jueves, febrero 21, 2008

EL FIN DE LA HUÍDA, LA HUÍDA SIN FIN
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___Si coincidimos con algunos críticos en reconocer que la escritura es una proyección ideológica de quien escribe, también habremos de reconocer que dicha proyección es un producto individual, irrepetible (aunque pueda ser semejante o arquetípico).
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___La proyección del pensamiento (conciencia) individual, sea mediante las actitudes, el comportamiento, las acciones, el discurso o la literatura, guarda una prerrogativa especial propia de los seres humanos, la de prevaricar ("acomodarse" frente al otro como forma de prevalecer). Prevaricar es una forma de "esconderse", una forma matizada de mentir. El individuo adopta una postura determinada (un rol, un fingiento conveniente), una apariencia por encima de los deseos del yo como mecanismo de supervivencia social, como forma de prevalecer ante la proyección de "el otro". Esta metamorfosis se hace visible al comparar las diferentes actitudes y posturas que adopta el individuo frente a la diversidad de especies de "otros": un familiar, un amigo, un extranjero, un desconocido, una mujer, una autoridad, etc.
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___ En esta capciosa inclinación a "esconderse", a convertirse en un alter ego apropiado frente al otro, ubico uno de los orígenes primordiales de la ficción.
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___La ficción, es decir, la literatura hablando a grosso modo, deviene en el "escondite" por excelencia de la especie humana. En ese sentido la ficción es una forma de "huir de la realidad". De forma complementaria, la ficción es una forma de reconocer "la realidad de la realidad" pues "huir" es un elemento sustancial, no aleatorio, de "la realidad". No es necesario elaborar aquí una metafísica de "la huída", con sugerirlo por ahora, creo que el registro de la historia humana no se explica sin tal "huída" (el exilio, la migración, el escape, la persecusión, etc.). La ficción no hace sino establecer un mundo paralelo frente al reconocimiento de otro mundo, "el real", de forma que la huir de la realidad mediante la ficción, se restablece, simultáneamente, el principio de realidad.
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___Consideremos el problema de que el mundo "real" es inasible como un carbón ardiendo, podemos retenerlo al crear una representación de él. Mediante la literatura y otras formas de conocimiento, creamos el mundo "alterno", uno que pueda acotarse y asirse. Nos valemos de una figura ilusoria, el acotamiento, como asidera. La representación artística contiene un principio y un final (cerrado o abierto, feliz o infeliz, trunco o realizado, pero final al fin). Terminamos por reconocer que no podemos escapar del final. El mundo alterno, el recreado por la literatura y otras manifestaciones debe tener un final. Es a fin de cuentas el final de "la huída". El restablecimiento del mundo real, la pacificación del alma, sea mediante la ambigüedad, el horror, la muerte o la felicidad.
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___El final es un factor indispensable y un componente de orden superior (es decir, ajeno a la voluntad humana) de toda obra literaria (i.e. de ficción) y otras materias del conocimiento.
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___Véase esta fábula:
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___"Al proponerse escribir un texto infinito, un texto "sin fin", el historiador, que creía asegurar así su empleo en una institución. Suponía que la historia no tendría fin, pero se quedó estupefacto cuando ocurrió el fin del mundo. Al intentar describir la forma en que el fin del mundo había ocurrido pensó en que no tendría ya lector que pudiera leer sus letras. Sintió entonces un intenso vacío en su interior e intentó escribir sobre ese vacío, quizá lo único que quedaba por narrar: el vacío del narrador. Su rostro se iluminó de esperanza y creyó tener ya en su poder la zaga que sucedía a la historia de la humanidad; la historia de "el fin". Sin embargo, cuando intentó enderezar la pluma y escribir se percató de que no podía moverse. Comenzó a observar a través de las cosas y comprendió que la pesada loza y la lápida que lo cubrían superaban sus fuerzas. Pudo percatarse entonces del epitafio que había sobre su tumba: "Este es el fin".
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___La mortalidad es el fin de todo individuo. Más allá de su trascendencia en la memoria de los vivos, o de la inmortalidad del alma para los creyentes, la muerte define el fin de la vida individual. Así, la ficción, la metáfora de "el fin" en la ficción, es una proyección de la conciencia sobre la muerte. Mediante la ficción (y otras formas artísticas) el individuo ensaya su actitud frente a lo acotado, frente al inevitable final. Disfruta del horror, la alegría, la desesperanza o el misterio en el marco acotado de la obra de arte, en un capítulo de la ciencia o en la digresión metafísica de la filosofía. Ficción, huída, fin.
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1 comentario:

Manuel dijo...

¿Eso quiere decir que no soy inmortal?

!Que friega y cuantos hojas pendientes¡