lunes, julio 23, 2007

LA FRONTERA COMO SUTURA
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___De un tiempo a la fecha, quizá desde mediados de los ochentas, en el norte de México la frontera se convirtió en un renovado pretexto para la reflexión y la literatura; hay que decir que tras ponerse de moda entre los académicos estadounidenses y chicanos los llamados "estudios culturales", la frontera como materia de trato estético fue adquiriendo proporciones cada vez mayores; como si se tratase de un resumidero de la teoría poscolonialista y posmodernista preponderante en la fase final del siglo XX, el tema de la frontera en la literatura y en la crítica fue consolidándose como un monolito aglutinante y hasta asfixiante.
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___Lo curioso del caso es que la "teorética fronteriza" se consolidó por razones políticas: por una parte obedeció a la renovada insurgencia del movimiento chicano en E.U., y por la otra, como una respuesta involuntaria a la endémica enfermedad del centralismo que afecta a México desde la época del Imperio Azteca y merced a la imposición de las peores tradiciones castellanas en materia de tolerancia.
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___Pero ni los escritores, ni las más importantes obras narrativas de nuestra producción provincial tiene que ver necesariamente con la temática fronteriza, si bien está presente de forma tangencial en muchos de ellos. Guarda mayor peso el regionalismo como expresión lingüística o semántica que el aspecto puramente fronterizo. El espanglish y la alternancia discursiva de las lenguas contiguas que se mezclan en la frontera norte de México son expresión inherente de una forma dialectal más amplia y difusa que se identifica como regionalismo: búsqueda de formas de expresión propias e inéditas de grupos poblacionales cuya experiencia vital y comunicativa se exhibe en formas sintácticas, timbres fonéticos y giros semánticos específicos. Esta especificidad se manifiesta en toda región y no es privativa de la frontera.
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___Siendo oriundo de San Luis, Río Colorado, Sonora, soy fronterizo en el sentido más estricto del término, es más, sin poses ni faramallas, soy mucho más fronterizo que la mayoría de todos los fronterizos, escritores o simples vasallos, natos y no natos, sencillamente porque nací a escasos cincuenta metros de la línea divisoria con Gringolandia. Soy, pues, fronterizo por razones que escapan a mi voluntad. Adicionalmente, mis padres y tres de mis abuelos nacieron en Nogales, Sonora, otra frontera, de modo que he transpirado fronteridad desde que era yo mero gen. Soy entonces doblemente fronterizo por razones geográficas y familiares. Pero, una cosa: en mis dos libros de cuentos apenas abordo en un par de ellos la cosa fronteriza, no como la mítica piedra filosofal sino como un mero accidente de la existencia, cuyo efecto en mi persona es tan mayúsculo como haber vivido en el DF diez años, o como haber tenido oportunidad de convivir plenamente en otras ciudades de aquí o de los EU.
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___Ni la otredad ni la búsqueda de parafernalia filosófica alguna, ni los sentimientos suicidas o las emociones de gato abandonado en un cementerio que me invento luego de leer a Nietzsche o a Heidegger, me hace sentir otra cosa que un simple miembro de la especie humana, de signo masculino y heterosexual y, eso sí, con una capacidad corregida y agravada para inventar historias imaginarias y cosas que no existen.
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___Soy narrador y tengo un perro, me gusta andar en bicicleta y vendo cosas para obtener dinero y darme tiempo para dedicarme a la literatura, la música y otras aficiones (mantener sin hambre a una familia que quiero mucho -disculpen mi conservadurismo-); y todas estas cosas me divierten mucho o, al menos, imagino que me divierten, y sobrevivo echándome unas cheves cada vez que las veo a punto de congelación. En otras palabras, me considero un hijo de vecina cualquiera y no me siento iluminado ni divino porque escribo narrativa, crónicas o ensayos; suelo cantar (cuando me lo solicitan) canciones italianas y arias de ópera y trato de aplicar lo que enseñaron otros que sí sabían lo que hacían.
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____Ser fronterizo no me da ninguna ventaja respecto a las experiencias humanas de otras regiones del planeta donde igual se tuestan habas. No creo que lo que escribo sea trascendente como para sentirme Tarzán de los monos en frac, ni que cante como Franco Corelli, pero entiendo que será el tiempo el mejor juez de mis logros y fracasos y no quiero andar gastando demasiado tiempo en autopromover mis asuntos. Tengo cinco libros terminados que no estoy muriéndome por publicar porque sé que si valen la pena se van a publicar por su propia cuenta.
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____Lo fronterizo no da ni quita nada salvo una experiencia vital cuyo significado, en nuestro caso particular, es una cosquillita comparado con la historia de las fronteras en la Europa o el Medio Oriente en los últimos siglos. Es la verdad. Pero la literatura tiene vida propia y su trascendencia estética no depende del grado de injusticia, privaciones, contradicciones y muerte de una región. La divinización de la frontera, la vocación exegética de sus adoradores, el paradigma mesiánico que buscan edificarle a lo fronterizo muchos críticos y estudiosos no hace sino reverenciar la grandilocuencia y festejar la existencia de un contrapeso a esa otra grandilocuencia llamada centralismo.
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___Continuará.

1 comentario:

Manuel dijo...

O sea vez, a mas de no ser chilango, ni siquiera del interior del pais, eres de la orillita….. o no guey

(Pura broma, saludos al frente de batalla de México)