EN EL UMBRAL DEL BICENTENARIO:

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HACIA UNA RECONSIDERACIÓN DE NUESTRAS LEALTADES

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a E.A. y H. Y.

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___Las entrañas de la República se han visto nuevamente revitalizadas con el rutilante triunfo de la Selección Mexicana en Costa Rica. Los ominosos pronósticos que trasluciera el informe presidencial el 2 de septiembre, el reconocimiento de que el nuestro es un país empobrecido y víctima de esclerosis múltiple, vense despejados de dudas y malos agüeros con el contundente 3-0 del sábado.

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___Si llegó a pasar por su mente febril que el rosario de reformas electorales que acuñara Don Jesús Reyes Heroles en los años setentas uniría a este pueblo mocetón, mezcla de etnias, herbolarias, sectas y fantasmas, lo siento mucho, deveras. Las reformas electorales terminaron por remplazar al viejo negocio de la encomienda, jugoso en la época de la Colonia, dejando registro inequívoco de la genética pastoril que trajeron a las patriecillas latinas los españoles. He aquí lo grandioso del futbol, práctica que por cierto repugna a la mayoría de los seres humanos (es decir, a las mujeres y a los homosexuales -juntos hacen mayoría, cosa que las reformas electorales no consideran como vector potencialmente explotable sino hasta fechas muy recientes-).

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___El bello deporte que utiliza los pies y la cabeza, una pelota y una área aproximada de 5 mil metros cuadrados, hizo lo impensable: unir lo descompuesto, zurcir lo imposible y poner en práctica en suelo nacional el mandamiento cristiano de amar a tu prójimo como a tí mismo. Yo por ejemplo, hasta siento simpatía por mi vecino que tiene dos semanas cambiando el piso de su casa, produciendo un ruido infernal con las sierras que cortan mosaico.

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___Tras el chiflido final del errático árbitro, quien en un lapsus brutus había amonestado a nuestra joya futbolera, héroe proverbial de étnico nombre e ídolo de la raza en el Chicago Fire, el tepiteño Cuauhtémoc Blanco, en vez del argentino nacionalizado mexicano Guillermo Franco -quien había tatuado en la pierna de un jugador costarricense, queremos suponer que invountariamente, la disposición geométrica de los tachones de su zapato derecho-, la jauría de sentimientos nacionales, el ímpetu independentista de septiembre y nuestros más acendrados ánimos democráticos, se desataron como las ataduras de Aladin en la película de Disney que ganó un Óscar por los arreglos musicales.

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___Se despertó el bien y el mal. Por un momento se olvidó que cada uno es cada cual y en un desplante de futurismo incontrolable los comentaristas mexicanos propusieron, palabras más palabras menos, edificar un altar sacratísimo a Javier Aguirre, "el Vasco". Dieron por sentado que México estará en el Mundial de Sudáfrica y gritaron a los cuatro vientos que no somos tan malos como antes habían declarado; que todo fue un error; que los mexicanos tenemos futbol y que no falta sino un buen motivador que saque lo mejor de nosotros; no es que seamos inconstantes, es que la constancia nos huye; nuestra impotencia histórica no es una maldición gitana porque tenemos nuestras rachas de "si se pudo" y eso hasta Vicente Fox lo entiende; la crisis económica internacional es poca cosa comparada con las facultades de Giovani Dos Santos una tarde de inspiración en cancha de pasto sinténtico.

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___Son tantas cosas juntas, amable lector (no digo lectora porque a estas alturas las lectoras potenciales, desde que se mencionó la palabra "rutilante", habrán vuelto a sus sesudas lecturas de Sor Juana o a otras actividades intelectuales o dietéticas que les roban sus impulsos), que no acierto a carburar cómo operan los resortes de la idiosincrasia nacional, cómo se transforman nuestros procesos bioquímicos frente a espectáculos deportivos donde generalmente la victoria se nos enrosca, pero donde, a la hora de ganar, nos convertimos en una "Patria Grande y Generosa a la que entregamos nuestra existencia".

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___Yo, mis amigos, plugo a las Alturas porque mexicanos nacidos en cualquier lado del planeta (porque dentro de poco habrá más mexicanos de sangre que nacen en E.U.) no se sientan ajenos a las excentricidades de nuestros gobernantes, las florituras de nuestros seleccionados, los trastumbos de nuestras reformas electorales, o a las ínfulas de nuestros líderes políticos. Traten de entenderlos. Si los políticos continúan con su obstinación de hacer el bien sin mirar a quien y ejercen su labor a pesar de lo poco que la nómina les ofrece, ni modo; déjenlos sufrir su calvario. Si nuestros representantes en la cámara o el senado se conforman con la bagatela que se les paga, incluyendo los exiguos gastos de transporte aéreo, déjenlos que penen porque de los que sufren será el reino de los cielos. Si los empresarios mexicanos siguen sacrificando sus prerrogativas y anteponen el interés público a sus caprichos, pues allá ellos.

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___Los ciudadanos permanezcamos fieles a la tradición nacional: lo importante es ganar. Tengamos en mente el quiebre de cintura de Dos Santos, las estiradas de Memo Ochoa, el folclórico vocabulario de Javier Aguirre, los rizos de Guardado. Mantengamos la frente en alto ante las ofensas diplomáticas de los canadienses, otros rivales en la Concacaf, que han osado acusarnos de simuladores. Hablémosles claro: ¡Pendejos!, apoyen a su selección en vez de andar perdiendo el tiempo en nimiedades. Mantengamos nuestras posturas fundamentales: "Donovan nos la pela".

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___Es el mes de la Patria. Podemos permitirnos cualquier cosa.

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___Somos una versión light del sueño feliz del judío la noche antes de ser llevado a los hornos de Austzwich.

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___¡Viva Juárez (Efraín)!, ¡Viva Cuauhtémoc (Blanco)!, Viva Miguel (Sabah), ¡Vivan los Héroes que nos dieron el pase al Mundial!

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___p.s. Amable lectora: en caso de que el multicitado y multipreciado pase al Mundial de Sudáfrica no se lograse, por favor remítete al post sobre los Picapiedra y los productores Hanna-Barbera publicado en los orígenes de este blog.

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