jueves, octubre 25, 2007

ROMARIO, EL MONSTRUO
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___En un hecho por demás infrecuente, Romario dejó la camiseta de director técnico y saltó a la cancha a intentar anotar un gol al América en los últimos minutos de un juego que ganaba el Vasco da Gama por la mínima diferencia, una ventaja insuficiente para avanzar a la siguiente ronda en la Copa Sudamericana.
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___El pasado miércoles, sus canas y su abultado vientre parecían confirmar que sus mejores años como jugador han pasado, pero hay que advertir que Romario da Souza estuvo cerca de anotar en un par de ocasiones, cuando su equipo apedreaba sin misericordia el rancho del América, pero el milagro no llegó. Casi con lágrimas en los ojos, Romario lamentó la actuación de su equipo que con el exiguo resultado quedó al margen de la Copa. En una de sus mejores noches, Guillermo Ochoa, arquero americanista, se dirigía al vestidor con un puño en alto luego de haber ganado la partida en cancha ajena.
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___Pese a los años, Romario continúa siendo un jugador brutalmente atípico. Su actitud desafiante y su costumbre de no callarse nada muchas veces lo llevó a enemistarse con sus compañeros y, especialmente con los directores técnicos, sin embargo, jamás cayó de la gracia de la multitud y de las legiones de fanáticos que lo adoraba como a un dios. Romario fue un crack de primera línea, impredecible dentro del área, con el balón entre sus cóncavas piernas era un gambetero difícil de frenar aún con zancadillas y jalones de camiseta; implacable en la cita con el portero, horadó cuanta portería tuvo enfrente y sus récords como anotador únicamente puede equipararse con el Rey Pelé. Como tirador de penales era un monstruo que no seguía ninguna norma. Los defensores le temían pues con sus quiebres y fintas, el goleador carioca solía dejarlos en ridículo viendo visiones y con la cadera maltrecha.
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___Romario se ganó a pulso la fama de trasnochado y mujeriego. Eran frecuentes en él la indisciplina y la inconstancia en los entrenamientos, además, no disimulaba el tedio que le producía someterse a rutinas físico-atléticas de rigor, algo que consideraba absolutamente ajeno a su praxis futbolística, una actividad que, a su juicio, debía hacerse por diversión y en plena libertad.
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___Extraña filosofía para un profesional que cobraba abultadas cifras por sus servicios. Pero comprensible y justificable tratándose de un fuera de serie, de una auténtica fiera extraída de la selva sin mayor formación que sobrevivir exitoso por un instinto y un olfato de gol que orbitaba en el mundo del futbol como un cometa incontrolable cuyo destello es posible apreciar cada cien años.
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