ESPAÑA CAMPEÓN DE LA EUROCOPA 2008

La historia como ninfa

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___España fue la sorpresa de la Eurocopa 2008. Alemania no pudo con la velocidad de Fernando Torres y el dominio territorial que ejercieron Iniesta y Xabi en la media cancha. EL negocio salió barato para los teutones que pudieron irse con un adverso 3-0 si los postes hubieran mostrado simpatía por los pupilos del veteranísimo Luis Aragonés, para quien ortodoxia y juventud fueron brebaje suficiente para atarantar a la historia que se inclinaba por Alemania.

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___Una imagen a lamitad del partido parecía preludiar el desenlace: el rostro de Michael Ballack sangrando abundantemente. Amonestado por el uso excesivo y amañado de la fuerza, Ballack había recibido una sopa de su propio chocolate, sus párpados caídos y un grueso parche a la altura de la ceja derecha hablaban de la fortaleza del rival.

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___Ni el empeño fantasmal de Schweinsteiger (espero haber puesto correctamente el nombre) ni las atingentes atajadas de Lehmann pudieron alterar el marcador. El 1-0 fue una de esas medias estocadas mortales que permiten al toro embestir un par de veces más antes de doblar los cuartos delanteros por última vez.

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___La otrora milagrosa figura de Podolski prácticamente desapareció entre los callejones de Madrid y el delantero Klose era un invisible granito de arroz en una paella valenciana. Ramos y Senna se adueñaron del terreno neutral y las autopistas laterales quedaron clausuradas al rival. Los españoles detuvieron el ímpetu de la salchicha a base de fuerza, buen toque y gran condición física. Suerte para Alemania que Villa estaba lesionado. Así se redacto una página que sonaba imposible.

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___España ganó porque jugó con valentía. No especuló con los números y mantuvo un ritmo de juego que terminó por marear a sus rivales. En su momento, Rusia con todo y su entrenador importado jamás supo romper el maleficio; Alemania terminó por sucumbir ante un equipo que no cree en los centros a la olla ni en la estatura prehistórica de sus adversarios.

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___En el futbol el peso de la tradición se presenta como un acantilado insalvable, pero la historia es una ninfa que rejuvenece cuando está a punto de repetirse. Me voy a la Cibeles con la marea roja a gritar ¡Viva España!

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