miércoles, noviembre 14, 2007

LA REGRESIÓN COMO RECURSO ESTILÍSTICO
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___Mientras las plataformas petroleras de la sonda de Campeche nos dicen que la caducidad no es prohibitiva de las medicinas del IMSS (seguro social para mis lectores extranjeros) y nuestros técnicos no encuentran el tapón del desagüe de Tabasco, mi vida transcurre entre el asombro y la incredulidad.
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___Antes de acudir a la presentación del libro de Eve Gil, escritora sonorense que afronta con pundonor el exilio en la ciudad de los humos tóxicos, entré a un Oxxo a comprar una tarjeta telefónica. He confesado aquí de diversas maneras, en ocasiones con la energía irracional que en Hugo Chávez es norma, mi reticencia a utilizar teléfono celular y, en términos generales, mi repudio a la dependencia telefónica del hombre moderno.
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___La experiencia me dice que si no traes celular no pasa nada; mi recelo es confirmado por las estadísticas que revelan algo que salta a la vista: que el celular no es sino en grado minúsculo una herramienta para salvar emergencias. El 90 por ciento de la utilización del celular se emplea para, seamos francos, ¡puras pendejadas!: mensajitos amorosos de adolescentes recientes, flirteos de introvertidos, burócratas con problemas de personalidad y padrotes descontinuados; cancioncitas simplonas de comerciales engorrosos, recados de mandilones, chismes intrascendentes; recados de mamis posesivas, esposas inseguras y maridos celosos; y varios etcéteras que si los ennumeramos terminarían por convertirse en anuncio de telcel. (Ustedes podrán refutarme, sin duda).
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___Miraba yo a Carlos Slim. Sí, perdonen el exabrupto, pero cuando en la pantalla del teléfono público me apareció la leyenda "tarjeta inadecuada", me sentí desprotegido por mi carta astral.
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___El 10 % de las llamadas "útiles" o "necesarias" del celular es un paliativo para la güeva de los médicos que generalmente están en un hotel de paso con la secretaria o, de plano, beben sustancias etílicas en un bar con Sky. Así, las llamadas que podríamos denominar "de emergencia", se reducen a un ínfimo 1.5 por ciento. (Niéguenlo ahora o callen para siempre, y si lo niegan, recuerden el anuncio de "cuelga tú, chiquis", "no, cuelga tú").
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___Carlos Slim se aparecía como un fantasma a las tres de la tarde. Se reía a carcajadas de la burla de que era objeto: porque el gerente del Oxxo no parecía dispuesto a hacerse responsable por la tarjeta "inadecuada" que recién había adquirido ahí, y aunque la caricaturesca figura de Slim parecía cebarse con mi circunstancia de cliente vulnerable decidí no caer presa de la ira. Eché mano de mi mejor repertorio: recordé por ejemplo la ocasión en que el árbitro marcó un penal inventado en contra de nuestro equipo, o aquella en que mi suegra sugirió que me dedicara a alguna labor productiva (sic); todos estos pensamientos que atesoro para momentos oportunos me salvaron de reaccionar como un búfalo herido.
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___Eve Gil es una escritora prolífica que publica en varios diarios y revistas nacionales y hoy presentaba su último libro de cuentos, uno que la convenció de que el cuento refuerza su vocación por la novela. "Sueños de Lot" ganó el premio nacional Efraín Huerta Tampico 2006 y hoy lo presentaban Liliana Chávez y Josué Barrera, de modo que yo no podía perderme esta oportunidad de ver de cerca las pestañas de la Eve. Pero ahí estaba Slim, riéndose de mí. No tuve mejor opción que acudir a la oficina de Telmex a levantar mi solemne reclamación. Una de las empleadas del hombre más rico del mundo me atendió con amabilidad y cortesía luego de haberme soplado veinte minutos de espera. Metió mi tarjeta en un aparatito que le confirmó lo que yo decía: que el chip estaba muerto. Pero las normas son las normas y ella no podía restituir mi tarjeta, en su defecto, me extendió una especie de acta donde verificaba la legitimidad de mi reclamo para que yo, siguiendo las normas comerciales de la empresa identificada por el ya legendario "¡Háblele"!, regresara al Oxxo a hacer valer mis derechos clientelares.
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___El libro de la Eve es una colección de tres cuentos que dialogan con Electra, la Biblia y Kundera y haberme quedado hasta el final, cuando la autora respondía con sentimiento a las muestras de entrega del público, valió la pena porque pude conseguir su autógrafo y su mejor sonrisa.
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___Cuando salí por tercera vez del Oxxo, me sentía pleno, seguro de que no eran los 30 pesos los que me movían, sino el orgullo de no ser esquilmado por Slim y su imperio de cables y fibra óptica. El martes se me reintegrará mi dinero, cuando el proveedor de tarjetas telefónicas de Oxxo acuda a esa sucursal y responda.
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___Antes de apersonarme en la presentación de la Eve, alcancé a comerme dos tacos de machaca y uno de frijol con una coca-cola, un platillo que seguramente Slim ni conoce.
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___(Continuará mañana, no se pierda la segunda parte de "La regresión como recurso estilístico", donde se narrará la presentación de José Agustín en Hermosillo, los pormenores de su sensible texto y la abnegación de los lectores locales por la nostalgia, La tumba y la machaca).
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3 comentarios:

Manuel dijo...

Y lo peor es que mi mobil ya tiene internet y cada que te llega basura al correo te avisa...


Saludos y quedo pendiente para la regresion

Álex Ramírez-Arballo dijo...

Nacho,

Eso está de hueva y me enferma. No sé por qué en mi país somos así, tampoco entiendo por qué no existe una sana cultura de devoluciones. Pareciera que lo único que quieren y les interesa son los treinta pesos y no el cliente. Los abomino, ¡hijos de la chingada, muertos de hambre!

Saludos, hermano.

Alx Rmz

nacho dijo...

Manuel, Alex: este país es una parodia del primer mundo, una broma de mal gusto en el sueño de algún junior desorientado.
un abrazo...
nacho m.