AMÉRICA CONTRA INDIOS
(Crónica que trata de futbol, no de conflictos étnicos)
(Crónica que trata de futbol, no de conflictos étnicos)
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___Es curioso, pero la chamba del comentarista tiene lo suyo. Observé de cerca, de muy cerca y por espacio de media hora (antes de pitarse el inicio del partido), al apocalíptico Roberto Gómez Junco y al tremendista Enrique "Perro" Bermúdez, cronistas estrellas de Televisa. No se hablaban. Parecía muy ocupados en subrayar o memorizar lo que habría de ser el esqueleto de sus comentarios, repasaban líneas en hoja impresa y echaban un ojo al monitor de sus lap-tops, seguramente repasando estadísticas, currículas, estilos de juego. Repasaban el pasado para refrescar lo inminente. A diferencia del historiador, el comentarista deportivo, empapado de los antecedentes de lo que narrará, se convierte en un activo hacedor de historia que influye en la manera en que muchos aficionados recordarán un hecho deportivo.
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___Es el preludio del partido América-Indios de Ciudad Juárez. La tarde es fresca y se ha disipado la amenaza de lluvia. La porra de Indios de Ciudad Juárez se encuentra confinada en la gradería superior del estadio, detrás de la portería del lado sur (si mi astrolabio no miente). Son ruidosos y se hacen notar en el alarido del Coloso de Santa Úrsula, que es compendio de voces populares. Llevan el uniforme oficial y no permiten que su equipo se amedrente bajo la impresionante mole de concreto y hierro del monstruoso Estadio Azteca donde predomina el amarillo.
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___Es Semana Santa, domingo de Resurrección y los seguidores de las Águilas esperan eso: la resurrección del equipo de Coapa; sufren por la posición del equipo en la tabla, por la endeble defensiva americanista. El técnico Jesús Ramírez está castigado y gira instrucciones desde una tribuna inflamada de gritos.
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___Las chicas Bimbo y Tel Cel incitan al pecado y posan ante las cámaras con asiduidad y lubricia. Nadie las pela, excepto todos los varones adultos que son minoría entre la multitud. El estadio está a la mitad. Muchos seguidores de la camiseta crema andarán a estas horas disputando un lugarcito en un bar de Acapulco donde mortifican sus humores en Semana Santa.
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___Junto al palco de Televisa, los comentaristas de TVC Deportes apechugan la carencia de techo y ruegan a Tláloc que calme sus ímpetus. No cruzan palabra con los de Azcárraga. Éstos forman ya legión porque ha llegado Arturo Brizio y no desperdicia ocasión para saludar a la fanaticada que, junto a nosotros, se muere por contagiarse de celebridad.
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___No haré aquí crónica del partido. Eso puede juzgarse desde el generoso marcador de 3-3 que consignó la cédula arbitral. Diré apenas que el celebérrimo Héctor Eugui, entrenador de Indios, ordenó una clara formación de dos líneas defensivas de cuatro que desdibujó el empuje del local, acicateado por la mascota, un águila real mexicana que revuela el perímetro de la cancha antes de parapetarse sobre un balón amarillo que su entrenador ha dispuesto. La porra se enciende.
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___Hay un jugador de Indios al que deseo referirme ahora: Julio Daniel "Maleno" Frías Adame, es un delantero verdaderamente peligroso. Frías hizo lo que quiso en el primer tiempo y puso de manifiesto que la línea defensiva es el talón de Aquiles del América. Frías no parece un jugador nacional, su estilo de juego es una extraña combinación de virtuosismo y exactitud. No lucha por pelotas imposibles y descifra a las mil maravillas las vulnerabilidades del rival. Con tales facultades, puso un pase del con el pecho para gol y desarticuló con una finta a los centrales americanistas para poner el marcador 2-0 antes del minuto 20 de juego. Los de Juárez merecían ganar.
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___Lo que ocurrió después no fue responsabilidad de Frías sino del genio de un fuera de serie llamado Salvador Cabañas. No hay que extendernos sobre el currículum de este jugador paraguayo, su letal oportunismo, su liderazgo insoslayable entre el plantel y su jerarquía contundente en las áreas rivales lo sitúa en una posición innegable: es un crack.
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___Cabañas anotó tres goles en un partido que parecía el funeral de Jesús Ramírez. Su presencia en el área levantó a la afición americanista al punto en que la porra peleaba contra sí misma. Patético espectáculo detrás de la portería del visitante.
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___Cuando América parecía dominar con los pases largos de Pável Pardo y la omnipresencia de Cabañas, el uruguayo Juan Ramón Curbelo sacó un zapatazo impresionante desde fuera del área para vencer los rizos almibarados del portero Ochoa. 2-3 en la pizarra. Luego todo quedó a merced del embrujo de Cabañas y el empate se hizo.
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___América sigue sin ganar en su predio. Indios se lleva un valioso salvavidas en la lucha por no irse a la Segunda División (quesque Primera A). El Perro Bermúdez retira los auriculares de su oídos mientras la gente se refocila por el espectáculo. Gómez Junco sigue hablando y despotricando contra todo lo que se mueve. La masa se aglutina en las salidas hacia el estacionamiento, hacia los pueblitos cercanos, donde habrán de coincidir con las legiones de granaderos que cumplen la santa misión de mantener el orden. Pero el orden ha ido difuminándose en el tobogán de la tolerancia. Nuestra Némesis, nuestro acerado dolor de tripas nacional.
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___Nada hay que agregar. El partido pudiste haberlo ganado tú. Se interpusieron los talentos enemigos, esos que se dieron el lujo de reseñar a los mundos suicidas que en 90 minutos estremecen corazones mientras corren ríos de cerveza en las tribunas y la periferia del pasto se tiñe de espectaculares.
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___El futbol es así: negocio y devoción, talento y mercancía, un puñado de seres humanos que hace las delicias del resto. Entretenimiento puro en un mundo afectado por la indolencia. El grito de gol en el Estadio Azteca era una gigantesca válvula de escape en la convulsiva turbina del alma nacional.
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___Es curioso, pero la chamba del comentarista tiene lo suyo. Observé de cerca, de muy cerca y por espacio de media hora (antes de pitarse el inicio del partido), al apocalíptico Roberto Gómez Junco y al tremendista Enrique "Perro" Bermúdez, cronistas estrellas de Televisa. No se hablaban. Parecía muy ocupados en subrayar o memorizar lo que habría de ser el esqueleto de sus comentarios, repasaban líneas en hoja impresa y echaban un ojo al monitor de sus lap-tops, seguramente repasando estadísticas, currículas, estilos de juego. Repasaban el pasado para refrescar lo inminente. A diferencia del historiador, el comentarista deportivo, empapado de los antecedentes de lo que narrará, se convierte en un activo hacedor de historia que influye en la manera en que muchos aficionados recordarán un hecho deportivo.
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___Es el preludio del partido América-Indios de Ciudad Juárez. La tarde es fresca y se ha disipado la amenaza de lluvia. La porra de Indios de Ciudad Juárez se encuentra confinada en la gradería superior del estadio, detrás de la portería del lado sur (si mi astrolabio no miente). Son ruidosos y se hacen notar en el alarido del Coloso de Santa Úrsula, que es compendio de voces populares. Llevan el uniforme oficial y no permiten que su equipo se amedrente bajo la impresionante mole de concreto y hierro del monstruoso Estadio Azteca donde predomina el amarillo.
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___Es Semana Santa, domingo de Resurrección y los seguidores de las Águilas esperan eso: la resurrección del equipo de Coapa; sufren por la posición del equipo en la tabla, por la endeble defensiva americanista. El técnico Jesús Ramírez está castigado y gira instrucciones desde una tribuna inflamada de gritos.
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___Las chicas Bimbo y Tel Cel incitan al pecado y posan ante las cámaras con asiduidad y lubricia. Nadie las pela, excepto todos los varones adultos que son minoría entre la multitud. El estadio está a la mitad. Muchos seguidores de la camiseta crema andarán a estas horas disputando un lugarcito en un bar de Acapulco donde mortifican sus humores en Semana Santa.
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___Junto al palco de Televisa, los comentaristas de TVC Deportes apechugan la carencia de techo y ruegan a Tláloc que calme sus ímpetus. No cruzan palabra con los de Azcárraga. Éstos forman ya legión porque ha llegado Arturo Brizio y no desperdicia ocasión para saludar a la fanaticada que, junto a nosotros, se muere por contagiarse de celebridad.
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___No haré aquí crónica del partido. Eso puede juzgarse desde el generoso marcador de 3-3 que consignó la cédula arbitral. Diré apenas que el celebérrimo Héctor Eugui, entrenador de Indios, ordenó una clara formación de dos líneas defensivas de cuatro que desdibujó el empuje del local, acicateado por la mascota, un águila real mexicana que revuela el perímetro de la cancha antes de parapetarse sobre un balón amarillo que su entrenador ha dispuesto. La porra se enciende.
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___Hay un jugador de Indios al que deseo referirme ahora: Julio Daniel "Maleno" Frías Adame, es un delantero verdaderamente peligroso. Frías hizo lo que quiso en el primer tiempo y puso de manifiesto que la línea defensiva es el talón de Aquiles del América. Frías no parece un jugador nacional, su estilo de juego es una extraña combinación de virtuosismo y exactitud. No lucha por pelotas imposibles y descifra a las mil maravillas las vulnerabilidades del rival. Con tales facultades, puso un pase del con el pecho para gol y desarticuló con una finta a los centrales americanistas para poner el marcador 2-0 antes del minuto 20 de juego. Los de Juárez merecían ganar.
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___Lo que ocurrió después no fue responsabilidad de Frías sino del genio de un fuera de serie llamado Salvador Cabañas. No hay que extendernos sobre el currículum de este jugador paraguayo, su letal oportunismo, su liderazgo insoslayable entre el plantel y su jerarquía contundente en las áreas rivales lo sitúa en una posición innegable: es un crack.
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___Cabañas anotó tres goles en un partido que parecía el funeral de Jesús Ramírez. Su presencia en el área levantó a la afición americanista al punto en que la porra peleaba contra sí misma. Patético espectáculo detrás de la portería del visitante.
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___Cuando América parecía dominar con los pases largos de Pável Pardo y la omnipresencia de Cabañas, el uruguayo Juan Ramón Curbelo sacó un zapatazo impresionante desde fuera del área para vencer los rizos almibarados del portero Ochoa. 2-3 en la pizarra. Luego todo quedó a merced del embrujo de Cabañas y el empate se hizo.
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___América sigue sin ganar en su predio. Indios se lleva un valioso salvavidas en la lucha por no irse a la Segunda División (quesque Primera A). El Perro Bermúdez retira los auriculares de su oídos mientras la gente se refocila por el espectáculo. Gómez Junco sigue hablando y despotricando contra todo lo que se mueve. La masa se aglutina en las salidas hacia el estacionamiento, hacia los pueblitos cercanos, donde habrán de coincidir con las legiones de granaderos que cumplen la santa misión de mantener el orden. Pero el orden ha ido difuminándose en el tobogán de la tolerancia. Nuestra Némesis, nuestro acerado dolor de tripas nacional.
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___Nada hay que agregar. El partido pudiste haberlo ganado tú. Se interpusieron los talentos enemigos, esos que se dieron el lujo de reseñar a los mundos suicidas que en 90 minutos estremecen corazones mientras corren ríos de cerveza en las tribunas y la periferia del pasto se tiñe de espectaculares.
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___El futbol es así: negocio y devoción, talento y mercancía, un puñado de seres humanos que hace las delicias del resto. Entretenimiento puro en un mundo afectado por la indolencia. El grito de gol en el Estadio Azteca era una gigantesca válvula de escape en la convulsiva turbina del alma nacional.
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2 comentarios:
Muy Faithelsoniano peor se te olvidó decir que te habia parecido a ti... Digo, yo te veía emocionado! je!
Yo estoy firmemente convencido de que ganaremos el campeonato de la mano de Chucho Ramírez. DE lo contrario comparemos a buen Chelís, con él seguro ganaremos también esa nueva copa que acabamos de inventar junto con el Inter y demás equipos del primer mundo. Opino que deberíamos nacionalizar negros y a Cabañas, quizá sea la solución para llegar a cuartos de final en el mundial de mis ilusiones. Por cierto, ese jugador que mencionas, el que fue alguna vez pandillero, también lo compraremos y le echaremos a peder. Son las ventajas que nos da el dinero.
Saludos, Nacho.
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