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VACACIONES Y GENUFLEXIONES
Cuando llego a postear, después de un día desabrido como todo lunes, exquisito en rutinas y lugares más comunes que los semáforos, me encuentro con que el monitor está sumamente sucio, salpicado de sustancias cristalizadas de colores que van de un tamarindo marrón a un amarillo mostaza y plagado de más huellas digitales que un archivo del Cereso. Se trata de signos inequívocos de que mi marciano favorito sigue de vacaciones y que el principio de autoridad ha sido abolido en este domicilio. El CPU está más caliente que el vestidor visitante del Pirata Fuente y hay restos de sabritas, chamoy y otras chatarras tóxicas alrededor de las bocinas y el mouse.
Alcanzo a revisar algunas de las definiciones minusvalorativas sobre la utilidad del blog que han aparecido estos días entre mis amigos blogueros y en serio que dan risa en comparación con el olímpico desdén que manifiesta la socia respecto a este medio de publicación. Si en el período de un año y cacho que llevamos publicando aquí Humphrey y yo, la socia se ha dignado en leer dos posts, se me hace mucho. La socia no lee nuestros posts ni por default y no la culpo. Es más, hasta la justifico. En cierto sentido nuestra sólida relación de entendimiento se basa en un principio que me atrevería a agregar a los mandamientos: no interferiras, es decir, cada quien hace lo que le da su muy regalada gana y sigue la fiesta. Claro, es prudente aclarar que algunas de esas cosas las compartimos apasionadamente y son quizá lo que ha permitido que hayamos podido sostener un pacto de no agresión mucho más estable que todos los acuerdos SALT de la posguerra.
Pese a este logro geodoméstico, jamás he caído en la tentación de dar consejos maritales a nadie porque sé que no funcionarán. En cosas de relaciones conyugales, gustos culinarios (¿que no son lo mismo?) e inclinaciones musicales, levanto una muralla china y trato de mantener una ecuanimidad semejante a la de René Bejarano en sus charlas matutinas con Brozo.
Nos estamos desviando, perdón. Sí, quería dcir que en cosas del blog no busco crear polémica, expongo mis puntos de vista, aún a sabiendas de que pueda tildárseme de tibio o acrítico (si me dijeran acrílico entonces sí me molestaría). Para encontrar un verdadero detractor del blog sólo tengo que levantar la cabeza de la almohada.
Por otra parte, confieso que escribo para ser leído, ya en el blog, ya en materiales más versátiles (si no, entonces para qué son esos materiales -ni yo me entendí-). Confieso también que he pensado en publicar libros, el problema es que no los he escrito todavía.
Perdonen la hueva pero es que es lunes. Pasando a otro tema: inicio en este mismo instante una campaña nacional para reunir fondos en apoyo de la Chayo Robles pues sentí una terrible pena ajena cuando presentó el estado de su cuenta bancaria (Banamex, identifiqué el sellito porque a mi me llega una igual cada mes sólo que con un cuentón por pagar) frente a las cámaras del Juaco López Dóriga: tres mil doscientos pesos, la pobre, tal es su saldo. El de su hijita Mariana anda por el estilo: cuatro mil y cachito. Neta que la política no deja hoy en día. Vayan juntando un ahorrito, luego les diré a dónde depositarlo. Por cierto, Rosario comentó que de los dólares que le soltó Ahumada a René, ella no vió ni un penny. Yo sí lo creo porque la batucada de ahumados verdes que Bejarano terminó de acomodar en las mangas de su chaleco eran puro billete de baja denominación, ni una sola moneda. Me consta, yo ví el video.
Vale más que ya me vaya a dormir (por la salud de todos).
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