viernes, enero 19, 2007

LOS MOTIVOS DEL ASUETO
(una anticrónica)
a Alfredo Jiménez
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___Yo qué. Yo estaba observando el desfile desde la ventana de mi cuarto cuando ocurrió. La verdad es que no me interesaba el desfile, ni la celebración patriótica, me aburren los rituales. Tampoco quería escribir una nota ni hacer crónica de lugares comunes. Me interesaba acaso el bullicio de la gente, su feeling, sus hábitos festivos, sus percepciones frente a los uniformes y las evoluciones marciales, algo que me dijera sobre esta gente.
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___Tú qué. Tú estás únicamente para comprobar si puedo resistir la tentación de hacer una crónica del desfile o de alguna otra cosa. Pero no te reclamo nada por ahora. ¡Cómo si no deseara disfrutar mis vacaciones!
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___No puedo decir que fue premeditado, pero fue artero. Una persona puede tirar todo a la mierda en un arranque de ira. Pero no publicaré nada pese a tus sarcasmos telefónicos. ¡Qué ansiedad, mujer! La noticia es mi vida, no especules con eso. Pero estoy de vacaciones, querida, dícelo a mamá, va sólo mi impresión personal si algo quieres: fue terrible y acaba de ocurrir, pero no escribiré nada al respecto. Es día festivo, ya sabes, la ciudad se mete al cine después del desfile, va a comprar elotes y churros, perderá el tiempo en el parque. Es asueto, ni los periódicos aparecen en los cruceros... El crimen causó estupor entre los espectadores involuntarios. No esperaban una tragedia semejante esta mañana. Yo mismo no acertaba a creer lo que veía. Tan repentino fue. Adiós.
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___Las grandes desgracias ocurren en medio de la calma más discreta, lo pensaré después, cuando nadie lo espera. Cuando los viejos pensaban que las cosas iban bien y que la boda sería un acontecimiento, entonces ocurre algo y todo queda como una fecha inolvidable pero fatídica.
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___Después se supo que el acusado tenía cita con el terapeuta el miércoles. Nadie imaginó que los días patrios habrían de interferir tan abruptamente el tratamiento. Ese día se levantó temprano y se fue a trotar, luego tomó café y desayunó lo acostumbrado. Se metió a la ducha y se puso unos pants nuevos. Luego caminó hasta la Plaza de los Once Héroes y se parapetó para ver el desfile, parado en uno de los pedestales de los cañones que ahora son reliquias para el turista.
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___(No hubiera viajado a esa ciudad, excepto porque Dalia habría sugerido verse ahí en esas fechas, pero en el momento del crimen se sentía arrepentido de haber viajado. Ni ella había cumplido su promesa, ni las cosas se presentaban como hubiera deseado, pero él quería que esto no se supiera.)
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___El tipo lo empujó. Cayó desde el pedestal y perdió la respiración con el golpe. Cuando se levantó yo lo observaba por mera casualidad, aunque ella me diría que lo hacía motivado por mi instinto periodístico. Podría describir los detalles del suceso, pero me limitaré a contarle únicamente lo que impactaba mi propia percepción de las cosas, independientemente de lo que ella pensara. Se incorporó. Sus torpes movimientos parecían confirmar que tardaría unos minutos en tomar aire y recuperarse del golpe. Pero no fue así. Yo lo veía desde la ventana del hotel, justo enfrente del acontecimiento y por alguna razón me había concentrado en el sujeto, el ahora acusado, que sobresalía de entre la muchedumbre por su ubicación en el cañón. Otras personas están también en las ventanas continuas observando el paso de un contingente de jóvenes que hacen evoluciones gimnásticas.
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___(El acusado se levantó en un segundo, tomó una silla metálica desplegable que encontró a su lado y se abalanzó contra el tipo que lo había empujado. Su abogado alegaría que actuó en defensa propia y que la caída podría haberle causado la muerte, sin embargo, desde la ventana se podría observar claramente que el primer golpe que descargó el acusado fue por la espalda. Algunos testigos presenciales narraron con lujo de detalle los hechos, de modo que el abogado del acusado no tuvo más remedio que argumentar el desequilibrio clínico de su cliente pese a la reticencia de su familia -del acusado, no del abogado-.)
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___Ahora que sé que el acusado saldrá libre bajo fianza y que la víctima tenía antecedentes como persona violenta, entiendo menos a la justicia. Pienso en las falsas promesas de Dalia, en el decepcionante viaje a este lugar y, como una nebulosa persistente en mi memoria, en la risa burlona de mi hermana insistiendo en que no podría pasarme las vacaciones sin escribir una nota periodística. Pienso en las motivaciones de la víctima, en las del acusado, en las de los testigos presenciales, en las de los jóvenes que desfilaban, en las de Dalia, en las del juez, en las de la familia del acusado, en las del abogado, en las de mi hermana, también pienso en mis propias motivaciones y todo parece un absurdo. Pienso en las motivaciones de los periodistas y creo que hice bien en no escribir nada sobre aquel suceso.
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___Existe el crimen perfecto. Ocurre a diario. Muere alguien y no pasa nada. Como periodista uno lo sabe, pero es preferible pensar que lo perfecto de un crimen estriba en que nadie se entere. Una ilusión perfecta, me digo, mientras sigo pensando en mis propias motivaciones. Dalia no ha llamado.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

RING

RING

RING

(No te asustes, soy yo)

Simone dijo...

Pregunto: ¿La genialidad del escritor estriba en despegarse cada vez más de si mismo?. Buen escrito....