martes, enero 11, 2005

ENTRE AZUL Y BUENAS NOCHES

El sadomasoquismo en nuestra sociedad es producto del esquema de competencia que impone el sistema. No quiero sonar marxista, pero reproducimos ciertos genes de nuestro carácter que se "amoldan" al son que les toca el mariachi de la ideología prevaleciente. Nos adaptamos: Gozamos (soñamos) con Tener posición, ser imperturbables (esto sobre todo me da risa porque mucha gente piensa que “esto” lleva acento), tener sex appeal (aunque seamos unos morenotes (as) antípodas de Brad Pitt o Sharon Stone), ser popular, ser exitoso (como el niño verde), traerlas muertas (os), rifar, sobresalir, componerlas en el aire, etcétera; TODAS esas actitudes estupidonas y mamilas conforman una idiosincracia de mera competencia. No queremos quedarnos atrás, entramos al juego y nos convertimos en sadomasoquistas por antonomasia, como el pendejo que se da un chingazo en la cabeza por no agacharse lo suficiente (algunos atribuyen esta falta de cálculo a la falta de estudio de autores elementales como Leibnitz, Bernouilli y Gauss, otros a desatención temprana) y cuando la gente le pregunta “qué tienes”, estoicamente dice: “nada, nada”, aunque el dolór se presenta así, con acento. Luego, nuestra naturaleza se va volviendo sadomasoquista, poco a poco. Después vamos por la vida siéndolo y ni cuenta nos damos (unos sí se dan cuenta pero gozan haciéndose pendejos y creen que escribiendo un blog van a poder olvidar), es más hasta tratamos de convertirnos en sadomasoquistas sin mácula, espontáneos, chingones.

(“Humphrey, abandona este sádico post”. -Shhht, deja ver qué tanto aguantan-).

La comparación es el espejo de esa patología. Siempre estarás viendo si el pasto del vecino de enfrente es más verde que el tuyo (no sé, pero tu vecina no se ve muy verde que digamos). Entonces te conformas y te conviertes en un estúpido para amar a otros (as).

(“Humphrey, no entiendo esta conclusión”. –No es una conclusión, es una sentencia-).

El multicitado Contrato Social de Rousseau fue la canonización de esta competencia. Al mismo tiempo, otros sadomasoquistas crearon y recrearon “la mano invisible”, un ente etéreo a quien culpar de sus inclinaciones. Así se creó el capitalismo. Se sentó su base teórica en el sadomasoquismo. Se argumentó que los resortes de la sociedad estaban regidos por un inestable binomio, la ecuación dolor-placer. El hombre busca el placer y rehuye al dolor. Los sadomasoquistas en funciones decimos: “Gracias, gracias por haber descubierto la luz de la verdad donde no había más que tinieblas”.

Ahora la búsqueda del placer será una batalla constante porque la premisa de este relato breve de ficción sádica, es excluyente. El placer de unos se logra gracias al dolor de otros, de otra forma, ¿cómo definir algo placentero en un mar donde todo es placer? ¡Noooo! A fuerzas debe de haber dolor para que tengamos un punto de referencia.

(“Humphrey, la elucubración anterior no era una disertación filosófica, era el relato del esfuerzo titánico de un maestro de filosofía por evitar la eyaculación precoz mientras se tiraba a la vecina. Todo se derrumbó porque alguien tocó a la puerta y, pensando que el vecino había llegado por sorpresa, interrumpieron el acto”.

-Lo dicho: los grandes momentos están llenos de sorpresas-.)

3 comentarios:

Erika Mergruen dijo...

ni pa donde hacerse; no queda mas que ser pelota de ping-pong: dolor-placer, placer-dolor :(

Ruben dijo...

... pues si fue entre azul y buenoas noches :P... que fregados fue eso, solo te dejaste llevar?

nacho dijo...

Gracias por los comments. Sobre el título ¿?, pensé en algo ambiguo, como el relato. Sólo eso.