PRESENTAN "ESO LO DEJAMOS AL FINAL" DE JORGE DURAZO
Obtuvo el premio del Concurso de Libro Sonorense 2006
en el género Dramaturgia
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___A Jorge Durazo lo conocí en un curso de novela que impartió en Hermosillo Élmer Mendoza en 2006. De él (de Jorge, no de Élmer) dos cosas llamaron mi atención: su facilidad para construir diálogos y su desamor por el teclado electrónico. Jorge llegaba al curso con un legajo de papeles rayoneados, tachados y atiborrados mientras que la mayoría lo hacíamos con letra impresa. No sé si alguno de los participantes concluyó la novela que nos proponíamos terminar en el curso de un año. Sé que todos continuamos con nuestros propios proyectos escriturales y que ese año Durazo ganó el Concurso del Libro Sonorense en la categoría de Dramaturgia, lo que para mí terminó por explicar su oficio y tino para crear diálogos, algo fundamental para todo buen novelista. Su desapego por escribir frente a un monitor y continuar con su libreta de apuntes sigo sin explicámerlo.
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___Ayer fue presentado en el Museo de Culturas Populares de Hermosillo el texto ganador de Jorge “Eso lo dejamos al final”. La presentación estuvo a cargo de los escritores Élmer Mendoza, Sonia Sotomayor y Sergio Valenzuela.
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___Si a alguien le sorprende que en esta obra alternen figuras literarias, populares o culturales de épocas diversas, que departen en ambientes surreales y hacen uso de jergas exóticas, nada hay que lamentar porque nuestro autor sigue una línea teatral de deconstrucción de la realidad que busca mediante el humor sacar al público de la geometría ranchera y los arquetipos provincianos.
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___Activo en montar proyectos escénicos, Durazo creó, junto con Magdalena González (la Pita Amor de sus montajes), el “Grupo ¿Pos-qué?” en obvia referencia a la interrogante que despierta el término “posmodernidad”, esa perspectiva que cuestiona las nociones convencionales de tiempo, historia y percepción. De alguna manera, las creaciones de Durazo establecen una fusión de tiempos y espacios que pone en jaque los modos de pensamiento tradicionales.
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___En “Eso lo dejamos al final”, Jorge arriesga una propuesta escénica reconstruyendo y deconstruyendo personajes como Flaubert, el Santo o Marie Curie, y hasta ¡el diccionario Larousse! Al mismo tiempo, echa mano de personajes que son de su devoción María (Félix), Pita (Amor), que ya manejara con soltura en “Tres en Una”, obra escrita un par de años atrás y llevada a las tablas en innumerables ocasiones. París, Broadway o el Gótico se presentan como ambientes que matizan, en la visión crítica de Durazo, el mosaico de nuestra cultura, una cultura donde pueden matizar nuestro humor un son huasteco para el Internet, un chachchá para papá o un bolero “kitsch” para una india antojable.
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___En “Eso lo dejamos…” el coro aparece como contrapunto sarcástico en un universo de diálogos que nos recuerda a Bertold Brecht. Como una reminiscencia de la tragedia griega, nuestro autor alterna la presencia del coro como un precursor de siginificados que complementan, alteran o contradicen los diálogos de sus personajes; igual habla de las modernas funciones del Internet, que hace referencias de Pedro Páramo y Comala o interpreta una cumbia cachonda. Al mismo tiempo, el lector-espectador de esta obra encontrará autores tan diversos como Camus, Rulfo y Netzahualcóyotl que se dan cita en esta suerte de ciber cabaret donde todo es posible.
.___Pero el manejo aparentemente arbitrario de estos personajes históricos, literarios o culturales esconde una intención artística nada superficial. Mediante el tejido de diálogos, Durazo va descorriendo el velo de los imaginarios que están puestos en escena de forma implícita. El propio espectador ve que la realidad esconde significados que van más allá de las definiciones del diccionario y la lógica de su sentido común.
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___Así, la obra de Jorge Durazo se caracteriza por una apuesta teatral no convencional, una percepción descentrada que influya decididamente en la mente del espectador, que motive su reflexión mientras éste (y también el autor) se caga de la risa. No te la pierdas cuando aparezca en cartelera.
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Obtuvo el premio del Concurso de Libro Sonorense 2006
en el género Dramaturgia
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___A Jorge Durazo lo conocí en un curso de novela que impartió en Hermosillo Élmer Mendoza en 2006. De él (de Jorge, no de Élmer) dos cosas llamaron mi atención: su facilidad para construir diálogos y su desamor por el teclado electrónico. Jorge llegaba al curso con un legajo de papeles rayoneados, tachados y atiborrados mientras que la mayoría lo hacíamos con letra impresa. No sé si alguno de los participantes concluyó la novela que nos proponíamos terminar en el curso de un año. Sé que todos continuamos con nuestros propios proyectos escriturales y que ese año Durazo ganó el Concurso del Libro Sonorense en la categoría de Dramaturgia, lo que para mí terminó por explicar su oficio y tino para crear diálogos, algo fundamental para todo buen novelista. Su desapego por escribir frente a un monitor y continuar con su libreta de apuntes sigo sin explicámerlo.
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___Ayer fue presentado en el Museo de Culturas Populares de Hermosillo el texto ganador de Jorge “Eso lo dejamos al final”. La presentación estuvo a cargo de los escritores Élmer Mendoza, Sonia Sotomayor y Sergio Valenzuela.
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___Si a alguien le sorprende que en esta obra alternen figuras literarias, populares o culturales de épocas diversas, que departen en ambientes surreales y hacen uso de jergas exóticas, nada hay que lamentar porque nuestro autor sigue una línea teatral de deconstrucción de la realidad que busca mediante el humor sacar al público de la geometría ranchera y los arquetipos provincianos.
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___Activo en montar proyectos escénicos, Durazo creó, junto con Magdalena González (la Pita Amor de sus montajes), el “Grupo ¿Pos-qué?” en obvia referencia a la interrogante que despierta el término “posmodernidad”, esa perspectiva que cuestiona las nociones convencionales de tiempo, historia y percepción. De alguna manera, las creaciones de Durazo establecen una fusión de tiempos y espacios que pone en jaque los modos de pensamiento tradicionales.
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___En “Eso lo dejamos al final”, Jorge arriesga una propuesta escénica reconstruyendo y deconstruyendo personajes como Flaubert, el Santo o Marie Curie, y hasta ¡el diccionario Larousse! Al mismo tiempo, echa mano de personajes que son de su devoción María (Félix), Pita (Amor), que ya manejara con soltura en “Tres en Una”, obra escrita un par de años atrás y llevada a las tablas en innumerables ocasiones. París, Broadway o el Gótico se presentan como ambientes que matizan, en la visión crítica de Durazo, el mosaico de nuestra cultura, una cultura donde pueden matizar nuestro humor un son huasteco para el Internet, un chachchá para papá o un bolero “kitsch” para una india antojable.
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___En “Eso lo dejamos…” el coro aparece como contrapunto sarcástico en un universo de diálogos que nos recuerda a Bertold Brecht. Como una reminiscencia de la tragedia griega, nuestro autor alterna la presencia del coro como un precursor de siginificados que complementan, alteran o contradicen los diálogos de sus personajes; igual habla de las modernas funciones del Internet, que hace referencias de Pedro Páramo y Comala o interpreta una cumbia cachonda. Al mismo tiempo, el lector-espectador de esta obra encontrará autores tan diversos como Camus, Rulfo y Netzahualcóyotl que se dan cita en esta suerte de ciber cabaret donde todo es posible.
.___Pero el manejo aparentemente arbitrario de estos personajes históricos, literarios o culturales esconde una intención artística nada superficial. Mediante el tejido de diálogos, Durazo va descorriendo el velo de los imaginarios que están puestos en escena de forma implícita. El propio espectador ve que la realidad esconde significados que van más allá de las definiciones del diccionario y la lógica de su sentido común.
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___Así, la obra de Jorge Durazo se caracteriza por una apuesta teatral no convencional, una percepción descentrada que influya decididamente en la mente del espectador, que motive su reflexión mientras éste (y también el autor) se caga de la risa. No te la pierdas cuando aparezca en cartelera.
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ESTÁ OCUPADO
.___Hoy por la mañana decidí emparedarme en la sesión del Coloquio de Literatura. Me dije que disfrutaría todas y cada una de las ponencias sobre literatura colonial que se presentaran, sin reparar en la popularidad de que pudieran gozar entre ustedes Guaman Poma, Bernal Díaz del Castillo o Alvar Núñez Cabeza de Vaca.
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___Pero la Providencia guarda lecciones para todos y éstas no aparecen en el script que nos autoimponemos temprano mientras consumimos nuestras necesarias dosis de avena y papaya. Una vez un pendejo me dijo que él no soportaba el café con leche. Pobre miserable, jamás vivió en la colonia Roma del DF donde los cafés de chinos que ahí se asentaron se caracterizan por hacer de esa bebida un verdadero ritual (por cierto, fue en esa misma colonia donde desgarraron el último ligamento anal que le quedaba a Fabián Lavalle, ¿no?). ¿Por qué digo esto? Porque a nadie se le ocurra el sacrilegio de consumir la dosis habitual de avena y papaya sin antes tomarse un café con leche en ayunas (con leche, no con coffemate). (Disculpen la digresión).
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___El caso es que estando ya instalado en los prolegómenos discursivos de Guaman Poma avisan de emergencia que un automóvil se está quemando un Tsuru frente en el estacionamiento de la Escuela de Letras.
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___Por la descripción preliminar entiendo que se trata de mi carcacha. Salgo alterado, dejando al garete la interesantísima intervención de un letrado del Colegio de México que elevaba al indio noble venido a menos, Guaman, a la categoría de sujeto colonial. Salgo sin reparar en la soledad que sentirá el espíritu de Guaman Poma sin mí. Atravieso los amplios corredores de de Letras y el umbral de hierro de la puerta principal. Los bomberos han llegado a hacerse cargo de la situación, rocian ya con meticulosos chorros de agua las vísceras del motor. Han abierto el cofre del desgraciado auto y sofocado el peligro.
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___Para mi fortuna, se trata de un Tsuru que está estacionado junto al mío. (¡Gracias, Dios mío, y te pido con fervor que te tomes la molestia de alejar de mí estas zozobras, especialmente si me ves en un coloquio de literatura! ¡Hazlo en beneficio de los estudios coloniales!).
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___Respiro hondo y enciendo un cigarrillo mientras observo que la propietaria del auto incendiado marca su celular buscando un alivio divino. No le responden. El cielo tiene todas las líneas ocupadas.
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3 comentarios:
¡Cómo no se le ocurrió hacer señales de humo!
Esas si llegan al cielo
Diría el profe-doctor Pancho Gonzalez que fue una defamiliarización que te permitiría apreciar mejor la relidad... jeje.
Saluditos que siguen siendo envidiosos.
Cocó
Cuando menos te dieron un free car wash los bomberos, no? Avena con papaya? esto usual en el norte?
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