sábado, octubre 09, 2004

FIEBRE DE SÁBADO POR LA NOCHE

Fui a escuchar unas canciones que no le había oído a la socia, así que fui a misa, se trataba de una boda. Estoy tan sugestionado por la narrativa que en lugar de concentrarme en los pasajes del evangelio o en el sermón, comienzo a imaginar torcidas historias del arzobispo o del novio que usa lentes de los 80s. Cuando me llamo a mí mismo al orden logro poner los pies en la tierra, pero sólo por un momento, porque al primer descuido estoy otra vez imaginando al tipo que fumiga la catedral y quita las telarañas de las esquinas (que están como a 15 metros de altura), o buscando quién tradujo al español la Biblia, si se tradujo directamente del latín o es alguna composición de Marcelino Menéndez y Pelayo.
Esto de las obsesiones es cosa seria.
Por eso he renunciado a escribir todo lo que pienso. En primer lugar porque mi sistema de coordinación motor y mi sistema parasimpático no dan para tanto; y en segundo, porque escribiría puros posts como éste.

1 comentario:

Erika Mergruen dijo...

no le haga, y a luego ¿cómo quiere irse al cielo?
Deberíamos intercambiar elucubraciones misales, jejeje.