MAÑANA SERÁ OTRO DÍA

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___El marciano me despertó a las 7:30 am, un sacrilegio en la quietud del domingo. A esa hora de la madrugada, ni el perro había dado señales de vida. Pero había que ir al campo a patear la pelota, era un compromiso jurado que mi sentido del deber no había olvidado, pero que mis sistemas nervioso, simpático y neuronal no alcanzaban a registrar, especialmente porque unas horas antes había estado imantado a este monitor pegando letras. La inercia, más que la voluntad, me hizo abandonar mis cobijas y los sueños fantásticos que me deleitaban de la mano de Beatrice a través de los menos oscuros pasadizos del infierno.

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___Los campos que tenemos a la mano se parecen muy poco a las intalaciones de Coapa donde Cuáuhtémoc Blanco practica sus clavados y perfecciona su fingido dolor de rodilla. No, para nada, nuestros campos están llenos de glamour y tierra suelta y allá, cerca del tiro de esquina, algunos manchones de césped silvestre que sobreviven de milagro, esto sin contar los baches que forman con sus autos los vecinos que toman aquel espacio como pista para aprender a conducir. Pero nada de eso nos inquieta en ese feliz momento en que mis piernas empiezan apenas a recibir señales inconexas del cerebro. El marciano ya dió una vuelta al campo para calentar los músculos, mientras yo apenas comienzo a aceptar que no sigo en el sueño y que la aridez de nuestro campo no es una extensión del infierno.

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___Bueno, unos pases a ras del suelo, luego unos tiros al marco desde diversas perspectivas, luego tiros penales y listo, vámonos. Pero no, el marciano trae otros planes donde se incluye correr, driblar y rematar centros de cabeza. ¿No se percata que nos llevamos 40 años de diferencia?... Se unen a la acción unos espontáneos que traen ganas de echar patada. Yo me opongo y exijo un minuto de respiro, alego restricciones médicas, pero no sirve de mucho, mi cuerpo termina obedeciendo al marciano quien aprovecha que mi cerebro está ocupado en mantener las funciones básicas de mi organismo y en evitar un infarto. Hago lo que puedo y escojo la portería porque eso evitará que corra más de la cuenta y entre en estado cataléptico o simplemente muera de un calambre.

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___Demasiado en hora y media. Vámonos. El marciano se ha cansado y su zapato derecho ha decidido jubilarse, así lo exhibe la calceta que sale entre la suela de tacos y el empeine roto. Nada hay más que hacer. La pesadilla concluye, regreso a casa como un soldado convaleciente, pensando que viviré el resto de mi vida como un veterano retirado. Fantaseo, porque vendrá más tarde rehacer archivos y limpiar el cuarto de los trebejos. Ni un momento de descanso. Apenas encendí el televisor y Chivas derrotaba 3-0 a Santos. Paliza. Pero en los cinco minutos finales Santos anota dos goles y el estadio Corona es la locura. Alterado por el resultado me siento aquí a revisar correos y cumplir con la humilde labor de relatar algunos retazos de mi pseudovida.

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___Mañana será lunes, gracias a Dios, porque el día de descanso me dejó molido.

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___¿Qué hora es?

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