NO ERA UNA NOCHE CUALQUIERA

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___Entre los olivos negros, las palmas y los laureles de la India, los puestos de cerveza, de tacos y antojitos, entre los ánimos de la multitud y las luces de una noche con amenaza de lluvia, entre gritos y humores naturales, apareció al cuarto para las 11. El escenario montado sobre la plaza Alonso Vidal era insuficiente para los miles de sonorenses que acudieron al llamado de las Fiestas del Pitic en ocasión de la primera noche de gala.

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___El monstruo de la trova cubana apareció con la eterna camisa de mezclilla, su escasa cabellera cana y unas gafas de caricatura. Dijo dos palabras que alumbraron el ánimo: "Buenas noches". Sus músicos ya habían comenzado la fiesta diciéndonos que el día comienza en Cuba con luna nocturnal.

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___Pablo Milanés se sentó en el centro del espectáculo, como acostumbra, con sus carnes suficientes y su voz inmaculada, su inocente carisma y sus partituras abiertas para abrir la puerta a un concierto que colmó el breve espacio entre él y su público. Es curioso pero ahí me encontré a varios futbolistas amigos: Javier Ruis y la Lulú, Luis C. Corrales y su familia, el Tunero Bedoya y su dos hijos menores, todos troveros por ósmosis y hasta por genética. Nosotros también íbamos en bola, la socia, la Bellota, mi hermano Ramón y los suyos, Carlos Lupita y todos aquellos que se acercaron a frotarse las manos con nosotros.

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___Y nos dejamos querer en un festín gratuito como si asistiéramos a una fábula fugaz. No digo más porque las canciones ustedes ya las conocen y no voy a ser yo quien relate nada nuevo. ¿Quieren fotos? Para qué, además, tengo hambre y Yolanda ya se fue a dormir.

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___¿Qué hora es?

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