martes, noviembre 30, 2004

CUEVAS Y HUEVAS

Leo en el blog de HY acerca de los desplantes de José Luis Cuevas. Cuevas es un cuate que de joven no aprendió a dominar los rudimentos dell dibujo ni los principios de la perspectiva esférica, especialidad que le dio notoriedad internacional a Leonardo. Sí, ya sé que no es tan joven, pero no encuentro otra forma de definir su status intelectual sin insultarlo. José Luis Cuevas es un ganapán. Un ganapán en el mejor sentido en que lo maneja Miguel de Cervantes en sus entremeses. Un tipo sin humor. (El humor no es una virtud entre los exhibicionistas extremos). Cuevas es alguien dispuesto a sacrificar la lógica de los demás en aras de su propia iniquidad.

¿Saben qué es José Luis Cuevas?

Nada. Nada enferma de egosis .

Podemos digerir eso.

(Si en este punto sientes remordimiento y crees que Cuevas tiene algún mérito, piensa en el daño que te ha causado el hecho de que el sistema educativo nacional no haya estado preparado para enseñarte el ABC de la perspectiva y los principios básicos del manejo del color aplicados en un lienzo). (Ahora piensa por qué estos párrafos te suenan tan extraños).

Bien. Voy a repetirlo con cierto matiz: ¿Qué significa JoséLuisCuevas en la historia de la cultura Occidental?

Nada, Naaddaa.

¿Se entiende, no?

José Luis Cuevas es un cerote descompuesto cuyo olor se ha anulado a sí mismo.

(La frase anterior inaugura un tipo de crítica que no se había visto antes. Tomen nota).

Beeeee, beeeeee, beeeee.

(Ahora escucho algunas apologías a Cuevas).

Beeeee, beeeeee, beeeeee.

(Las apologías a Cuevas tienen hipo).

Sobre el buró descansan los brazaletes de cuero que José Luis Cuevas utilizaba para asustar a Jacobo Zabludovsky en 1974, cuando sus desplantes aparecían en cadena nacional y Jacobo aún no presentaba síntomas de cáncer. Esos brazaletes son piezas de museo que requieren de crema para ablandar piel y pintura negra.

(Yo cobro 150 pesos por darles servicio).
EPITAFIO LEÍDO EN VOZ ALTA POR UN ANALFABETO

Bueno, no hay problema si no sabes quién es Abigael Bohóquez, I'm sorry, its not my problem, wherever you have decided to live.

No tengo obligación de explicar todo lo que escribo. He recibido 12 mensajes en mi correo, algunos merecen una respuesta, otros, en serio, son ganas de joder.

No me consta que Abigael Bohórquez haya sido homosexual. En últimas, a mí eso es algo que me tiene sin cuidado. Sus textos, en todo caso, rebasan el tema de sus preferencias sexuales y yo no abrigo el derecho de inmiscuirme en sus asuntos (ni en los tuyos), y si he de hacer una crítica, una apología o una mueca, igual lo haría contra un prototipo del masculinismo como Ernst Hemingway, Bruce Willis o Capulina. No tengo prejuicios cuando hago crítica literaria (especialmente porque "hacer crítica literaria" es algo que no sé hacer, je).

La gente cree mucho en algunas opiniones que encuentra en los semanarios culturales dominicales o sabatinos de diarios influyentes como La Jornada, Excelsior, El Universal o Reforma (y otros menos prestigiosos). Pero falla. Falla porque esas opiniones padecen una enfermedad viral incontrolable: buscan apegarse a un canon. Qué error. Compartimos una época en la que los cánones son matracas. Banderolas de un álbum descontinuado de escuela primaria.

(Ah, verdad. Ustedes creyeron que podían alejarse de estos renglones y que su vida seguiría siendo igual que ante fue).

Es entendible. Esa visión pequeñoburquesa (la tuya) es sui géneris, puede sujetarse a ciertas normas de comprensión aparentemente avanzadas, pero falla en última instancia en determinar qué es verdad y qué no, je, esa es la cuestión.

Shakespeare, Nietsche y otros ya se lo plantearon, y qué pasó...

No pasó nada.

Unos se fueron con la finta de que podían seguir siendo pequeñas bestezuelas indomables; otros, soñando con decir la última palabra.

Pobres idiotas todos. Incluso nosotros y el propio Abigael que mantuvo entre sus manos el pez indómito de un reto inexplicable.

lunes, noviembre 29, 2004

ABIGAEL BOHÓRQUEZ, A NUEVE AÑOS DE AUSENCIA

Se murió un día como hoy. Un 29 de noviembre su corazón tiró el arpa y él se fue.

Ausencia es quizá la palabra que mejor define la relación de Abigael Bohórquez (1936-1995) con Sonora, su tierra. Es cierto, sus primeros versos nacieron en el mediodía ingenuo de una provincia ajena de ejes nacionales, entre arquetipos de literatos románticos de la posrevolución, en filamentos campestres y calles de médanos ardientes que poco podían entender de cultura y de su poesía.

Jamás abandonará esa raíz, pero la vena inquieta lo obligará a salir porque toda región es también una cárcel involuntaria donde el conservadurismo se apoltrona y la costumbre es confidente incómoda. Comprometerse resulta a veces un exilio.

Becado, no había de otra, Abigael parte a la Ciudad de México en 1955 para regresar cuatro años más tarde en medio de esa extraña algarabía que produce el goce de ganar premios literarios. Poco durará el gusto, aunque en tres años de estar en su tierra, Bohórquez dejará su sello en la Universidad de Sonora, los medios regionales y detrás de todas las puertas que se le abrieron.

Habrá de irse nuevamente. En 1962, su temperamento y los lauros de su poesía lo conducirán nuevamente por los caminos de la metrópoli. De la mano de Carlos Pellicer, Salvador Novo y otros vagará su prolongada estancia en el Defectuoso. Ahí pondrá en juego su talentosa poética y dramaturgia, atento a las novedades del siglo XX; se compenetrará de los Contemporáneos, la Generación del 27 y con García Lorca especialmente, y menos lejano, de poetas comprometidos y experimentalistas como Langston Huges y los nuevos aires sesentayocheros que llegan de París y de Columbia.

Será también un período de fermentación profesional que lo afianzará como creador y promotor cultural incansable, escribiendo para diarios y revistas nacionales, organizando recitales poéticos y dirigiendo grupos de poesía coral de alcance nacional.

Viene a mi memoria un domingo, a mediados de 1976, cuando acompañado por una amiga sanluisina de Abigael y de su madre (porque Abigael vivió unos añitos en San Luis, R. C., Sonora, donde nació el que dictaría esto que yo escribo ahora), conocí la finca campestre que tenía el poeta en Milpa Alta. De vista a los volcanes nevados del Valle de México, la suya era una casa de campo más bien rústica de modestos muebles de madera y estantes de libros desordenados. Afuera, corrales de gallinas, chivos y conejos se enredan con una milpa interminable que parece arrancada de un lienzo de José María Velasco. Aquel día compartimos la mesa con doña Sofía, su madre, quien advertía que el poeta no llegaría sino hasta entrada la noche “porque el día no le alcanza”.

Cómo va a alcanzarle si recorre con sus obras todas las delegaciones de la Ciudad de México, hace giras por diversos estados, publica libros, graba discos, elabora guiones y programas para instituciones y medios, y se da el lujo de ganar más concursos.

Un parnaso personal debió haber sido aquel oasis de maíz y tierra mojada en Milpa Alta, un islote callado donde su azarosa alma pudiera reposar, un edén provinciano que podía sustraerlo de la vorágine citadina que disfrutaba como un adicto y, al mismo tiempo, transportarlo imaginariamente a sus orígenes. Y en verdad hablamos de un período de sensible productividad poética donde tejió sonetos, versos de varios calibres y ocurrencias teatrales muchas. Es la época en que Abigael organiza en Milpa Alta lecturas de poemas y puestas en escena con campesinos y estudiantes, cosas que hacía a la menor provocación.

Retornará el hijo pródigo a Sonora en 1990, ceñido de triunfos literarios y un currículum que pocos poetas del país han soñado ganar cuando reencarnen. Ahora volverá a las aulas universitarias a enseñar lo que siempre ha amado: teatro y composición; recorrerá los pasillos de la cultura regional y diseminará por innumerables revistas y diarios de la región su experiencia acumulada. Se da tiempo de ganar el Concurso Latinoamericano de Literatura con motivo del Día Internacional del Sida, 1992, con su libro Poesida. Apenas habrá tiempo de sopesar y reconocerse en el valor de sus letras porque la muerte ha de llevárselo en noviembre de 1995.

No dejamos pasar el día, Abigael, primogénito hermano de nuestros poetas.

domingo, noviembre 28, 2004

BAJO EL ASEDIO DE LOS SIGNOS

Así se tituló el Segundo Encuentro de Escritores Sonorenses realizado el fin de semana en Ciudad Obregón, Sonora. Fuimos un grupo de camaradas de Letras en el batimóvil porque no hubo institución que se apiadara de nuestras ganas de participar. Como siempre, la reunión sirvió de pretexto para conocer gente, intercambiar mentiras y ficciones, tomar cerveza y reirnos hasta que nos dolió la dilatada musculatura abdominal. Es extraño que en un encuentro de escribidores se disponga como allá de tanta cerveza Negra Modelo, pero, justo es decirlo, no nos encontrábamos muy lejos de la cervecería donde la frabrican, de manera que en sabor y consistencia teníamos un producto recién hecho. Los que aquí escriben siempre te recomiendan una verdad probada: a cualquier lugar que vayas, consume cerveza local, es mejor.
Mara Romero y Juan Manz, poetas de aquella ciudad, se multiplicaron para poner las cosas de modo y tener contentos a los huéspedes. Lo lograron con creces y desde la resaca del regreso les enviamos un recimo de muchas gracias. Allá conocimos también a malhablado y buenísima onda Ramón Íñiguez, el mero mero de la Biblioteca Pública de Ciudad Obregón, en cuyo auditorio se llevó a cabo el despapaye escritural; por cierto que nos obsequió su obra más reciente: El corazón del paraíso; también gracias.
El sábado le tocó leer al Humphrey y se aventó un aburridísimo cuento de romanos; aunque vale aclarar que desde un principio explicó que su obra tiene un marcado compromiso social ya que sus textos guardan una utilidad adicional: sirven de poderoso linimento para quienes padecen insomnio. Según su propia opinión, medio cuento puede espantar toda reticencia e introducirte en un sueño profundo, aunque, señaló, no se hace responsable de las pesadillas que pudiera alimentar.
Se hicieron ojo de hormiga para faltar a clases e ir al encuentro Ismael Serna, Humberto Limón, Alán Quintero, el gigantesco Lupus, todos leyendo poesía, así como los profes Fortino Corral, Martín Piña y Pancho González, además del maese Raúl Acevedo, encargado de editar todo lo que publica la Unison y principal sospechoso de llevar a cabo "Las Horas de Junio", otra famosa reunión de tundemáquinas y castigadores de la sintaxis y la cheve. Todos los antes señalados, a excepción del ticher González que no pudo ir al convivio, bebieron cerveza con una elegancia que no se veía desde los concursos que organizó la Budweiser en 1970 a las afueras de Milwakee y que fueron descontinuadas por razones que no son del todo claras.
El evento sirvió para reunir a escritores que desde sus respectivas esperanzas se afanan por desplegar sus afanes literarios y establecer lazos que pueden servir de algo, por ejemplo, para discutir acaloradamente, como ocurrió al final de algunas de las mesas de trabajo en que público y escribidores querían encontrar la cuadratura del círculo y desentrañar las enigmáticas motivaciones del que escribe. (Humphrey dijo que en ocasiones también hay que desentrañar lo que escriben).

jueves, noviembre 25, 2004

INMINENCIA, NARRACIÓN Y FICCIÓN

Hemos dicho aquí (y también allá) que narrar es una condición del individuo en tanto especie pensante y hablante. Esta condición se manifestó mucho antes de que la nuestra fuese una especie escribiente. De hecho, la escritura se inventó hace pocos milenios, un pestañeo respecto a la edad probable de la especie humana, y un gran espacio respecto a lo que vendrá.
Disculpen la siguiente digresión, pero viene al caso por lo que se explicará adelante: Pese a lo que se supone en ocasiones, la ficción jamás está desligada de la realidad, especialmente porque la ficción es parte inherente de la realidad.
Contra lo que suponemos por razones funcionales, es decir inmediatistas, a la mente no le es dado "salirse de la realidad" puesto que es esencialmente "la realidad". Todo planteamiento ficcioso, deliberado o no, es una forma en que se expresa la realidad. Un loco de atar (incluso si tiene un blog) no se escapa de la realidad, aunque pretenda fingir que lo hace, al contrario, reitera esa realidad. Ustedes tienden a hacer ficción de cualquier hecho que narran oralmente, especialmente si está involucrada su persona. En otras palabras, pueden echarle crema a sus tacos. Eso es inherente y legítimo pues, si se estudia el fenómeno, no es sino una carácterística de la práctica de la volición humana. El sustrato de nuestra comunicación oral es: "lo que voy a decir tiene un grado suficiente de certeza y debes creerlo". Al inventarse la escritura, se establecen bases para determinar las reglas de verosimilitud. Estas reglas tienden a ser cada vez más complejas. En el universo de la escritura, la "credibilidad" exige una prueba irrefutable en su propia lógica, una comprobación que pueda sustentase sin contradicción aparente.
Los procesos mentales son lo que definiría un matemático relativista como fenómenos discontinuos (no caóticos ni azarosos, como pretenden algunos críticos) y presentan en cada momento un indeterminado número de posibilidades de acción cuando entran en juego.
Antes de dar un paso, la mente ya se propuso una serie indeterminada de posibilidades, aún frente al más simple hecho cotidiano. Ocurre que no nos "detenemos" a reflexionar sobre la complejidad y la naturaleza de estos procesos.
Bien, estas circunstancias posibles, este número indeterminado de cursos de acción, de situaciones alternas, potencialmente factibles o no, son el sustrato de la ficción. Mundos posibles e imposibles que "existen" acotando el curso inminente.
La ficción, es un elemento esencial de la narrativa (oral y escrita), y tiene además otra característica: todo lo narrado tiene elementos de ficción independientemente de que se trate de "hechos" reales. Esto es quizá lo que James Joyce trató de exponer en su "Ulises", esa novela tan groseramente interpretada en ocasiones.
Al narrar un hecho, un suceso, una historia, etcétera, el narrador (oral o gráfico) plantea una determinada perspectiva de las cosas. En la narrativa textual u oral, el autor (aún el hablante) propone inevitablemente a un narrador. El narrador es un esclavo de segunda categoría de los procesos mentales del autor, por decirlo de algún modo. Puesto en esos calcetines, el autor propone a un narrador cuya perspectiva de lo narrado puede tener diferentes focos, es decir, diferentes puntos de vista respecto a determinados hechos, personajes y circunstancias. Puede tener, incluso, diferentes puntos de vista (y momentos) del narrador mismo.
La mera existencia de estas manifestaciones de suponer la realidad impone sobre lo narrado un primer nivel de ficción. Esta ficción, hay que reiterarlo, tiene su sustrato en el número indeterminado de mundos alternos que la mente desarrolla frente a un curso inminente de acción frente a los hechos. (Continuaría).

miércoles, noviembre 24, 2004

RETORNA EL ETERNO

Regresó Daniel Salinas del viejo continente. Viene cuajado de anécdotas coleccionables y ganas de teclear. Échenle un ojo a su cuna de porquería

No veo para qué recordarle que los Tigres quedaron fuera de liguilla (yo sugería con seis meses de anticipación la urgencia de despedir a Pumpido). La oferta del balón firmado por la tigrada se oye bien.
SE ME CONCEDIÓ VOLVER

Regresamos anoche de Monterrey. La boda fue un éxito, incluso los novios dijeron "sí" a la hora en que el sacerdote les preguntó lo de rigor. (En la boda civil, el juez se la pasó haciendo chistes sobre la obsolescencia de la Epístola de Melchor Ocampo, ese misógino que jamás se casó -Ocampo, no el juez-). Canté la misa, pero fue como si no hubiera cantado porque todos los créditos fueron para la socia, todo porque ella interpretó el Ave María de Gounod (¿así se escribe?). Luego en la pachanga cantó Por tí volaré y aguantó bien la nota de trece segundos del final, lo que definitivamente terminó por enterrar todo vestigio de mi participación vocal en el evento. Cuando empezaba a sentirme menospreciado en la inmensidad de una mesa para diez personas donde fui asignado, me vi escoltado por dos botellas de Buchanan's que no me quitaban los ojos de encima. Decidí darles batalla hasta morir, pero por poco muero yo. Fui rescatado por unos anfitriones de lujo, mis sobrinos Sergio y Lorena, que nos trataron como si fuéramos embajadores plenipotenciarios. (Sergio hasta me dió un balón firmado por todos los jugadores del Monterrey -Guille Franco incluided-). Les mando un abrazo agradecido desde esta madrugada.

Hubo docenas de familiares que llegaron desde puntos tan apartados como Chetumal, Mérida, Los Angeles, Veracruz, Arizona, etcétera. Fue un rico encuentro cultural entre mayas, yaquis, ópatas y apaches. Aprendí que los pobladores de la Península de Yucatán tienen una concepción de la vida muy diferente a la de los habitantes del Norte, tan sólo por vivir tan apartados de Estados Unidos y su cultura.

En el vuelo de regreso, mi marciano favorito seguía preguntando sobre las actividades de Osama Bin Laden y los riesgos inherentes de un vuelo en una compañía tan chafa como Aviacsa.
Llegamos a Beautyfulville en mangas de camisa porque en Monterrey hacía calorcillo, pero acá nos recibió un avance del invierno. El viaje fue de grandes enseñanzas. Descubrí, por ejemplo, que puedo cargar cinco maletas al mismo tiempo y que jamás debes de intentar pasar por el arco de seguridad con un cuchillo eléctrico envuelto para regalo (te hacen regresar y por poco te hacen pasar el cuchillo por el arco del triunfo).

Bueno, ya me estoy durmiendo. Buenas noches.

martes, noviembre 23, 2004

UN ESCONDITE PARA EL AUTOR

Hemos subrayado antes la inconveniencia del término omnisciente utilizado entre los literatos para denominar al narrador que relata desde un horizonte ajeno a la historia, aunque los que saben le llaman con mayor propiedad extradiegético. Cuánto sabe acerca de lo que habla tal narrador es una condición que deciden el autor aunque, en sentido estricto, también el lector.

Aunque podemos asumir que sabe más el autor que el narrador, por razones que podrían parecer obvias, lo cierto es que ante los ojos del lector el narrador puede ser un impostor que cobra vida propia y que no desea decir más que lo que ha decidido decir. Generalmente, el narrador oculta deliberadamente cierta información en aras de generar una cuota de suspenso, interés o expectación, y, a final de cuentas, cierta unidad de efecto.

En narrativa se tiende a pensar en el tiempo como en uno de los dos ejes principales en que se ubica una historia. El tiempo pareciera definir una coordenada, en el mejor de los casos complementaria de la del espacio (geografía, personajes, atmósfera, etcétera), lo que hace posible la circunstancia (es decir, la trama, el esquema en que se ha decidido proponer la historia mediante el juego de coordenadas anteriores).

Sin embargo, esta perspectiva tiende a concebir el tiempo como un mero objeto, un elemento que puede acotarse a los límites de lo narrado. El tiempo es tomado como un objeto material perfectamente cuantificable, divisible y maleable. Desde esta visión, el concepto de tiempo es fragmentario, incompleto y ficcioso. Es el tiempo, pese al potencial manejo complejo en la trama, previsto como una línea recta: pasado-presente-futuro. Tal es, generalmente, la perspectiva
aceptada por los estudiosos de la Historia y, también, nuestra perspectiva temporal cotidiana.

Sin embargo, esa perspectiva es demostrablemente reduccionista y tendrá que ser desechada en su momento.

Partiendo de la concepción holística, en la que concebimos al Universo como una unidad, el tiempo está contenido de forma esencial (no aleatoria o "agregada") en el todo y su ocurrencia en el espacio, es una constante transformación multiplemente interconectada (independientemente de nuestra serrana concepción de espacio). Pese a la dificultad intrínseca para entender este asunto, esta ocurrencia afecta de forma simultánea el pasado, el presente y el futuro.

Hay que anotar que la concepción habitual de presente-pasado-futuro es en realidad una noción muy joven. Dicha noción no tiene más que unos cuantos miles de años; se gestó y consolidó con la invención de la escritura, específicamente con la observación y la notación de los fenómenos astronómicos. De hecho, esta aparentemente incontestable relación de presente-pasado-futuro no se comprendía como hoy por parte de las sociedades orales, cuyos referentes temporales se asocian a conceptos menos abstractos como vida-muerte.

La noción lineal de presente-pasado-futuro es una abstracción útil que ha funcionado en determinadas circunstancias históricas. Los griegos ya habían escarbado en esta mina y tanto Heráclito como Sócrates y Platón descubrieron que ahí había oro. Luego se perdieron los planos y hubo que esperar a otros pensadores que encontraron algunos códigos acertados. En La Ciudad de Dios, Agustín de Hipona aborda con relativo éxito la complejidad argumental de una perspectiva holística sobre el tiempo. Él lo pone en estos términos: la mente humana, una expresión refinada del todo (por decir lo menos), aquel elemento del todo capaz de reflexionar, abstraer, descomponer, mentir e hipotetizar acerca de su propia existencia trascendente -en tanto parte del Todo- comparte la esencia de la atemporalidad.

Dicho en cristiano: los procesos mentales, nos guste o no, son una compleja relación de memoria, percepción e hipótesis ocurriendo en un mismo momento. Es decir, funciona como un curioso licuado en el que opera involuntaria y simultáneamente el pasado-presente-futuro (y no necesariamente en ese orden). Este mecanismo está en operación en hechos tan simples como ir a orinar, cruzar una calle o conversar.

Al actuar, la mente no hace las separaciones formales que nuestros gastados conceptos de temporalidad parecen imponernos. Para la mente humana el "pasado" está ahí conviviendo con la percepción (único paralelo útil que encuentro para no decir "presente") y, simultáneamente, colocándose en "lo que vendrá": el futuro manifiesto como hipótesis inconciente. Ese fenómeno aparentemente azaroso del proceso mental podría denominarse más apropiadamente discontinuo; el estudio de su comportamiento está en pañales (aunque algunos piensan que Freud es la neta).

A fines del siglo XIX, algunos escritores hicieron experimentos narrativos para tratar de representar la aparentemente caótica actividad pensamental: el llamado monólogo interior, por ejemplo. Por su parte, con la frase "esta rosa es una rosa es una rosa", Gertrude Stein buscó plantear la limitación de la escritura para representar el fenómeno inasible del movimiento y del devenir del tiempo-espacio. Sin embargo, no pudo ir más allá de meramente enunciar el problema ni presentar su inquietud de forma sistemática y asequible.

Volviendo a Agustín, recurre a ejemplos sencillos para abordar el asunto (así le hacen siempre los sabios) y nos coloca frente a un cantante que va a interpretar una pieza musical, digamos una canción o una aria. Dicha pieza tiene un principio y un fin (gracias por tu consideración a nosotros, mortales vulnerables, que siempre deseamos que todo sea una cosa); el cantante tiene en su mente (la memoria no es un archivo muerto) la trama de la pieza de forma que al cantar el principio, lo hace de forma que éste pueda diferenciarse del final, así, el cantante está al principio pero también al final -su referente- porque su interpretación buscará crear un determinado efecto en los oyentes. En cada momento de la ejecución, se desarrolla un diálogo en la mente del oyente entre lo que ha escuchado-está escuchando-va a escuchar. El principio existe en tanto que el final le procura tal existencia y viceversa. En tal sentido, el principio está contenido en cada pasaje y también en el final y toda la pieza en sí es un continuum con determinado sentido.

"Unidad de efecto" le llaman a esta intención-intensión los especialistas. Esta idea de la unidad de efecto no la inventaron los dramaturgos griegos ni Edgar A. Poe, como algunos me han dicho, esto es un descubrimiento de algunas características emocionales intrínsecas de la comunicación en sus diversas modalidades. Descubrir es diferente a inventar pero no viene al caso abundar sobre las implicaciones de esto por ahora.
Bien, San Agustín no plantea su ejemplo exactamente así, pero su idea sobre la pieza musical es retomada aquí con fidelidad. Llegamos pues a ver esta cuestión del tiempo desde un punto de vista diferente de la visión vulgar que se nos inculca y que tendemos a aceptar sin mayor problema. Nuestra visión aristotélica del tiempo -igual que otras concepciones funcionales que damos por verosímiles- es ridículamente errónea y a partir de ella solemos elaborar gigantes esquemáticos y sistemas monumentales que nos mantienen en el engaño por el hecho de que "funcionan".
Pese a la engañosa apariencia, el individuo (la especie) no está condicionada por ese concepto aristotélico de tiempo. En rigor, el individuo estaría condicionado por la idea de tiempo que hemos querido exponer, en cuyo caso, no podríamos decir que "está condicionado" porque eso sería colocarlo fuera del todo del que forma parte. Y el hombre, es condición refinada del todo. Igualmente engañoso sería pretender demostrar qu existe "una época" para cada sociedad. Los historiadores han recurrido a la idea de "épocas" porque piensan que el mundo no puede explicarse de otra forma que "de atrás para adelante".
"El hombre y su época". "Su época no existe sino como una abstracción. "Su época" son todas las épocas pasadas y futuras.
¿Cuándo naciste? "El 12 de agosto de 1975" Qué alivio, puedo acotarte, por un momento temí que padecieses universalismo.
"¿Cuándo naciste?" Siempre y nunca, estás hablando con el todo. Aquí he estado siempre, pero con la cabeza agachada no podías verme.
La tradición judeo-cristiana ha intentado presentar esta perspectiva con relativo éxito y con relativo fracaso, en lo que puede considerarse un avance respecto de la forma en que fue planteada por Heráclito y luego por Platón. Para fines prácticos, la definición relativista del "tiempo", parecería inútil e impráctica pues al individuo le es preciso fraccionar el todo a fin de ser funcional. En esta peripecia práctica olvida de qué manera puede aprehender el todo (incluyendo a él mismo) y opta por agachar la cabeza y creer ver en las manecillas o en los fragamentos de cuarzo de su reloj el pulso del tiempo en persona.
El hombre es el tiempo. Para explicarse a sí mismo recurre a ciertos recursos primitivos como la narración.
Visto de otra manera, ¿cómo definir de una forma rigurosa "el presente"?, ¿es un día, unas horas, unos segundos, un instante? Más allá de la convención funcional, el presente no es más que un artificio que nos brinda una oscura ubicuidad funcional... Más allá, ¿de cuál presente estamos hablando? ¿Del presente de JF Kennedy, del de mi padre, del de mis nietos que aún no nacen? ¿Del de ayer, del que era presente cuando hice la primera pregunta al inicio de este párrafo? ¿Del de los egipcios, los fenicios, los incas?
No existe tal presente, no existe como tal. Es parte del proceso, del puente que nos lleva al pasado y al futuro simultáneamente. No lo vemos así porque mantenemos la óptica angustiosa de nuestra propia finitud, de nuestra mortalidad. Preferimos martirizarnos con nociones lastimeras para definir el mundo -el todo-. Optamos por suponer una visión del mundo regida por una cultura decadente, contaminados por esa decadencia.
¿Por qué aceptar que somos objeto de tal decadencia? ¿No nos proponía Shelley tomar a la poesía como un elemento para plantearnos la trascendencia, abordando aspectos profundos y apasionados sobre el hombre y la naturaleza?
("Humphrey, vuelves a los post telúricos". -No es eso, es que este espacio es provoca claustrofobia-).

lunes, noviembre 22, 2004

LA PENA DE MUERTE

En el rincón, esposado
Sobre una banca de fierro
La vista clavada al suelo
Como animal enjaulado
Sin más ánimo evidente
Que posar la mente en blanco
Y eludir el desencanto
Que la culpa le devuelve
Se mira el joven nervioso
Al acercarse el tormento
en que el último momento
Será su primer reposo.

El segundero batiente
Del reloj marca la hora
Avanzando sin demora
A la hora de la muerte;
Y en la siniestra crujía
De la habitación contigua
Una silla muy antigua
De madera y celosía
De correas poderosas
Y de cables de energía
Aguarda con la esperanza
De reparar a las víctimas:
Una especie de venganza
Con máscara de justicia.

Sólo un grito el penitente
Pudo exhalar en la silla
La descarga destructiva
cegó el pecado latente.

En los patios y en la calle,
Entre gritos de la gente,
Que con voces estridentes.
Justifica el veredicto
Llora, viéndole inocente
La madre de aquel convicto.

jueves, noviembre 18, 2004

..FAVOR DE ABORDAR POR LA PUERTA TRES

Estos días he andado con una angustia terrible pues hemos empezado a ensayar en el coro el Mesías de Haendel y hay partes que nomás no salen. La cosa es que lo litúrgico tiene su lado y nosotros aún no bajamos de la nube en que andábamos como a veinte mil notas de altura. Como que quedamos engranados con la ópera que es mucho pulmón y emoción. Veremos cómo se enderezan las cosas de aquí a diciembre.
Hoy, como siempre, me dormiré muy tarde. No sé hacerlo de otro modo, a menos que quiera estar ahí dando vueltas sobre mi propio eje un par de horas, lo cual como que no, mejor continúo no haciendo nada pero despierto. La cosa es que mañana viajaré a Monterrey con la socia, mi marciano y la chica superpoderosa y ni siquiera he bajado las maletas de la estrastósfera. Ocurre que vamos a la boda de una sobrina que amenaza con hacer historia (la boda, no la sobrina). Ella es psicóloga, de armas tomar y con un sentido dle humor extraordinario. Es de esas mujeres que toman las curvas a 120 por hora mientras se va poniendo rimel. Asumo que el jolgorio va a estar divertido. Es chistoso cuando una familia numerosa viaja lejos por un evento así. Me acuerdo de "Casarse está en griego", movie con la que me reí muy a gusto. Es mas, a media función ya no aguantaba lo a gusto.
He repasado unas rolillas propias de estas celebraciones pues junto con la socia cantaremos la misa y, bueno, mi alzehimer tiende a manifestarse cuando menos lo espero, así que no quiero hacer el ridículo a la hora en que los ojos de toda la familia consanguínea y política de la socia esté viboreando cada detalle. Cuando uno se expone de esa manera todo puede pasar, por lo pronto yo ya me encomendé a cierto santo que pasa desapercibido.
Ante la inminencia, la reacción de mi marciano favorito es prototípica de la época. Se encontraba tan angustiado como puede estarse a los 8 años, cuestionando la seguridad de viajar en avión, especialmente porque vio desde todos los ángulos posibles las tomas del derrumbe de las Torres Gemelas y pregunta muy inquieto "¿aquí no hay ataques terroristas?". Hijo, con la avalancha de violencia que ves en las caricaturas ¿cómo puede asustarte Osama Bin Laden? No jodas, hijo, abróchate el cinturón, respira hondo y encomiéndate a Bart Simpson. Además "aquí" ya no es lo que antes era; ahora es una sucursal de "allá".
Por su parte, la chica superpoderosa no se inmuta ante estas eventualidades. Menos ahora que está por estrenar su más reciente obra de teatro: Las zanahorias perdidas, de la que es guionista, directora, promotora, actriz, diseñadora de vestuario, utilería y escenografía. Sus compañeras de clase se encuentran en shock facial ya que a tres de ellas apenas les dio un par de líneas y al resto las pondrá como naturaleza muerta en el tercer acto. Eso es vanguardismo no chingaderas.
La socia mandó arreglar un vestido rojo larguísimo que bien podría hacerla de paracaídas en caso necesario, se vió tan chula con él, ahora que estaba midiéndoselo, que automáticamente saqué del cajón la dieta del Instituto Nacional de Nutrición (no sé que quise decir).
Así están las cosas en este jueves que parece viernes. Luego les platico cómo llegamos.
("Humphrey, escucha, escucha, al fondo se oye la canción de Thalía A quien le importa." -Es cierto-).
ONIRISMO

El sueño es el único momento en el que estás a solas contigo mismo. Un gran momento, uno imaginario.

martes, noviembre 16, 2004

UNA DOCENA DE ROSAS PARA MI BLOG

Independientemente de las críticas y/o los momentos felices que haya tenido el encuentro literario del noroeste, celebrado en Tijuana la semana pasada, hay cosas que no pueden negarse:

1.- Algunos (as) escritores (as) que publican en papel, tienen muy metida en la cabeza la idea de que el blog de alguna manera va a servirles para ganar lectores (as) a sus publicaciones impresas.

2.- Consideran al blog como un (a) amante leal del (a) que pueden disponer a cualquier hora y cuyo usufructo va a rendirles beneficio personal en términos de propaganda y autopromoción.

3.- En virtud de los axiomas anteriores, consideran al blog como un género que no es aceptado aún por las autoridades literarias canónicas.

4.- Tal actitud no es sino un síntoma de que tales escritores (as) están envejeciendo. Si en su momento se inclinaron por ser vanguardistas y romper esquemas, ahora prefieren atarse a ciertos anatemas en busca de "seguridad" editorial. Han luchado mucho por ser "reconocidos" ("as"), y ahora que han logrado ganar algún concurso o han visto publicada alguna de sus creaciones están dispuestos (as) a luchar con todo por mantener su status quo y extender sus 15 mintos de fama.

5.- Este comportamiento no es de ninguna manera deplorable. Simplemente es una expresión actualizada de cómo lo revolucionario tiende a convertirse en burocrático. Lo revolucionario tiende a pudrirse antes de lo que señala su fecha de caducidad.

6.- Aunque algunos (as) burócratas de Conaculta, sus sucursales y organismos afines en los estados de la República consideren políticamente correcto incluir en los encuentros literarios que acostumbran el fenómeno blog (no saben ni cómo escribir "blogueros"), en realidad no cuentan con los elementos suficientes para entender siquiera la forma en que se manifiesta dicho fenómeno, no digamos ya sus contenidos. Ellos (as) no tienen la culpa.

7.- Tales burócratas son como el pez que sigue reproduciendo sus estrechos giros circulares pese a que ha sido sacado de la pecera. Piensan, igual que algunos escritores desorientados y otros simplemente oportunistas, que aquellos blogueros que no han publicado en medios impresos carecen de "calidad literaria". Es por ello que a un encuentro como el de Tijuana que mencionamos, excluyen a blogueros verdaderamente representativos de lo que ocurre en la red.

8.- Algunos blogueros han exagerado su reacción personal frente a esta fenomenología burocratizadora. Su crítica es absolutamente legítima y no debe descartarse por mera comodidad. Hay que advertir, sin embargo, que dicha crítica tiende a enclaustrarse porque no clarifica el curso de acción que deben seguir los blogueros a fin de cohesionar sus esfuerzos editoriales independientes así como su derecho genuino de expresar sus aportes literarios, periodísticos, críticos, etcétera.

9.- No se trata de definir si los (las) apoyadores de los encuentros literarios mencionados son o no sinceros (as) en cuanto a sus intenciones. Seguramente lo son. El problema es que los axiomas en los que se ventila la política literaria oficial son aceptados y asumidos como dogmas: concursos, becas, antologías tipo Tierra Adentro, homenajes, reconocimientos, etcétera. Dichos axiomas son el sustento de la llamada República de la Letras, un esqueleto en el que sus mejores exponentes, es decir, los (las) escritores (as) connotados (as) se convierten en empleados de firmas mediatizadoras como Televisa y TV Azteca, o detentan enclaves alrededor del poder del corrupto aparato gubernamental y partidista. Estos escritores (as) asumen el viejo refrán posrevolucionario de que "vivir fuera del presupuesto es vivir en el error".

10.- La aceptación de esta circunstancia es parte del problema central que enfrenta la política nacional: La creencia en mitos rebasados y la fe en axiomas obsoletos.

11.- La emergencia de los blogs en el contexto actual, plagada de iconoclasia y de conservadurismo no es más que un síntoma de los tiempos. Se practica la democracia en este entorno porque la posibilidad de escribir y publicar permite al menos la libertad de expresión, aunque ésta pueda confundirse con regurgitamientos posnatales. Esta "democracia" no trasciende (al menos no hasta ahora) más allá del ámbito virtual.

12.- ______________________ (En este espacio puedes desarrollar tu propia reflexión -yo ya me cansé-).

¿Qué hora es?

lunes, noviembre 15, 2004

CINE Y LITERATURA

Sobre una idea de Jorge Ortega.
Las artes visuales modernas, el filme, el video, el videoclip, el cortometraje, etcétera, no pueden existir sin el sustento indispensable del texto. Aunque el esqueleto sustancial de toda narración es la trama, ésta ha cobrado sentido no por obra de la oralidad -en cuyo perímetro es un reo encadenado-, sino gracias a la complejidad creciente que potencializa la narración textual, la escritura.
El cinéfilo elabora una interpretación a partir de la narración, los diálogos, el sonido (soundtrack incluided), las imágenes y las atmósferas que se le proporciona la pantalla. El lector, por su parte, tiene una tarea menos cómoda: debe recrear imágenes, imaginar atmósferas, evocar ruidos, olores y sabores a partir del ejercicio de abstracción que le presenta el texto.
La imagen bobalicona y asustadiza del Frodo de Hollywood ha dado la vuelta al mundo. Aquí y allá es percibida con el mismo halo de compleja ingenuidad que ha querido el director de la cinta proponernos. Una imagen fija y estereotipada de determinado personaje de ficción. Pero Tolkien no tenía en mente tal cosa. Su texto dejaba a la imaginación del lector la expresión suprahumana del Gólum y el garbo infantil de Frodo.
Podríamos decir que el culto a la personalidad que se profesa actualmente al director de cine estriba en que se le considera un chamán de aquella masa que ha renunciado a la lectura. Grandes chamanes recreadores, adaptadores y traductores de textos que evitarán a la mayoría la pena de imaginar un texto, unos personajes un curso de acción potencial.
Asumo que hay muchas cosas que agregar al respecto. Por ahora aquí la dejamos.
ES POSIBLE
(Encuentro amistoso de teóricos literarios)

G. Lukács arriba al club de ajedrez Caballo Negro situado en el barrio de los artesanos en el corazón de Praga. Son las 8 de la noche, la sala se encuentra plenamente iluminada y el humo de los cigarrillos contagia el suspenso colectivo. Se observa una docena de mesas nutridas de jugadores y testigos que atienden a sus tableros. Allá se juegan partidas de simultáneas, acá se observan encuentros contra reloj.

Lukács alcanza a distinguir la figura inconfundible de B. Brecht y se dirige hacia su mesa en el fondo del salón.

-Qué tal, cómo va la partida –saludó Lukács.
-Cómo estás, toma asiento, debo presentarte a mi adversario, es Simón Colet, actor de la compañía de teatro. –Respondió Brecht con una sonrisa.
-Tanto gusto –dijo Lukács estrechando la mano de Colet- continúen el juego por favor.

Apenas pone la mirada sobre el tablero, Lukács se percata de algunas anomalías: el rey negro esta fuera del juego y algunos peones blancos permanecen en la primera línea de su propio territorio. También pudo observar que el par de alfiles negros se situaban en la misma diagonal.

-Por lo que veo esta partida ha terminado –dijo el recién llegado.
-De ninguna manera, apenas vamos a la mitad –respondió Brecht detrás de los gruesos vidrios de sus anteojos.

-¿Cómo es esto?, tu rey ha sido eliminado.
-Eso no dice nada, la batalla puede continuar sin el rey.
-Jajaja –rió Lukács con descaro- han derogado el reglamento.
-Sólo intentamos apegarnos a la realidad.
-Mejor decir que se fugan de la realidad.
-¿Fugarnos… por qué lo dices?
-Porque si desatienden las reglas no podrán participar en ningún torneo.
-¿Y quien habla de competir en torneos? Mi amigo y yo estamos aquí divirtiéndonos.
-¿En que forma dices que se apegan a la realidad? –preguntó Lukács intrigado.
-Piensa por un momento esto: ¿cuántas batallas se han ganado a pesar de la muerte del rey o del comandante?
-No lo sé, supongo que algunas.
-¡Muchas! –dijo Brecht alzando la voz- el rey no es sino otro mortal y aunque muera la vida continúa, así es la realidad. Si no cómo te explicarías las guerras de cien años.

Brecht movió su caballo.

-Ahora entiendo están ideando otro juego –dijo Lukács- pero… bueno, creo que estoy interrumpiendo.
-No, no, podemos charlar y jugar.
-Digo pues que están inventando otro juego.
-No propiamente, sólo intentamos apegarnos a la realidad. Hasta se puede ganar una batalla sin el rey –dijo Brecht convencido- ¿no es así mi querido Simón?
-Así es, es posible –respondió Colet.
-¿Se apegan a la realidad apartándose de la realidad del juego de ajedrez? –terció Lukács.
-Es que la realidad cambia y las reglas del juego también deben cambiar –dijo Brecht encendiendo un cigarrillo-.
-¿Pero bajo qué principios van a adaptar el juego a la realidad?
-No lo sabemos exactamente, pero creo que debemos ensayar y mi amigo Colet ha querido participar en el experimento.

Lukács se carcajeó con aire burlón, luego extrajo una pipa y una pequeña bolsa de tabaco de su saco y estiró las piernas.

Brecht miró fijamente a Lukács, aspiró su cigarrillo hasta el fondo y dijo:

-Mira, si eres partidario del realismo en el arte, por qué no aceptar el realismo en el juego; el juego es también un reflejo de la sociedad.
-Pero no se pueden violentar las normas arbitrariamente sólo por ir con el aire de los tiempos o por sentirse modernista.
-No podrás negar que los cambios en la sociedad suelen tomar al principio un aire de arbitrario y no es sino cuando estos cambios ya se han asentado cuando se convierten en nuevas leyes y costumbres.
-No lo había pensado.

“Jaque”, dijo Colet en ese momento.

-¿Jaque, a quién va dirigido ese jaque si el rey negro ha muerto? –preguntó Lukács sorprendido.
-Supongo que a la dama –respondió Brecht mirando con atención el tablero-, por jerarquía le corresponde el poder.
-¡Pero claro!, con seguridad la dama negra ha conspirado con el bando blanco para hacerse del poder –dijo Lukács con sorna.
-Ahá, ahora has empezado a entender, como funciona la realidad, mi estimado amigo, no han sido las equivocaciones las que han eliminado al rey negro, sino las traiciones, ese es justamente el factor que hemos introducido por ahora en el juego.

-Bueno, señores, creo que esto ha sido suficiente para mí por ahora –señaló Lukács encendiendo su pipa-, debo retirarme.
-Pero si acabas de llegar.
-Entenderé mejor esta partida si tomo un distanciamiento de ella. Que pasen una agradable velada.
-Adiós Georg, espero verte pronto –dijo cortésmente Brecht mientras enrocaba la dama detrás de la única torre que le quedaba- puedo, ¿verdad? –preguntó a Colet.

-Es posible –respondió el actor.

Lukács se marchó.
LA HORMIGA Y LA CIGARRA

No me había percatado del alud de condicionantes morales que implica la promoción de los tradicionales cuentos "infantiles". El maestro Fortino Corral me dijo el otro día: "la verdad es que la fábula de la hormiga y la cigarra es un historia muy cruel". Viéndola bien, nada ha sido más pernicioso en cuanto a los estigmas sobre el artista perezoso que la fábula de la hormiga y la cigarra. ¡Por Dios!, hay que retirarla de los libros de texto (tercer grado), ¿Cómo puede privilegiarse el trabajo en la maquiladora sobre el trabajo creativo del artista? Mi marciano favorito puede ver disparados sus conflictos de identidad. Por favor.

domingo, noviembre 14, 2004

LLUEVE AFUERA

(Hoy se registró el cambio de clima que estaba esperando).

Tigres quedó fuera de la Liguilla el futbol mexicano. Sorpresa: Veracruz encabeza la tabla general.

(Porque el frío es aliado de mi cerebro).

Confirmado: viajo a Monterrey el próximo viernes.

(Ha llovido toda la tarde).

Estaré fuera cuatro días.

(Y mis huesos son los primeros en saberlo).

sábado, noviembre 13, 2004

NARRADOR IGNORANTE

¿Es el escritor un reflejo de su época? Qué pendejada.

¿Está el autor de una época determinada condicionado por la realidad que le toca vivir? Qué pendejada.

Si eso fuera así, la especie humana seguiría disputando territorios a algunas especies de primates.

Más exacto sería decir que el pasado es un reflejo de la volatilidad atemporal de la mente humana. (Aunque, de escuchar semejante afirmación, tu abuelita seguramente moverá la cabeza como péndulo en señal de negación, y lamentará el hecho de que tu madre haya abandonado las actividades domésticas en busca de empleo).

Lo que pensamos no es lo que fuimos. Ni siquiera es lo que somos. Es un estado de pensamiento nuevo: lo que potencialmente puede ser, algo impredecible. Por eso, sobre este tema no tengo "últimas palabras".

¿Qué hora es?

viernes, noviembre 12, 2004

DETALLES SUELTOS

Algunas las personas han planteado que acceder a mi sistema de comentarios es problemático. Algo anda mal, supongo. Habrá que cambiarlo. ("Humphrey, de paso cambia también tus comentarios").

Ayer vi de nuevo Pelotón. La película arrastra muchos problemas de verosimilitud pero, sobre todo, no puede librarse de un cierto realismo americano que permea en mucho del celuloide hollywoodense. Realismo descarnado, atento al detalle que permite la tecnología fílmica y que favorece la taquilla antes que nada. (Y qué queríamos por 38 pesos -el miércoles es dos por uno-.

"El narcotraficante viajaba en una Lobo"... no existe concordancia de género entre el artículo y el sustantivo, dice el procesador de palabras... habrá que actualizarlo.

No dejes para mañana lo que puedas hacer tú solo. (No le entendí).

El día del Juicio Final habrá excusados portátiles estratégicamente distribuidos entre las colas (lleven papel).

Nadie en su sano juicio iniciaría un texto con "Nadie en su sano juicio..."

Hoy es el día del cartero, ese oficio moribundo.

Mi hermano cumple años hoy. Los mismos que yo tenía cuando llegué hace casi cinco años a Beautyfulville. Felicidades (a mi hermano).

Dentro de 100 años no habrá nada que lamentar. Qué apuestan.

Escribo un artículo sobre Abigael Bohórquez, hombre de pocas palabras y muchos versos.

Elaboro también una charla imaginaria entre Brecht y Lukács; la escena se desarrolla en un club de ajedrez de Praga. Terminan ahogados (modalidad de empate).

La Celestina es una novela escondida en una obra de teatro irrealizable.

Buen fin de semana. Ténganlo.

jueves, noviembre 11, 2004

EL SABOR DE LA VIDA
...Tengo cierta animadversión por la comida chatarra, pero: ¿han probado los Runners de Barcel?
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...En cuestión de sabores tendemos a guiarnos por paradigmas ancestrales y mostramos reticencia a aceptar platillos ajenos a nuestro menú gustativo. Sí, claro, aceptamos la comida china, la italiana, los churrascos argentinos y, desde luego, la parafernalia hotdoguera gringa.
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...Pero aceptar sabores más sofisticados como la comida hindú, tailandesa o griega nos pone en aprietos. Muchos suelen rechazar la inclinación de degustar el pescado semicrudo de los japoneses, la carne tártara o aún los sofisticados platillos ibéricos.
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...No es de extrañar que muchos de mis coterráneos norteños, acostumbrados al recio sabor salino de la carne asada o los mariscos frescos, se enfrenten a los refinados platillos franceses con un salero en la mano. Más aún, algunos fruncen el seño ante la menor provocación agridulce. Muchas veces se trata de atavismos geográficos, climáticos o étnicos.
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...Hace algunos años, en la fronteriza ciudad de Mexicali, Baja California, un grupo de mexicanos invitamos a cenar comida china a un conferencista huésped gringo. El conferencista, un médico entrado en años con vasta experiencia epidemiológica, investigaba cómo prevenir y detener el contagio del SIDA. Para quienes no conocen la historia de Baja California, anotaremos que a principios del siglo XX tuvo lugar una importante migración de chinos en el noroeste de México y suroeste de los E.U., de ahí que la costa atlántica norteamericana sea beneficiada por algunas costumbres de los orientales, entre otras, la comida.
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...Bien, es costumbre en los socorridos restaurantes orientales mexicalenses servir como entremés, junto a otros, un platillo elaborado a base de chiles güeritos tatemados (toreados les llaman por razones que explicaremos el 24 de diciembre) (*) aderezados con limón, sal y salsa de soya. Vale señalar que esos chiles son muy picosos y que se comen con las reservas del caso, acompañados de otro alimento. Bien, el caso es que el doctor, descuidadamente tomó el plato de chiles como si fuera para él solo y comenzó a comerse de dos mordidas los ocho chiles que había en el plato.
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...Pese a que en ese momento la charla del médico era interesantísima, pues versaba sobre los índices de contagio de SIDA que se detectaban en aquel momento en Africa y su comparación con los índices en Nueva York, no pudimos menos que sentir escalofrío cuando casi devora el primer chile de un solo bocado. Nuestro temor comenzó a difuminarse cuando, sin parar de hablar, daba cuenta de los pobres chiles sin acercarse siquiera un vasito de agua.
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...Son experiencias, hay que decirlo, que uno no alcanza a entender. Después supimos que el médico invitado era veterano de la guerra de Corea y que durante su servicio militar aprendió a comer no nomás picante, mostaza y otras lindezas vegetales del Oriente, sino también víboras crudas, ranas curtidas en cítricos e insectos asados con hierbas desconocidas. Aquel platillo de chiles güeritos resultó un verdadero manjar para el experimentado espectro gustativo del nebraskeño.
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...Chin, ya se acabaron los Runners.
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(*) El chile güerito es una variedad de color amarillo bastante picante que alcanza unos 12 centímetros de largo.

miércoles, noviembre 10, 2004

EL PESIMISMO, REMEDIO INFLABLE (PERDÓN, INFALIBLE)

Durante las últimas semanas he sido sometido a un ritmo de vida que me hace pensar que mi agenda cotidiana esta regida por fuerzas ajenas a mi voluntad. Soy azotado constantemente por el reloj, perseguido por el insomnio y me debato en la permanente sensación de que al día le faltan horas. En pocas palabras, padezco ansiedad, delirio de persecusión y paranoia; una mortal combinación de René Bejarano, Tatiana y George Bush.

No me explico de otra manera la sensible caída que ha tenido mi actividad bloguera en esta temporada. El trabajo musical en torno a la ópera dejó sin operación algunos sectores del hemisferio izquierdo de mi cerebro; luego vino el congreso de didáctica de la Literatura y la Lengua que me trajo dando vueltas por todo el campus con una raquítica dieta de galletas y café Combate. Si a esto agregamos que no he podido hacer esos acordeones tipo Tigres del Norte que acostumbro frente a la retahila de exámenes parciales, tendremos un mapa global de mi estado mental lastimero.

Como si lo anterior no fuera poco, cuando entro a mi casa percibo un fuerte olor a establo lechero, pues es tal la cantidad de sacos y chamarras que no he entregado a mis clientes que el humor de la piel alcanza aquí tintes rancheros. Ni siquiera he podido responder a la tumultuosa lista de e-mails que se aglutinan en mi correo y tengo abandonados proyectos como Hipertextos y el periódico mural de mi school; tampoco he enviado el texto con el que participaré en el encuentro de escribidores de la entidad.

En pocas palabras: mis proyectos escriturales actuales se reducen a una rigurosa elaboración de la lista del mandado y las cuentas por pagar. La cosa está tan a la baja que estoy pensando seriamente meter este post como el primer capítulo de una novela que titularé "Gutierritos reloaded".

Así están las cosas. Además, como casi no lo veo, cuando llego a casa, mi marciano favorito me pregunta que si cómo me fue de viaje, pobre. La chica superpoderosa, más sagaz, me recibe con los pants del año pasado puestos, le quedan tan cortos que parecen shorts, nomás se ríe.

Viendo este sombrío panorama, amigos, busco entre mis galerías oníricas un remedio creativo a las circunstancias. Espero encontrarlo.

¿Qué hora es?

lunes, noviembre 08, 2004

LENGUA Y LITERATURA

No le sacamos al parche si decimos que ser maestro de Literatura en un país renuente a la lectura exige traer el peto y el espaldar del Quijote y un hábito sobrepuesto de un monge franciscano (incluye gorro). Analizar los motivos que propician que nuestra Nación mantenga su distancia de las Letras no es un asunto sencillo y muchas veces tendemos a hacer generalizaciones baratas sobre el tema. Más aún, intentar definir estrategias para corregir el rumbo, enseñar la fenomenología de la lengua y promover el gusto por el producto literario a las generaciones en edad escolar presenta un reto apenas acometible por la Legión de Superhéroes.

Para enfrentar esa Hidra, en Beautyfulville coincideron la Universidad y el Colegio de Bachilleres, con apoyo de diversas instituciones, para desvelarnos, del 1 al 5 de noviembre, en el Primer Congreso Internacional de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Los organizadores, en su mayoría maestros golpeados por la realidad, en un gesto de agradecimiento, dedicaron el Coloquio a la maestra emérita de la Unison, Josefina de Ávila Cervantes, una profesora que, pese a sus setenta años, sigue tildando de ignorantes a sus alumos. Esta profesora me cayó muy bien porque, además de peinar tantas canas como yo, cita con inusual flagrancia a María Callas, Descartes, Platón, y Aristóteles. Estos desplantes no hacen sino despertar aplausos del auditorio.
Que se le va a hacer.
Bueno, el caso es que alrededor de cincuenta maestros, psicólogos, investigadores, pedagogos, historiadores y críticos literarios provenientes de España, Venezuela, Colombia y Chile, así como de diversas entidades de la República, echaron la carne al asador en un inusual diálogo que tuvo como ingredientes muchas experiencias y propuestas acerca de la enseñanza de nuestro idioma y la Literatura universal.

No sé ustedes pero a mí se me antoja en este momento del partido, una pregunta crucial. ¿Por qué no leen los estudiantes? Ni siquiera nos atrevemos a saberlo, pero la respuesta parece vislumbrarse si extendemos la misma pregunta a los maestros de educación básica, a burócratas y amas de casa, a trabajadores, profesionistas y al propio presidente Fox. ¿Por qué no leemos?
Sepa la chingada.

La doctora Gloria Bordons, de la Universidad de Barcelona, erudita literaria y, para acabar pronto, chingona en la materia, planteó en su conferencia magistral la necesidad de analizar el contexto en que se desarrolla el fenómeno de la lectura y la escritura con una lupa marca Pegaso, y propuso algunas estrategias que han arrojado interesantes resultados en su país y que nosotros desconocemos por tarados.

Si partimos de que el fenómeno de la lectura obedece a principios formativos cuya sede mundial son las relaciones interfamiliares y la educación básica: preescolar, primaria y secundaria, los responsables podrían enfocar sus baterías a cambiar los paradigmas de esas instituciones sacrosantas: la familia y la educación básica.
Bueno, no se trata de aburrirlos pero, en esa dirección, algunos maestros de Español y Literatura plantearon que la obsesiva atención que se presta a la ortografía, la puntuación y la sintaxis en la formación temprana del estudiante, redunda en un distanciamiento con la lengua y la lectura. ¡Dios mío!, exclamé yo cuando escuché eso y recordé al mismo tiempo que a mi marciano favorito le exigen en pleno tercer año de primaria que relate el cuento de la cigarra y la hormiga y ¡que respete los guiones largos!
¿Cómo es eso? ¿Cómo le piden, los idiotas que elaboran los libros de texto, que un pequeño monstruo de 8 años, experto en la simbología de Yugui-o, en la terminología sorprendente de Bob Esponja y los pormenores de las tres versiones asequibles de Age of Empires, utilice adecuadamente los guiones largos propios de los diálogos?.
No la jodan. ¿Sabes qué? No mamen.
Bueno, pues los teachers interesados en la sanidad mental de sus estudiantes, explicaron cómo desarrollar novedosas experiencias en las que se propicia, sobre aquellos aspectos reglamentarios de la Lengua, la capacidad imaginativa y creativa del alumno.

Se fueron por aquí: Privilegiar la producción de textos breves, cuentos, poemas, etcétera, es decir, el desarrollo de ideas y el ensayo de formas cada vez más complejas de pensamiento por parte del estudiante, antes que la rigidez de las normas, lo que parece introducir nuevos horizontes en la enseñanza de nuestra lengua y su utilidad. (Hemos aprendido la utilidad de la inutilidad de la Literatura -si no le agarran, lean a R. Barthes-).

Un profe que me cayó rebien, Francisco René Bojórquez, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que pese a conocer a Francisco Alcaraz y a César López Cuadras no ha perdido la razón, planteó enfáticamente en su ponencia: “¡Ya basta de la ortografía!” Luego se destapó y vomitó su valiosa experiencia para desarrollar la capacidad de redacción y creación literaria con estudiantes de bachillerato. Las reglas son importantes, señala, pero propone responsabilizar al estudiante por su ortografía (así se libera al maestro de un pedo hediondísimo que lo libera de acideces y broncas estomacales mayores y le permite concentrar esfuerzos en conducir al educando hacia territorios más emocionantes y prometedores -como el de la creación literaria y la redacción decorosa, esa que los propietarios de blogs ya dominan-).
Ahora viene una pregunta obligada y cuestionadora: ¿Para qué invertir tanto tiempo en la ortografía si un procesador de palabras de la más modesta computadora puede señalar hasta un 90 % de los problemas ortográficos y sintácticos?

Ahora sí ya les cayó el veinte: La introducción de la computadora en la educación, es decir, la popularización de los medios electrónicos de comunicación (el internet, el chat, el correo electrónico y las páginas web -los putos blogs, pues-) está creando un curioso fenómeno en el que los jóvenes están más familiarizados que nunca con la lecto-escritura. Esto no viene sino a subrayar el hecho de que toda introducción es buena por naturaleza.
Pero bueno, el profesor Luis Alberto Soto, de la Unison, dijo artísticamente que el celebradísimo abandono de normas ortográficas en el chat constituye una “quema del mal humor” de las aparatosas reglas que el estudiante “sufre” en la enseñanza regular, lo que le permite lanzarse tras la frase "al infinito y más allá" (esto no lo dijo el profe, pero por ahí iba).

Así está la cosa, son nuevos los parámetros en los que se desarrolla el fenómeno de la lecto-escritura, como lo demuestra la proliferación creciente de bitácoras electrónicas personales (weblogs o blogs) entre jóvenes de 15 a 25 años (donde algunos rucos como yo se cuelan como la humedad). Se trata de sitios de Internet donde pueden editar y publicar de forma instantánea todo aquello que les venga en gana, miles de pendejadas e incluso buenas ideas, en un fenómeno de escritura personal más inédito que la certeza de quién fue tu padre.
Igualmente nuevas tendrán que ser también las estrategias para abordar el proceso de la enseñanza de la Literatura y la Lengua; nuevas como este mismo rollo infumable.
Buenas noches y disculpen la extensión de este problema. Dios sabe lo que hace.

domingo, noviembre 07, 2004

DOMINGO CONVALESCIENTE

Hoy a mediodía fuimos al hospital. No hubo necesidad siquiera de un diagnóstico, desde hacía varias semanas el enfermo pedía a gritos ser internado por el grave problema viral que lo transtornaba y que nos transtornaba también a nosotros.

Esperamos que mañana sea dado de alta y podamos postear como Dios manda. Por lo pronto, que tengan un plácido domingo.

p.s. Esta semana rebasamos las diez mil visitas desde el 31 de julio en que pusimos el contador, gracias a nuestros lectores por su terquedad, ojalá que no se olviden de regresar.

sábado, noviembre 06, 2004

ESPAÑA, EL REINO DE NUNCA JAMÁS

España conquistó Mesoamérica, hay que decirlo. Si vemos las Cartas de Relación de Cortés o la Historia Verdadera de la Nueva España de Díaz del Castillo, nos enteramos de que estos individuos, en tanto cronistas, no tenían idea de lo que hacían (y menos de lo que escribían).

Nosotros, que hemos sido forzados a aprender la lengua muerta del metadiscurso, podemos inferir por lo que escriben, que estos amigos padecían de un grado alarmante de bipolaridad. De haber habido gente capacitada, esa enfermedad podría haberse tratado con relativo éxito y, de haberse seguido un tratamiento, quizá se hubiera encauzado de mejor forma el proceso parturiento de la colonización.

Bien, sabemos que la cosa no fue así, y que aventurar alguna hipótesis potencial desde una tribuna temporal inadecuada no lleva a ninguna parte.

Lo que hacían nuestros personajes, pese a todo, no era algo menor. Pero recapitulemos.

Luego de que ocurrió la repoblación de la Península Ibérica (llegaron ahí cuantas tribus y genes foráneos podían llegar), los naturales se mezclaron de tal forma que aquella región parecía una Torre de Babel ampliada y crecida. Producto de esta capirotada, se parió una raza decididamente navegable y exploradora.

Esa estirpe vino a América a continuar el fenómeno de la repoblación. Los españoles traían el mestizaje en el ADN (entiéndelo Tonatiuh) y vieron en las mujeres lugareñas un remanso de perpetuidad. (Pendejos, no sabían que habían encontrado la Eterna Fuente de la Juventud). Después vendría el bautismo.

Regresando al párrafo cinco, el consejo editorial de esta página aclara que, para evitar imprecisiones, la repoblación se refiere a toda la Europa Occidental –entendiendo el concepto desde el punto de vista geográfico únicamente- y señala que este fenómeno acaece (disculpen la dominguera) a partir del fin de la última glaciación.

Esta aclaración no es ociosa. Ya hemos indicado en otras especulaciones que nuestras hipótesis atienden a un origen común de la especie humana en un lugar tan remoto como África nororiental, en un momento tan lejano como 100,000 años antes de ya saben quien.

Quien no esté de acuerdo con esto, le damos la más cordial bienvenida al reino de nunca jamás, preámbulo para comenzar la historia de la humanidad a partir de Peter Pan.

viernes, noviembre 05, 2004

TRANSDIARIO

-Quítale el anillo, -dice ella.
Apenas puedo hacerlo porque el rigor mortis es una aduana inevitable y estamos ahí. Aún está caliente pero no hay signos vitales, quizá su gesto... pero éste también se está yendo. El médico acude a la circunstancia y cierra aquellos ojos de aceituna que no olvido, me llama y me toma del hombro. "Ahora eres el jefe de la familia". No deseo esa responsabilidad pero el doctor me ve fijamente a los ojos y ahora me toma por los dos hombros. No puedo escabullirme aunque mi mente ya ha encontrado una puerta de escape entre los llantos.
El teléfono empieza a trabajar y los oídos de muchos parientes se niegan a escuchar la noticia. Hay que decírselos, como sea. Viene el pesado somnífero del papeleo. Pasa unos minutos y es sacado de la casa en una bolsa negra. No volverá. Lo sé.
-Jamás volveremos a verlo, -dice ella.
Lo creo porque es un hecho incuestionable. El acta estará lista en un momento y no queda más que escoger un ataud decoroso. Ninguno lo es. Pero ahora estoy siendo llevado de la mano por un misterioso ritual que no permite distracciones. Soy el jefe de la familia, está claro. No hay más. Lo soy.
Será un día largo, mañana iremos a dar un paseo detrás de la carroza. Visitaremos el plantel donde enseñaba las cordilleras nacionales, los ríos más caudalosos y como ser árbitro en un partido de basquetbol. Lo despedirán con una bandera a media asta y el sordo sonar de unos tambores escolares. Luego marcharemos en una larga fila de pena hasta el sitio último. Ahí hablarán sus compañeros, los que quedan. Dirán cosas habituales que no tardaré en olvidar porque mi deber es llorar con el resto de familiares y echar flores sobre el féretro, antes de que depositen la arena suelta del desierto sobre su despedida.
No quedará sino regresar y conformarnos con la sombra de su ausencia.
Por ahora tengo que ver que haya café suficiente y que las coronas de flores se coloquen junto al pequeño altar donde ahora reza doña María unos Aves Marías que apenas alcanzo a distinguir.
-¿Le pusieron los zapatos negros?
-Sí, mamá, y también el escapulario.
El llanto no se va.
Es el 5 de noviembre de 1974.
Treinta años, apenas, la orfandad es un delicado tatuaje.

jueves, noviembre 04, 2004

REMEDOS, LA BELLA

Escribiría algo si me fuera dado, pero como no me es dado, no escribo. Sólo hago como que escribo. Pero caigo en cuenta que cuando escribo, no hago sino hacer como que escribo, es decir, no ejerzo realmente la escritura, unicamente un remedo.

Es bueno pues, que mis lectores sepan que lo que leen aquí es un remedo, un remedo de escritura. Habrá mejores tiempos, ojalá, en que yo escriba algo que no suene tan redundante, en que escriba quizá un remedo original.


miércoles, noviembre 03, 2004

DESAYUNANDO PARANOIA

En cosa de lectores, este país está en la ruina. La situación es alarmante especialmente por las consecuencias que arroja para este blog. Una buena parte de nuestros lectores son extranjeros que, pese a la avalancha de regionalismo, sinsentidos y chovinismo a ultranza que de aquí escurre, regresan una y otra vez. Eso podría suponer, por ejemplo, que fuera de México la esperanza es un sentimiento que se cultiva. Pero no es así. Quien escribe siempre está pensando en un lector potencial. En ocasiones, el lector potencial no es más que la sombra de las paranoias de quien escribe.

martes, noviembre 02, 2004

ESPAÑA, EL REINO DE NUNCA JAMÁS

España conquistó Mesoamérica, hay que decirlo. Si vemos las Cartas de Relación de Cortés o la Historia Verdadera de la Nueva España de Díaz del Castillo, nos enteramos de que estos individuos, en tanto cronistas, no tenían idea de lo que hacían (y menos de lo que escribían).

Nosotros, que hemos sido forzados a aprender la lengua muerta del metadiscurso, podemos inferir por lo que escriben, que estos amigos padecían de un grado alarmante de bipolaridad. De haber habido gente capacitada, esa enfermedad podría haberse tratado con relativo éxito y, de haberse seguido un tratamiento, quizá se hubiera encauzado de mejor forma el proceso parturiento de la colonización.

Bien, sabemos que la cosa no fue así, y que aventurar alguna hipótesis potencial desde una tribuna temporal inadecuada no lleva a ninguna parte.

Lo que hacían nuestros personajes, pese a todo, no era algo menor. Pero recapitulemos.

Luego de que ocurrió la repoblación de la Península Ibérica (llegaron ahí cuantas tribus y genes foráneos podían llegar), los naturales se mezclaron de tal forma que aquella región parecía una Torre de Babel ampliada y crecida. Producto de esta capirotada, se parió una raza decididamente navegable y exploradora.

Esa estirpe vino a América a continuar el fenómeno de la repoblación. Los españoles traían el mestizaje en el ADN (entiéndelo Tonatiuh) y vieron en las mujeres lugareñas un remanso de perpetuidad. (Pendejos, no sabían que habían encontrado la Eterna Fuente de la Juventud). Después vendría el bautismo.

Regresando al párrafo cinco, el consejo editorial de esta página aclara que, para evitar imprecisiones, la repoblación se refiere a toda la Europa Occidental –entendiendo el concepto desde el punto de vista geográfico únicamente- y señala que este fenómeno acaece (disculpen la dominguera) a partir del fin de la última glaciación.

Esta aclaración no es ociosa. Ya hemos indicado en otras especulaciones que nuestras hipótesis atienden a un origen común de la especie humana en un lugar tan remoto como África nororiental, en un momento tan lejano como 100,000 años antes de ya saben quien.

Quien no esté de acuerdo con esto, le damos la más cordial bienvenida al Reino de Nunca Jamás, preámbulo para comenzar la historia de la humanidad a partir de Peter Pan.
TAUTOLOGÍAS
Nos da miedo pensar que estamos solos. Por eso inventamos la Historia, porque queremos revivir a los muertos y nos tatuamos fechas y nombres con ese fin… así pretendemos liberarnos del olvido. Pero fallamos.

Concientes de la soledad, sospechamos que pasaremos inadvertidos y por eso inventamos la Literatura. Ilusos. Creemos que eso nos salvará de lo inevitable y que nuestra huella quedará impresa de alguna forma. Pero fallamos.

Luego nos percatamos de la falla y caemos en un desvarío. Entonces inventamos la Crítica Literaria y nos desvivimos por demostrar que somos un ente criticable, algo vivo. Pero fallamos.

Entonces, resignados a que nadie nos entiende, creamos la Didáctica.
MUERTE A LA MEXICANA

La muerte llegó temprano
al Congreso de la Unión
y a quinientos diputados
se ha llevado de un jalón.

Desde Los Pinos se escuchan
los lamentos del señor
que pensó que sus reformas
se aprobarían al vapor.

No sabía el presidente
que la muerte no se agota
y que le cae de repente
llevándolo sin las botas.

Martha Sahagún lamentaba
su desgracia conyugal
cuando vio que estaba sola
la silla presidencial.

Cuando sintió que podía
alcanzar tal posición
la muerte cargó la silla
con Martita hasta el panteón.


("Humphrey, en serio que vas de mal en peor, esta re-mamila la calavera". -Estamos de acuerdo-).

lunes, noviembre 01, 2004

CAYÓ EL TELÓN DE "EL ELÍXIR DE AMOR"

Son las 11:07 de la noche en Beautyfulville, el cierre del telón anuncia en su universo ingrato que el engranaje reclama lubricante. Es domingo, la última función entra en paro respiratorio y un alarido de emoción enciende el teatro. Es el grito de los cantantes enfundados en su curioso vestuario. Viene el saludo porque es el momento en que el público puede comunicarse, cuando el deseo de estar en el escenario captura a quien está en la butaca. Hay aplausos, flores, palabras, emociones, fotografías, entrevistas, abrazos y alguna lágrima. Hay un glamour en todo esto que ataranta.

No se escatima el aplauso porque el desfogue es necesario: tres horas de cantos encimados, de armonías insólitas y hermanadas, de timbres insurrectos y cuerdas castigadas tienen que coincidir en un instante que estalla en desenlaces, en acuerdos pactados en muchas horas de ensayo, en complicidades de música y actuación.

Los miembros del coro hicieron un gran trabajo, especialmente porque practican su arte sin esperar una moneda a cambio. Cantan simplemente por amor al arte, esa frase trillada. Así cantaron la mayoría de los solistas, incluyendo a la socia que tuvo una actuación soberbia y cuyo impecable trabajo vocal despertó nutridos aplausos espontáneos del público.

Felicito a la ticher Marybel Ferrales por su entereza para hacer posible la ópera en esta entidad; En dos de las funciones hizo gala de su mejor arma, su potente voz. Echo porras también a mis amigos Glenda Landavazo, Jesús León y Guillermo Ontiveros, que debutaron en roles protagónicos, sin olvidar a Gaby Copca y a Octavio Moreno que ya tienen más kilometraje recorrido sobre las tablas.

LA FILARMÓNICA

Hoy cumple un año de vida la Orquesta Filarmónica de Sonora. Felicidades. Muchos de sus músicos son personas que estimo grandemente. No exagero si digo que la orquesta y su director Gastón Serrano rebasaron las expectativas. Desde el foso despuntaban los arcos de los violines y los bellos sonidos de los alientos escapaban inundando la sala y sus rincones. Que sigan jalando parejo para que se arme una cadena de proyectos operísticos. Total, cada quien desea lo que quiere.

Ah, de una vez plugo a Santoclós que obsequie a esta ciudad un teatro decente.
DIA DE MUERTOS

Una señora de cierta alcurnia comentaba ayer la anécdota aquella de Gabriel García Márquez que señala que Cien Años de Soledad fue redondeada en un viaje a Acapulco. Lo narraba con mucho orgullo, como si el paisaje mexicano hubiera inspirado esa novela. Nomás por joder, dije que no estaba seguro de que eso fuera cierto y que no descartaba que fuese un ardid publicitario del escritor. La señora primero me quiso comer, después solamente me acusó de ser un pesimista. Ja, nadie más pesimista que García Márquez, agregué, pero después de todo él no tiene la culpa de que la literatura latinoamericana sea esencialmente pesimista. El comentario no le gustó a la señora y comenzó a decirme que hay escritores jocosos, irónicos, irreverentes, iconoclastas, etcétera. A ver, menciona uno, le dije. Ibargüengoitia, dijo apuradamente. Otro, pregunté... Se quedó pensando. Monsiváis, Dehesa, le ayudé, son risueños pero pesimistas, además Ibargüengoitia también lo era y lo demuestra el hecho de que se murió muy joven, seguí jodiendo. Ya enfadada, se me quedó viendo a los ojos y me preguntó que si por qué era así. Es que mañana es día de muertos y yo ya estoy celebrando, dije. No me creyó.


Dejo esta calavera para el escribidor Miguel Méndez.


MIGUEL MÉNDEZ

Cuando la muerte malora
Fue a llevarse a Don Miguel
Se enteró que aquí en Sonora
No había rastro de él.

Para dar con el poeta
La línea había que cruzar
Pero así, sin pasaporte
Fue una bronca consular

Finalmente la pelona
Pudo la migra esquivar
con ayuda de un coyote
que no le quiso cobrar

Con la cajita mortuoria
Luego tuvo que volver
Y la línea divisoria
Cruzó sin ningún papel

Ya descansa Miguel Méndez
En el panteón de las artes
Con Camilo José Cela
Y Gabriel García Márquez.