jueves, diciembre 21, 2006

EL FUTBOL TIENE SU MISTERIO
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___Las razones por las que el Barcelona perdió la final del Mundial de Clubes frente al Internacional de Porto Alegre explican en buena medida el misterio del futbol. Ocurre que la gente es poco susceptible a indagar las cosas relacionadas con lo misterioso. Cuando escribí mi artículo semanal para Tiro Libre, parecía convencido de que el equipo del moreno Rijkaard tenía el título en la bolsa, sin embargo, el equipo brasileño llegó a la final muy convencido de su esquema, de sus virtudes y especialmente de su mística como equipo. Mística: misterio, tradición, magia.
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___Hacia el minuto 30 del segundo tiempo, la sonrisa de Ronaldinho comenzó a descomponerse. Giully, Motta, Iniesta y el propio Rafa Márquez comenzaron a verse desesperados. En el sótano, Puyol parecía el único dispuesto a dar la vida por el partido, pero su fortaleza se veía resquebrajada y sin la cuota de inteligencia que exige enfrentar una bomba de tiempo tictacqueante (*). En la acera de enfrente, los vecinos estaban dispuestos a llevar la fiesta a feliz término y, pese a las bajas, mantenían la moral en las nubes del estadio. Además, tenían cartas ambiciosas en el banquillo y no se veían dispuestos a desperdiciar la oportunidad que les brindaba la circunstancia.
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___Una pena para Cataluña, porque Adriano, un morenito delgado y veloz que había entrado como sustituto, sacudió las friolentas mallas blaugranas en un momento poco propicio. La jugada se desprendió de un contragolpe que será una pesadilla recurrente para Puyol durante el resto de su vida. Fue un despliegue vertiginoso por el centro. Puyol vio pasar una sombra negra que sirvió un pase adelantado para que Adriano tocara por un lado del arquero barcelonés, otro espectador en el estadio Yokohama de Japón.
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___Disciplina, velocidad y un poco de futbol callejero, de pataditas en la espinilla, de jalones de camiseta, de empujones por la espalda. Lo demás fue manejar la marca, clausurarle la banda a Giully, jugarle en cortito a Ronaldinho y anticipar las intenciones del rival.
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___Deco estuvo batallador durante todo el juego y fue uno de los pocos derrotados que soltó una lagrimita. Rumbo al vestidor se decía a sí mismo que podían haber ganado el partido. Pero el futbol es así. Ningún equipo es invencible.
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1 comentario:

Manuel dijo...

De no ser por esos misteriosos momentos… pues que aburrido y predecible sería

F E L I C I D A D E S