miércoles, septiembre 05, 2007

EL PECADO SIN PALABRAS
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___Mario Canetti se levantó muy temprano ese día, se puso pants y tenis y salió de su departamento. Sobre la calle habían pequeños charcos y los árboles escurrían en silencio la lluvia nocturna. Un vecino acompañado de su perro saludó desde la acera de enfrente. Mario respondió con un ademán incierto, su expresión se escondía detrás de los lentes oscuros. Se detuvo un instante, sacó un cigarrillo y lo encendió con una bocanada profunda, la primera del día. Entonces tomó en dirección del parque.
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___Mientras caminaba, comenzó a recordar. Había estado leyendo hasta entrada la medianoche y algo había activado el resorte de las preguntas. El sueño hizo resbalar suavemente de sus manos Confesiones de Agustín de Hipona y lo mantuvo inmóvil bajo la tenue luz de la lámpara.
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___Pensaba sobre la infinitud del tiempo cuando pasó junto a él una bicicleta de dos plazas conducida por una pareja. ¿Puede representarse la idea de la simultaneidad del tiempo? ¿Pueden pasado, presente y futuro convivir en un mismo instante? ¿Puede el hombre confesar sus pecados sin esconder su condición detrás de un juego de palabras? Arrojó su cigarrillo en el pavimento y lo pisó despreocupadamente.
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___Al llegar al parque se dirigió a la banca más cercana, ahí se abrochó ajustadamente los tenis y se dispuso a entrar en el circuito de los caminantes, un óvalo de tres kilómetros que inicia en la parte Este con un letrero que advierte "prohibido correr". Correr, ¿quién quiere correr? El sol comenzaba a asomarse.
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___Algunas personas avanzaban con paso rápido enjugando el sudor de su frente, otras marchaban con paso lento disfrutando el exquisito olor a humedad que desprendía la vegetación. Había caminado acaso cincuenta metros sobre la cinta de cemento cuando se detuvo. No estaba seguro de tener la idea terminada pero una poderosa motivación le exigía regresar inesperadamente. Tenía que escribirlo ahora o perderlo para siempre. No dudó.
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___Camino al departamento iba sonriendo como lo hacen los cómplices en una multitud. A medio camino encendió otro cigarrillo.
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