martes, julio 01, 2008

FENOMENOLOGÍA DEL TATUAJE
DE SER POSIBLE, NO LEAS ESTO
La abtención como sujeto doctrinal
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___Hace tiempo tomé la decisión de dedicar mis esfuerzos a escribir solamente sobre asuntos serios. Lo he cumplido al pie de la letra y he abordado, como pueden ustedes corroborar, solamente asuntos de primer orden.
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___Aquí va uno: antier, mi hijo de doce años me dijo que pensaba tatuarse un huevo. Cuando lo escuché lo observé de soslayo durante unos segundos, tenía una mirada expectante, nada elusiva y comprometedora. Mi primera reacción fue de espasmo (confieso haber sentido un piquete estratégicamente topográfico -como la mayoría de los piquetes involuntarios-), luego de sorpresa e incredulidad (no es lo mismo) y, finalmente, de incertidumbre frente al desolado panorama emocional que, ahí podía preverlo, exhiben las generaciones emergentes.
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___En aquel momento, mis neuronas respondieron como la tripulación de un Boing 747 de American Airlines tomado repentinamente por terroristas de Al Qaeda en el curso áereo de Denver a Washington, D.C. un 4 de julio.
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___Mis neuronas se han acostumbrado a la mala vida y, entre otras linduras, han aprendido a obedecer a mi voluntad en situaciones críticas. Acá entre nos, en situaciones críticas mi voluntad finge autosuficiencia, poderío absoluto de la situación y una capacidad beatificable de no parpadear (nota cultural: en las películas de Francis Ford Coppola, esta modalidad de parpadeo saltó a la fama y consagró a actores de segundo nivel que ahora hacen anuncios de ron).
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___Pero tatuarse un huevo es algo que atenta contra los cánones occidentales y mezzoorientales del buen gusto (antes de que otra cosa pase: en este instante autorizo a los historiadores que acostumbran visitar este blog a cortarse las uñas de los pies, a utilizar el termino "mezzooriental" para referirse a todo referente realcionado con la categoría "Medio Oriente").
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___Mi hijo no es consciente aún de la trascendencia que guarda un tatuaje o un piercing. Tampoco lo es del papel fundamental de la crítica literaria en el arranque del siglo XXI como conformador de nuevas utopías conceptuales. Por eso jamás discuto con él estos temas que, por otra parte, eludo discutir con nadie, excepto con los que defienden la idea de que escribir cosas serias siempre, es una obligación.
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___Mi hijo, confesión aparte, ha revelado involuntariamente que la novela es un género en crisis. Lo implicó cuando, luego de atestiguar una representación teatral de la obra, me confió que "El principito es joto". No me detuve a pensar en la reacción de Saint-Exupéry frente a esta pueril afirmación, que, por otra parte, no era significativa frente al segundo teorema que expresó mi vástago: "Es aburrida".
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___Intenté dejar las cosas como estaban, fingir que no había escuchado sus molestas opiniones y centrarme únicamente en el asunto del tatuaje. Consternado por el sesgo que tomaban las cosas, relajado ya por una mesurada oleada de conciencia que mojaba mis cienes, y sabedor de que regresar al carril los desusados propósitos de mi único hijo varón no era tampoco una epifanía relevante, le dije: "Hijo, ¿por qué en lugar de tatuarte un huevo no te tatúas un ancla, un dragón o el nombre de alguna chica de tu salón"?
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6 comentarios:

mar adentro dijo...

Al rato va a llegar con un lindo tatoo hentai...mejor no le des sugerencias.
En cambio, si se tatúa un huevo, tendrá siempre un tema de conversación: tendrá que explicar el por qué de tan extraño y sencillo dibujo, además contará que cuando tenía 12 años te avisó sobre sus intenciones de dibujar un huevo sobre su piel, y que éste lo acompañara a lo largo de su vida, y tú no fuiste para decirle...mira hijo, mejor tatúate un ancla, un dragón o a una chica de tu salón.

Alejandra Mondaca / Séptimo Sentido dijo...

Aaaah! Te referías a que se quería tatuar el DIBUJO de un huevo...

Damn! yo ya me habia asustado!

nacho dijo...

Lorena, Ale: esperaba que se rieran en lugar de explicar la broma; siento que algo no funcionó en ese texto, je. Un beso y gracias por visitar.

nacho m.

jose fá dijo...

Sí que funcionó. Me reí tanto como tal vez imaginaste al escribirlo. No quise ser soez. No lo seré (pero ha de doler ¡tanto!). No en tu blog ("de puros asuntos serios")

víctorhugo dijo...

¡tatuarse un huevo!
chamaco cabrón.
un poco de horror, oiga.
saludos.

Unknown dijo...

Uff, cai redondo. Casi comento que eso va a costar un huevo.