jueves, marzo 06, 2008

TRANSDIARIO
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___Por ahora no puede ocurrírseme que décadas después te voy a sugerir esto: no busques la palabra en el diccionario, no la vas a encontrar. Nosotros los conocíamos porque atestaban las partes bajas del río y los indígenas de la región así los bautizaron. Ahí, donde los junquillos, las algas y otras malezas se hacinan sobre el lodo blando de la orilla, aparecen en primavera según nos va a contar mi papá después. Él lo sabe porque es profesor de biología de la escuela secundaria y el tema además le gusta. Ha organizado muchas excursiones con estudiantes para colectar esos bichos y ponerlos en formol igual que se hace con cachoras, camaleones y víboras. En estas excursiones papá se hace acompañar por otro profesor porque hay que vigilar a los alumnos pues el premio de la clase es bañarse. Se bañan bajo el puente donde hay sombra y sin meterse a lo hondo. Ahí no dejan.
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___El río es muy traicionero. Ahí se han ahogado muchas personas que creen que cruzarlo es fácil, pero la corriente los cansa y se los lleva. También se han ahogado chamacos que simplemente desaparecen y no se vuelven a ver; es porque se enredan en la maleza o en las redes de los pescadores que han ido quedando ahí. Eso dicen y en el futuro voy a pensar que quizá eso de la red sea una leyenda. No alcanzan la otra orilla porque la corriente es muy fuerte aunque parece manso. Se ahogan y luego hay que buscarlos y a veces los encuentran a muchos kilómetros de distancia, en los ejidos del sur, rumbo a la desembocadura, flotando hinchados y negros. Y otras veces nomás no los encuentran.
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___Aparecen en primavera y a mí como que me dan miedo porque su aspecto es raro, acuoso, transparente cuando están recién nacidos. Ahora que tengo ocho años todavía no me atrevo a tocarlos. Tienen los ojos saltones y la colita plana. Es muy difícil agarrarlos con la mano.
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___La primera vez que cruzamos el río fue en la camioneta de mi abuelo Ramón. El maldito puente temblaba con el peso de los carros y se cimbraba como si fuera a caerse. Desde ahí se miraba que el río daba curvas y se veía más chico de lo que era. Pensaba en qué pasaría si la camioneta de mi abuelo se cayera desde ahí y luego mejor desviaba mi atención a otro lado poque no quería pensarlo.
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___Ya habrás imaginado que te hablo de los siboris. Algunos de los chamacos del barrio les llaman equivocadamente "sibolis". Fuera de la omisión del diccionario te aclaro que se trata de los renacuajos, cuando evolucionan de las larvas de las ranas y los sapos. Quizá te sorprenda que, ahora que lees, décadas después, en la región se siga nombrando así a esos bichos y que el término no haya sido asimiliado por el diccionario. Así es la cosa.
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___No digo que las visitas con mi padre no fueran buenas y amenas, pero disfrutaba más cuando íbamos sin permiso a meternos al río y bañarnos en las partes hondas. Gastón agarraba los siboris usando la camiseta como trampa, los metía en frascos y se los llevaba a su casa para asustar a sus hermanitos. Por cierto que ahí fue donde murió Mauricio Payán, un muchacho de secundaria que se ahogó una mañana. Él sabía nadar. Sus amigos quisieron ayudarlo pero no pudieron, yo creo que le dio un calambre. Llegaron los bomberos a ayudar pero no lo encontraron. Yo recuerdo la pipa de los bomberos, que era una simple pipa de agua, pero pintada de rojo; la manguera era igual a la que tenía la pipa que llevaba agua para las pilas del barrio. Dejaron sobre el cofre de la pipa los cascos y sus chaquetones negros y anduvieron buscándolo en los matorrales que salían a la superficie pero no lo encontraron. Tardé más de un año en volver al río porque de acordarme de Mauricio me daba miedo meterme al agua, hasta pensaba que estaba por ahí y que podría pisarlo.
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___Ahora es 1966 y he vuelto con mis amigos después de que jugamos futbol en los campos que están cerca del río. Los siboris siguen ahí, por toda la orilla. No puedo imaginar que el río se va a secar casi completamente en unos años. Es el Colorado, un río muy grande que se está ahogando en las presas que hicieron en el otro lado, ahí lo tienen detenido. Gastón guarda unos frascos con agua del río, el agua está verde y dice que él siempre cuidará que el río no se seque. Sus hermanitos esconden los frascos, o su mamá, no sé.
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2 comentarios:

Manuel dijo...

Hacía mucho que no leía pila con esa acepción, me acorde de mi Parras Coha. cuando me llevaban a la pila a chapotear. En Puebla no se usa esa palabra.

nacho dijo...

Hola Manuel, es curioso pero nuestro español se modifica en cada región. ¿Y cómo le dicen a las pilas en Puebla?
Saludos... nacho m.