instantáneamente mi memoria vagó por las páginas de ‘Tintero Azul’ y se detuvo en la sección de Alvaro Gaxiola. Puse entre mis manos el libro y comencé a hojearlo. ¡Era la misma trama que nos había relatado Gaxiola años atrás!; el único detalle incongruente: la impresión de la primera edición era muy reciente. Lo compré y lo devoré ávidamente. Un presentimiento daba vueltas en mi cabeza.
Al cabo de algunas semanas localicé “Cuentos Verdes”, título que, como anotamos antes, también había reseñado Gaxiola, con la diferencia de que el autor no era el Martín Lara Velarde sino el mismo Manuel de Jesús Irrueta.
Abrí el expediente que un día cerró mi falta de paciencia y así se quedó, abierto y sin respuesta.
Una mañana una lacónica llamada telefónica de un amigo, socio de la Editorial Plegasus, finiquitó la añeja intriga.
-Armando, ‘Martín de Jesús Irrueta’ es el nombre de batalla de Eduardo Bustillos, tu mano derecha en el ‘Información’, ¿No me digas que no lo sabías?.-
(este es el FIN).
domingo, julio 13, 2003
GIRA A NAVOJOA. FRAGMENTOS DE UNA EPOPEYA
Las ciudades cumplen años y las del noroeste son verdaderamente jóvenes. La de Navojoa celebra apenas sus 80. En los festejos, el ayuntamiento invitó al Coro de la Unison a presentar el programa Aires de mi Tierra que, como he mencionado, se compone de música mexicana interpretada en tres modalidades: arreglos polifónicos a capella, canto lírico con acompañamiento de piano (aquí la socia ganó colesterólicos aplausos con su interpretación de Qué lejos ando de Manuel M. Ponce) y, música bravía para coro y solistas acompañada de mariachi.
Sorprende encontrar un auditorio bien acondicionado, con buena acústica y un escenario amplísimo y mejor equipado, pero más sorprende que las autoridades municipales se hayan tomado la molestia de hospedarnos en un hotel de primera; el restaurant devolvió a los alimentos el calificativo de "sagrados" y la alberca era una invitación al relax, rodeada de tupidos bambúes y frondosos mangos cargados de fruta ("Nimodo que de verdura, Humprey").
La mesa estuvo puesta y, así, cuando hay correspondencia y buenos anfitriones, los artistas como que se inspiran; el concierto estuvo de poca. Además estuvo colorido y ambientado por la presencia del grupo Danza Mestiza, también universitarios, que sacan chispas al compás de El Jarabe Tapatío y de El Son de la Negra. El mariachi también se discutió. No quiero decir que fueron alumnos de Herp Albert, pero los tompetistas estuvieron soberbios y el resto, puestísimos a seguir la batuta de la teacher Marybel Ferrales, que es la encargada de unir voluntades, sortear caprichos y torear desafines de los 40 rugientes cantantes, es la jefa, pues.
Por su parte, el público se portó como si nos amara con locura. Al final se puso de pie a cantar con nosotros algunas de las inmortales de José Alfredo.
Lo bueno vino después del concierto. Aliviadas las tensiones y sueltos los ánimos, nos dispusimos a corroborar los rumores que se reproducían como clones: que justo enfrente del hotel había un negocio bellamente decorado con un águila negra, y que a media cuadra en dirección sur se encontraba uno más, de la coronaria competencia, situado estratégicamente; expendios les dice el vulgo. Antes de las doce de la noche, hora en que cierran operaciones esos refrigerados centros, una nube de guerreros enardecidos y sedientos caímos en el lugar acabando con las reservas de algunas marcas de bebidas y cigarros y con el hielo que quedaba. La batalla se llevó a cabo en el área de alberca donde fluían botes y botellas de todos colores y gradaciones. No contaré detalles de esa epopeya; baste decir que aún a las ocho y media de la mañana de hoy sobrevivían algunos militantes adoradores de la diosa levadura quemando sus últimos cartuchos, los ojos inyectados, el habla tropezante y la razón congelada en una de las heróicas hieleras que hacían de improvisadas barricadas.
Hoy a mediodía, de regreso a Beautyfulville, y ante la angustiosa petición de la multitud sobreviviente, el camión que tranportaba a las tropas se detuvo en una coctelería del puerto de Guaymas donde nos abalanzamos sobre los restos de varias especies marinas en peligro de extinción y de otra tantas que gozan del infructuoso beneficio de la veda.
Así concluyó ese capítulo. La música despierta el espíritu, sana enfermedades, apresta amores, diluye fronteras sociales y mortifica los penares. También ayuda a arrasar con los expendios. ¡Viva la música!
Las ciudades cumplen años y las del noroeste son verdaderamente jóvenes. La de Navojoa celebra apenas sus 80. En los festejos, el ayuntamiento invitó al Coro de la Unison a presentar el programa Aires de mi Tierra que, como he mencionado, se compone de música mexicana interpretada en tres modalidades: arreglos polifónicos a capella, canto lírico con acompañamiento de piano (aquí la socia ganó colesterólicos aplausos con su interpretación de Qué lejos ando de Manuel M. Ponce) y, música bravía para coro y solistas acompañada de mariachi.
Sorprende encontrar un auditorio bien acondicionado, con buena acústica y un escenario amplísimo y mejor equipado, pero más sorprende que las autoridades municipales se hayan tomado la molestia de hospedarnos en un hotel de primera; el restaurant devolvió a los alimentos el calificativo de "sagrados" y la alberca era una invitación al relax, rodeada de tupidos bambúes y frondosos mangos cargados de fruta ("Nimodo que de verdura, Humprey").
La mesa estuvo puesta y, así, cuando hay correspondencia y buenos anfitriones, los artistas como que se inspiran; el concierto estuvo de poca. Además estuvo colorido y ambientado por la presencia del grupo Danza Mestiza, también universitarios, que sacan chispas al compás de El Jarabe Tapatío y de El Son de la Negra. El mariachi también se discutió. No quiero decir que fueron alumnos de Herp Albert, pero los tompetistas estuvieron soberbios y el resto, puestísimos a seguir la batuta de la teacher Marybel Ferrales, que es la encargada de unir voluntades, sortear caprichos y torear desafines de los 40 rugientes cantantes, es la jefa, pues.
Por su parte, el público se portó como si nos amara con locura. Al final se puso de pie a cantar con nosotros algunas de las inmortales de José Alfredo.
Lo bueno vino después del concierto. Aliviadas las tensiones y sueltos los ánimos, nos dispusimos a corroborar los rumores que se reproducían como clones: que justo enfrente del hotel había un negocio bellamente decorado con un águila negra, y que a media cuadra en dirección sur se encontraba uno más, de la coronaria competencia, situado estratégicamente; expendios les dice el vulgo. Antes de las doce de la noche, hora en que cierran operaciones esos refrigerados centros, una nube de guerreros enardecidos y sedientos caímos en el lugar acabando con las reservas de algunas marcas de bebidas y cigarros y con el hielo que quedaba. La batalla se llevó a cabo en el área de alberca donde fluían botes y botellas de todos colores y gradaciones. No contaré detalles de esa epopeya; baste decir que aún a las ocho y media de la mañana de hoy sobrevivían algunos militantes adoradores de la diosa levadura quemando sus últimos cartuchos, los ojos inyectados, el habla tropezante y la razón congelada en una de las heróicas hieleras que hacían de improvisadas barricadas.
Hoy a mediodía, de regreso a Beautyfulville, y ante la angustiosa petición de la multitud sobreviviente, el camión que tranportaba a las tropas se detuvo en una coctelería del puerto de Guaymas donde nos abalanzamos sobre los restos de varias especies marinas en peligro de extinción y de otra tantas que gozan del infructuoso beneficio de la veda.
Así concluyó ese capítulo. La música despierta el espíritu, sana enfermedades, apresta amores, diluye fronteras sociales y mortifica los penares. También ayuda a arrasar con los expendios. ¡Viva la música!
viernes, julio 11, 2003
LA TECNICA VOCAL NO ES "UNA SERIE DE MAÑAS"
Ayer, en Rochester 28, programa dedicado a la ópera en Radio Universidad (de Sonora), escuché comentar a Octavio Moreno, conductor de ese espacio, una curiosa definición: "La técnica vocal es una serie de mañas". El invitado al programa, el tenor José Plazola (Operamaníaco), avaló esta definición.
Como he dicho, ambos cantantes son amigos míos, y me siento obligado a decir que semejante definición de técnica vocal no solo es equivocada, sino que también difunde una percepción errónea entre los escuchas. Es cierto que los cantantes se hacen de mañas para conseguir un sonido amable y consistente en todo su rango vocal, especialmente en los registros agudos (y sobreagudos para tenores y sopranos), sin embargo, no son estas mañas las que hacen la técnica.
A partir de que los italianos iniciaron el estudio sistemático de las características de la voz cantada, es decir, desde el Renacimiento y aún antes, el canto se ha ido perfeccionando gracias a la comprensión de la naturaleza del aparato vocal (fonético). La anatomía, la acústica y otras materias relacionadas han ayudado a desentrañar los "misterios" de la voz.
Existen ciertos principios físicos que dan origen a los llamados registros vocales (todos los tenemos de forma natural) y no es otra cosa que las propiedades de las cuerdas vocales a la hora de cantar (o hablar). La emisión de la columna de aire, a partir del diafragma y su adecuada proyección sobre nuestro sistema óseo superior (costillas y cabeza especialmente), posibilita y optimiza la expansión y calidad del sonido. Así, por ejemplo, los sonidos graves que producimos vibran de forma particular en el pecho, mientras que los sonidos agudos se apoyan en la cabeza. La correcta aplicación de este principio permite a un cantante "llenar" un auditorio con su voz sin necesidad de micrófono y con un desgaste prácticamente nulo de sus cuerdas vocales. Generalmente, la ausencia de técnica que percibimos en los cantantes de música popular (ranchero, rock, etc.) conlleva el desgaste acelerado de las cuerdas vocales y la gestación de pólipos y callosidades que muchas veces requieren de intervención quirúrgica.
Los chicos de La Academia, por ejemplo, van que vuelan camino al quirófano (a Víctor ya lo operaron). Los problemas de ronquera han arruinado las voces de cantantes famosos como Juan Gabriel, Lucha Villa, José José, Emanuel, Saúl Hernández, entre muchos otros). El "maestro" Willy de La Academia es un fraude que da risa. Por el daño vocal que causa a sus alumnos, yo lo acusaría por lo menos de corrupción de menores.
El dominio de la respiración, la proyección del sonido, el sonido "redondo" y el vibrato, así como la comprensión cabal de los cambios de registro, son cuestiones fundamentales que aprende el cantante en respeto a su propia naturaleza vocal. Los principios físicos que subyacen al correcto ejercicio vocal son materia de estudio del cantante y su dominio le permitirá el crecimiento y embellecimiento de su voz.
Afirmar que "la técnica es una serie de mañas" da una idea superflua del asunto y desmerece el alcance científico y el esfuerzo que exige el dominio del llamado bel canto.
Ayer, en Rochester 28, programa dedicado a la ópera en Radio Universidad (de Sonora), escuché comentar a Octavio Moreno, conductor de ese espacio, una curiosa definición: "La técnica vocal es una serie de mañas". El invitado al programa, el tenor José Plazola (Operamaníaco), avaló esta definición.
Como he dicho, ambos cantantes son amigos míos, y me siento obligado a decir que semejante definición de técnica vocal no solo es equivocada, sino que también difunde una percepción errónea entre los escuchas. Es cierto que los cantantes se hacen de mañas para conseguir un sonido amable y consistente en todo su rango vocal, especialmente en los registros agudos (y sobreagudos para tenores y sopranos), sin embargo, no son estas mañas las que hacen la técnica.
A partir de que los italianos iniciaron el estudio sistemático de las características de la voz cantada, es decir, desde el Renacimiento y aún antes, el canto se ha ido perfeccionando gracias a la comprensión de la naturaleza del aparato vocal (fonético). La anatomía, la acústica y otras materias relacionadas han ayudado a desentrañar los "misterios" de la voz.
Existen ciertos principios físicos que dan origen a los llamados registros vocales (todos los tenemos de forma natural) y no es otra cosa que las propiedades de las cuerdas vocales a la hora de cantar (o hablar). La emisión de la columna de aire, a partir del diafragma y su adecuada proyección sobre nuestro sistema óseo superior (costillas y cabeza especialmente), posibilita y optimiza la expansión y calidad del sonido. Así, por ejemplo, los sonidos graves que producimos vibran de forma particular en el pecho, mientras que los sonidos agudos se apoyan en la cabeza. La correcta aplicación de este principio permite a un cantante "llenar" un auditorio con su voz sin necesidad de micrófono y con un desgaste prácticamente nulo de sus cuerdas vocales. Generalmente, la ausencia de técnica que percibimos en los cantantes de música popular (ranchero, rock, etc.) conlleva el desgaste acelerado de las cuerdas vocales y la gestación de pólipos y callosidades que muchas veces requieren de intervención quirúrgica.
Los chicos de La Academia, por ejemplo, van que vuelan camino al quirófano (a Víctor ya lo operaron). Los problemas de ronquera han arruinado las voces de cantantes famosos como Juan Gabriel, Lucha Villa, José José, Emanuel, Saúl Hernández, entre muchos otros). El "maestro" Willy de La Academia es un fraude que da risa. Por el daño vocal que causa a sus alumnos, yo lo acusaría por lo menos de corrupción de menores.
El dominio de la respiración, la proyección del sonido, el sonido "redondo" y el vibrato, así como la comprensión cabal de los cambios de registro, son cuestiones fundamentales que aprende el cantante en respeto a su propia naturaleza vocal. Los principios físicos que subyacen al correcto ejercicio vocal son materia de estudio del cantante y su dominio le permitirá el crecimiento y embellecimiento de su voz.
Afirmar que "la técnica es una serie de mañas" da una idea superflua del asunto y desmerece el alcance científico y el esfuerzo que exige el dominio del llamado bel canto.
jueves, julio 10, 2003
miércoles, julio 09, 2003
BUSCANDO A NEMO ENCONTRÉ EL AMOR
Finalmente hoy me inscribí en la universidad. Di el mal paso, regreso a las aulas luego de una breve distracción de 28 años. Introducción a la Filosofía, Literatura contemporánea extranjera I, Literatura contemporánea en Español I, Taller de Redacción, Estudio del Lenguaje, y otra que no recuerdo son las materias que llevaré en el primer semestre (que güeva). Literatos: vayan alistando los ensayos que voy a necesitar cuando empiece a ausentarme de clases, se los solocitaré en su debido momento.
Mientras llega la hora, me la he pasado trabajando como loco buscando el preciado tesoro de la subsistencia. Para no aburrirme, mientras tanto, disfruto de estrenos de cine como "Buscando a Nemo", la última de Disney-Pixar. Dulce historia del pecesito que queda huérfano de madre antes de nacer (aquí se contradice al imaginario), que luego se vuelve rebelde contra el padre (me acordé de Kafka y de algunos blogueros -que no tienen madre-) y que luego se va de casa involuntariamente. Pero, gracias BuenaVista Inc., padre e hijo se reencuentran luego de sortear los terribles peligros del océano y el mundo exterior. Guau, que original. AAAAAh!, me olvidé de decir que Nemo, el pecesito, es minusválido y aún así ¡triunfa!. No soporto tanta ternura. Un filme políticamente correcto que no se deben perder. Mi marciano favorito salió del cine con un aire de melancolía y diciendo "Te quiero". Chin, dije yo, graben esto, graben esto, "hijo, te traeré más seguido al cine".
Finalmente hoy me inscribí en la universidad. Di el mal paso, regreso a las aulas luego de una breve distracción de 28 años. Introducción a la Filosofía, Literatura contemporánea extranjera I, Literatura contemporánea en Español I, Taller de Redacción, Estudio del Lenguaje, y otra que no recuerdo son las materias que llevaré en el primer semestre (que güeva). Literatos: vayan alistando los ensayos que voy a necesitar cuando empiece a ausentarme de clases, se los solocitaré en su debido momento.
Mientras llega la hora, me la he pasado trabajando como loco buscando el preciado tesoro de la subsistencia. Para no aburrirme, mientras tanto, disfruto de estrenos de cine como "Buscando a Nemo", la última de Disney-Pixar. Dulce historia del pecesito que queda huérfano de madre antes de nacer (aquí se contradice al imaginario), que luego se vuelve rebelde contra el padre (me acordé de Kafka y de algunos blogueros -que no tienen madre-) y que luego se va de casa involuntariamente. Pero, gracias BuenaVista Inc., padre e hijo se reencuentran luego de sortear los terribles peligros del océano y el mundo exterior. Guau, que original. AAAAAh!, me olvidé de decir que Nemo, el pecesito, es minusválido y aún así ¡triunfa!. No soporto tanta ternura. Un filme políticamente correcto que no se deben perder. Mi marciano favorito salió del cine con un aire de melancolía y diciendo "Te quiero". Chin, dije yo, graben esto, graben esto, "hijo, te traeré más seguido al cine".
domingo, julio 06, 2003
OPERAMANÍACO VISITA BEATIFULVILLE
José Plazola arribó esta semana a la ciudad. Trae las negras intenciones de derramar una parte de sus conocimientos musicales sobre algunos legos y aprendices que desafiamos los aires comerciales y cantamos ópera. La socia lo ha convencido de que le ayude a montar el papel de Gianetta de Elíxir de Amor, obra que se propone presentar el Coro de la Unison en octubre en el aniversario de la Unison. Mientras llega el momento de la ópera, tenemos en puerta un concierto de música mexicana que llevará a cabo el coro en Navojoa (ciudad del sur del Sonora) el próximo 12 de julio (comercial que debe escucharse con música de Talía: "¿A quién le importa...?").
Bueno, debo decir que Operamaníaco es un hombre generoso con la flor de la amistad colgada siempre del ojal de su sonrisa. A sus 32 años tiene en su haber la participación en varias óperas en los zapatos de los protagonistas y sus capacidades como director coral y maestro de canto son aprovechados por el Conservatorio de la Orquesta de Baja California, sito en Tijuana, su ciudad natal.
Su estancia en nuestra casa traerá incuestionables beneficios para el espíritu y ganancias importantes para los expendios de cerveza cercanos. Queremos mantenerle el ritmo en todo sentido. (En cuanto lo vea descuidado aprovecharé para desempolvar algunas obritas que quiero volver a cantar).
No dejo pasar desapercibido que en este preciso momento atravesamos por un momento terrible: la ley seca impuesta por el código electoral cae como maldición sobre nosotros. Sus alcances fueron más allá de nuestros cálculos y padecemos en carne propia la sequía, contentándonos apenas con ver los refrigerantes espectaculares anunciando TKT o Pacífico. Ni modo. A las 0 horas termina el suplicio.
p.d. Ya votamos.
José Plazola arribó esta semana a la ciudad. Trae las negras intenciones de derramar una parte de sus conocimientos musicales sobre algunos legos y aprendices que desafiamos los aires comerciales y cantamos ópera. La socia lo ha convencido de que le ayude a montar el papel de Gianetta de Elíxir de Amor, obra que se propone presentar el Coro de la Unison en octubre en el aniversario de la Unison. Mientras llega el momento de la ópera, tenemos en puerta un concierto de música mexicana que llevará a cabo el coro en Navojoa (ciudad del sur del Sonora) el próximo 12 de julio (comercial que debe escucharse con música de Talía: "¿A quién le importa...?").
Bueno, debo decir que Operamaníaco es un hombre generoso con la flor de la amistad colgada siempre del ojal de su sonrisa. A sus 32 años tiene en su haber la participación en varias óperas en los zapatos de los protagonistas y sus capacidades como director coral y maestro de canto son aprovechados por el Conservatorio de la Orquesta de Baja California, sito en Tijuana, su ciudad natal.
Su estancia en nuestra casa traerá incuestionables beneficios para el espíritu y ganancias importantes para los expendios de cerveza cercanos. Queremos mantenerle el ritmo en todo sentido. (En cuanto lo vea descuidado aprovecharé para desempolvar algunas obritas que quiero volver a cantar).
No dejo pasar desapercibido que en este preciso momento atravesamos por un momento terrible: la ley seca impuesta por el código electoral cae como maldición sobre nosotros. Sus alcances fueron más allá de nuestros cálculos y padecemos en carne propia la sequía, contentándonos apenas con ver los refrigerantes espectaculares anunciando TKT o Pacífico. Ni modo. A las 0 horas termina el suplicio.
p.d. Ya votamos.
11vo MANDAMIENTO: NO POSTEARÁS
He estado un poco retirado de esta máquina, ustedes me disculparán. Ocurre que la socia estuvo metida por dos semanas en un curso de perfeccionamiento vocal que le absorbió el seso. La casa ha estado en completo abandono, los críos regados por ahí como parte de la minimalista decoración hogareña (están de vacaciones), además, el negocio cada día se pone más difícil y traer el pan y la sal a esta familia se dificulta conforme el verano cobra fuerza.
No sé por qué pero la gente se muestra cada día más renuente a comprar chamarras y sacos de piel. En mis análisis de mercado trato de dilucidar las razones y me topo con esta pregunta: ¿Influirá la temperatura de 43 grados en la caída de las ventas? No lo sé de cierto.
Por otra parte, han habido continuos compromisos nocturnos que han afectado mi hora favorita para postear, y a eso hay que agregar que la única PC que existe en esta cueva se ha convertido en socorrido campo de batalla familiar donde yo he sacado la peor parte. Mi marciano favorito es un candidato a tirano. En cuanto se instala en el pasatiempo Age of Empires no hay poder humano que pueda moverlo del monitor pues en unos cuantos minutos pasa por diversas fases mentales: abstraído, catatónico e hipnótico. Cuando pierdo los estribos y tengo que gritar para captar su atención, voltea y me observa despectivo, regresa su vista al monitor y continúa como si yo no existiera. Pienso en la alegía que deben estar disfrutando sus maestras, alejadas del aula.
El curso de canto de la socia ya concluyó, a Dios gracias, y espero que la normalidad vuelva a nuestra rutina, eso me dará posibilidad de postear algunas cosas que tengo pendientes, entre ellas: Vermeer y Kafka.
He estado un poco retirado de esta máquina, ustedes me disculparán. Ocurre que la socia estuvo metida por dos semanas en un curso de perfeccionamiento vocal que le absorbió el seso. La casa ha estado en completo abandono, los críos regados por ahí como parte de la minimalista decoración hogareña (están de vacaciones), además, el negocio cada día se pone más difícil y traer el pan y la sal a esta familia se dificulta conforme el verano cobra fuerza.
No sé por qué pero la gente se muestra cada día más renuente a comprar chamarras y sacos de piel. En mis análisis de mercado trato de dilucidar las razones y me topo con esta pregunta: ¿Influirá la temperatura de 43 grados en la caída de las ventas? No lo sé de cierto.
Por otra parte, han habido continuos compromisos nocturnos que han afectado mi hora favorita para postear, y a eso hay que agregar que la única PC que existe en esta cueva se ha convertido en socorrido campo de batalla familiar donde yo he sacado la peor parte. Mi marciano favorito es un candidato a tirano. En cuanto se instala en el pasatiempo Age of Empires no hay poder humano que pueda moverlo del monitor pues en unos cuantos minutos pasa por diversas fases mentales: abstraído, catatónico e hipnótico. Cuando pierdo los estribos y tengo que gritar para captar su atención, voltea y me observa despectivo, regresa su vista al monitor y continúa como si yo no existiera. Pienso en la alegía que deben estar disfrutando sus maestras, alejadas del aula.
El curso de canto de la socia ya concluyó, a Dios gracias, y espero que la normalidad vuelva a nuestra rutina, eso me dará posibilidad de postear algunas cosas que tengo pendientes, entre ellas: Vermeer y Kafka.
viernes, julio 04, 2003
jueves, julio 03, 2003
ALGO SOBRE VERMEER (prólogo)
Me entero de que varios blogueros admiran la pintura de Jan Vermeer. Me entusiasma tanto como cuando me encuentro con individuos (e individuas, diría el Zorro) que aprecian la ópera.
Uno de los grandes males de nuestra cultura es su culto al inmediatismo, su síntoma central se manifiesta en el desinterés por la historia, la historia en tanto proceso mediador del pasado y el futuro. La historia del arte, engrane nodal de la historia en general, es, por desgracia, una materia que los propios educadores se encargan de ensombrecer. Sombras. El ciudadano común desconoce la historia; acaso sabe de signos, fechas, y nombres propios.
Por ejemplo: algunos pueden hablar de las características del motor del auto de Michel Schumacher, pero pocos saben quién y cómo ideó los primeros modelos de la máquina de vapor, ignoran el proceso que hizo posible el deslumbrante motor de la formula uno, ignoran el principio de la combustión interna, por decir algo.
El ciudadano común, especialmente si pertenece a ese voluminoso segmento de la población que encaja en el término “juventud”, se ufana fanático de las novedades. Si lo vemos con detenimiento, el culto a la novedad no encierra un interés por desentrañar la esencia de la novedad. La novedad es un rito donde el gran sacerdote es la información . Pero la mera información no es conocimiento; moviéndose al vaivén del marketing mediático, la información suele ser, a lo sumo, una relatoría de hechos aderezados de novedad. La información se convierte en el altar sagrado del presente, la llave mágica del futuro. La novedad es una premonición ingenua del futuro. (“Humphrey, empiezas a hablar como solías hacerlo antes, el tono de tu voz suena como la del descubridor del hilo negro”. –No empieces, déjame seguir, ¿sí?-)
En la mediática pradera de la novedad, lo que menos importa es el conocimiento; cultiva una especie que florece sin muchos insumos: la credulidad. Debajo del tenue disfraz del escepticismo brota con su sonrisa idiota la credulidad. La dolencia crece con la multiplicación de canales y opciones televisivos, con las prerrogativas del IFE y con el cambio de director técnico de la selección nacional. Ingenua ingenuidad. Algún día seremos como Adal Ramones o Galilea Montijo; algún día seremos democráticos; algún día ganaremos el Mundial.
Los grandes artistas no son ingenuos y menos son crédulos. Al menos no como solemos suponer. Los grandes artistas no le dan alpiste al azar; sus obras suelen ser complejas y llenas de enigmas por descubrir. Por ello, estudiar el contexto, es decir el momento histórico en el que los artistas crean, nos brinda una herramienta para educar nuestra ignorancia y permite acercarnos a la esencia de tales obras. (“Bueno, Humphrey, está bien, pero de Vermeer no has dicho nada”. –Ah cabrón, es cierto, pero por hoy ya se acabó la cuerda: mejor continuará-).
No se pierdan los próximos capítulos de esta apasionante serie:
Jan Vermeer ingresa a la legión de superhéroes
Los amores de Vermeer
Vermeer visto por el microscopio de Leeuwenhock
¿Era Vermeer un neoclásico en medio del barroquerío?
Me entero de que varios blogueros admiran la pintura de Jan Vermeer. Me entusiasma tanto como cuando me encuentro con individuos (e individuas, diría el Zorro) que aprecian la ópera.
Uno de los grandes males de nuestra cultura es su culto al inmediatismo, su síntoma central se manifiesta en el desinterés por la historia, la historia en tanto proceso mediador del pasado y el futuro. La historia del arte, engrane nodal de la historia en general, es, por desgracia, una materia que los propios educadores se encargan de ensombrecer. Sombras. El ciudadano común desconoce la historia; acaso sabe de signos, fechas, y nombres propios.
Por ejemplo: algunos pueden hablar de las características del motor del auto de Michel Schumacher, pero pocos saben quién y cómo ideó los primeros modelos de la máquina de vapor, ignoran el proceso que hizo posible el deslumbrante motor de la formula uno, ignoran el principio de la combustión interna, por decir algo.
El ciudadano común, especialmente si pertenece a ese voluminoso segmento de la población que encaja en el término “juventud”, se ufana fanático de las novedades. Si lo vemos con detenimiento, el culto a la novedad no encierra un interés por desentrañar la esencia de la novedad. La novedad es un rito donde el gran sacerdote es la información . Pero la mera información no es conocimiento; moviéndose al vaivén del marketing mediático, la información suele ser, a lo sumo, una relatoría de hechos aderezados de novedad. La información se convierte en el altar sagrado del presente, la llave mágica del futuro. La novedad es una premonición ingenua del futuro. (“Humphrey, empiezas a hablar como solías hacerlo antes, el tono de tu voz suena como la del descubridor del hilo negro”. –No empieces, déjame seguir, ¿sí?-)
En la mediática pradera de la novedad, lo que menos importa es el conocimiento; cultiva una especie que florece sin muchos insumos: la credulidad. Debajo del tenue disfraz del escepticismo brota con su sonrisa idiota la credulidad. La dolencia crece con la multiplicación de canales y opciones televisivos, con las prerrogativas del IFE y con el cambio de director técnico de la selección nacional. Ingenua ingenuidad. Algún día seremos como Adal Ramones o Galilea Montijo; algún día seremos democráticos; algún día ganaremos el Mundial.
Los grandes artistas no son ingenuos y menos son crédulos. Al menos no como solemos suponer. Los grandes artistas no le dan alpiste al azar; sus obras suelen ser complejas y llenas de enigmas por descubrir. Por ello, estudiar el contexto, es decir el momento histórico en el que los artistas crean, nos brinda una herramienta para educar nuestra ignorancia y permite acercarnos a la esencia de tales obras. (“Bueno, Humphrey, está bien, pero de Vermeer no has dicho nada”. –Ah cabrón, es cierto, pero por hoy ya se acabó la cuerda: mejor continuará-).
No se pierdan los próximos capítulos de esta apasionante serie:
Jan Vermeer ingresa a la legión de superhéroes
Los amores de Vermeer
Vermeer visto por el microscopio de Leeuwenhock
¿Era Vermeer un neoclásico en medio del barroquerío?
"LAS ELECCIONES SE ACERCAN, HAY QUE VOTAR DE VOLADA" (*)
Por fin. Se acabó el tiempo, time over, candidatos de todos los partidos a todos los puestos de elección popular. Ya no van a venir a tocar la puerta por lo menos en tres años, ni tendré que estar despegando del carro propaganda que no solicité. Tampoco estaremos atiborrados de anuncios televisivos y radiofónicos. Volverán los Marlboro y la Coca-cola a los espectaculares, los trago mejor que a la mayoría de los candidatos.
Bien, descansaremos unos días e iremos a votar el domingo. Pero el lunes 7 de julio, agárrense, los candidatos volverán a la carga alegando triunfos anticipados y protestas por fraude electoral. Protestas, algún ayuntamiento paralelo de la oposición (que ahora puede ser cualquier partido) y tomas de oficinas del IFE. Lo de siempre. El circo cambia sus números y rutinas pero el espectáculo seguirá siendo el mismo. El show debe continuar.
Instalado el Congreso y calmadas las aguas ciudadanas, vendrá lo bueno: el perfilamiento de los gallones para "la grande": Madrazo, López Obrador y Bravo Mena (o Santiago Creel). Y ahí se va: el reacomodo de fuerzas, los vivales de todos los colores haciendo loterías futuristas, negociaciones interpartidarias, alianzas entre los grandulones y la chiquillada. Todo en nombre de la democracia y la alternancia, la pluralidad y la tolerancia, la concertación y el equilibrio.
Es el formato de una vieja telenovela. Nuevos actores y directores, algunas novedades en los guiones, pero siempre el mismo formato y, lo peor del caso, la misma audiencia con sus relevos generacionales.
(*) Fragmento de la canción "Las elecciones", de José de Molina, cantautor de protesta del 68.
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