EL LÍO DE LOS TÉCNICOS Y LOS ÁRBITROS
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___Dos graves problemas aquejan al futbol mexicano: los frecuentes despidos de los directores técnicos y la epidemia del mal arbitraje. Aunque congénitos, ambos problemas han venido a consolidarse como secuela negativa de los llamados torneos cortos. Como se sabe, los torneos cortos son una anomalía que obedece a la sed de ganancia y la miopía deportiva de quienes dirigen los destinos del balompié nacional.
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___Preguntémonos: ¿Cuál es la razón para tener “torneos cortos” en vez de los tradicionales campeonatos anuales? ¿Por qué la Femexfut o la AFA de Argentina han optado por los torneos cortos?
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___La respuesta es simple: con el único propósito de venderle a la afición dos liguillas. Se aseguran así, con apoyo de la publicidad televisiva, partidos de relativo interés, taquillas más prometedoras y dividendos más jugosos para quienes están en la cima de la pirámide del futbol profesional: los dueños de los equipos.
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___En nombre del profesionalismo se alega que el futbol es un negocio que obliga a desarrollar nuevas estrategias de mercado; que exige cierto nivel de ganancia para que el espectáculo pueda continuar; que el jugador está muy bien pagado y que es el primer beneficiado por los torneos breves.
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___Pero veamos. Con la institucionalización de los torneos cortos, la materia prima de este deporte, es decir, los jugadores, se ve con obligación de jugar durante cada temporada un mayor número de partidos, de tal manera que se incrementa el esfuerzo físico del jugador (eso sin considerar la relativa llegada de “nuevos” torneos adicionales como la Toyota Libertadores, de gran exigencia física), sacrifica sus agendas de descanso. A la larga, el sobre esfuerzo se traduce en mayor número de lesiones y en una disminución de la vida útil del jugador.
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De patitas en la calle.
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___Por su parte, la constante migración e intercambio de jugadores entre equipos en aras de la presunta competitividad de los torneos cortos, reduce los espacios para consolidar algunos planteles, dejando a los técnicos con escasas perspectivas, ahogados en los resultados de corto plazo e inhabilitados para crear una “escuela” o un estilo dentro de una institución. La vida del técnico en un equipo se ha venido reduciendo.
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___Madurar un producto, cualquiera que sea, requiere de paciencia, tiempo y recursos. Tales requisitos generalmente no están a la mano de los técnicos. Se les exige ganar, ir a la liguilla y posicionar al equipo de modo que pueda tener mejores ingresos y ser redituable. Técnico que no logra alcanzar esos objetivos en un brevísimo plazo, se queda sin chamba.
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___En España, Inglaterra, Italia y Alemania el despido de técnicos durante la competencia es menor del 20 por ciento; en México hemos llegado al 50 por ciento. En el torneo Apertura 2005 corrieron a 9 técnicos a medio camino. En la temporada Invierno 2001 y Clausura 2003, los despidos llegaron a la escandalosa cifra de 13.
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___No es casual que Argentina, donde también se llevan a cabo torneos cortos, sea otro país donde el despido de técnicos va conviritiéndose en costumbre.
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___Árbitros ciegos
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___La decisión arbitral que anuló un gol legítimo a Pumas en el encuentro que perdieron frente a Atlante el domingo pasado, es el colofón de un rosario de fallas arbitrales, un fenómeno constante en lo que va del torneo. La Femexfut se ha visto obligada a incrementar el número de árbitros, toda vez que ha crecido el número de partidos dentro y fuera del país, lo que demanda del balompié profesional un número mayor de nazarenos. Esto no sería problema, excepto porque hasta hace relativamente muy poco se ha valorado la necesidad de capacitar y financiar con recursos suficientes escuelas de árbitros de alto rendimiento. En su defecto, se ha tenido que recurrir a la improvisación y a la titulación en caliente de árbitros que no cumplen con las normas internacionales que establece FIFA.
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___Mientras continúe dirigido por empresarios cuentachiles, afectado por miopes visiones de corto plazo y bailando al son de las ganancias fáciles, nuestro futbol no podrá cumplir con las legítimas aspiraciones de una afición que hasta ahora lo ha soportado todo.