SE NOS ATRAVESÓ SAN CARLOS
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___San Carlos es la cara turística del Puerto de Guaymas. Fuimos llevados ahí por una red de casualidades sobre las que hemos estado conspirando desde hace un mes (casualidad pura). Primos y sobrinos residentes de E.U. nos visitan con ganas de tostarse la piel en las aguas templadas del Mar de Cortés y disfrutar de los atractivos que ofrecen las playas: paseo en bote y pesca garantizada. Aquí una foto de la marina de San Carlos.
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___El viernes a primera hora ya estaban empacados los trajes de baño, los snorkels, el bloqueador de sol y el libro de los Enxeimplos del Conde Lucanor y no faltaba sino que terminara este tecleador la presentación del libro de los cronistas sonorenses para tomar carretera. Y así fue. Por fortuna, los cronistas quedaron complacidos con mis palabras porque mis palabras, que muchas veces profieren críticas, insultos y mentadas, y derrumban imperios imaginarios, en ocasiones también suelen inflar globos, encender castillos de fuegos artificiales y enderezar mundos con síndrome de déficit de atención. No digo que esto sea meritorio, sino que demuestra que el lenguaje es una pistola de agua o un cartucho de dinamita y que uno debe tener cuidado con lo que dice y lo que no dice. ¿Qué dije? Bueno, luego les cuento el avatar de la presentación de "Personajes de los municipios sonorenses" parte dos.

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___Por ahora, lo que importa es esto: que la oportunidad de divertirte está a la vuelta de la esquina y que uno nomás se complica las cosas gratis. Aquí una foto donde mi marciano se sentía como el nieto de El Viejo de Hemingway, posando con dos cabrillas que sacó en un solo tirón. Concedido, están pequeñitos los especímenes, pero también hay que considerar que el marciano tiene once años y que será hasta mayo cuando, en la temporada del dorado, tendremos ejemplares dignos de echarse al aceite hirviendo con sal y pimienta (no se ocupa más condimento). Por otra parte, hay que tener en cuenta que haber sacado 18 animales no es poca cosa considerando la desventaja que significa la camisa floreada que lleva quien esto narra, extraída, muy posiblemente de la cortina de algún antro clausurado por mal gusto, y que seguramente ahuyentó a buena parte de la fauna potencialmente capturable.

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___Aquí una foto de mi sobrina Aileen trepándose al bote antes de zarpar alrededor de la bahía donde observamos que las caprichosas formaciones rocosas del lugar, la bruma, los lobos marinos y la enorme variedad de aves pescadoras son parte de un embrujo que vale la pena sufrir en carne propia.

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___Yo había llevado al paseo, además del libro de Lucanor, lectura obligada, la novela Pudor de Santiago Roncagliolo pensando que tendría tiempo para echarles un ojo; por desventura, las hieleras con cerveza y almejas se interponían constantemente entre yo y mis intenciones lectoras, y fueron mi cuñada y mi sobrina Lupita quienes se convirtieron, de la noche a la mañana, en admiradoras de la prosa ligerita de Roncagliolo. Al libro de los Ejemplos de Lucanor todo mundo le hizo el feo. Me preguntaban si era en serio tenía yo que leer ese texto medieval, les dije que no solamente éso, sino que tenía que exponer y dar razon de su importancia en un mundo que no predica precisamente con el ejemplo.

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___Aquí un par de cuevas que son delicia de merluzas, meros y buzos; se encuentran sobre un acantilado de unos 50 metros que se levanta como una pared monumental copeteada de cactus y mezquites (que por cierto no se ven aquí).

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___Bueno, luego les cuento por qué las playas arenadas se encuentran tapizadas de mantarrayas grises en los meses previos al verano, un verdadero martirio para los vacacionistas que no saben cómo hacerlas a un lado y convivir con ellas. Por ahora no queda sino aprovechar este día que ha sido feriado por la Universidad para dar cuenta de Lucanor.

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