domingo, octubre 12, 2008

CONFERENCIA EN LA UTSS DE CAJEME
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___Agradezco a los alumnos de la Universidad Tecnológica del Sur de Sonora por haber permanecido despiertos durante mi perorata literaria del pasado jueves. En tierras yaquis fuimos atendidos de maravilla por los profesores Ana María García y Luis Enrique Gómez, excelentes anfitriones y amigos genuinamente preocupados por la problemática cultural de la región. Se agradece. Me gustó mucho la reacción de los alumnos que con sus preguntas e interés dejaron ver que la literatura, si se siembra como es debido, emociona y contagia. Ojalá volvamos por ahí a compartir textos y experiencias.
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___Por otro lado, amigos lectores, ex lectores y post lectores: la organización del Festival de la Palabra, Cuarto encuentro de los que escriben con los que leen, ha fatigado considerables parcelas de mis neuronas, ha dejado en estado de úsese y tírese mi sistema sicomotor (en particular la ranura interhemisférica-cerebral, los músculos esternocleidomastoideo, bíceps crurales, tibiales anteriores y, de manera especial, los glúteos menores), y ha regado por mi organismo una secuela de desórdenes digestivos, nerviosos y parasimpáticos. Males menores como cefalea, garraspera y sensaciones de vértigo abismal han sido compartidas también por otros escritores que asistieron al Festival y a sus epílogos nocturnos. La causa: desvelos anunciados e ingestión de bebidas que, siendo propias para consumo moderado, se tomaban como agua de uso, gatorade u horchata. Pese a todo, mi estado de ánimo es el de un niño que está por entrar al circo.
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___El problema es que estas actividades han venido alejándome involuntariamente de este monitor, despertando desde luego sentimientos de culpa por no dar cauce a mis rutinas escriturales.
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___Por otra parte, trastornado el sentido común, descoyuntado el curso cabal de lo cotidiano y mermados los recursos financieros de Escritores de Sonora, las secuelas del Festival parecen tomar un camino paralelo a la crisis financiera internacional. Temblar no arregla nada, pero la indeseable devaluación del peso, la caída del precio del crudo mexicano, el desplome de las bolsa de valores de este mundo insoluto y la anunciada depresión económica nos tiene al borde de la butaca de la realidad.
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___Hay muchas cosas que pueden hacerse frente a la amenazante crisis: rezar, voltear santos de cabeza y averiguar qué tan avanzada va la exploración de Marte. Es decir, tener un Plan B en caso de que la combinación de caos civilizatorio se combine con un sobrecalentamiento global repentino y nos produzca niveles planetarios de estrés, ansiedad y depresión. Contra esta aterradora posibilidad sugiero a las autoridades de la Secretaría de Educación Pública tengan a la mano ejemplares suficientes de Condorito, una antología de la "La risa remedio infalible" de Selecciones del Reader's Digest y un compendio de los mejores textos de Eduardo Mendoza. Y, para ser prácticos, sugiero que se pongan paquetes con estos textos en sitios donde pueda accederse a ellos de manera sencilla, por ejemplo, en los sitios donde van los extinguidores, en las salidas de emergencia, en los excusados de las escuelas de educación básica, en los medios masivos de transporte. El dispositivo de emergencia bien puede nominarse bajo el rubro de "Dosis de humor contra la soberbia humana". Coincido, amigos lectores, en que este denominación puede sugerir una perspectiva moralista o religiosa, sin embargo, les aseguro que en caso de necesitarse, deshilachado ya todo principio de orden en la República y en el Planeta, nadie reparará en matices tan elementales.
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___En el corto plazo, les auguro un buen domingo.
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___¿Qué hora es?
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2 comentarios:

ESTEBAN DOMINGUEZ (ATP EN COORDINACIÓN ACADÉMICA DE SECUNDARIA) dijo...

Felicidades, Nacho, por tu trabajo al frente de la ESAC. Es importante, por otra parte, aprovechar las oportunidades que se nos presenten para entrar en contacto con los niños y jóvenes. Esos públicos siempre deben ser muy apreciados por los escritores porque nos dan la oportunidad de sembrar semillas que es posible caigan en tierra fértil.

Manuel dijo...

Ni modo, al mal tiempo, buena cara