jueves, abril 08, 2004

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LA VUELTA AL MUNDO EN 80 BLOGS

Charlando con un bloguero camarada, norteño para variar, comentábamos que no es de extrañar la aversión que han manifestado algunos escritores en contra del blog; que pareciera un problema geocultural (¿qué chingados es eso?) pues estos escritores generalmente son del centro (¿del centro de dónde?) y que su alergia se originó, en cierta forma, por el hecho de haber llegado tarde al blog. Dicho de otra forma, porque los pioneros en materia de publicación electrónica fueron tecleadores periféricos, especialmente de Tijuana. Yo, por ejemplo, sin ser del centro, me ubico entre los que llegaron tarde, aunque eso no representa ningún conflicto para mí pues llegar tarde a cualquier lado es una de las cosas que domino ampliamente. ("Además tu no eres escritor, Humphrey". -¿Ya vas a empezar?-).

Algunos de los escritores gozaban de un prestigio consolidado o bien tenían pretensiones de instalarse en los corredores del oficialismo literario (no se refería a que gozan de becas) cuando los alcanzó la ola digital. Por aquí se fue la charla. Yo me quedé pensando si será mejor vivir en una bodega de la periferia que en un corredor oficial. Mi compa alega que se puede dormir bien en un corredor, con tal que no haya ratas o alacranes en el lugar (sic).

Como no había nada que perder (algunos confiesan que fue "por novedad" o "moda"), los escritores reconocidos buscaron experimentar en esa ola pero, al mismo tiempo, se vieron inmersos en una competencia desigual con escribidores de otras latitudes, ajenos a la órbita concéntrica de las letras nacionales y con motivaciones incluso extraliterarias. En este caso, el alejamiento y el desapego a la vorágine centralizadora, como se manifiesta en provincia también en cosas de política o de impuestos, se ven matizados por cierto rechazo premeditado. En tal circunstancia, los competidores, desprendidos de la formalidad y la salamería que ha vuelto costumbre el oficialismo, encontraban en el blog una bitácora para expresar esa divergencia. Algunos lo hicieron explícito, otros simplemente ni se tomaron la molestia de hacer caravanas a los escritores reconocidos.

Así, el blog hizo valer algunas de las características que lo distancian de otras formas editoriales: su descarada impunidad, su irreverencia innata, su vocación infractora frente a los cánones de la gramática, la sintaxis y aún la semántica, y su tendencia al atropellamiento temático. Esto, dejando de lado otros atributos como la coquetería del blog con el diseño gráfico, su plasticidad para combinar recursos fotográficos, intertextos, hipervínculos y varios etcéteras de los que ya se ha hablado.

Estas características hacen del blog un ducto experimentalista por excelencia, un canal capaz de soportar las inercias de la formalidad académica y profesional de los escribas, pero también un instrumento lo suficientemente democrático para dar cabida al aventurero de las letras, al verdugo del lenguaje, al poeta incipiente, al adolescente reprimido o al tipeador con... con... este, con... con... ah, sí: con alzheimer.

A unos cuántos años de su aparición en México, especialmente por la actividad del TJBF que creó Rafa Saavedra (linkearlo es un pleonasmo), muchos de los que se treparon con entusiasmo a la ola experimental, se fueron quedando en el camino por diversas razones. Otros, menos prejuiciados, se quedaron a compartir la utilidad y las posibilidades apenas exploradas que ofrece la publicación instantánea.

Como la charla se prolongaba demasiado, quedamos en abordar el tema después de las vacaciones.

No hay que perder de vista que el verdadero boom de los blogs en México apenas está por estallar. Compren su boleto, esta es la tercera llamada. (Digan no a la piratería y a la reventa).

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