domingo, octubre 08, 2006


EL PASADO REVISITADO
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___Recién regreso de un tour de fin de semana por el pasado. Fue también un reencuentro con algunas raíces familiares, las de la socia, que tenía 28 años sin visitar su pueblo natal, colgado del mapa en el norte de Sonora. Se trata de Oquitoa, lugar donde habitaron tribus prehispánicas hoy ignoradas. Podemos afirmar que en materia de desarraigo la socia puede aspirar a un récord Guiness y, de alguna manera, demuestra lo desalmado que se puede ser con la Historia. El lugar está a 230 kilómetros de Hermosillo. Mis hijos menores ni siquiera imaginaban que su progenitora había nacido en un pueblo fundado en 1685, cosa que, por otro lado, no les importa gran cosa.
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___Se trata de un pueblo que se supone debería haber desaparecido ya, azotado por la migración y el abandono, como muchos pueblos de Zacatecas o Durango, pero no ha sido así. Las estadísticas señalan que no hay más de 500 habitantes, sin embargo, durante los fines de semana se puede observar una gran actividad. Muertos los antepasados, muchas de las viejas casonas han sido remodeladas y son casas de campo de descendientes que han emigrado a los EU y que mantienen un lazo consanguíneo ahí. Veredes, Sancho, camionetas último modelo en lugar de carretas, y regados aquí y allá envases de Bud Light en vez de Tecate. Sobre las paredes de adobe erosionado se imponen ahora modernos emplastes impermeabilizantes y los techos de carrizo sobreviven debajo de láminas galvanizadas y tejas importadas.
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___La vieja parroquia del pueblo, fundada por el fraile jesuita Eusebio Kino hace más de trescientos años, trepada en un cerro y rodeada de lápidas centenarias, cuenta ahora con accesos de cemento hidráulico y camellones adornados de cactus y mezquites. Forma parte del proyecto turístico-cultural "La ruta de las misiones", ruta por donde Kino abrió la puerta del desierto y tendió los puentes del mestizaje.
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___El futuro llega con los aires del turismo. El pasado permanece como una reliquia que se oferta a la modernidad para evitar que sucumba de soledad y de descuido. La modernidad llega con dólares de aquellos hijos que han tomado la inevitable ruta migratoria hacia el norte y que regresan los fines de semana a recordar. El futuro y el pasado, lo decía Agustín de Hipona, conviven simultáneamente.
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___Un viejo molino de aspas que accionaba el agua de un arroyo seco queda quizá como único testimonio de una época jubilada. Convive el fierro enmohecido de la maquinaria circular con los restos del gigante de adobe que se desmorona lentamente con el aire y con la lluvia. Su interior se encuentra ahora vedado a los visitantes; decenas de panales de avispas penden de los techos y umbrales del molino. Al acercarnos, cientos de avispas producen un rumor de guerra que nos intimida. Desde fuera ya vimos suficiente. Que sigan las entrañas con su misterio, la Naturaleza también opina.
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2 comentarios:

Manuel dijo...

La magia de nuestro México es eterna, nos va a sobrevivir.
Buena semana

M.C dijo...

Cuando vi la foto inmediatamente supe que era el molino de Oquitoa, segui leyendo y efectivamente asi era
Ese molino tiene mi nombre gravado en alguna de sus paredes de adobo
A 10 Km de altar y otros pocos de Caborca
Es uno de mis lugares favoritos en todo el continente