lunes, julio 16, 2007

UN APUNTE SOBRE LA TEMPORALIDAD EN LA NARRATIVA
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___A mí jamás me convenció El principito, ni cuando lo leí de adolescente ni después que sabía lo que hacía cuando me topaba con un texto. La historia me parecía demasiado obvia y las adaptaciones teatrales para niños parecieran exagerar esa obviedad. No busco polemizar o menospreciar a quienes advierten que la obra de Exaupery fue su iniciación a la lectura, pero creo que la lectura despierta distintos resortes mentales o emocionales en cada individuo.
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___La lectura es en ejercicio de la memoria en la que la mente ejerce su atemporalidad, es decir su oficiosa naturaleza de meter en un mismo movimiento el presente, pasado y futuro. Me explico: Al enfrentar un texto, digamos una historia de aventuras, el lector aborda los pormenores del caso confrontándolos con los referentes de su propio imaginario, es decir, ejerce un diálogo entre su bagaje (background) y la "novedad" textual. Esta operación conlleva, instantáneamente y aún involuntariamente, al lector a desplegar una serie de conjeturas en relación al desenvolvimiento del texto en cuestión.
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___Generalmente los buenos textos, es decir aquellos que nos capturan, sea por su trama o por los recursos estéticos que producen en nosotros una suerte de encantamiento, son textos que ponen en juego esa curiosa capacidad humana de combinar e hipotetizar los "tiempos". Aunque desde obras como El Quijote podemos observar con nitidez la manipulación temporal que tiende a complicar la función hipotética del lector, fue durante el siglo XX que se popularizó una forma "compleja" de presentar la narrativa.
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___Sin embargo, esta "complejización" que provoca la lectura "moderna" no puede considerarse sino variaciones sobre el mismo tema, un tema que crearon los autores de la tragedia griega clásica (el texto imaginario cobrando vida). El caso es que no todos los autores despliegan conscientemente esa cualidad intrínseca de la escritura. De ahí que no todos los textos son "buenos" en ese sentido.
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5 comentarios:

Pablo Aldaco dijo...

!Tan simpático, solitario y soñador El Principito! Gusta la palabra atemporalidad. Hace rato que no te visitaba, ahora lo hago y con gusto.

Un abrazo.

Manuel dijo...

El problema es que a esa edad, pues no tenemos ni criterio ni opciones.
Ahí está la falsedad

Saludos

Yayo Salva dijo...

Estoy de acuerdo en general con las ideas que viertes en el artículo, en particular en cuanto a las reacciones subjetivas del lector. Así debe ser, de lo contrario entraríamos en textos adoctrinadores. Sin embargo, para mí El Principito sigue proporcionándome motivos de reflexión cuando lo releo. Ciertamente, hasta la novela rosa más insulsa y trivial puede contener frases impactantes. Pero pienso aquella novela de Saint-Exupéry es mucho más que un cuento infantil o para adolescentes. Al menos para mí.
Un cordial saludo.

mar adentro dijo...

Gracias por recordarme cuánto me gusta. He leído El Principito en distintas etapas de mi vida y siempre he salido de ahí cargando con bastantes preguntas...Nunca voy a olvidar la primera vez, la primera vez que El Principito muere...y yo sin poder evitarlo, creo que fue mi primer encuentro con la muerte, lo recuerdo y vuelvo a sentir angustia, creo que releí esa parte algunas veces sólo para darme cuenta que era cierto, que El Principito estaba muerto. Me hubiera gustado tener entonces un Homero Simpson a la mano para que cambiara el final, sólo para mí (como lo hizo con Lisa y un libro que ambos disfrutaban), El Principito hubiera permanecido vivo, cuando menos unos años más, hasta que lo leyera por segunda vez.

nacho dijo...

Juan Pablo, Manuel, Yayo Salva, Lorena: gracias por venir, el gusto por la lectura toma en ocasiones extraños caminos y las preferencias dependen de razones muchas veces inexplicables. Sigamos en esto.