jueves, mayo 29, 2008

LOS PERROS NO SUDAN
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___Me entero de que los perros son susceptibles al "golpe de calor". En Beautyfulville comenzó a arreciar la temperatura y Niko comenzó a jadear desesperadamente en horas pico. Observé que no quería levantarse y tenía la mirada como si se hubiera tomado un coctel de diazepán. Corroborar que estos son los síntomas clásicos del golpe, me llevó aplicarle el tratamiento que ordena el veterinario: remojarlo con agua fría, especialmente la parte de la cabeza y el cuello, aplicarle hielo en la barriga y administrarle bicarbonato de sodio para reponer los minerales que produce la deshidratación.
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___Aceptando que pudieran tenerla, a Niko le volvió el alma al cuerpo. Comenzó a ladrar y se puso en movimiento, recuperó su estampa y se divertía en el charco que se formó junto a la reja. Se puso feliz como si hubiera ingerido un coctel de benzedrinas.
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___Me asustó verlo batallando para respirar y me aterró saber que un perro puede morir en esas circunstancias. Si fuere tu caso, es decir el de tu perro, debes saber que el riesgo es mayor si es de pelaje negro; no es mi caso porque yo tengo el pelo cano y mi perro, dorado. Verlo retozar nuevamente me devolvió el alma al cuerpo como si me hubiera empinado un coctel de prozac (en caso de que no la hubiera perdido).
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3 comentarios:

Rudipio Cabarcas dijo...

Aló, señor Mondaca. Deje usted que le ofrezca un aplauso por este texto. Con frecuencia los cuentos sobre perros o gatos son pésimos, por inverosímiles, por humanoides. No le diré si me ha gustado su cuento; mejor le diré que con su cuento he querido tener un perro, que he querido que le dé calor y así poder yo devolverle, de tenerla, el alma al cuerpo para que juegue en un charco de agua chocolatosa. Saludos.

nacho dijo...

Gracias por el comentario, Rudipio, los perros probablemente no irán al cielo, quizá nosotros tampoco. Je. No sé si lo que relato aquí sea una minificción propiamente o parte integral de una experiencia personal, pero creo que el contrapunto de los cocteles lo convierte en algo distinto a una mera anécdota. nacho m.

Ministry of Silly Walks dijo...

Recuerdo haber tenido un perro hiperpeludo cuando vivía en Beautifulville. Desarrollaba los mismos síntomas en las mismas fechas.Pero a él le gustaba que compráramos cervezas bien heladas para echarse sobre ellas. Y a nosotros también nos gustaba.

Tres medicamentos en una anécdota! Recomiéndame algo para la felicidad y que no inhiba el líbido.