EL VÉRTIGO COMO DEFORMACIÓN DE LA LÍBIDO
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___Arrastrados por el entusiasmo de la Chica Superpoderosa tomamos la noche del sábado para acudir a la multitudinaria Expo Ganadera de Sonora, un aquelarre emocional que incluye parque de diversiones, puestos de antojitos, barras de cerveza, pistas de baile, rodeo, toros mecánicos, exposición de animales de engorda, tocadas, palenque y otras florituras multidiversas apenas comparables con lo que aparece en el cuadro "Los juegos" de Pieter Brüeghel, el viejo.
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___Su idea central era muy simple: treparse en los juegos mecánicos que causan mayor pánico por mililitro de sangre. Hasta aquí, todo marchaba graciosamente por los cauces que uno puede calificar como naturales, pues es divertido observar a un tumulto de paisanos proveniente de los pueblos de la sierra perfectamente ataviados a la usanza texana: parejas de jóvenes y familias completas con sus respectivos botes de Tecate en la mano y dispuestos a sacarle lustre a la fresca noche de mayo; igual pelotón de hermosillenses de todas las clases sociales en plan de tropezar con una versión norteña de la mexicana alegría.
___Su idea central era muy simple: treparse en los juegos mecánicos que causan mayor pánico por mililitro de sangre. Hasta aquí, todo marchaba graciosamente por los cauces que uno puede calificar como naturales, pues es divertido observar a un tumulto de paisanos proveniente de los pueblos de la sierra perfectamente ataviados a la usanza texana: parejas de jóvenes y familias completas con sus respectivos botes de Tecate en la mano y dispuestos a sacarle lustre a la fresca noche de mayo; igual pelotón de hermosillenses de todas las clases sociales en plan de tropezar con una versión norteña de la mexicana alegría.
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___Digo que todo marchaba por buen camino hasta que la Chica Superpoderosa decidió que yo me veía bastante entero como para compartir con ella sus delirios aéreos; antes de percatarme de la cruenta experiencia que me deparaba el destino, ella se presentó con los boletos en la mano, segura de que ni el Marciano ni la Socia consecuentarían sus locuras. No hubo tiempo de aclarar si mi voluntad debía tomar parte de las decisiones, de pronto me encontré encaramado en un artefacto donde mis pies volando qudaban volando y mi tórax apenas sujeto a un armazón de plástico y fibra de vidrio que ahogaba la respiración y nos adhería fuertemente a un sillón donde el trasero se nos hacía más breve. Cuando menos pensé, la hilera de asientos que formaba un cuadrado perfecto, 6 sillas por lado, comenzó a elevarse en una mortal vertical que alcanzó unos cuarenta metros. La panorámica de la ciudad era fabulosa, hacia el poniente podía ver con toda claridad los patios interiores de la penitenciería, el Cerro de la Campana y los centros comerciales que rodean los espacios de la Expo Ganadera. Fue entonces que tuve la mala ocurrencia de dirigir la mirada justo debajo de mis pies. El espectáculo fue espantoso, mis pies balanceandose sin control por encima de una multitud de luces y personas que apenas se distinguía. Si el vértigo es una sensación enfermiza, en mi caso se presentaba como una psicosis, especialmente porque en ese momento las sillas comenzaron a descender como si hubiesen sido soltadas al aire desde un avión. Mi sistema nervioso comenzó a registrar compulsiones que involuntariamente asociaba yo por instantes con "El origen de la tragedia" de Nietszche mezclado con los cuentos de terror de Lovecraft (los tardíos), mis castigados hilillos seminales parecían apretujarse con el esófago y mi presión sanguínea comenzaba a arrastrar peligrosos niveles de adrenalina en una caída que amenazaba con reventar los traseros de todos los ingenuos que nos montamos ahí. Como por arte de magia, por ventura de alguna tecnología de punta o por mera fe cristiana, aquella plataforma infernal comienza a detenerse a escasos siete metros de la base como si todo fuese espuma. Contrasta la suavidad del aterrizaje con la velocidad de la caída libre. La piel se eriza y se distiende en segundos que parecen contener la fórmula de 9 m por segundo al cuadrado. Bajé con una sensación de vacío como la que relata Edgar A. Poe en "Un descenso al Maëlstrom". Luego pensé que éste sería un estupendo nombre para esta atracción mecánica de la que, por cierto, no recuerdo el nombre.
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___"Inverse" se llama la segunda atracción de la noche. Me subí con la ilusión de que ya había pasado lo peor. Lamentable equivocación. Han de conocerlo: se trata de una plancha de asientos dipuestos en filas de cuatro y que en total suman 32 plazas; son movidas por un émbolo que lo hace girar y suspenderse en el aire por unos segundos que parecen más largos que el Imperio Romano. El asunto es que, siendo un armazón parecido al que he descrito antes, tiene la fina particularidad de soportar todo el peso expuesto al vacío cuando se pone de cabeza, lo que ocurre reiteradamente, circulando de adelante para atrás y viceversa. Como te lo diré: son sensaciones extremas, semejantes sin duda al suicidio o a pasar una tarde charlando con Vicente Fox sobre ciencia y humanidades. Suspendido en el aire de cabeza por segundos interminables a unos veinte metros de altura entiendes que la fe religiosa es necesaria y que puede compararse con la fe que depositas en la nimia seguridad de aquellos juegos mecánicos, armados muy probablemente por personas desconocidas e incultas.
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___La tercera "diversión" tenía el sugestivo nombre de "Music Express". Otra locura. Se trata de un carrusel circular que sube y baja y cuya único atractivo es la velocidad que logra alcanzar y mantener por varios minutos. Lo hace primero de modo natural y luego en reversa. Aquí tu organismo es sometido a una fuerza centrífuga en la que las emociones se licúan con tu hemoglobina y lo que comiste a mediodía, dando por resultado un extravío del sentido y una confusión de la memoria que te lleva a convertirte en un personaje de Lewis Carrol desempleado. Cuando terminó la pesadilla, amenizada por un sádico que desde el micrófono impulsa a los paseantes a levantar las manos y a gritar en lo peor de aquel remolino, descendía a la realidad con el sentido de la orientación en estado de putrefacción y las piernas como si hubiese estado haciendo fila para resellar la licencia. Miraba borroso y el mundo seguía dando vueltas a mi alrededor.
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___Fue entonces que decidí salir de ese sueño monstruoso y declararme incompetente para el disfrute extremo. El color transparente de mi rostro y el desequilibrio de mis globos oculares debieron haberse visto en estado tan delicado que la Chica Superpoderosa consintió en que aquello era demasiado ya para la ecuanimidad de mis neuronas y mi precaria higiene emocional.
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___Fue todo. Apenas alcanzamos a detenernos a apreciar las diversas razas de caballos de carreras que se exhibían a un costado de la Expo, antes de despedirnos de aquel averno de circunstancias. Salimos cuando seguían llegando oleadas de paisanos dispuestos a apersonarse para ver el show de Joan Sebastian.
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___Prometí no volver a encaramarme a ninguno de esos maleficios que esta noche refrendaron en mí mis creencias religiosas.
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8 comentarios:
Qué cosa más horrible la que cuentas. Digo yo en el famoso kamikaze sentí mis escasos 15 años de vida que se iban por un caño, jajaja. Literalmente sentía me iba a salir del asiento. Cuando yo era niña se murieron unos niños porque no los sujetaron bien, no sé si recuerdes salieron volando y después el juego les paso encima. Quizás por eso me he prometido no volver a subir a esos juegos de feria. Jajaja. Porque en six flags yo a todo me subi y fue muy divertido.
Sí, cuando estaba bocaabajo viendo el mundo descomponerse, pensé en esos accidentes y en cómo la línea entre la vida y la muerte es un breve instante. En six flags me trepé en una montaña de madera que hacía un ruido infernal, como si fuera a venirse abajo con todos los fierros. Monstruoso.
gracias por visitar... nacho m.
Subete a mi moto......
Maldición, cuando comprendí hacia dónde ibas, supe que debía detenerme y no terminar de leer tu post...prometí a una buena amiga que iríamos a la expo a subirnos a todos los juegos... y ahora...sólo de pensarlo el estómago se me hace chiquito.
Juar, juar, juar... Tu post es aún más divertido cuando uno los conoce en persona -tanto a tí como a la chica superpoderosa-. Mulder totalmente identificado contigo y yo con ella, claro.
Tengo un novio-cuasi-ideal excepto porque ODIA esos juegos y a mi me encantan!
abrazos a todos por allá
Manuel, algún día iré a Puebla para que me prestes esa moto. Je.
Lorena, me hago del rogar, pero sí me subo a los juegos aunque me baje con alta presión.
Séptimo... besos y saludos a Mulder.
nacho m.
thank you
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