domingo, octubre 12, 2003

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TRANSDIARIO

Me obsequian un reloj Timex de cuerda. Es un premio por haber ganado el concurso regional de ortografía. Luego me llevan a la cárcel municipal. Ahí está mi papá, lleva más de un mes detenido a la espera de que le dicten sentencia. Lo acusan de sedición, de alterar el orden público y de otros cargos. Me saluda y conversa brevemente con mi madre en el vestíbulo de la oficina del alcaide. No lo habíamos visto desde su detención. Le enseñé mi diploma pero se me olvidó mostarle mi reloj nuevo. Luego abandonamos la prisión. Mi padre cumplió 42 años de vida y no se imagina que en siete años más va a ser sorprendido por un infarto traicionero mientras lee Selecciones del Reader's Digest. Muere antes de cumplir 50. Esta es una de las cosas que me hacen concluir que medio siglo no es nada.

Es el año de 1967. A mi padre, como a decenas de ciudadanos en todo el estado, lo detienen por su activismo en contra de la imposición de candidato del PRI a la gubernatura de Sonora desde el centro. Está escondido pero amenazan con tomar represalias contra la familia. Se entrega. Por las mismas razones, los estudiantes de la Unison son desalojados por el ejército en esos días. El contingente militar va encabezado por el mismo oficial que será el primer acribillado en Tlatelolco un año después, no sabe que sus días están contados. Es el preludio del 68 y tengo 11 años. La historia también pasa por aquí... En serio, Sonora no está tan lejos.

En 1973, poco antes de que mi padre muriera regreso a aquella prisión. Soy detenido con otros dos preparatorianos que distribuíamos un volante titulado "No votes". Somos menores de edad y eso vale para estar ahí sólo unos cuántos días. Salgo y me siento como si tuviera alas. Todavía siento lo mismo.

Hace una semana, mi maestro de Filosofía, colega de aquellos tiempos de revuelta en que nos quedábamos dormidos con un dedo separando un grueso tomo de Lenin sobre el pecho, me informa que se va a develar una placa en la Unison conmemorando los 30 años del movimiento estudiantil del 73. Dice que aparecemos en fotos de la época colectadas aquí y allá. Me llaman la atención tres cosas. Que la cifra de 30 es enorme, que todos estos años mi padre se ha dado a extrañar y que algo le pasó a mi ortografía.

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