lunes, febrero 07, 2005

¿SE PUEDE ANALIZAR LA POESÍA?

Evidentemente existen muchas formas de analizar un texto poético, sin embargo, no podemos presumir de que exista algún método confiable que nos lleven a certezas definitivas. Aquí revisemos éste del ganador de la encuesta que recientemente realizó Letras Libres.


“Los elementos de la noche”

Poema de José Emilio Pacheco:


Bajo el mínimo imperio que el verano ha roído
se derrumban los días, la fe, las previsiones.
En el último valle
la destrucción se sacia
en ciudades vencidas que la ceniza afrenta.

La lluvia se extingue
el bosque iluminado por el relámpago.
La noche nos deja su veneno.
Las palabras se rompen contra el aire

Nada se restituye, nada otorga
el verdor a los campos calcinados.

Ni el agua en su desierto
sucederá a la fuente
ni los huesos del águila
volverán por sus alas.

1.- Atendiendo al sentido “natural” del texto, encontramos una relación de enunciados cuya lógica aparece escondida, críptica. “Ni el agua en su desierto sucederá a la fuente… ni los huesos del águila volverán por sus alas” carece de explicación objetiva. ¿Tienen los huesos del águila la facultad de “volver” por sus alas?. “La noche deja su veneno” implica que la noche es un elemento venenoso. ¿Cómo puede la ceniza afrentar a “ciudades vencidas”. Las frases parecen no tener una relación coherente unas con otras, y su significado no tiene un sentido explicable a simple vista.

2.- Entre los elementos que parecen agramaticales y que obstaculizan la comprensión del poema vemos: "El verano ha roído un mínimo imperio", implica el derrumbe de elementos tan ajenos como los días, la fe y las previsiones. En los tres versos que suceden a “En el último valle…”, se mezcla el valle (en singular) y ciudades vencidas (plural) como una misma frase. Otro ejemplo: “La lluvia extingue el bosque iluminado por el relámpago”. Entendemos formalmente que la lluvia no puede extinguir un bosque; ni siquiera depende de la lluvia opacar al relámpago. Estas imágnes parecen oraciones mal construidas desde el punto de vista semántico.

3.- En este breve poema podemos encontrar imágenes cuyo significado excede el sentido literal y que parecen dotar elementos cognoscibles e identificables. Por ejemplo: “Nada se restituye, nada otorga el verdor a los campos calcinados”, o “Las palabras se rompen contra el aire” son figuras plásticas que introducen una atmósfera cargada de oscuridad y propone un “mapa” en el que se podrían concertar algunas de las piezas incomprensibles que anotamos en los párrafos anteriores.

4.- Buscando una matriz que explique los lugares identificables, encontraríamos en primer lugar el título: “Los elementos de la noche”. Luego, tomando el sentido de aquellos versos que proporcionan información como “Se derrumban los días”, “En el último valle”, “La lluvia extingue”, “nada se restituye", o la idea de que “no volverán”, encontramos un sentido general del poema que atiende a elementos extra textuales como La noche=tregua, pues en ella se asume que "todo" se detiene. La oscuridad de la noche parece ser una tregua donde la destrucción “se sacia”, es decir, no continúa pues está harta. “La noche deja su veneno” asoma a lo ineluctable de ese período de tiempo que puede extenderse más allá del mero día terrestre y proyectarse hacia “la vida”.

“Las palabras se rompen contra el aire”, significa Noche=silencio, la palabra calla. Lo “que el verano ha roído” implica que es el sol (arquetipo del verano, motor, pasión, actividad) el creador de expectativas: el día, símbolo que sucumbe finalmente ante la noche necesaria. “Nada otorga verdor a los campos calcinados” refleja la misma idea pues la noche no habrá de resarcir a esos campos, acaso les otorgará la generosidad del descanso.

Partiendo de este “mapa” analítico, podemos decir que el poema de José Emilio Pacheco es también una crítica a la convención romántica asociada a “la noche”, una crítica a la visión acartonada que atribuye a la noche ciertos elementos emotivos o sensuales. La visión de la noche en el poema de Pacheco es una expectativa de tregua en un mundo dolorido, calcinado y vencido. No hay espacio para la especulación romántica. No existen enamorados, luna, rondas, serenatas ni figuras trilladas por la literatura del siglo XIX. Existe silencio, tregua, apaciguamiento, nula esperanza y el inexorable devenir.

Esta sería pues la matriz que pretende comunicar el poeta envuelta en crípticas digresiones. Una imagen de conjunto que transmite una idea no "realista" del universo en que se mueve. Puede gustar o no, pero se disfruta encontrando significados de cualquier texto.

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