domingo, diciembre 13, 2009

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CONCIERTO DE HENNINGS YEOMANS Y EL DESLIZ DE LOS CHOCOLATES.
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___Motivados por el empeño que el Marciano ha puesto en sus clases de guitarra con el maestro Jesús Cota, su madre y yo accedimos a acompañarlo al concierto que el joven guitarrista Dieter Hennings Yeomans presentó con la Orquesta Filarmónica de Sonora. Esto motivó también la historia de los chocolates que podrás ver más adelante, y cuyo desenlace no influye en absoluto en las opiniones musicales que también verás.
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___No sabíamos hasta cierto momento la nacionalidad de Dieter pero podíamos presumir que era alemán por su nombre de pila (espero que "nombre de pila" signifique algo en alemán), si bien sus apellidos nos invitan al reino de las conjeturas gentilicias. (Aclaramos al lector que se encuentra ante un término no utilizado hasta este momento en lengua castellana (conjeturas gentilicias); lo hacemos con la única finalidad de que, pese a lo tremendamente gastado del idioma, se tenga consciencia de que éste no ha dado todo de sí; y también con la esperanza de que se mantenga la esperanza en su capacidad de significar cosas no previstas ni por la esperanza -¿qué dije?-). Bien, la cosa es que después nos enteramos de que Dieter es originario de Hermosillo.
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___Mario, un amigo de la familia que sugirió que este concierto valía la pena, aleccionó con premeditada anticipación a uno de sus sobrinos, quizá a partir de su meridiano juicio sobre los autores que serían interpretados -lo pienso ahora-, de que para mantenerse bien despierto durante el concierto cabría la conveniencia de que se comparan chocolates a fin de mantener un nivel de glucosa apropiado en caso de que surgieran segmentos aburridos que concitaran al sueño.
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___Quizá sea prudente hablar un poco del programa de esta noche. La cita era en el auditorio de la Casa de la Cultura de Hermosillo y la audición era gratuita -otra de las razones por las que Mario decidió que valía la pena acudir-. Dieter Hennings Yeomans rascaría el popularísimo Concierto del Sur, del mexicano Manuel M. Ponce, y el Concierto de Toronto, del cubano Juan Leovigildo Brower, mejor conocido -y lo entendemos- como Leo Brower.
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___En medio de este programa, a manera de entremés, y con la finalidad de que Dieter tuviera tiempo de recalentar la masa muscular de sus largos y afilados dedos, el maestro Alfredo Hernández Reyes, director de la Orquesta Filarmónica de Sonora, nos deleitó con Interludio y danza de la ópera La vida breve de Manuel de Falla, cuyo hispanísimo nombre de pila es Manuel María de los Dolores, y sus apellidos completos Falla Matheus. Este segmento es, contra lo que imaginaba, bastante aceptable y representa el tipo de obras que le solicitaban sus seguidores a Manuel Falla luego de que regresara de París, en la primera década del siglo XX, influenciado por locos de remate como Claude Debbusy y otros enajenados enjaulabes como Maurice Ravel, cuyo canónico bolero representa la oda al bostezo inducido más grandiosa compuesta en toda la historia de la música, una obra que no pocos psicólogos conductistas utilizan, a manera de fondo musical, en sus sesiones regulares con pacientes esquizofrernicos y oligofrénicos.
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___¿Milky Way o Snickers? Preguntó el sobrino. "Lo que halla", respondió Mario desde el toilet, sin imaginar lo que sobrevendría posteriormete. El asunto de los chocolates era clave.
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___El encuentro de Falla con Debussy y Ravel no fue menos pernicioso que el que tuvo el talentoso Leo Brower con la música de Stravinsky y sus herederos. Música atonal, cromatismo vulgar, parodización de las hermosas escalas arabescas matizadas en ocasiones con el estridentismo de Wagner, fueron la contraparte musical del cubismo, el surrealismo y el arte abstracto que inundó el siglo XX. Así que estos eran las coordenadas que yo esperaba del concierto.
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___El sobrino se encontró con que en el Oxxo se habían agotado los Milky Way y los Snikers, de modo que, tratando de salvar las cosas, preguntó si había algún otra marca de chocolate. El dependiente le respondió con cierta ambigüedad: "hay chocolate Abuelita".
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___Apoyado por su padre, a los 18 años Brower se fue a estudiar a los Estados Unidos donde cultivaría su prematura vocación por la guitarra. Ahí se topó con las novedades de la época, especialmente con un emigrado alemán llamado Stefan Wolpe, bebedor, igual que Falla, de las altisonantes corrientes modernistas de Europa. Wolpe, exiliado de entreguerras, se especializó en música atonal y fue influenciado por el dodecafonismo de Arnold Schöenberg, otro gurú de la antimúsica que influiría en la ecléctica formación de buena parte de los compositores del Hollywood de la posguerra.
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___Mario se sorprendió cuando su sobrino, antes de comenzar el concierto de Hennings Yeomans, le pasó una tableta de chocolate Abuelita.
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___La verdad es que los conciertos de Falla y Brower reflejan que estos músicos eran verdaderamente talentosos y que, pese a las influencias que antes anotamos, lograron composiciones bastante aceptables sin llegar, claro, a ser monumentos. La verdad es que, lo diría después Mario, las barras de chocolate Abuelita, que por lo demás son de un sabor profundo aunque demasiado azucarado para un paladar acostumbrado a lo amargoso del cacao, son rígidas como piedra y que intentar comérselas en su presentación en tabletas es tarea más que imposible. Roerlas sería más adecuado en casos de emergencia.
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___Nadie se durmió en el concierto, ni Mario ni el Marciano ni los sobrinos ni nosotros. Al final aplaudimos la labor de la Orquesta y del espigado y alargado guitarrista. Aquello no era de ninguna manera fácil de interpretar y, Mario lo diría después, tampoco de escuchar.
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___Sería por boca de Igor Ávila, otro guitarrista amigo, que nos enteraríamos luego de la nacionalidad y oriundez de Dieter. No quisimos enterarlo de los pormenores del affair de los chocolates porque era información menor, además él estaba muy ocupado en explicarnos el curso que estaba tomando el VI Festival Internacional de Guitarra de Sonora, del que hablaremos después.
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3 comentarios:

Manuel dijo...

¡Y eso que no compró unas glorias de linares o unos dulces de Parras!
El concierto hubiera sido en el paraiso

nacho dijo...

Manuel, jeje, gracias por pasar por aquí. Abrazo... nacho

mulder x... dijo...

se ve q soy fanatico de los chocolates xq en un caso de emergencia no le hago el desden a un chocolate abuelita solido como piedra pero al fin chocolate y ultradulce...