jueves, julio 29, 2010

LA RISA Y LAS REDES SOCIALES
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___(Aportaciones para comprender la psiqué de Joe Arpaio)
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___Yo sé qué. Yo qué sé. Yo qué. Habría seguido escribiendo como escribía usualmente y tú hubieras seguido atracando aquí con la fidelidad de siempre. Pero no era ya posible. Primero, porque el verbo atracar tiene dos sentidos y al que prefiero hacer rerencia es al que se relaciona con vehículos marinos estacionándose, no al que utiliza comúnmente la nota roja de la prensa.
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___Siempre intenté hacer de este sitio un lugar útil. Especialmente útil. Deseaba que los deambulantes que venían pasaran un rato agradable al visitar el sitio y, como recompensa, llevaran algún consejo útil a sus acervos neuronales: alguna receta sofisticada, un consejo sexual aprovechable, una vía textual novedosa. A la vuelta de los años el objetivo fue mediocre, especialmente porque la noción de "el sitio" guarda demasiadas connotaciones militares y porque quienes buscan "emociones fuertes" en los blogs ya han emigrado a twitter, facebook o alguna "red social" semejante.
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___Nadie lo notará, pero para mí las mentadas redes sociales son un fraude maravilloso. Por eso dejé de preocuparme por escribir aquí.
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___Antes los lectores se conmocionaban si escribía aqúi, con acento en la ú. Hoy nadie se inmuta con tales delicadezas y yo ya no puedo hacer más. Intento cosas como poner acento en la N, pero el acento se comporta esquivo y no se deja manipular. Me pregunto si existen alguien que comprenda la importancia de acentuar las consonantes y, la verdad, la respuesta ya carece de sentido para mí.
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___La verdad de todo es que perdí la risa
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___Y no hablo metafóricamente, el hecho es que padezco una anomalía facial. Esta anomalía se desprende de la configuración muscular y dérmica de mi rostro. Lo abrevio: mi labio superior es prominente. Este, al retraerse los músculos de mis mejillas al momento de reir, cubre las piezas incisivas de mi dentadura. La curiosa mecánica labiodental evita que mis dientes se vean exhibidos a la hora de reir.
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___Es triste, lo notarás, pero la vida sigue a pesar de estos desagravios biológicos y yo he aprendido a disimular la anomalía. Lo he hecho exagerando la sonrisa o cambiando de tema a la hora en que tengo que reir.
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___Hoy tuve que hacerlo. Lo hice aprovechando el rechazo parcial a la Ley Arizona cuyo espíritu me lleva a considerar que la migración humana tiene la misma persistencia que los hábitos de las hormigas. Las hormigas tienen todo el derecho de buscar su propio destino. Pero cometieron el error de meterse conmigo, el hombre sin su risa.
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___Las hubiera tolerado, pero llegaron justo al lugar donde guardo mi más preciado tesoro: mis postres predilectos: las cocadas y pipitorias escondidas en la alacena superior de mi cocina. Error. Hubieron llegado primero a la azucarera, a los cereales de Kellog's o a la comida del perro. Pero no, se empecinaron en molestarme y ahí comenzó una cruenta guerra bacteriológica que ya he narrado en este sitio. No la repetiré ahora.
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___El punto es mi risa, mis dientes ocultos por el prominente labio superior. Mi némesis personal autogenerada. ¿Dónde ubicarla? Tú lo sabrás mejor que yo. Yo que llegué a descubrir que aquí ni puedo acentuar una consonante ni puedo llegar más lejos de donde ahora llego con esta digresión. El lenguaje ya no me permite más. Llego hasta donde la lógica puede llegar.
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___¿Será útil esta lección de ricaretóricaretóricaretóricatórica?
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1 comentario:

Manuel dijo...

¿Una N acentuada podría ser una Ñ?