domingo, junio 29, 2008

LAS BONDADES DE LA PALETRINA Y LA DELTAMETRINA
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___Hacía mucho que no ocurría. El miércoles se me borró un extenso post sobre comida japonesa. Entré en una depresión categoría 7.1 grados en la escala de Richter porque había puesto particular empeño en elaborar un texto decente y pensaba que lo había logrado. Accidentalmente pisé la tecla de Windows y el post se borró instantáneamente; intenté recuperarlo mediante varios procedimientos pero el post había pasado a mejor vida, simplemente desapareció.
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____No volví a intentar escribir nada hasta ahora. En aquel momento me preguntaba si algún poder superior había intercedido para que no publicara mis experiencias con el sushi, pero no había indicios suficientes para afirmar que se tratase de ningún poder superior. Lo que sí se manifestó fue un aguerrido ejército de hormigas que en esos precisos momentos comenzó a dar señales de furiosa actividad detrás del escritorio. Molesto por su presencia y habiendo descartado que se tratase de algún mensaje providencial emprendí una guerra química contra los insectos que por entonces desmembraban un grillo moribundo.
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___El ácido bórico es la kriptonita de las hormigas, pero cuando busqué debajo del fregador ese polvo no estaba. No habiendo a la mano otra arma de defensa estratégica procedí a utilizar el nada recomendable Raid matabichos, uno en cuya presentació aparece una lacónica leyenda que dice: "Exterminador". Ustedes no tienen por qué saber esto, pero los componentes de este insecticida son poderosos venenos elaborados a base de propoxur, paletrina y deltametrina, en proporciones que no viene al caso detallar. Con una ligera rociada del mortífero spray, las hormigas entran primero en estado catatónico, luego se retuercen como si hubieran probado la comida que hacían en la casa de asistencia donde hice la prepa, finalmente estiran la pata y se acurrucan en posición fetal. .
____Luego de cerciorarme de que no había señales de vida y de que el Raid tiene un olor que se te mete hasta las gónadas, recogí los cuerpos sin vida del sorprendido ejército rojo, no sin antes retirar con honores los restos del grillo que también había sido mortalmente bendecido con el bautizo de paletrina. El oróptero presentaba un rictus para mí desconocido y semejante sólo al de Fabián Lavalle que transmitiera nuestra morbosa televisión nacional luego de que éste se negara presuntamente a pagar cuentas pendientes.
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___Distraido por mi victorioso encuentro con las hormigas, aquella noche mi estado de ánimo fingió olvidar la decepción por el post perdido. Ahora que lo recuerdo y escribo sobre ello, me pregunto si tienen razón aquellos que dicen que la literatura no es mas que un pretexto para escaparse.
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