POLVO ERES...

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___Regresé el fin de semana a este nicho luego de un viaje por carretera de 20 horas a mi pueblo blanco, molido y entristecido por el trance funerario que reunió a la mayor parte de la familia de la Socia. La velación fue multitudinaria y maratónica, con un par de horas de sueño, la cerveza era el único reanimante para aligerar el sudor el día del entierro, por cierto, el día más caluroso del año. Parece un desperdicio que nadie tome fotos en los panteones pues junto a las tumbas abiertas y las coronas de flores frescas se presentan imágenes de nosotros mismos que ni imaginamos en tiempos de calma. Pese a las diferencias religiosas que subsisten entre los miembros de la familia de mi fallecido cuñado, se aceptó contratar una banda que tocó sus piezas favoritas, canciones de José Alfredo de rompe y rasga, de mesas, botellas y desamparos. En la hora definitiva, la música disparó las emociones y el dolor tomó todos los rostros a su cargo. Su generación está yéndose a paso veloz, no así la anterior que moría alrededor de los 80 años. El ritmo vertiginoso que vivimos, la alimentación chatarra, el exceso de estrés y otros factores parecen apresurar las cosas y reducen las expectativas de vida. ¿De a cómo nos tocará a nosotros?

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___No hablo aquí del desastroso estado que presentan las carreteras del Estado luego de la temporada de lluvias. Nuestro ingenieros de caminos deben haber conseguido títulos patito porque las rúas al primer hervor se tuestan. Largos trechos en reparación y retenes contra el narcotráfico hacen de estos viajes, de por sí largos, una especie de tortura semejante a los programas de Chabelo.

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___Bueno, pasando a mejores cosas, ya está en marcha la publicidad del Festival de la Palabra, encuentro de los que escriben con los que leen. Por la tarde subo el programa. Inviten a los que puedan venir, a quienes están heridos de letras y palabras.

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