domingo, febrero 19, 2006

LETRAS, ENROQUES Y MITOS
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___Puedo escribir los cuentos más feos esta noche. Je. Muchos escritores bisoños y estudiantes se han dejado llevar por la mitología tejida alrededor de la vida de los narradores, sin advertir que los propios narradores se han encargado de abultar esa mitología, y no casualmente los latinoamericanos se han destacado en esta órbita. La mayoría de ellos lo han hecho en un afán de conseguir fama y fortuna y sus propósitos van desde la supervivencia hasta la aspiración por alcanzar el poder. La supervivencia, el poder, esas antípodas.
Cortázar, García Márquez, Benedetti, Sábato, Garibay, Vargas Llosa y una heterogénea cascada de etcéteras han teñido de misterio la profesión del escritor; envuelta con un velo de intelectualidad, pronto convierten su biografía en una novela de próspera circulación. Es la maquinaria editorial la que rige este proceso.
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___Más interesante la vida de los ajedrecistas profesionales, esos solitarios cautivos de sus propias digresiones lógicas. Incapaces de sobrellevar una vida social fuera de los clubes competiciones, igual pueden morir frente a un tablero en la quietud de un hotel de segunda clase que en un hospital cegados por una esclerosis cerebral tras una capciosa ronda de simultáneas. Unos cuántos espíritus, como el de Kafka
o el de Hemingway se equiparan a aquellos.
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___Los acontecimientos me han vuelto escéptico. Desconfío de la propaganda y los tumultos comerciales de la industria editorial; condiciona a los talentos de tal forma, imponiendo sus intereses y su ritmo cardíaco, que suele propiciar partos prematuros . No con poca razón se quejaba Ángeles Mastretta de la presión que solía endilgarle su editorial para que concluyera su novela en ciernes. Menudo conflicto: la creatividad, esclava del horario. No puedo evitar recordar los afanes disciplinarios del narrador Luis Spota, quien se imponía a sí mismo el rigor de escribir al menos 10 cuartillas diarias; el mandato le permitía confeccionar un ladrillo novelado de 800 páginas en tres meses. El caso contrario, Juan Rulfo quien dejó de preocuparse por escribir luego de sus dos famosos trabajos. Era en buena medida como Bobby Fisher, después de derrotar a todos sus adversarios, especialmente a la maquinaria ajedrecística soviética, tomó la decisión de retirarse de las competiciones internacionales.
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___Nuestros nietos van a recordar a Juan Rulfo. A Luis Spota posiblemente los suyos.

7 comentarios:

Unknown dijo...

No creo que recuerden a Juan Rulfo, quizá sí a Pedro Páramo

52X Max dijo...

condicionar la creatividad es como capturar un leon y esperar ke sea tan majestuoso como en su habitat natural, lo mas ke vas a lograr es una burda imitacion de rugido malhumorado

Beatriz dijo...

Yo sólo espero que me recuerden mis personajes.
No me recordarán por las buenas, la verdad es que los tengo amenazados.
Ojalá también me recuerden los nietos de Pedro Páramo. Para los míos seré demasiado fantasma.

Umma1 dijo...
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Umma1 dijo...

No creo que algunos de los escritores que mencionás, crearan una novela en torno a sus existencias. Esencialmente porque no la necesitaban.
El caso de Juan Rulfo, quizás el mejor escritor del siglo XX, es muy diferente a los anteriores, simplemente porque se le acabó el interés por la escritura, que tenía otras muchas cualidades para expresarse.
Escribir es un oficio como cualquier otro. El oficio del arte. Todo artista trabaja con horario como un oficinista, trabaja con ganas y sin ganas, sabiendo que hay que producir un número de palabras por día. Trabaja presionado porque necesita el salario como cualquiera.
Los escritores tienen la mala costumbre de comer y de pagar impuestos y esas cosas que hacemos todos los mortales.
Pensarlos de otra forma, trabajando a golpe de inspiración y desordenamente, es una tener una idea romántica, muy alejada de la realidad.
Ya lo decía Picasso cuando le preguntaban por las musas:
- Ah esas señoras. Ojalá algún día me visitaran cuando estoy trabajando.
Escribir, tiene un 10% de inspiración y un 90% de transpitación.

Saludos

Santiago dijo...

con tu post de Corea, se perdió mi felicitación. Felicidades por el cumpleaños.

Luego, acerca de la vida de los ajedrecistas, se me hace mito parecido. También tienen sus historias de héroes, y vida social. El chavo le va al river: éste chavo. El artículo está chafa y cursi y tal, pero la historia está buena. Y también es medio divo "Estudio ajedrez cuando tengo ganas", dice

nacho dijo...

Gracias por sus comentarios:
René, no hay obra sin autor, a menos que sea anónima.
Beatriz: Yo también espero que nuestros personajes no sean unos malagradecidos. Je.
Max, de acuerdo, la creatividad no obedece a rutinas, tal vez a trabajar arduamente, pero no por la rutina misma.
Umma: Me refiero a la mitología que suelen granjearse los escritores por mera publicidad. Yo no creo que el artista trabaje como un oficinista o quien está atado a una rutina de esa naturaleza; no es romanticismo pero el creador hace una obra de arte generalmente en condiciones especiales, generalmente en la soledad de su estudio a deshoras y trabajando arduamente, eso no se niega. Por oficio se pueden hacer textos, claro, pero el creador no tiene horario. No se trata de musas, se trata de una compleja operación mental que puede aparecer fuera del horario. A eso me refiero.
Santiago: gracias, un abrazo... veré el link que sugieres.
Regresen...