martes, noviembre 27, 2007

VISCISITUDES COTIDIANAS
.
___Hoy vi a la muerte. Viajaba con la socia rumbo a Bahía Kino en dirección al Ejido El Triunfo donde me reuniría con una centena de estudiantes de la secundaria técnica número 41 cuando nos encontramos un par de patrullas a la orilla del camino con las torretas encendidas. Era el pleno desierto, pasamos a una velocidad de unos 110 kph y no logramos observar sino que unos agentes caminaban entre los matorrales en actitud de búsqueda. Algunos kilómetros adelante, cuando nos aproximábamos al poblado de Kino Viejo, nos percatamos de que nos habíamos pasado de nuestro destino, el Ejido El Triunfo. Al regreso, volvimos a encontrarnos con las patrullas y más agentes sobre la carretera; ahora eran cuatro patrullas y un vehículo del ministerio público. Disminuimos la velocidad y pasamos a vuelta de rueda. Fue entonces que nos enteramos de la movilización: a unos 15 metros de la carretera yacía el cuerpo de un individuo de unos 40 años, atado de las manos por la espalda, bocabajo y ensangrentado del cuello hacia la cabeza, con un inconfundible tiro de gracia en la nuca que acostumbran ya saben quienes.
.
___Sentí ganas y cierto morbo por comenzar mi charla con los estudiantes hablando de aquel asesinato pero no lo juzgué pertinente. Opté por decirles que hacer un cuento es como hacer un caldo, y que el lector no era tal sino un detective dispuesto a decifrar un enigma en el texto. Les dije la neta: que en materia de lectura de literatura estamos en la calle y que la inteligencia de la República era la que estaba en ese salón conmigo, que si cómo la veían. Se quedaron de a seis, especialmente las maestras. Hablé un rato y cuando mencionaba Harry Potter o algo que sentían cercano a su universo de video les brillaban los ojitos; luego me puse a contar un cuento, a discutirlo y a hacer una rueda de preguntas que se prolongó por unos 20 minutos. Es emocionante ver cómo responden las niñas y niños cuando están frente a un escritor, se desinhiben pronto y empiezan a hacer preguntas sencillas y legítimas: cuánto tiempo tardas en hacer un cuento; cuánto tardas en hacer un libro; cómo se hace un cuento, etc. La pregunta que más me inquietó fue una muy simple y despertó la risa de maestros y alumnos: ¿cuánto gana un escritor?
.
___No les diré qué respondí, únicamente reitero que todo sirvió para reirnos y reafirmar la idea de que la literatura es un boleto para entrar a un parque de diversiones. Salimos muy reanimados de ahí. Yo me preguntaba que tipo de metáfora encierra encontrarse con un ejecutado antes de compartir el entusiasmo de la lectura con secundarianos.
.
___La campaña "Un escritor en tu escuela" sigue caminando, ignorando a los muertos que arrojan a nuestro paso.
.

No hay comentarios.: