NOTAS BREVES
¡Por fin!: Mr. Phuy escribió esta semana. Chéquenlo.
En el blog http://colectivo-104.blogspot.com escriben los compas de mi salón y también un servilleta. Para que visiten, no sean...
Ya tengo mi disfraz para el Halloween: me voy a pintar las canas.
Anoche hubo un rollo performancero en Letras de la Unison en conmemoración del día de difuntos. El primer número fue una obra de teatro sobre las muertas de Juárez. Espeluznante pero muy bien por las compatriotas de Letras que son buenísimas actoras. Hubo homenaje a un profe alemán políglota, lingüista y literato, que ya se petatió y del que luego les cuento, estuvo bien cotorro. Otros compas leyeron poemas a ritmo de rock, y finalmente unos camaradas leyeron poemas de su propia inspiration disfrazados todos de living deads. Estuvo divertido y además comimos pan de muerto a rabiar (el champurro se acabó de volada, ¡qué pues maestro Bobadilla!).
viernes, octubre 31, 2003
martes, octubre 28, 2003
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EL MACHO MEXICANO EN TIEMPOS POST LADY DI
El prototipo del macho mexicano es un personaje romántico en más de un sentido. La imagen del bigotón con botas, sombrero y pistola la cinto que nos dibujaban las películas de la época "de oro" del cine mexicano, capaz de emprenderla a golpes a la primera oportunidad, o de escupir en la cara del otro al menor pretexto, ensalsado en las canciones de José Alfredo como aquél capaz de quitarse la vida por una mala racha de cartas (lo sabemos, "la vida no vale nada"), ese tipo cabeza hueca capaz de seducir hasta a la madre superiora o de ir chispando "hijos por dondequiera", muestra únicamente un lado de la moneda.
Esta tipología se corresponde con el niñito llorón que busca con desesperación un reencuentro en la cama con su madre. Su impulso primario no es sino una exaltación del yo que va por la calle con un sentido de identidad lastimado por una infancia terrible, ajeno al universo de lo que el director del manicomio identificaría como relaciones adultas.
Lo vemos ahora en disfraz de burócrata, de profesionista, maestro, comerciante y hasta de escritor (al macho, no vayan a creer que al director del manicomio). Su grado de instrucción aporta poco a su personalidad, tampoco su nivel de ingresos (aunque, de hecho, cuenta). Cierto, ha dejado la pistola y el bigote, aunque sigue usando ropa ajustada. Suele ir al gimnasio y pasa más tiempo frente al espejo que su inmediato predecesor. "¡Qué!, ¿Qué de qué?, "¡Pos qué de qué de qué!". Dondequiera se le encuentra.
Sueña con vertir decímetros cúbicos de semen en cada eyaculación, tener genitales extraordinarios y ser halagado por miembros de los dos sexos, en particular por los del propio. Un bisexual en potencia. A la hora de la hora, el macho mexicano, en su versión clásica o en la actualizada, se convierte en un amante experto de lo ridículo. Resulta que padece eyaculación precoz, gime y suplica en la cama por una platito de amor; busca afanosamente el seno materno perdido hace años y encuentra, con frecuencia, su contraparte: la frígida que pronto encuentra la forma de controlarlo y manipularlo (sorry, su infancia tampoco fue la de Marthita Sahagún). Cuando sea necesario, ella dirá en público que es él un garañón insaciable; tendrá así la mejor arma para traer al macho con un aparatito de control remoto. Ambos serán complices de ese secretito. Es incapaz de amar: ya está él ahí, en sí mismo, no hay espacio para otro ser; si su pareja admite jugar el papel de mami, entonces bienvenida dulce sustituta (¿me planchas la camisa, mi reina?). Dos extraños unidos por motivaciones líbidas mal encauzadas en la primaria.
El macho no es pues sino un prototipo de la personalidad romántica: rebelde, exaltado, indomable, dispuesto al sacrificio en aras de su ideal más profundo (el reencuentro con mami) y a morir incluso en lo que consideraría un orgasmo final y prolongado hasta la agonía. Su sentido de trascendencia llega hasta donde termina el elástico de su truza (de esas tanguitas como las de las chicas... espejito, espejito). Sus conquistas abarcan el número indeterminado de frígidas que le depara el destino. Mami, mami, acéptame, yo les gano a todos para que me prefieras. Paranoia bruta con envoltura nueva. Hollywood sabe bien de estos acartonados modelos (remember Rock Hudson o Keanú Reeves). El cine mexicano apenas empieza a explotarlos: Diego Luna, Gael García, los niños bonitos, el nuevo tipo, Leonardos Di Caprio del subdesarrollo (perdón, perdón, mis estrellitas del firmamento, no me hagan caso, sigan brillando).
Pero la cosa no para ahí (y a veces no para en ningún lado). El macho mexicano sigue evolucionando. Busca emociones más fuertes a pesar de que adquiere poses más delicadas. Es probable que sea el andrógino el prototipo por venir, su nueva fase lógica u obligada. El charro rebelde de la revolución trae ahora entalladas mallitas y sale en bicicleta los domingos, anda en Stratus, llora cuando lleva serenata y se emociona con Luismi. Dispuesto siempre a partirle la madre a cualquier cabrón (eso sí, siempre, incluso en una riña intelectual), se cuida el pelo con mus y toma tratamientos para no envejecer. Bebe lo suficiente y fuma marlboro light. Busca vestir bien y no olvida revirar de reojo al espejo cuando sale del baño (¡pacito!).
No lo pierdan de vista, lo reconocerán de inmediato: están dejando de gustarle José Alfredo y Vicente, y, aunque raras veces lo aceptaría en público, comienza a sentir una extraña admiración por el "Potrillo" (esa versión de tocador del caudillo del Sur).
¿qué hora es?
EL MACHO MEXICANO EN TIEMPOS POST LADY DI
El prototipo del macho mexicano es un personaje romántico en más de un sentido. La imagen del bigotón con botas, sombrero y pistola la cinto que nos dibujaban las películas de la época "de oro" del cine mexicano, capaz de emprenderla a golpes a la primera oportunidad, o de escupir en la cara del otro al menor pretexto, ensalsado en las canciones de José Alfredo como aquél capaz de quitarse la vida por una mala racha de cartas (lo sabemos, "la vida no vale nada"), ese tipo cabeza hueca capaz de seducir hasta a la madre superiora o de ir chispando "hijos por dondequiera", muestra únicamente un lado de la moneda.
Esta tipología se corresponde con el niñito llorón que busca con desesperación un reencuentro en la cama con su madre. Su impulso primario no es sino una exaltación del yo que va por la calle con un sentido de identidad lastimado por una infancia terrible, ajeno al universo de lo que el director del manicomio identificaría como relaciones adultas.
Lo vemos ahora en disfraz de burócrata, de profesionista, maestro, comerciante y hasta de escritor (al macho, no vayan a creer que al director del manicomio). Su grado de instrucción aporta poco a su personalidad, tampoco su nivel de ingresos (aunque, de hecho, cuenta). Cierto, ha dejado la pistola y el bigote, aunque sigue usando ropa ajustada. Suele ir al gimnasio y pasa más tiempo frente al espejo que su inmediato predecesor. "¡Qué!, ¿Qué de qué?, "¡Pos qué de qué de qué!". Dondequiera se le encuentra.
Sueña con vertir decímetros cúbicos de semen en cada eyaculación, tener genitales extraordinarios y ser halagado por miembros de los dos sexos, en particular por los del propio. Un bisexual en potencia. A la hora de la hora, el macho mexicano, en su versión clásica o en la actualizada, se convierte en un amante experto de lo ridículo. Resulta que padece eyaculación precoz, gime y suplica en la cama por una platito de amor; busca afanosamente el seno materno perdido hace años y encuentra, con frecuencia, su contraparte: la frígida que pronto encuentra la forma de controlarlo y manipularlo (sorry, su infancia tampoco fue la de Marthita Sahagún). Cuando sea necesario, ella dirá en público que es él un garañón insaciable; tendrá así la mejor arma para traer al macho con un aparatito de control remoto. Ambos serán complices de ese secretito. Es incapaz de amar: ya está él ahí, en sí mismo, no hay espacio para otro ser; si su pareja admite jugar el papel de mami, entonces bienvenida dulce sustituta (¿me planchas la camisa, mi reina?). Dos extraños unidos por motivaciones líbidas mal encauzadas en la primaria.
El macho no es pues sino un prototipo de la personalidad romántica: rebelde, exaltado, indomable, dispuesto al sacrificio en aras de su ideal más profundo (el reencuentro con mami) y a morir incluso en lo que consideraría un orgasmo final y prolongado hasta la agonía. Su sentido de trascendencia llega hasta donde termina el elástico de su truza (de esas tanguitas como las de las chicas... espejito, espejito). Sus conquistas abarcan el número indeterminado de frígidas que le depara el destino. Mami, mami, acéptame, yo les gano a todos para que me prefieras. Paranoia bruta con envoltura nueva. Hollywood sabe bien de estos acartonados modelos (remember Rock Hudson o Keanú Reeves). El cine mexicano apenas empieza a explotarlos: Diego Luna, Gael García, los niños bonitos, el nuevo tipo, Leonardos Di Caprio del subdesarrollo (perdón, perdón, mis estrellitas del firmamento, no me hagan caso, sigan brillando).
Pero la cosa no para ahí (y a veces no para en ningún lado). El macho mexicano sigue evolucionando. Busca emociones más fuertes a pesar de que adquiere poses más delicadas. Es probable que sea el andrógino el prototipo por venir, su nueva fase lógica u obligada. El charro rebelde de la revolución trae ahora entalladas mallitas y sale en bicicleta los domingos, anda en Stratus, llora cuando lleva serenata y se emociona con Luismi. Dispuesto siempre a partirle la madre a cualquier cabrón (eso sí, siempre, incluso en una riña intelectual), se cuida el pelo con mus y toma tratamientos para no envejecer. Bebe lo suficiente y fuma marlboro light. Busca vestir bien y no olvida revirar de reojo al espejo cuando sale del baño (¡pacito!).
No lo pierdan de vista, lo reconocerán de inmediato: están dejando de gustarle José Alfredo y Vicente, y, aunque raras veces lo aceptaría en público, comienza a sentir una extraña admiración por el "Potrillo" (esa versión de tocador del caudillo del Sur).
¿qué hora es?
domingo, octubre 26, 2003
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SOBRE LA POESÍA
La poesía es el lenguaje de los humildes, de los niños y los profetas. Porque en el principio era el Verbo y el Verbo era Dios.
Por esta razón la poesía que no cura, que no revela, que no transciende, que no instruye, que no transporta al lector al sitio de la verdad no es poesía, es otra cosa, es una mutación de los preceptos originales. Un engaño de la mente. Un espejismo del racionalismo. Una trampa de los conceptos. Una bofetada contra la realidad. Un herida de orgullo.
El Verbo es el principio de todas las cosas, por lo tanto, un poema contiene una porción de la eternidad. La poesía es medicina, es sinceridad. Es la restauración anhelada de las circunstancias. (Tomado de Letras de Cactus, http://deljuan.blogspot.com)
SOBRE LA POESÍA
La poesía es el lenguaje de los humildes, de los niños y los profetas. Porque en el principio era el Verbo y el Verbo era Dios.
Por esta razón la poesía que no cura, que no revela, que no transciende, que no instruye, que no transporta al lector al sitio de la verdad no es poesía, es otra cosa, es una mutación de los preceptos originales. Un engaño de la mente. Un espejismo del racionalismo. Una trampa de los conceptos. Una bofetada contra la realidad. Un herida de orgullo.
El Verbo es el principio de todas las cosas, por lo tanto, un poema contiene una porción de la eternidad. La poesía es medicina, es sinceridad. Es la restauración anhelada de las circunstancias. (Tomado de Letras de Cactus, http://deljuan.blogspot.com)
sábado, octubre 25, 2003
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EN COSAS DEL BEISBOL NO SOY ANTIYANQUI
Joe Torre pudo haber hecho más, de plano. Pudo, por ejemplo, salir con una actitud más combativa y no esperar el cuadrangular milagroso que jamás llegó. Desde la tercera entrada podía haber buscado avanzar corredores con toques de bola y sacar de balance al pitcher contrario. El partido era de vida o muerte (disculpen el lugar común pero los deportes siempre me transtornan). Ese muchachito, Josh Beckett, tiene 23 años, mide cerca de dos metros y tira rectas de 97 millas aún en la última entrada. Los mulos ni veían la bola. Se fueron sucediendo los errores, pequeños errores, errores humanos que salen caros: Posadas, Jeter, Karim, el propio Petite, parecían estar jugando un partido de Triple A. Los Marlines se salieron con la suya. McKeon, el manejador de los pescados defiende una filosofía del juego que me simpatiza: divertirse. Parece que le ha funcionado. Le hace caravanas una pandilla de centroamericanos jovencitos que llevó a Yankee Stadium a cotorrear tramando otra tragedia.
New York, New York, no las ha traído consigo últimamente.
EN COSAS DEL BEISBOL NO SOY ANTIYANQUI
Joe Torre pudo haber hecho más, de plano. Pudo, por ejemplo, salir con una actitud más combativa y no esperar el cuadrangular milagroso que jamás llegó. Desde la tercera entrada podía haber buscado avanzar corredores con toques de bola y sacar de balance al pitcher contrario. El partido era de vida o muerte (disculpen el lugar común pero los deportes siempre me transtornan). Ese muchachito, Josh Beckett, tiene 23 años, mide cerca de dos metros y tira rectas de 97 millas aún en la última entrada. Los mulos ni veían la bola. Se fueron sucediendo los errores, pequeños errores, errores humanos que salen caros: Posadas, Jeter, Karim, el propio Petite, parecían estar jugando un partido de Triple A. Los Marlines se salieron con la suya. McKeon, el manejador de los pescados defiende una filosofía del juego que me simpatiza: divertirse. Parece que le ha funcionado. Le hace caravanas una pandilla de centroamericanos jovencitos que llevó a Yankee Stadium a cotorrear tramando otra tragedia.
New York, New York, no las ha traído consigo últimamente.
viernes, octubre 24, 2003
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UNA NOCHE CONRAD SE PUSO A ESCRIBIR EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
A los 37 años, Joseph Conrad ha dejado el timón y las cartas de navegación, los ha cambiado por una pluma. Una voz profunda le dicta sus relatos y su mano autodidacta encuentra una vereda transparente. No le mortifican las vanguardias literarias, ni siquiera les presta atención. Conrad (1857-1924) escribe conmovido por un eco de tambores que resuena en su pecho dictando un código. Lo traduce ágilmente porque no teme a los idiomas. Sus intensos viajes marítimos le han tatuado el alma y se apresura a contar una suerte que resultó errabunda desde su cuna.
El corazón de las Tinieblas es acaso un relato dentro de otro, el umbral de un laberinto desconocido y escalofriante. Marlow, el narrador protagonista, decide contar a sus amigos sus experiencias más insondables. Ha encontrando la atmósfera propicia: un barco que descansa en la rivera somnolienta del Támesis, un grupo de amigos íntimos que sabrán escucharle y un halo de tranquilidad que parece desconocer sus orígenes.
Jamás lo dirá, pero el espacio es África, África negra que abre sus fauces vegetales inexpugnables y muestra al mundo un capítulo escondido de la prehistoria; cobra vida una sociedad primitiva ajena a todo género de civilización, inmersa en la lucha por la supervivencia frente a las fuerzas tremendas de la naturaleza. Ríos inverosímiles, faunas desconocidas en vírgenes vientres matizan el relato selvático.
Ha llegado el hombre blanco. Lentamente ha ido bordando un sistema que le permitirá usufructuar las riquezas de ese continente desconocido. El legendario marfil, es el símbolo que sacude la avaricia y la sed de poder. Viaja el oro blanco por las inmediaciones del río traicionero y en acecho. Encallan los buques y la civilización. El hombre blanco ha llegado hasta el corazón de las tinieblas. Ahí emergen riveras insalubres y lagos exóticos hasta entonces desconocidos para el europeo. Ha llegado también el bastón imperial con un malogrado disfraz de comerciante, ha llegado como ave de rapiña el aventurero audaz que sirve a la Corona para servirse a sí mismo.
Entre los riesgos terribles que ofrece el corazón de las tinieblas descansa el peor de todos: el de la locura. Quienes pretendan el éxito en aquellos rincones alejados de Dios, habrán de someterse al vahido de la selva; roto el baúl de su propio espíritu los rasgos más abominables se precipitan. No pretenden sobrevivir. Buscan imperar. Kurtz ha llegado hasta lo más hondo, ha transformado su propia esencia para internarse en el pantano bárbaro y convertirse ante los salvajes en piedra de adoración. Ha descendido en el escalón de la evolución y se ha codeado con los peores degradaciones para imponer su ley. El suyo es otro corazón de las tinieblas, es el corazón de la colonización, tan salvaje como los propios nativos que comen carne de sus semejantes y matan sin el menor pretexto. Ha sembrado la muerte entre los nativos con una saña reverencial. Por eso le temen y le convierten en ídolo. Su voz y su fuerza son mandíbulas titánicas que pueden consumirlo todo si se lo propone. Los aborígenes le siguen como hipnotizados por una deidad terrible. También los blancos que orbitan en su influjo.
Con una lengua prestada Conrad se apropia del final del siglo que le toca vivir. La ley del más fuerte. La ley de la selva. Esa es la bandera de las compañías británicas que van a encontrar su propio origen en el capítulo más atrasado de la especie. Pleno de simbolismo, Conrad no ha de premiar a la deshumanización, deja a Kurtz atrapado sin salida en su imperio de irracionalidad pagana, atado a las enfermedades como una lacra estéril. Abyecto, carcomido por el recuerdo imborrable de la muerte y la desolación Kurtz muere en medio del oprobio que ha sembrado en esa región. Es la condición humana lo que reclama la atención del lector:: "El horror... el horror".
Ahora todo está listo para emprender la toma final. El corazón de las tinieblas ha encontrado otro corazón amargo y obsceno, el de la ambición imperial capaz de subyugar escrúpulos en el océano de su expansión.
Marlow no se recuperará jamás de aquella oscura experiencia, ni Conrad, ni nosotros.
UNA NOCHE CONRAD SE PUSO A ESCRIBIR EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
A los 37 años, Joseph Conrad ha dejado el timón y las cartas de navegación, los ha cambiado por una pluma. Una voz profunda le dicta sus relatos y su mano autodidacta encuentra una vereda transparente. No le mortifican las vanguardias literarias, ni siquiera les presta atención. Conrad (1857-1924) escribe conmovido por un eco de tambores que resuena en su pecho dictando un código. Lo traduce ágilmente porque no teme a los idiomas. Sus intensos viajes marítimos le han tatuado el alma y se apresura a contar una suerte que resultó errabunda desde su cuna.
El corazón de las Tinieblas es acaso un relato dentro de otro, el umbral de un laberinto desconocido y escalofriante. Marlow, el narrador protagonista, decide contar a sus amigos sus experiencias más insondables. Ha encontrando la atmósfera propicia: un barco que descansa en la rivera somnolienta del Támesis, un grupo de amigos íntimos que sabrán escucharle y un halo de tranquilidad que parece desconocer sus orígenes.
Jamás lo dirá, pero el espacio es África, África negra que abre sus fauces vegetales inexpugnables y muestra al mundo un capítulo escondido de la prehistoria; cobra vida una sociedad primitiva ajena a todo género de civilización, inmersa en la lucha por la supervivencia frente a las fuerzas tremendas de la naturaleza. Ríos inverosímiles, faunas desconocidas en vírgenes vientres matizan el relato selvático.
Ha llegado el hombre blanco. Lentamente ha ido bordando un sistema que le permitirá usufructuar las riquezas de ese continente desconocido. El legendario marfil, es el símbolo que sacude la avaricia y la sed de poder. Viaja el oro blanco por las inmediaciones del río traicionero y en acecho. Encallan los buques y la civilización. El hombre blanco ha llegado hasta el corazón de las tinieblas. Ahí emergen riveras insalubres y lagos exóticos hasta entonces desconocidos para el europeo. Ha llegado también el bastón imperial con un malogrado disfraz de comerciante, ha llegado como ave de rapiña el aventurero audaz que sirve a la Corona para servirse a sí mismo.
Entre los riesgos terribles que ofrece el corazón de las tinieblas descansa el peor de todos: el de la locura. Quienes pretendan el éxito en aquellos rincones alejados de Dios, habrán de someterse al vahido de la selva; roto el baúl de su propio espíritu los rasgos más abominables se precipitan. No pretenden sobrevivir. Buscan imperar. Kurtz ha llegado hasta lo más hondo, ha transformado su propia esencia para internarse en el pantano bárbaro y convertirse ante los salvajes en piedra de adoración. Ha descendido en el escalón de la evolución y se ha codeado con los peores degradaciones para imponer su ley. El suyo es otro corazón de las tinieblas, es el corazón de la colonización, tan salvaje como los propios nativos que comen carne de sus semejantes y matan sin el menor pretexto. Ha sembrado la muerte entre los nativos con una saña reverencial. Por eso le temen y le convierten en ídolo. Su voz y su fuerza son mandíbulas titánicas que pueden consumirlo todo si se lo propone. Los aborígenes le siguen como hipnotizados por una deidad terrible. También los blancos que orbitan en su influjo.
Con una lengua prestada Conrad se apropia del final del siglo que le toca vivir. La ley del más fuerte. La ley de la selva. Esa es la bandera de las compañías británicas que van a encontrar su propio origen en el capítulo más atrasado de la especie. Pleno de simbolismo, Conrad no ha de premiar a la deshumanización, deja a Kurtz atrapado sin salida en su imperio de irracionalidad pagana, atado a las enfermedades como una lacra estéril. Abyecto, carcomido por el recuerdo imborrable de la muerte y la desolación Kurtz muere en medio del oprobio que ha sembrado en esa región. Es la condición humana lo que reclama la atención del lector:: "El horror... el horror".
Ahora todo está listo para emprender la toma final. El corazón de las tinieblas ha encontrado otro corazón amargo y obsceno, el de la ambición imperial capaz de subyugar escrúpulos en el océano de su expansión.
Marlow no se recuperará jamás de aquella oscura experiencia, ni Conrad, ni nosotros.
martes, octubre 21, 2003
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EN EL MAR LA VIDA ES MÁS...
Llegamos el viernes por la noche y para nuestro infortunio la cerveza se agotó el sábado a mediodía. Triste noticia enmedio de la euforia submarina. Eso pasa por menospreciar nuestra buena condición hepática.
Cuando te sumerjes a más de 8 metros de profundidad, el organismo se ve sometido a una presión inusual. A la sensación de ligera anestesia se suma un temor primitivo provocado por el asombro ante lo desconocido, ninguna inmersión es igual a la anterior. En el mar, la sentencia de Heráclito se cumple sobradamente, los elementos de la naturaleza cambian constantemente de manera tan visible que hasta un novato o un escritor pueden notarlo. Lo más probable que la barracuda que ves pasar junto a tí no se atreva a atacarte, pero no puedes evitar que tu corazón se acelere instantáneamente cuando percibes el brillo de los dientecillos afilados que adornan su alargado hocico. Pasa mirándote fijamente con su sistema de alerta en amarillo.
El fenómeno de respirar debajo del agua no es natural y cuesta cierto tiempo acostumbrarse. La primera inmersión es una experiencia absolutamente nueva, dependes de instrumentos y debes confiar en ellos. Ni modo, te prendes.
Fue un gringo el que bautizó como "Himalaya" el lugar que visitamos el fin de semana. El camino se ha visto seriamente afectado por las lluvias y el huracán Marty causó mucho daño en las casas donde acampamos, construídas junto a la playa. Las láminas de los techos se encontraban esparcidas por todo el lugar, incluso encima de los cerros y las paredes de tablarroca no aguantaron la furia del siniestro. Dicen los que saben que el huracán golpea con mayor fuerza las hoquedades y cañones que se forman entre los cerros junto al mar, el aire entra de frente y hace un remolino al chocar contra los cerros del fondo, luego regresa y golpea de nuevo arrancando todo lo que se atraviesa por su paso.
El sábado por la mañana llegó desde Guaymas el esperado bote y no nos escapamos del recorrido de unos 20 kilómetros por la costa rumbo al sur. Goyescas sería la palabra adecuada para definir las cicatrices que las olas van marcando sobre los riscos y acantilados que se perfilan a lo largo del recorrido, un banquete visual que se ve matizado por las parvadas de pelícanos y gaviotas girando en contorno; llegamos a Ensenada Chica, una pintoresca estación de pescadores, y pudimos observar otras playas inhóspitas y desoladas que seguramente se hincharán de turistas en cuanto cuaje el proyecto de la Escalera Náutica que ya promueve el TLC. ¡Vengan gringos, aquí están nuestras playas vírgenes esperándolos, apúrense y no olviden las cuentas de colores!
Tendimos dos chinchorros cerca de nuestro campamento, uno de tejido grande y otro menos pretensioso. Como dice American Express, la diversión no tiene precio, pero la pesca fue exigua, acaso un pargo, dos cabrillas y luego con la caña un par de barracudas, dos cochitos, algunas cabrillas y hasta ahí. Descolorida captura para tanto esfuerzo. No debo omitir que mi primo Martín sacó tres mantarrayas con el arpón a unos metros de la orilla, malditos diablillos en apariencia inofensivos pero provistos de un aguijón terrible y venenoso, dispuesto a perforar cualquier tobillo descuidado. No ayuda el clima, el calor mantiene la fauna comestible alejada de las costas, será hasta fines de mes cuando se enfríen las aguas y los peces acudan a las tibias mareas costeras. Ahí estaremos esperando con una baraja en la mano y una hielera generosa a un lado. ¿Quién se apunta?
EN EL MAR LA VIDA ES MÁS...
Llegamos el viernes por la noche y para nuestro infortunio la cerveza se agotó el sábado a mediodía. Triste noticia enmedio de la euforia submarina. Eso pasa por menospreciar nuestra buena condición hepática.
Cuando te sumerjes a más de 8 metros de profundidad, el organismo se ve sometido a una presión inusual. A la sensación de ligera anestesia se suma un temor primitivo provocado por el asombro ante lo desconocido, ninguna inmersión es igual a la anterior. En el mar, la sentencia de Heráclito se cumple sobradamente, los elementos de la naturaleza cambian constantemente de manera tan visible que hasta un novato o un escritor pueden notarlo. Lo más probable que la barracuda que ves pasar junto a tí no se atreva a atacarte, pero no puedes evitar que tu corazón se acelere instantáneamente cuando percibes el brillo de los dientecillos afilados que adornan su alargado hocico. Pasa mirándote fijamente con su sistema de alerta en amarillo.
El fenómeno de respirar debajo del agua no es natural y cuesta cierto tiempo acostumbrarse. La primera inmersión es una experiencia absolutamente nueva, dependes de instrumentos y debes confiar en ellos. Ni modo, te prendes.
Fue un gringo el que bautizó como "Himalaya" el lugar que visitamos el fin de semana. El camino se ha visto seriamente afectado por las lluvias y el huracán Marty causó mucho daño en las casas donde acampamos, construídas junto a la playa. Las láminas de los techos se encontraban esparcidas por todo el lugar, incluso encima de los cerros y las paredes de tablarroca no aguantaron la furia del siniestro. Dicen los que saben que el huracán golpea con mayor fuerza las hoquedades y cañones que se forman entre los cerros junto al mar, el aire entra de frente y hace un remolino al chocar contra los cerros del fondo, luego regresa y golpea de nuevo arrancando todo lo que se atraviesa por su paso.
El sábado por la mañana llegó desde Guaymas el esperado bote y no nos escapamos del recorrido de unos 20 kilómetros por la costa rumbo al sur. Goyescas sería la palabra adecuada para definir las cicatrices que las olas van marcando sobre los riscos y acantilados que se perfilan a lo largo del recorrido, un banquete visual que se ve matizado por las parvadas de pelícanos y gaviotas girando en contorno; llegamos a Ensenada Chica, una pintoresca estación de pescadores, y pudimos observar otras playas inhóspitas y desoladas que seguramente se hincharán de turistas en cuanto cuaje el proyecto de la Escalera Náutica que ya promueve el TLC. ¡Vengan gringos, aquí están nuestras playas vírgenes esperándolos, apúrense y no olviden las cuentas de colores!
Tendimos dos chinchorros cerca de nuestro campamento, uno de tejido grande y otro menos pretensioso. Como dice American Express, la diversión no tiene precio, pero la pesca fue exigua, acaso un pargo, dos cabrillas y luego con la caña un par de barracudas, dos cochitos, algunas cabrillas y hasta ahí. Descolorida captura para tanto esfuerzo. No debo omitir que mi primo Martín sacó tres mantarrayas con el arpón a unos metros de la orilla, malditos diablillos en apariencia inofensivos pero provistos de un aguijón terrible y venenoso, dispuesto a perforar cualquier tobillo descuidado. No ayuda el clima, el calor mantiene la fauna comestible alejada de las costas, será hasta fines de mes cuando se enfríen las aguas y los peces acudan a las tibias mareas costeras. Ahí estaremos esperando con una baraja en la mano y una hielera generosa a un lado. ¿Quién se apunta?
lunes, octubre 20, 2003
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PAVAROTTI: LA NOCHE DEL SOL ECLIPSADO
Por: José Plazola (Operamaníaco)
Lunes 20 de octubre de 2003.
Quienes fueron al concierto de Luciano Pavarotti no me dejarán mentir acerca de la pésima organización del evento: tengo el boleto íntegro, ni siquiera me lo revisaron, la gente encargada de ayudar a encontrar el lugar estaba hecha un desastre.
Para empezar, entramos como vacas al lugar de la presentación, nadie sabía nada, todo mundo caminando a sus lugares, entre la arena, levantando el polvo con los pies.
Gonzalo Vega y Jacqueline Andere dieron inicio al concierto con un discurso de lo más cursi acerca de la Patria, Mexicali y el "Concierto del Siglo", llamando a Pavarotti como " el artista más grande del mundo" algo por demás exagerado.... Arranca el concierto con un coro de niños que interpreta insulsas canciones como " La bamba", y "La Llorona" con unos arreglos de plano sin chiste, si bien hay que destacar que las voces eran bien afinadas y muy seguras rítmicamente.
En cuanto se retira el coro, sale a escena el tenor acompañado del maestro Magiera para interpretar tres piezas "Per la gloria d'adorarvi", "Gia il sole dal Gange" y " Che fiero costume"; desafortunadamente desde la primera pieza se presentaron los problemas: cuando Lucciano empieza a cantar, " Per la gloria d'adorarvi, voglio amarvi o luci car..coff, coff!!, ¡empieza a resentir el clima y la geografía de La Salada!. Hace señas a Magiera y le dice que " da capo", entonces presentimos una sensación de que las estrellas que podíamos divisar caían encima de nosotros. ¿Que pasa? En la segunda canción, un Pavarotti inseguro cantó la ultima frase con una dificultad imperiosa motivada por la influenza que lo aquejaba, quebrándose en mil pedazos el sol agudo del final, una nota que para Pavarotti es de mero trámite. Lucciano se ve obligado a disculparse: "Este público maravilloso merece un espectáculo mejor", y explica que ha sido presa de la influenza y que hará todo lo posible para continuar con el concierto". A mi entender, esta actitud me pareció muy valiente de su parte pues seguía la parte más difícil del programa, vocal y musicalmente hablando.
Después apareció Annalisa Raspaglioni, una soprano con un timbre hermosísimo de voz más bien lírica que hoz gala de talento en todas sus interpretaciones desde " Vaga luna" de Bellini (para mi gusto un estilo más romántico que bel-cantista), haciendo un papel muy destacado. En el famoso dúo de Boheme, Pavarotti y la Raspaglosi llenaron las espectativas, pese a que en algunas frases él luchaba contra la gripe. Pavarotti utilizó sabiamente su técnica y su astucia para salir airoso.
La Orquesta de Baja California estuvo a la altura de las mejores del mundo. Tanto en el intermezzo de "Cavalleria rusticana" como de " L'amico Fritz", sus músicos demostraron el por qué han sido nominados al Grammy latino. Lo lamentable fue la pésima organización del concierto. No faltó la gentuza que, con sus tecates y sus cahuamas en mano, gritaba en su ebriedad. Otros hablaban como si estuvieran en un gallinero o en un palenque. ¿Por qué permite eso Dios?
Me queda una pregunta sin respuesta: ¿Por qué a los más ignorantes en la materia los dejan hacer un programa de mano con errores de ortografía y nulo conocimiento? No lo entiendo, ahí se ven...
PAVAROTTI: LA NOCHE DEL SOL ECLIPSADO
Por: José Plazola (Operamaníaco)
Lunes 20 de octubre de 2003.
Quienes fueron al concierto de Luciano Pavarotti no me dejarán mentir acerca de la pésima organización del evento: tengo el boleto íntegro, ni siquiera me lo revisaron, la gente encargada de ayudar a encontrar el lugar estaba hecha un desastre.
Para empezar, entramos como vacas al lugar de la presentación, nadie sabía nada, todo mundo caminando a sus lugares, entre la arena, levantando el polvo con los pies.
Gonzalo Vega y Jacqueline Andere dieron inicio al concierto con un discurso de lo más cursi acerca de la Patria, Mexicali y el "Concierto del Siglo", llamando a Pavarotti como " el artista más grande del mundo" algo por demás exagerado.... Arranca el concierto con un coro de niños que interpreta insulsas canciones como " La bamba", y "La Llorona" con unos arreglos de plano sin chiste, si bien hay que destacar que las voces eran bien afinadas y muy seguras rítmicamente.
En cuanto se retira el coro, sale a escena el tenor acompañado del maestro Magiera para interpretar tres piezas "Per la gloria d'adorarvi", "Gia il sole dal Gange" y " Che fiero costume"; desafortunadamente desde la primera pieza se presentaron los problemas: cuando Lucciano empieza a cantar, " Per la gloria d'adorarvi, voglio amarvi o luci car..coff, coff!!, ¡empieza a resentir el clima y la geografía de La Salada!. Hace señas a Magiera y le dice que " da capo", entonces presentimos una sensación de que las estrellas que podíamos divisar caían encima de nosotros. ¿Que pasa? En la segunda canción, un Pavarotti inseguro cantó la ultima frase con una dificultad imperiosa motivada por la influenza que lo aquejaba, quebrándose en mil pedazos el sol agudo del final, una nota que para Pavarotti es de mero trámite. Lucciano se ve obligado a disculparse: "Este público maravilloso merece un espectáculo mejor", y explica que ha sido presa de la influenza y que hará todo lo posible para continuar con el concierto". A mi entender, esta actitud me pareció muy valiente de su parte pues seguía la parte más difícil del programa, vocal y musicalmente hablando.
Después apareció Annalisa Raspaglioni, una soprano con un timbre hermosísimo de voz más bien lírica que hoz gala de talento en todas sus interpretaciones desde " Vaga luna" de Bellini (para mi gusto un estilo más romántico que bel-cantista), haciendo un papel muy destacado. En el famoso dúo de Boheme, Pavarotti y la Raspaglosi llenaron las espectativas, pese a que en algunas frases él luchaba contra la gripe. Pavarotti utilizó sabiamente su técnica y su astucia para salir airoso.
La Orquesta de Baja California estuvo a la altura de las mejores del mundo. Tanto en el intermezzo de "Cavalleria rusticana" como de " L'amico Fritz", sus músicos demostraron el por qué han sido nominados al Grammy latino. Lo lamentable fue la pésima organización del concierto. No faltó la gentuza que, con sus tecates y sus cahuamas en mano, gritaba en su ebriedad. Otros hablaban como si estuvieran en un gallinero o en un palenque. ¿Por qué permite eso Dios?
Me queda una pregunta sin respuesta: ¿Por qué a los más ignorantes en la materia los dejan hacer un programa de mano con errores de ortografía y nulo conocimiento? No lo entiendo, ahí se ven...
viernes, octubre 17, 2003
jueves, octubre 16, 2003
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EPITAFIOS DE LA LENGUA
El vacío está lleno de cosas, y aunque el vacío aparece por todas partes, nada existe que no contenga algo, incluso las sombras que, vacías de sustancia, nos persiguen como rémoras incansables e inapartables. Algo deben tener las sombras que los poetas echan mano de ellas con una terquedad milenaria y fastidiosa. Sombra, vacío, dos caras de una moneda inasible y cautivante.
Tomo un cigarrillo y constato el futuro inercial y potencial que prefigura, lo enciendo y el futuro se hace presente en un instante de humo. Luego desaparece dejando el cadáver de su colilla como un objeto de segunda mano. Ahora es pasado. El futuro no era tan infumable como parecía.
Miro al mendigo, prógnata y sucio, que extiende la mano implorando reconocimiento; mira con recelo al conductor que porta el orgullo tonto de la clase media. Al arrancar su Stratus, éste arroja unas monedas que aquel recoge con denuedo entre los autos que pasan zumbando. La caridad cobra formas extrañas cuando se ve rodeada de pronombres.
Desciende una escalera del aeroplano, sus dos motores se mantienen encendidos. Aparece un hombre por la portezuela, luego dos niños, luego un policía. Al instante llega una ambulancia y se lleva a los niños. El dengue hemorrágico nos ha alcanzado. La globalización es una humedad capciosa.
Me cansa afeitarme a diario, por eso no me afeito a diario, aunque lo hago a diario casi siempre. Es un asunto semántico del que la Gillete ha hecho canciones en otras épocas.
Fin.
Si Dios me da licencia, el anterior es un "fin (al)" limitado a este post. Por cierto, la palabra FIN es el epitafio más breve que puedo imaginar, desde luego después de aquél que reza "¿y?". Acto seguido, ¿no es un dispendio tautológico que un epitafio "rece"?
Ahora sí... ... ... fin. (¿Ven, el primer fin sólo era una finta?). Finalmente, Fin y finta se casaron y se fueron de mojados a los EU. Procrearon y tuvieron dos hijos: Phone (fon) and End. (Humphrey, ¿no te cansas de tí mismo?... -Sí, mejor vámonos a dormir, hoy será otro día-).
¿Qué hora es?
EPITAFIOS DE LA LENGUA
El vacío está lleno de cosas, y aunque el vacío aparece por todas partes, nada existe que no contenga algo, incluso las sombras que, vacías de sustancia, nos persiguen como rémoras incansables e inapartables. Algo deben tener las sombras que los poetas echan mano de ellas con una terquedad milenaria y fastidiosa. Sombra, vacío, dos caras de una moneda inasible y cautivante.
Tomo un cigarrillo y constato el futuro inercial y potencial que prefigura, lo enciendo y el futuro se hace presente en un instante de humo. Luego desaparece dejando el cadáver de su colilla como un objeto de segunda mano. Ahora es pasado. El futuro no era tan infumable como parecía.
Miro al mendigo, prógnata y sucio, que extiende la mano implorando reconocimiento; mira con recelo al conductor que porta el orgullo tonto de la clase media. Al arrancar su Stratus, éste arroja unas monedas que aquel recoge con denuedo entre los autos que pasan zumbando. La caridad cobra formas extrañas cuando se ve rodeada de pronombres.
Desciende una escalera del aeroplano, sus dos motores se mantienen encendidos. Aparece un hombre por la portezuela, luego dos niños, luego un policía. Al instante llega una ambulancia y se lleva a los niños. El dengue hemorrágico nos ha alcanzado. La globalización es una humedad capciosa.
Me cansa afeitarme a diario, por eso no me afeito a diario, aunque lo hago a diario casi siempre. Es un asunto semántico del que la Gillete ha hecho canciones en otras épocas.
Fin.
Si Dios me da licencia, el anterior es un "fin (al)" limitado a este post. Por cierto, la palabra FIN es el epitafio más breve que puedo imaginar, desde luego después de aquél que reza "¿y?". Acto seguido, ¿no es un dispendio tautológico que un epitafio "rece"?
Ahora sí... ... ... fin. (¿Ven, el primer fin sólo era una finta?). Finalmente, Fin y finta se casaron y se fueron de mojados a los EU. Procrearon y tuvieron dos hijos: Phone (fon) and End. (Humphrey, ¿no te cansas de tí mismo?... -Sí, mejor vámonos a dormir, hoy será otro día-).
¿Qué hora es?
miércoles, octubre 15, 2003
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GOLPE DE TIMÓN
Tuve que enderezar la carabela, plegar las velas y cambiar de dirección: está decidido, no vamos al concierto de Luciano Pavarotti. (Oh, Dios, tampoco podré estar presente en el capítulo final de Amor Real). Sí, la cosa es que se armó en plan grande una expedición de buceo en las edénicas playas rocosas de Sonora, un lugarcito oculto al que las masas no tienen acceso; no sé de donde salió pero el sitio se conoce por el sugestivo nombre de “Himalaya”. Nada que ver, pero así se llama. Bueno, ya he hablado sobre este lugar, pero hablaré de nuevo sobre él. Adelanto que el lugar se presta para filosofar y conocerte a tí mismo aunque, claro, no es exactamente la intención que guardan los que me acompañan, creo que se conocen lo suficiente.
El Himalaya es, pues, una serie de cerros situados estratégicamente junto al mar; en medio de estas formaciones se forman pequeñas ensenadas (playitas rodeadas de cerros) de aguas calmas y transparentes, profundas y frescas. La fauna abunda y prácticamente se puede tirar el anzuelo desde la orilla para obtener una buena pesca, o bien, puedes sumergirte con snorkel, visor y arpón a sacar pulpos y mantarrayas (con fisga es mejor), o simplemente entras con una red de tejido cerrado adherida a un cinturón y armado con una simple tenaza de panadería a colectar caracoles. Alimento garantizado. En el mejor de los casos, que parece será el nuestro, entras con equipo de buceo, colocas trampas para langosta y disfrutas de inmersiones idóneas para fotografías del National Geographic. No exagero, de veras. Jaques Costeau decía que el Mar de Cortés es el acuario del mundo y es muy cierto, si alguien viene por aquí tiene que conocer estos lares.
En principio, para llegar a esta remota playa hay que tener cierto espíritu de aventura, almacenar una dotación dadivosa de cerveza y además contar con vehículos 4x4. Eso parece que ya está listo, pero asumiendo la máxima de Leibnitz de que éste es el mejor de los mundos posibles, adicionalmente se cuenta ya con dos botes con motor fuera de borda que sin duda pueden agregar a la diversión la pesca en altamar, donde algo queda de la temporada de dorado y otras especies suculentas.
Martín, mi primo, es buzo profesional, rescatista de profundidad con especialidad en aguas cenagosas (les digo, el mundo está demasiado especializado ya), y juró que llevaría por lo menos dos equipos de tanques. Luego les cuento.
GOLPE DE TIMÓN
Tuve que enderezar la carabela, plegar las velas y cambiar de dirección: está decidido, no vamos al concierto de Luciano Pavarotti. (Oh, Dios, tampoco podré estar presente en el capítulo final de Amor Real). Sí, la cosa es que se armó en plan grande una expedición de buceo en las edénicas playas rocosas de Sonora, un lugarcito oculto al que las masas no tienen acceso; no sé de donde salió pero el sitio se conoce por el sugestivo nombre de “Himalaya”. Nada que ver, pero así se llama. Bueno, ya he hablado sobre este lugar, pero hablaré de nuevo sobre él. Adelanto que el lugar se presta para filosofar y conocerte a tí mismo aunque, claro, no es exactamente la intención que guardan los que me acompañan, creo que se conocen lo suficiente.
El Himalaya es, pues, una serie de cerros situados estratégicamente junto al mar; en medio de estas formaciones se forman pequeñas ensenadas (playitas rodeadas de cerros) de aguas calmas y transparentes, profundas y frescas. La fauna abunda y prácticamente se puede tirar el anzuelo desde la orilla para obtener una buena pesca, o bien, puedes sumergirte con snorkel, visor y arpón a sacar pulpos y mantarrayas (con fisga es mejor), o simplemente entras con una red de tejido cerrado adherida a un cinturón y armado con una simple tenaza de panadería a colectar caracoles. Alimento garantizado. En el mejor de los casos, que parece será el nuestro, entras con equipo de buceo, colocas trampas para langosta y disfrutas de inmersiones idóneas para fotografías del National Geographic. No exagero, de veras. Jaques Costeau decía que el Mar de Cortés es el acuario del mundo y es muy cierto, si alguien viene por aquí tiene que conocer estos lares.
En principio, para llegar a esta remota playa hay que tener cierto espíritu de aventura, almacenar una dotación dadivosa de cerveza y además contar con vehículos 4x4. Eso parece que ya está listo, pero asumiendo la máxima de Leibnitz de que éste es el mejor de los mundos posibles, adicionalmente se cuenta ya con dos botes con motor fuera de borda que sin duda pueden agregar a la diversión la pesca en altamar, donde algo queda de la temporada de dorado y otras especies suculentas.
Martín, mi primo, es buzo profesional, rescatista de profundidad con especialidad en aguas cenagosas (les digo, el mundo está demasiado especializado ya), y juró que llevaría por lo menos dos equipos de tanques. Luego les cuento.
domingo, octubre 12, 2003
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TRANSDIARIO
Me obsequian un reloj Timex de cuerda. Es un premio por haber ganado el concurso regional de ortografía. Luego me llevan a la cárcel municipal. Ahí está mi papá, lleva más de un mes detenido a la espera de que le dicten sentencia. Lo acusan de sedición, de alterar el orden público y de otros cargos. Me saluda y conversa brevemente con mi madre en el vestíbulo de la oficina del alcaide. No lo habíamos visto desde su detención. Le enseñé mi diploma pero se me olvidó mostarle mi reloj nuevo. Luego abandonamos la prisión. Mi padre cumplió 42 años de vida y no se imagina que en siete años más va a ser sorprendido por un infarto traicionero mientras lee Selecciones del Reader's Digest. Muere antes de cumplir 50. Esta es una de las cosas que me hacen concluir que medio siglo no es nada.
Es el año de 1967. A mi padre, como a decenas de ciudadanos en todo el estado, lo detienen por su activismo en contra de la imposición de candidato del PRI a la gubernatura de Sonora desde el centro. Está escondido pero amenazan con tomar represalias contra la familia. Se entrega. Por las mismas razones, los estudiantes de la Unison son desalojados por el ejército en esos días. El contingente militar va encabezado por el mismo oficial que será el primer acribillado en Tlatelolco un año después, no sabe que sus días están contados. Es el preludio del 68 y tengo 11 años. La historia también pasa por aquí... En serio, Sonora no está tan lejos.
En 1973, poco antes de que mi padre muriera regreso a aquella prisión. Soy detenido con otros dos preparatorianos que distribuíamos un volante titulado "No votes". Somos menores de edad y eso vale para estar ahí sólo unos cuántos días. Salgo y me siento como si tuviera alas. Todavía siento lo mismo.
Hace una semana, mi maestro de Filosofía, colega de aquellos tiempos de revuelta en que nos quedábamos dormidos con un dedo separando un grueso tomo de Lenin sobre el pecho, me informa que se va a develar una placa en la Unison conmemorando los 30 años del movimiento estudiantil del 73. Dice que aparecemos en fotos de la época colectadas aquí y allá. Me llaman la atención tres cosas. Que la cifra de 30 es enorme, que todos estos años mi padre se ha dado a extrañar y que algo le pasó a mi ortografía.
TRANSDIARIO
Me obsequian un reloj Timex de cuerda. Es un premio por haber ganado el concurso regional de ortografía. Luego me llevan a la cárcel municipal. Ahí está mi papá, lleva más de un mes detenido a la espera de que le dicten sentencia. Lo acusan de sedición, de alterar el orden público y de otros cargos. Me saluda y conversa brevemente con mi madre en el vestíbulo de la oficina del alcaide. No lo habíamos visto desde su detención. Le enseñé mi diploma pero se me olvidó mostarle mi reloj nuevo. Luego abandonamos la prisión. Mi padre cumplió 42 años de vida y no se imagina que en siete años más va a ser sorprendido por un infarto traicionero mientras lee Selecciones del Reader's Digest. Muere antes de cumplir 50. Esta es una de las cosas que me hacen concluir que medio siglo no es nada.
Es el año de 1967. A mi padre, como a decenas de ciudadanos en todo el estado, lo detienen por su activismo en contra de la imposición de candidato del PRI a la gubernatura de Sonora desde el centro. Está escondido pero amenazan con tomar represalias contra la familia. Se entrega. Por las mismas razones, los estudiantes de la Unison son desalojados por el ejército en esos días. El contingente militar va encabezado por el mismo oficial que será el primer acribillado en Tlatelolco un año después, no sabe que sus días están contados. Es el preludio del 68 y tengo 11 años. La historia también pasa por aquí... En serio, Sonora no está tan lejos.
En 1973, poco antes de que mi padre muriera regreso a aquella prisión. Soy detenido con otros dos preparatorianos que distribuíamos un volante titulado "No votes". Somos menores de edad y eso vale para estar ahí sólo unos cuántos días. Salgo y me siento como si tuviera alas. Todavía siento lo mismo.
Hace una semana, mi maestro de Filosofía, colega de aquellos tiempos de revuelta en que nos quedábamos dormidos con un dedo separando un grueso tomo de Lenin sobre el pecho, me informa que se va a develar una placa en la Unison conmemorando los 30 años del movimiento estudiantil del 73. Dice que aparecemos en fotos de la época colectadas aquí y allá. Me llaman la atención tres cosas. Que la cifra de 30 es enorme, que todos estos años mi padre se ha dado a extrañar y que algo le pasó a mi ortografía.
viernes, octubre 10, 2003
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LA CORRECCIÓN DE ESTILO ES UN DEPORTE EXTREMO
Víctor Jiménez es un tipo que sabe de lo que habla. Es director de la Fundación Juan Rulfo y anduvo por aquí en Beautyfulville para hablar sobre El llano en llamas. Se cumplen 50 años de la publicación de esa obra y la Unison invitó además a José Antonio Rulfo, hijo del escritor, y a Lina Grijalva, investigadora de la U.A. de Sinaloa, especialista en la obra rulfiana, a charlar sobre el tema junto con Jiménez.
Jiménez, arquitecto de profesión, abordó la historia de la publicación de "El llano en llamas" y explicó los avatares por los que la novela de Rulfo ha pasado a la hora de entrar en esa aduana de lo desconocido que es la imprenta. Repasó, con base en base los manuscritos y opiniones personales de Rulfo, los errores típicos en que suelen caer los editores de la obra, especialmente en torno a la cuestión de cuándo decide Rulfo poner Llano con mayúscula y cuándo con minúscula. Abundó acerca de las dificultades inherentes de corregir una obra literaria e incluso adelantó la problemática de traducir una obra como El llano en llamas y Pedro Páramo a otras lenguas. Apuntó que a Rulfo se le ha traducido a 40 lenguas y que Alemania es uno de los países donde tiene mayor éxito.
Por su parte, Juan Antonio se refirió con cierta abundancia a relatar aspectos personales de Rulfo. Con toda sinceridad afirmó que su padre era uno como todos: formal, la figura que consigue el gasto de la casa, que llega cansado por las tardes y que encuentra en la lectura y la música dos atalayas donde refugiarse.
Platicó que su padre solía escribir de las 12 de la noche a las 5 de la mañana. Reafirma la idea de que escribir es una actividad solitaria. Negó la especie de que alguna de las obras de Rulfo tengan carácter autobiográfico y se apoyó en las propias opiniones del autor. Una nube pasajera cruzó por sus ojos cuando le preguntaron si veía a Rulfo como escritor o como su padre. Luego se repuso y habló más sobre el amor de Rulfo por la fotografía. Fue emotivo.
Lina es acusiosa. Su presentación partió de la tragedia de Rulfo de perder a su madre a los 9 años y de ahí explicó la visión de Rulfo sobre la relación madre-hijo en sus obras. Casi decía que la orfandad le llevó a concebir su estructura narrativa, pero no se atrevió. Lo hubiera dicho para que los estructuralistas se le fueran encima y se armara la pelotera. La madre es fuerza liberadora, dijo Lina. Luego proyectó una serie de fotografías en blanco y negro que Rulfo tomó teniendo como motivo la madre indígena y su relación familiar.
Estuvo bien el evento, salvo que tanto el carrusel de diapositivas como el aparato de sonido parecían sacados de algún comité de lucha setentero porque no servían. Por fortuna llegaron refuerzos y apuntalaron la logística que estaba haciendo deslucir la charla. Al final todos contentos. Cincuenta años no es tanto, es medio siglo nomás.
LA CORRECCIÓN DE ESTILO ES UN DEPORTE EXTREMO
Víctor Jiménez es un tipo que sabe de lo que habla. Es director de la Fundación Juan Rulfo y anduvo por aquí en Beautyfulville para hablar sobre El llano en llamas. Se cumplen 50 años de la publicación de esa obra y la Unison invitó además a José Antonio Rulfo, hijo del escritor, y a Lina Grijalva, investigadora de la U.A. de Sinaloa, especialista en la obra rulfiana, a charlar sobre el tema junto con Jiménez.
Jiménez, arquitecto de profesión, abordó la historia de la publicación de "El llano en llamas" y explicó los avatares por los que la novela de Rulfo ha pasado a la hora de entrar en esa aduana de lo desconocido que es la imprenta. Repasó, con base en base los manuscritos y opiniones personales de Rulfo, los errores típicos en que suelen caer los editores de la obra, especialmente en torno a la cuestión de cuándo decide Rulfo poner Llano con mayúscula y cuándo con minúscula. Abundó acerca de las dificultades inherentes de corregir una obra literaria e incluso adelantó la problemática de traducir una obra como El llano en llamas y Pedro Páramo a otras lenguas. Apuntó que a Rulfo se le ha traducido a 40 lenguas y que Alemania es uno de los países donde tiene mayor éxito.
Por su parte, Juan Antonio se refirió con cierta abundancia a relatar aspectos personales de Rulfo. Con toda sinceridad afirmó que su padre era uno como todos: formal, la figura que consigue el gasto de la casa, que llega cansado por las tardes y que encuentra en la lectura y la música dos atalayas donde refugiarse.
Platicó que su padre solía escribir de las 12 de la noche a las 5 de la mañana. Reafirma la idea de que escribir es una actividad solitaria. Negó la especie de que alguna de las obras de Rulfo tengan carácter autobiográfico y se apoyó en las propias opiniones del autor. Una nube pasajera cruzó por sus ojos cuando le preguntaron si veía a Rulfo como escritor o como su padre. Luego se repuso y habló más sobre el amor de Rulfo por la fotografía. Fue emotivo.
Lina es acusiosa. Su presentación partió de la tragedia de Rulfo de perder a su madre a los 9 años y de ahí explicó la visión de Rulfo sobre la relación madre-hijo en sus obras. Casi decía que la orfandad le llevó a concebir su estructura narrativa, pero no se atrevió. Lo hubiera dicho para que los estructuralistas se le fueran encima y se armara la pelotera. La madre es fuerza liberadora, dijo Lina. Luego proyectó una serie de fotografías en blanco y negro que Rulfo tomó teniendo como motivo la madre indígena y su relación familiar.
Estuvo bien el evento, salvo que tanto el carrusel de diapositivas como el aparato de sonido parecían sacados de algún comité de lucha setentero porque no servían. Por fortuna llegaron refuerzos y apuntalaron la logística que estaba haciendo deslucir la charla. Al final todos contentos. Cincuenta años no es tanto, es medio siglo nomás.
jueves, octubre 09, 2003
martes, octubre 07, 2003
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LIBRE ASOCIACIÓN
Sigo la noticia. Elecciones en California. Schwarzeneger encabeza las preferencias votantes. Compré mi cafetera eléctrica en California. En Caléxico. Me costó 18 dólares. Ahora 18 dólares cuestan 11 por ciento más que entonces. A diferencia de algunos políticos, mi cafetera no es racista. Es maravillosa, igual trata a los cafés colombianos que a los chiapanecos, a los french roasted que a los mezclados. Jamás tomo café Combate. Guardo los botes de café vacíos. Algunos envases son coleccionables. Soy neurótico con las colecciones. También soy un perdedor profesional. Pese a todo, me gusta el café bueno, también el de Oaxaca y el de Coatepec. La clase de filosofía de las 7 de la mañana sería una extensión nocturna sin mi tazón de café. Mi tazón es equivalente a dos tasas del Sanborns (lo llevo a la escuela, algo aprenderá). En McDonald's no hay tazas (tampoco café... ni siquiera hay hamburguesas). Las hamburguesas no son originarias de Hamburgo. Hamburgo está más cerca de Austria que Los Angeles. En Austria han nacido tipos que quieren gobernar en otros países. Detesto a los austriacos que quieren ser gobernadores de California. Mi cafetera no lo merece. Tampoco los californianos merecen a McDonald's.
LIBRE ASOCIACIÓN
Sigo la noticia. Elecciones en California. Schwarzeneger encabeza las preferencias votantes. Compré mi cafetera eléctrica en California. En Caléxico. Me costó 18 dólares. Ahora 18 dólares cuestan 11 por ciento más que entonces. A diferencia de algunos políticos, mi cafetera no es racista. Es maravillosa, igual trata a los cafés colombianos que a los chiapanecos, a los french roasted que a los mezclados. Jamás tomo café Combate. Guardo los botes de café vacíos. Algunos envases son coleccionables. Soy neurótico con las colecciones. También soy un perdedor profesional. Pese a todo, me gusta el café bueno, también el de Oaxaca y el de Coatepec. La clase de filosofía de las 7 de la mañana sería una extensión nocturna sin mi tazón de café. Mi tazón es equivalente a dos tasas del Sanborns (lo llevo a la escuela, algo aprenderá). En McDonald's no hay tazas (tampoco café... ni siquiera hay hamburguesas). Las hamburguesas no son originarias de Hamburgo. Hamburgo está más cerca de Austria que Los Angeles. En Austria han nacido tipos que quieren gobernar en otros países. Detesto a los austriacos que quieren ser gobernadores de California. Mi cafetera no lo merece. Tampoco los californianos merecen a McDonald's.
lunes, octubre 06, 2003
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NERUDA, ENTONACIÓN POÉTICA Y OTRAS ELUCUBRACIONES
Mi amigo Ismael Serna acaba de inaugurar su página electrónica (otro incauto). Pueden visitarlo en Pétalos de Luna
Ismael es admirador de Pablo Neruda (sabe hasta la marca de salsa de soya que utilizaba) y yo le he sonsacado a abrir su blog sin advertirle de los riesgos que conlleva esta adicción. Ya lo descubrirá.
Pensando en su afición por la poesía nerudiana, siempre que lo veo intento parafrasear algo del chileno. Estas son algunos de mis sarcasmos a su héroe.
"Puedo copiar los versos más tristes esta noche..."
Me gusta más:
"Puedo plagiar los versos más tristes esta noche..."
(Está mejor, sí.)
Con rima asonante:
"Puedo escribir los versos más pinches esta noche..."
Bueno, ahora vamos con el título:
20 poemas de amor y una canción desafinada
("Humprey, eso de plano obtiene la medalla de oro del lugar común". -¿Medalla de oro?, ¿de qué estás hablando, idiota?-).
Va de nuez:
20 morfemas de amor y una canción desesporada. (Que ha perdido todos sus poros, NDR).
"20 poemas de ardor y una pasión desorbitada..."
He escuchado algunos de sus poemas en voz del propio Neruda (los poemas de Neruda, no los de Ismael) y me gusta el tono agónico que le imprime. Sin embargo, también me revive la idea de que la entonación poética ha perdido mucho terreno frente a la cacofonía: ese "estilo" al que recurren muchos poetas a la hora de recitar sus obras, que consiste en agarrar un tonito como de moribundo dictando su testamento a última hora.
En serio, el tema ya lo he comentado con Amaranta C. y otros. Me ha tocado escuchar a "declamadores" profesionales que hacen toda una actuación con el contenido del poema. El efecto es verdaderamente sublime. Y no me refiero a Paco Stanley o a "declamadores" nylon que graban discos con El brindis del bohemio u otros bodrios reciclados. No. Me refiero, por ejemplo, a actores gringos que declaman poemas de Shakespeare, Shelley o Poe, o a algunos actores hispanoamericanos (Ofelia Guilmáin, por ejemplo) que recitan a García Lorca, a Antonio Machado o a León Felipe.
No se a dónde voy con esto pero, creo que hemos vulgarizado la poesía y auguro ahora mismo (anoten la fecha) un retorno no muy lejano a formas poéticas menos heterogéneas y más apegadas a aquellas que hoy se consideran agotadas. No creo que la historia marche en sentido contrario, pero hay ciclos que se terminan y otros que comienzan. Uno de ellos tendrá el canto de la rima cernido en el cedazo del ritmo y sus compases serán nítidos y memorables. Quizá los nuevos poetas no han nacido aún.
¿Qué hora es?.
NERUDA, ENTONACIÓN POÉTICA Y OTRAS ELUCUBRACIONES
Mi amigo Ismael Serna acaba de inaugurar su página electrónica (otro incauto). Pueden visitarlo en Pétalos de Luna
Ismael es admirador de Pablo Neruda (sabe hasta la marca de salsa de soya que utilizaba) y yo le he sonsacado a abrir su blog sin advertirle de los riesgos que conlleva esta adicción. Ya lo descubrirá.
Pensando en su afición por la poesía nerudiana, siempre que lo veo intento parafrasear algo del chileno. Estas son algunos de mis sarcasmos a su héroe.
"Puedo copiar los versos más tristes esta noche..."
Me gusta más:
"Puedo plagiar los versos más tristes esta noche..."
(Está mejor, sí.)
Con rima asonante:
"Puedo escribir los versos más pinches esta noche..."
Bueno, ahora vamos con el título:
20 poemas de amor y una canción desafinada
("Humprey, eso de plano obtiene la medalla de oro del lugar común". -¿Medalla de oro?, ¿de qué estás hablando, idiota?-).
Va de nuez:
20 morfemas de amor y una canción desesporada. (Que ha perdido todos sus poros, NDR).
"20 poemas de ardor y una pasión desorbitada..."
He escuchado algunos de sus poemas en voz del propio Neruda (los poemas de Neruda, no los de Ismael) y me gusta el tono agónico que le imprime. Sin embargo, también me revive la idea de que la entonación poética ha perdido mucho terreno frente a la cacofonía: ese "estilo" al que recurren muchos poetas a la hora de recitar sus obras, que consiste en agarrar un tonito como de moribundo dictando su testamento a última hora.
En serio, el tema ya lo he comentado con Amaranta C. y otros. Me ha tocado escuchar a "declamadores" profesionales que hacen toda una actuación con el contenido del poema. El efecto es verdaderamente sublime. Y no me refiero a Paco Stanley o a "declamadores" nylon que graban discos con El brindis del bohemio u otros bodrios reciclados. No. Me refiero, por ejemplo, a actores gringos que declaman poemas de Shakespeare, Shelley o Poe, o a algunos actores hispanoamericanos (Ofelia Guilmáin, por ejemplo) que recitan a García Lorca, a Antonio Machado o a León Felipe.
No se a dónde voy con esto pero, creo que hemos vulgarizado la poesía y auguro ahora mismo (anoten la fecha) un retorno no muy lejano a formas poéticas menos heterogéneas y más apegadas a aquellas que hoy se consideran agotadas. No creo que la historia marche en sentido contrario, pero hay ciclos que se terminan y otros que comienzan. Uno de ellos tendrá el canto de la rima cernido en el cedazo del ritmo y sus compases serán nítidos y memorables. Quizá los nuevos poetas no han nacido aún.
¿Qué hora es?.
sábado, octubre 04, 2003
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LAS LIGAS MAYORES Y EL GRAFITTI
Mientras circulaba por el Periférico, me tope con una enorme barda que lucía un complejo grafitti en color azul rey y negro; identifico en él un estilo entre barroco y gótico bastante ingenioso. No sabría definir su forma con exactitud pero era una especie de yedra extendida sobre sí misma que crece hacia todos lados, perfectamente sombreada y de aspecto desafiante, no expresa ninguna letra.
Lo divertido del asunto es que arriba del grafitti había una consigna con letras de spray negro bien delineadas que decían: "Ligas mayores del Grafitti".
LAS LIGAS MAYORES Y EL GRAFITTI
Mientras circulaba por el Periférico, me tope con una enorme barda que lucía un complejo grafitti en color azul rey y negro; identifico en él un estilo entre barroco y gótico bastante ingenioso. No sabría definir su forma con exactitud pero era una especie de yedra extendida sobre sí misma que crece hacia todos lados, perfectamente sombreada y de aspecto desafiante, no expresa ninguna letra.
Lo divertido del asunto es que arriba del grafitti había una consigna con letras de spray negro bien delineadas que decían: "Ligas mayores del Grafitti".
viernes, octubre 03, 2003
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BROTES MALIGNOS EN BEAUTIFULVILLE
Hay un brote de dengue en Beatyfulville. Ya saben, el mal lo transmite el Aedes Egypti (vil zancudo). Hay mucha paranoia porque adicionalmente se ha propagado una plaga de otra variedad de zancudo (éste no transmite el dengue) a causa de las lluvias y la humedad. Pero la gente no sabe cuál es cuál, es decir, es difícil dilucidar si el que te picó es uno u otro. Los zancudos nomás pican y no presentan su credencial del IFE y menos su RFC.
Resumiendo, existen en la ciudad dos brotes epidémicos: uno de meningitis viral y otro de dengue, enfermedades que se consideraban erradicadas.
Estoy pensando muy seriamente si tengo azúcar en la sangre (o chocolate) porque los mosquitos me traen lázaro dondequiera que me encuentran, se ensañan conmigo como si quisieran vengarse, me pican como si les dieran comisión. Encabezo la lista de los paranoicos. De plano, como le digo constantemente a la socia, me gustaría vivir en un lugar frío.
BROTES MALIGNOS EN BEAUTIFULVILLE
Hay un brote de dengue en Beatyfulville. Ya saben, el mal lo transmite el Aedes Egypti (vil zancudo). Hay mucha paranoia porque adicionalmente se ha propagado una plaga de otra variedad de zancudo (éste no transmite el dengue) a causa de las lluvias y la humedad. Pero la gente no sabe cuál es cuál, es decir, es difícil dilucidar si el que te picó es uno u otro. Los zancudos nomás pican y no presentan su credencial del IFE y menos su RFC.
Resumiendo, existen en la ciudad dos brotes epidémicos: uno de meningitis viral y otro de dengue, enfermedades que se consideraban erradicadas.
Estoy pensando muy seriamente si tengo azúcar en la sangre (o chocolate) porque los mosquitos me traen lázaro dondequiera que me encuentran, se ensañan conmigo como si quisieran vengarse, me pican como si les dieran comisión. Encabezo la lista de los paranoicos. De plano, como le digo constantemente a la socia, me gustaría vivir en un lugar frío.
jueves, octubre 02, 2003
miércoles, octubre 01, 2003
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EL TIEMPO, ESE YUGO TERRIBLE
Exámenes imprevistos me han mantenido ocupado y fuera de esta frecuencia. Navego con dificultad y floto apenas, el tiempo amenaza con alcanzarme y me atemoriza tanto como mis apremios monetarios. Sin embargo, soy optimista, creo que pronto recibiré un premio Nobel o algo mejor, no sé, el premio mayor del Lotto, algo. Mientras tanto, permanezco. Habra algún espacio para tomar aire el fin de semana.
Mientras tanto, mi amigo Ismael Serna fue electo representante de grupo ante el Consejo Editorial Estudiantil en la sopa de letras (perdón: escuela de letras), lo que puede ayudar a levantar una polvareda bloguera en Sonora. Luego les informo.
EL TIEMPO, ESE YUGO TERRIBLE
Exámenes imprevistos me han mantenido ocupado y fuera de esta frecuencia. Navego con dificultad y floto apenas, el tiempo amenaza con alcanzarme y me atemoriza tanto como mis apremios monetarios. Sin embargo, soy optimista, creo que pronto recibiré un premio Nobel o algo mejor, no sé, el premio mayor del Lotto, algo. Mientras tanto, permanezco. Habra algún espacio para tomar aire el fin de semana.
Mientras tanto, mi amigo Ismael Serna fue electo representante de grupo ante el Consejo Editorial Estudiantil en la sopa de letras (perdón: escuela de letras), lo que puede ayudar a levantar una polvareda bloguera en Sonora. Luego les informo.
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