NOTICIAS PARA INDUCIR SUEÑO

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___Mucho se habla de las declaraciones de funcionarios del FMI en relación con su pronóstico sobre el 4 % de crecimiento de la economía mexicana en 2010. Sin embargo, el propio secretario de Hacienda señaló que la más promisoria proyección del gobierno no rebasa el 3 %.

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___Resulta sintomático que el FMI se preocupe ahora por apuntalar la economía nacional, al menos en el discurso, luego de que durante décadas fuera el vehículo para maniatar los grandes proyectos (faraónicos les llamaban) que incluía puertos industriales, creación de nuevas ciudades, generación de energía eléctrica mediante reactores nucleares y, especialmente, creación de grandes proyectos de infraestructura hidráulica. Estas ausencias en los programas de gobierno desde Miguel de la Madrid a la fecha, acusan un retraso que no logró subsanar la apertura a la inversión extranjera que propició el famoso TLC, es decir, el modelo maquilador impuesto a México versus un proyecto industrializador genuino.

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___Pero sería ilusorio pensar que los organismos financieros internacionales defienden el interés de países como el nuestro que, pese a sus enormes recursos naturales y humanos, se debaten entre la pobreza, el desempleo y la violencia. Si dichos organismos no han sido capaces de regular la rapacidad y especulación de la banca privada, llevando a su propio sistema financiero a la bancarrota, menos lógico sería suponer que estén interesados en el desarrollo económico y social de los eufemísticamente llamados "países en desarrollo".

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___En ese contexto económico adverso, nuestra clase política se enfrasca en una bizantina discusión sobre cómo administrar el pastel gubernamental. El ciudadano común se pregunta si la reelección de autoridades repercutirá en una mejora administrativa y económica; si los diputados de partido deben desaparecer; si el número de miembros del congreso debe reducirse; si las alianzas políticas pueden sustentarse en un fugaz acuerdo electoral.

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___Muchas son las preguntas en un caldeado ambiente donde los políticos parecen desentenderse de la discusión sobre cómo resolver las necesidades de empleo, servicios sociales, producción e infraestructura que exige el país. Creo que nos toca responder.

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