DESDE LA TV HACIA BEIJING

(con amor)

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___Con el pretexto de los Juegos Olímpicos, el fin de semana fue una orgía televisiva. No nos explicamos que en el Caribe y las Antillas haya hombres y mujeres que corran a velocidades límite; que los Chinos tengan una estructura deportiva tan maciza; que los E.U. vayan perdiendo terreno en aquellas disciplinas que antes dominaban fácilmente; y que la delegación mexicana se muestre un espíritu de competencia tan apático.
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___Bueno, todo puede tener una explicación, es cierto, pero los hechos son los hechos. En el caso de los competidores mexicanos eternizan la cultura del "ya merito" y los pretextos. Uno de los corredores de 10 mil metros abandonó la prueba antes de la mitad por una lesión. Eso puede justificarse indudablemente, el problema es que se lesione dos días antes de ir a Beijing, pero el colmo es que alegue que la pista del Nido del Pájaro "es dura". Seguramente entrenaba en México en pistas acolchonadas. No lo entiendo.
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___Michael Phelps y los velocistas jamaiquinos se reparten medallas mientras rompen récords olímpicos y mundiales todos los días. La bella saltadora de garrocha rusa destroza las alturas y las clavadistas chinas desafían la gravedad en sus lujosas ejecuciones. La competencia deportiva lleva en las venas la sangre de la política, el DNA de las razas, la supremacía de los sistemas económicos, por ello resulta fenomenal ver ganar a los etíopes y kenianos en pruebas donde la desnutrición ancestral se convierte en eficiencia calórica, en resistencia y victoria frente a lo imposible.
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___Cuando regresen de Beijing los directivos del deporte mexicano escucharemos nuevamente las letanías del pretexto, las odas a la autocomplacencia y novedosas formas de expresar el autoengaño. Los literatos debiéramos aprender de la creativa imaginación de los burócratas deportivos, de su incomparable sed de ficcion.
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___Dejo pendiente el espacio para hablar de la escasez cerebral que han manifestado los cómicos de las televisoras mexicanas predominantes en busca del rating olímpico. Siento pena por la manifiesta anencefalia de Eugenio Derbez y sus patiños; por el repetitivo y gastado alburazgo de Brozo y el genio fallido de los hacedores de la Huevomanía. Me quedo con la ríspida solemnidad de los comentaristas de TVC; peses a sus carencias presupuestales, han sabido ofrecer una propuesta televisiva libre de las mamarrachadas y sensiblerías que TV Azteca y Televisa adoptaron de las películas lloronas de Pedro Infante y Sara García. Ahí la dejo.