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LA TRISTE HISTORIA DE UNA HISTORIA
Había una vez un escritor que se distinguía del resto por una sola razón: tenía únicamente un lector. Agreguen a la historia que había una noticia buena y una mala. La buena: el lector devoraba con hambre dinosáurica todo cuanto el escritor ponía en el papel; la mala: el lector era una pasita octogenaria con complicaciones diabéticas.
Nadie sabe la razón de esta singular circunstancia y no vamos a detenernos a especular, porque al especular podríamos llegar a pensar que los protagonistas de este relato se encontraban en una isla solitaria, o que el escritor simplemente publicaba una sola copia que alcanzaba apenas para el anciano. ¿Ven?, no tiene caso. Otros imaginarán que la Tierra ha sido destruida y que no quedan más sobrevivientes que el lector y el escritor (y no precisamente en ese orden), o que se trata de un anciano recluso condenado a cadena perpetua que lee el diario secreto del carcelero. ¿Ven?, muchas son las posibilidades. Sorprende una, la que alguien sugirió y que en cierto momento el narrador pensó en tomar como suya. La posibilidad sugerida desató una acre discusión entre nosotros y el narrador, pero a fin de cuentas, las cosas tomaron su nivel y, buscando conciliar a las partes, se acordó plantear un final abierto a este relato (cosa que ocurrirá a medias).
Cierto día, ajado por la horda de enfermedades que se precipitan al final de los tiempos personales, ungido de resabios incurables y desenlaces predecibles de parte de la autoridad médica y aún por la estadística, el lector entró en estado cataléptico, en un coma diabético de pronóstico insuficiente, y su vida pendía de un hilo más delgado que el que usa para pescar lobinas en la presa el primo hermano del narrador en los meses de octubre y noviembre, cuando el período de apareamiento ha concluido y los machos son presa fácil de anzuelos anhelantes (y de lombrices violadas hasta el filo de la nuca) *.
El escritor, enterado de la gravedad de la situación, es decir, de la posibilidad de quedarse sin lectores (sin lector hubiese sido más exacto, pero ya ven, el narrador parece ser un tipo laxo, poco sensible a los detalles insignificantes) abandonó sus actividades y se dirigió al sitio donde se encontró con el lector convaleciente. Lo vio moribundo, y un sudor que no había sentido desde el momento en que lo despojaron de su visa los agentes aduanales estadounidenses en la garita de McAllen, en el año de la prohibición, invadió su frente como un rocío premonitorio. El narrador reparó en el término “rocío premonitorio” y cayó en cuenta de que el sudor podría haber invadido algunas otras zonas de su humanidad. Pero nada de eso tenía importancia, el hecho es que el único lector se encontraba en el umbral de su muerte (“umbral de su muerte” sonaba a un lugar común tan reiterado, pensó el narrador, que valdría la pena cambiarlo por otra frase de igual significancia pero de menor experiencia. Sin embargo, optó por dejarlo así, conciente de que esa nimiedad poco influiría en la estructura de la trama).
Viendo el tortuguismo del personal ante la inminencia de la fatalidad, el escritor decidió actuar y consiguió que una enfermera colocara un cilindro de oxígeno al lector a fin de estabilizar su dificultosa e intermitente respiración; hizo que los médicos de guardia del hospital público pusieran a modo los aparatos que detectan los signos vitales del paciente, y logró que un especialista diagnosticara la evolución de su gravedad.
De poco valió tanto esfuerzo. El lector expiró a las 3:55 de la madrugada, cuando galenos, enfermeras y paramédicos del segundo turno se disponían a registrar su hora de salida en un moderno checador electrónico.
El escritor abandonó el hospital. Lamió el contorno del filtro de un cigarrillo mentolado y lo encendió antes de abordar su automóvil. Una sirena se escuchaba a lo lejos y la ciudad apenas empezaba a despertar. Tomó la avenida Perimetral, jaló una densa bocanada de humo y se detuvo en el semáforo. Simultáneamente, otro automóvil se detuvo junto al suyo. Era una mujer madura que lo miró de reojo. Él la saludó despreocupadamente pero comenzó a observarla detenidamente; en un instante se percató de que aquella mujer poseía las características ideales de una lectora asidua. No sabemos qué era aquello que él percibía para conjeturar semejante idea, pero, sin pensarlo, la siguió hasta un fraccionamiento residencial. Estacionó su vehículo junto al de ella. El escritor bajó saludando a la mujer con un toque familiar. La mujer se mostró amable en aquel improvisado intercambio, pero lo fulminó cuando le dijo "lo siento, soy lectora de Ignacio Mondaca". Días después, el escritor fue encontrado en su departamento víctima de sí mismo. Fin.
* Concediendo la ficciosa posibilidad de que las lombrices tengan nuca y que el anzuelo pudiera ser incrustado hasta esa región. ("No es ficción, Humphrey, la tienen y está situada al borde de su atomizado cerebro..." -Shhhhh, calla, descubrirán quién es el narrador-). No, perdón, este es el Fin...
jueves, abril 29, 2004
martes, abril 27, 2004
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YA IREMOS A LA REPESCA
El capitán es un tipo entrado en años que se afeita perfectamente, así, su bigote cano lo convierta rápidamente en un Charles Bronson bronceado y verosímil. Don Lauro es el segundo de a bordo; es un viejo de unos setenta años que no se deja vencer por la reticencia del calcio ni comparte los cansados motores de sus lanchas que yacen junto al muelle, hastiadas de mareas y tormentas. En otros tiempos, el capitán llevaba su orgulloso bote a tirar boyas y chinchorros cerca de los islotes pedregosos que se alcanzan a ver desde orilla, donde los meros y los botetes engordan como cerdos de granja. Se podía sostener a la familia sacándolos del fondo y subiéndolos a la lancha a jalones. Eran otros tiempos. Don Lauro hubo de dejar el restaurante del hotel y hacerse a la mar. Cambió el bombín de cocinero por una gorra beisbolera, los cuchillos verduleros por gruesas cañas de fibra de vidrio y anzuelos sedientos de curiosos, y el sofocante vapor de la cocina por el aire salitroso de los puntos cardinales.
Ahora la fortuna los trae de nuevo a las aguas bajas, la mala fortuna quizá, y no encuentran más acomodo que llevar turistas por los alrededores y compartir secretos a medias con paseantes incautos dispuestos a creer cualquier ficción marina. Porque los marineros son enormes mentirosos que llevan en las venas ríos de narraciones. Es la sal que nubla sus visiones, hablan y hablan con la autoridad de un doctor de la iglesia; se aprovechan de estar en su elemento y observan divertidos cómo los extraños fingen aplomo ante la inmensidad acuática. Qué van a saber.
Fue cosa de hacer dos viajes en la lancha para transportar a todos hasta donde estaba anclado El pato, a unos cien metros del muelle, y no faltaba sino comenzar, levar anclas, pulir anzuelos y destapar latas frías. El sol jugaba a las escondidas con unas nubes amistosas y la calma auguraba un día redondo como una mantarraya. El capitán levó las dos anclas que maniataban al yate y Don Lauro las amarró en la peonza de estribor como si se abrochara los zapatos. Los niños se quejaban de unos moscos traviesos y nosotros recordábamos otras travesías familiares tan célebres como insulsas cuando se encendió el motor.
Oh, Dios, ¿cómo puedes ser tan cruel a veces? Luego de algunos intentos infructuosos, el capitán salió del camarote de mando, subió la pequeña escalera y llegó a la cubierta con una noticia terrible: el clutch se había quemado, tenía daño cerebral irreversible y “lo siento, pero no hay forma de zarpar”. Nuestros gestos entraron como en un sepelio y los niños comenzaron a atizar una hoguera de preguntas sin respuesta. Regresamos nuevamente al muelle. Dos viajes otra vez. En El pato se quedaron nuestras ansias pescadoras y alguna gorra olvidada. Desde el muelle se observa sobre la colina un panorama inédito de palmeras y cactus; al fondo el viejo y majestuoso hotel colonial que fundó en 1934 un ingeniero visionario entre Guaymas y San Carlos; su vista hacia la Bahía de Bacochibampo es insuperable, bordeada por cerros y laderas rocosa.
Don César Gándara, propietario del hotel, solía nadar todos los días frente al muelle a pesar de su lastre octogenario. En su momento fue el jefe de finanzas en Sonora de la campaña de Luis Donaldo Colosio. Don César falleció hace un par de meses partido por una neumonía.
Ahí, en ese hotel entejado que simula las casonas de las colonias españolas del norte de África, retratadas tan fielmente en algunas películas de Humphrey Bogart, pasamos el fin de semana, metidos en ropas ligeras, mecidos por un clima fragante y saciados por mariscos recién sacados del Mar de Cortés. Como el Cruz Azul, ya habrá tiempo para la repesca.
YA IREMOS A LA REPESCA
El capitán es un tipo entrado en años que se afeita perfectamente, así, su bigote cano lo convierta rápidamente en un Charles Bronson bronceado y verosímil. Don Lauro es el segundo de a bordo; es un viejo de unos setenta años que no se deja vencer por la reticencia del calcio ni comparte los cansados motores de sus lanchas que yacen junto al muelle, hastiadas de mareas y tormentas. En otros tiempos, el capitán llevaba su orgulloso bote a tirar boyas y chinchorros cerca de los islotes pedregosos que se alcanzan a ver desde orilla, donde los meros y los botetes engordan como cerdos de granja. Se podía sostener a la familia sacándolos del fondo y subiéndolos a la lancha a jalones. Eran otros tiempos. Don Lauro hubo de dejar el restaurante del hotel y hacerse a la mar. Cambió el bombín de cocinero por una gorra beisbolera, los cuchillos verduleros por gruesas cañas de fibra de vidrio y anzuelos sedientos de curiosos, y el sofocante vapor de la cocina por el aire salitroso de los puntos cardinales.
Ahora la fortuna los trae de nuevo a las aguas bajas, la mala fortuna quizá, y no encuentran más acomodo que llevar turistas por los alrededores y compartir secretos a medias con paseantes incautos dispuestos a creer cualquier ficción marina. Porque los marineros son enormes mentirosos que llevan en las venas ríos de narraciones. Es la sal que nubla sus visiones, hablan y hablan con la autoridad de un doctor de la iglesia; se aprovechan de estar en su elemento y observan divertidos cómo los extraños fingen aplomo ante la inmensidad acuática. Qué van a saber.
Fue cosa de hacer dos viajes en la lancha para transportar a todos hasta donde estaba anclado El pato, a unos cien metros del muelle, y no faltaba sino comenzar, levar anclas, pulir anzuelos y destapar latas frías. El sol jugaba a las escondidas con unas nubes amistosas y la calma auguraba un día redondo como una mantarraya. El capitán levó las dos anclas que maniataban al yate y Don Lauro las amarró en la peonza de estribor como si se abrochara los zapatos. Los niños se quejaban de unos moscos traviesos y nosotros recordábamos otras travesías familiares tan célebres como insulsas cuando se encendió el motor.
Oh, Dios, ¿cómo puedes ser tan cruel a veces? Luego de algunos intentos infructuosos, el capitán salió del camarote de mando, subió la pequeña escalera y llegó a la cubierta con una noticia terrible: el clutch se había quemado, tenía daño cerebral irreversible y “lo siento, pero no hay forma de zarpar”. Nuestros gestos entraron como en un sepelio y los niños comenzaron a atizar una hoguera de preguntas sin respuesta. Regresamos nuevamente al muelle. Dos viajes otra vez. En El pato se quedaron nuestras ansias pescadoras y alguna gorra olvidada. Desde el muelle se observa sobre la colina un panorama inédito de palmeras y cactus; al fondo el viejo y majestuoso hotel colonial que fundó en 1934 un ingeniero visionario entre Guaymas y San Carlos; su vista hacia la Bahía de Bacochibampo es insuperable, bordeada por cerros y laderas rocosa.
Don César Gándara, propietario del hotel, solía nadar todos los días frente al muelle a pesar de su lastre octogenario. En su momento fue el jefe de finanzas en Sonora de la campaña de Luis Donaldo Colosio. Don César falleció hace un par de meses partido por una neumonía.
Ahí, en ese hotel entejado que simula las casonas de las colonias españolas del norte de África, retratadas tan fielmente en algunas películas de Humphrey Bogart, pasamos el fin de semana, metidos en ropas ligeras, mecidos por un clima fragante y saciados por mariscos recién sacados del Mar de Cortés. Como el Cruz Azul, ya habrá tiempo para la repesca.
jueves, abril 22, 2004
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OUT
Una combinación poco recomendable de bebidas tuvo efectos imprevistos en dos de mis aparatos orgánicos. Para no dar detalles diré solamente que a media mañana me sentía como Rocky en el 11 asalto de la pelea con el ruso. Agreguen a eso que debo leer El reino de este mundo de Carpentier y verán las causas de mi retiro de esta cosa. Luego vengo.
OUT
Una combinación poco recomendable de bebidas tuvo efectos imprevistos en dos de mis aparatos orgánicos. Para no dar detalles diré solamente que a media mañana me sentía como Rocky en el 11 asalto de la pelea con el ruso. Agreguen a eso que debo leer El reino de este mundo de Carpentier y verán las causas de mi retiro de esta cosa. Luego vengo.
miércoles, abril 21, 2004
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MISCELANEA FECAL
Podría escribir sobre un sinfín de tonterías pero estoy más empantanado que las reformas de Fox. Resulta que aterrizaron a este domicilio mis cuñadas. Tres cuñadas. Se dejaron venir al mismo tiempo desde diferentes puntos del orbe con una sincronía que supera la de los atentados del 11 de septiembre. Osama Bin Laden no hubiera podido coordinar mejor un suceso así. Así que postear no ha sido fácil.
("Ya, Humphrey, reconoce que tu post sobre filosofía no ha permitido ni que se acerquen las moscas a tu blog". -No empieces-).
Bueno, pero la grave situación que atravieso tiene aristas amables. Si todo sale como conspiran la socia y sus sisters, el fin de semana estaremos pescando en los alrededores de la isla El Peruano, frente a la Bahía de San Carlos, a un brinquito de Guaymas. Rueguen a Dios que no haya temporal. El clima es bueno y las playas invitan a la reflexión teológica, salvo por una anomalía: es temporada de mantarrayas y los animalillos llegan a las aguas bajas en busca de calorcito, protestan cuando los turistas los pisan (no aguantan nada) y dan tremendos picotazos que se graban como tatuajes (eso piensa mi marciano favorito despues de haber tenido un encuentro cercano con estos bichos que terminó en la Cruz Roja con dosis adictivas de xilocaína).
Se han ido a cenar fuera las cuñadas con todo y socia, por eso escribo con cierta soltura. Mientras llegan sigo mortificando al ordenador.
Hernando de Soto ha engordado
Hace rato vi en la tele a un idiota que piensa que los pelones se ven bien con barba de candado: Hernando de Soto. El bato se ostenta como "el capitalista de los pobres" y el aura de su mérito radica en considerarse el "experto" en economía informal latinoamericana. Entre las muchas pendejadas que dijo sin inmutarse, hubo una que sacudió mi ingenuidad: que en México existen 6 millones de empresas no reguladas por Hacienda. ¿Se imaginan una economía con 6 millones de empresarios en una economía del tercer mundo?. No concibo que la piratería haya monopolizado tantos mercados. Confesó además que esta chamba no la hizo gratis, resulta que Vicente Fox lo contrató al principio de sexenio para hacer una "evaluación" de la economía informal en México.
Así hasta yo hago análisis económico. Curioso que De Soto no mencionó al narcotráfico, será porque esa actividad ya es considerada "formal". (No entiendo cómo se la andan haciendo de pedo a Joan Sebastian).
No puedo soslayar un hecho demostrable: Hernando De Soto ha subido de peso. Cada quien se globaliza como puede.
Shakespeare en la escuelita
El viernes se presentará Sueño de una noche de verano del maestro Shakespeare en la escuelita. Un grupo de alumnos de la materia de Literatura Inglesa prepara a todo vapor esta puesta en escena. Les deseamos lo peor. El trebejo está organizado por el ticher Pancho González, un individuo que sabe su cuento y que cuando habla en público hace que la metáfora y la ironía alcancen mayoría de edad.
No te me revientes reata...
"Voces narrativas en Balún Canán" es el tema que Humphrey escogió para elaborar el trabajo final de la materia Literaturas Hispánicas en la escuelita. Alguien ayúdele por favor. (Es en serio). Ya saben, si alcanza el 90 en promedio no pagará colegiatura el próximo semestre.
Que descansen.
MISCELANEA FECAL
Podría escribir sobre un sinfín de tonterías pero estoy más empantanado que las reformas de Fox. Resulta que aterrizaron a este domicilio mis cuñadas. Tres cuñadas. Se dejaron venir al mismo tiempo desde diferentes puntos del orbe con una sincronía que supera la de los atentados del 11 de septiembre. Osama Bin Laden no hubiera podido coordinar mejor un suceso así. Así que postear no ha sido fácil.
("Ya, Humphrey, reconoce que tu post sobre filosofía no ha permitido ni que se acerquen las moscas a tu blog". -No empieces-).
Bueno, pero la grave situación que atravieso tiene aristas amables. Si todo sale como conspiran la socia y sus sisters, el fin de semana estaremos pescando en los alrededores de la isla El Peruano, frente a la Bahía de San Carlos, a un brinquito de Guaymas. Rueguen a Dios que no haya temporal. El clima es bueno y las playas invitan a la reflexión teológica, salvo por una anomalía: es temporada de mantarrayas y los animalillos llegan a las aguas bajas en busca de calorcito, protestan cuando los turistas los pisan (no aguantan nada) y dan tremendos picotazos que se graban como tatuajes (eso piensa mi marciano favorito despues de haber tenido un encuentro cercano con estos bichos que terminó en la Cruz Roja con dosis adictivas de xilocaína).
Se han ido a cenar fuera las cuñadas con todo y socia, por eso escribo con cierta soltura. Mientras llegan sigo mortificando al ordenador.
Hernando de Soto ha engordado
Hace rato vi en la tele a un idiota que piensa que los pelones se ven bien con barba de candado: Hernando de Soto. El bato se ostenta como "el capitalista de los pobres" y el aura de su mérito radica en considerarse el "experto" en economía informal latinoamericana. Entre las muchas pendejadas que dijo sin inmutarse, hubo una que sacudió mi ingenuidad: que en México existen 6 millones de empresas no reguladas por Hacienda. ¿Se imaginan una economía con 6 millones de empresarios en una economía del tercer mundo?. No concibo que la piratería haya monopolizado tantos mercados. Confesó además que esta chamba no la hizo gratis, resulta que Vicente Fox lo contrató al principio de sexenio para hacer una "evaluación" de la economía informal en México.
Así hasta yo hago análisis económico. Curioso que De Soto no mencionó al narcotráfico, será porque esa actividad ya es considerada "formal". (No entiendo cómo se la andan haciendo de pedo a Joan Sebastian).
No puedo soslayar un hecho demostrable: Hernando De Soto ha subido de peso. Cada quien se globaliza como puede.
Shakespeare en la escuelita
El viernes se presentará Sueño de una noche de verano del maestro Shakespeare en la escuelita. Un grupo de alumnos de la materia de Literatura Inglesa prepara a todo vapor esta puesta en escena. Les deseamos lo peor. El trebejo está organizado por el ticher Pancho González, un individuo que sabe su cuento y que cuando habla en público hace que la metáfora y la ironía alcancen mayoría de edad.
No te me revientes reata...
"Voces narrativas en Balún Canán" es el tema que Humphrey escogió para elaborar el trabajo final de la materia Literaturas Hispánicas en la escuelita. Alguien ayúdele por favor. (Es en serio). Ya saben, si alcanza el 90 en promedio no pagará colegiatura el próximo semestre.
Que descansen.
lunes, abril 19, 2004
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¿SOBREVIVIRÁ LA FILOSOFÍA?
El domingo me la pasé de pleito con Leibnitz, entrampado en su Monadología y su Teodicea. Trato de reponerme. No es indispensable que leas el post que viene a continuación, es más, se te advierte que puede ser nocivo para tu salud.
Desafortunadamente, la filosofía ha venido convirtiéndose en una materia en peligro de extinción, un T-Rex del conocimiento. Pese a que en otros momentos era considerada como un área de estudio básico superior, actualmente es ignorada y tratada como objeto desechable por quienes elaboran los planes de estudio de nuestras universidades. La aportación de la filosofía a la capacidad de análisis y al ejercicio reflexivo del ciudadano se ha minimizado a tal grado que ni siquiera se considera, en muchos casos, una materia de necesaria información general.
No es descabellado afirmar que el pragmatismo predominante y su cultura utilitarista, filosofía de la llamada globalización (Jurasic Park del empirismo británico), vayan ganando espacios en los medios académicos y desplacen a áreas fundamentales en la formación humanística del individuo. Hoy en día se da preeminencia a aquellas materias "técnicas" indispensables para insertar al individuo en un universo cultural y laboral dominado por los requisitos de la economía de mercado (léase maquilas). En tal sentido, resulta cuestionable que algunas instituciones de educación media y superior desempeñen un rol de sumisión frente a las exigencias del mercado, y renieguen de áreas fundamentales del pensamiento universal. Pareciera que en un mundo regido por el "hágalo usted mismo" y el "aprenda esto y aquello en tres lecciones", el estudio de la Filosofía y la Historia, entre otras materias, fuese "impráctico" y aún estorboso. En el fondo, la corriente utilitarista pretende diluir la memoria histórica y eliminar en alguna medida la capacidad de reflexión del ciudadano.
Veo este caso: Pese al impacto de sus aportaciones científicas y filosóficas, el nombre de Leibnitz resulta prácticamente desconocido para los mortales preocupados más por la salud de Diego Armando Maradona y el estado civil de Christian Castro. Menos aún se conoce el papel crucial que en materia política y diplomacia desempeñó en su momento este pensador.
Chequen esto: El Renacimiento significó en buena medida la resurrección de los filósofos de la antigüedad, desplazados por el predominio aristotélico del pensamiento tomista. Los escritos de Parménides, Heráclito y especialmente Platón fueron retomados por individuos como Pico de la Mirándola y Marsilio Ficino ante el agotamiento de la filosofía medieval. En Europa, el neoplatonismo abrazado por filósofos influyentes como Nicolás de Cusa, y en pensadores con huevos como Leonardo da Vinci, se encontraba al mismo tiempo imbuido fuertemente por el pensamiento cristiano. Fenómenos como la Contrarreforma y la inquisición fueron resultado de la vocación extrema de ese período, quizá su más rancio desenlace.
La Reforma protestante había significado un fuerte cuestionamiento a las instituciones religiosas que orbitaban alrededor del poder vaticano y a su filosofía. Escepticismo frente a la autoridad papal (que era un verdadero des-papa-ye), desdén a las instituciones y una fuerte rivalidad política entre los nacientes estados nacionales fueron elementos claves en la liberación que experimentó el pensamiento de la época.
Con los dolores naturales de un parto complicado, la crítica fue liberándose de los férreos controles de la religión, el pensamiento gustó de las mieles del escepticismo y pudo hacer de la duda un sistema de reflexión. A las lagunas de la fe había que oponer un principio de búsqueda; a la inconsistencia de los sistemas medievales una nueva forma de cuestionar.
La aparición de la imprenta viene a coronar esta mutación. Conforme las letras se multiplican, gana el lenguaje en significado, se liberan los grilletes de la memoria oral y el intelecto va de cacería a esferas inexploradas. Descartes es un fruto natural de esta nueva circunstancia, encarna la duda metódica y la necesidad de explicar la fenomenología de la Naturaleza; hurga en el pensamiento matemático como una válvula de escape a fin de oxigenar la insuficiencia doctrinal y dogmática de instituciones religiosas desgastadas por su propio conformismo y su carácter convenenciero.
El hombre ahora es nuevamente pensamiento puro. Vuelve a la carga en busca de las causas últimas. Ha de recurrir a Dios pero no en los cargados ambientes góticos del medioevo sino a través de los amplios ventanales de la razón que diseñaron los renacentistas y que abrieron de par en par los racionalistas. Será Descartes quien presente el típico sistema racionalista, el primero. La explicación del universo será sometido al juicio de la razón porque ésta puede indagar ahora en territorios que antes le eran vedados. Búsqueda es el nuevo nombre de la filosofía, al menos su más reciente vestimenta. La verdad al alcance de la razón, nada hay que temer. Tales fueron las consignas del racionalismo.
Aquí es donde entra Leibnitz, pero justo es tomar un respiro y volver luego a zambullirnos en este laberinto.
(Si llegaste hasta este punto, recibe nuestras más sinceras felicitaciones, estás apto para incrusionar en materias más complicadas como el buceo, la teoría para detener penales -válida únicamente para porteros zurdos- y la técnica que optimiza cómo acomodar fajos de billetes en un saco convencional de tres botones. Si no llegaste hasta aquí, pues que pena porque no podrás recibir las "más sinceras felicitaciones" que habíamos guardado para este párrafo).
¿Qué hora es?
¿SOBREVIVIRÁ LA FILOSOFÍA?
El domingo me la pasé de pleito con Leibnitz, entrampado en su Monadología y su Teodicea. Trato de reponerme. No es indispensable que leas el post que viene a continuación, es más, se te advierte que puede ser nocivo para tu salud.
Desafortunadamente, la filosofía ha venido convirtiéndose en una materia en peligro de extinción, un T-Rex del conocimiento. Pese a que en otros momentos era considerada como un área de estudio básico superior, actualmente es ignorada y tratada como objeto desechable por quienes elaboran los planes de estudio de nuestras universidades. La aportación de la filosofía a la capacidad de análisis y al ejercicio reflexivo del ciudadano se ha minimizado a tal grado que ni siquiera se considera, en muchos casos, una materia de necesaria información general.
No es descabellado afirmar que el pragmatismo predominante y su cultura utilitarista, filosofía de la llamada globalización (Jurasic Park del empirismo británico), vayan ganando espacios en los medios académicos y desplacen a áreas fundamentales en la formación humanística del individuo. Hoy en día se da preeminencia a aquellas materias "técnicas" indispensables para insertar al individuo en un universo cultural y laboral dominado por los requisitos de la economía de mercado (léase maquilas). En tal sentido, resulta cuestionable que algunas instituciones de educación media y superior desempeñen un rol de sumisión frente a las exigencias del mercado, y renieguen de áreas fundamentales del pensamiento universal. Pareciera que en un mundo regido por el "hágalo usted mismo" y el "aprenda esto y aquello en tres lecciones", el estudio de la Filosofía y la Historia, entre otras materias, fuese "impráctico" y aún estorboso. En el fondo, la corriente utilitarista pretende diluir la memoria histórica y eliminar en alguna medida la capacidad de reflexión del ciudadano.
Veo este caso: Pese al impacto de sus aportaciones científicas y filosóficas, el nombre de Leibnitz resulta prácticamente desconocido para los mortales preocupados más por la salud de Diego Armando Maradona y el estado civil de Christian Castro. Menos aún se conoce el papel crucial que en materia política y diplomacia desempeñó en su momento este pensador.
Chequen esto: El Renacimiento significó en buena medida la resurrección de los filósofos de la antigüedad, desplazados por el predominio aristotélico del pensamiento tomista. Los escritos de Parménides, Heráclito y especialmente Platón fueron retomados por individuos como Pico de la Mirándola y Marsilio Ficino ante el agotamiento de la filosofía medieval. En Europa, el neoplatonismo abrazado por filósofos influyentes como Nicolás de Cusa, y en pensadores con huevos como Leonardo da Vinci, se encontraba al mismo tiempo imbuido fuertemente por el pensamiento cristiano. Fenómenos como la Contrarreforma y la inquisición fueron resultado de la vocación extrema de ese período, quizá su más rancio desenlace.
La Reforma protestante había significado un fuerte cuestionamiento a las instituciones religiosas que orbitaban alrededor del poder vaticano y a su filosofía. Escepticismo frente a la autoridad papal (que era un verdadero des-papa-ye), desdén a las instituciones y una fuerte rivalidad política entre los nacientes estados nacionales fueron elementos claves en la liberación que experimentó el pensamiento de la época.
Con los dolores naturales de un parto complicado, la crítica fue liberándose de los férreos controles de la religión, el pensamiento gustó de las mieles del escepticismo y pudo hacer de la duda un sistema de reflexión. A las lagunas de la fe había que oponer un principio de búsqueda; a la inconsistencia de los sistemas medievales una nueva forma de cuestionar.
La aparición de la imprenta viene a coronar esta mutación. Conforme las letras se multiplican, gana el lenguaje en significado, se liberan los grilletes de la memoria oral y el intelecto va de cacería a esferas inexploradas. Descartes es un fruto natural de esta nueva circunstancia, encarna la duda metódica y la necesidad de explicar la fenomenología de la Naturaleza; hurga en el pensamiento matemático como una válvula de escape a fin de oxigenar la insuficiencia doctrinal y dogmática de instituciones religiosas desgastadas por su propio conformismo y su carácter convenenciero.
El hombre ahora es nuevamente pensamiento puro. Vuelve a la carga en busca de las causas últimas. Ha de recurrir a Dios pero no en los cargados ambientes góticos del medioevo sino a través de los amplios ventanales de la razón que diseñaron los renacentistas y que abrieron de par en par los racionalistas. Será Descartes quien presente el típico sistema racionalista, el primero. La explicación del universo será sometido al juicio de la razón porque ésta puede indagar ahora en territorios que antes le eran vedados. Búsqueda es el nuevo nombre de la filosofía, al menos su más reciente vestimenta. La verdad al alcance de la razón, nada hay que temer. Tales fueron las consignas del racionalismo.
Aquí es donde entra Leibnitz, pero justo es tomar un respiro y volver luego a zambullirnos en este laberinto.
(Si llegaste hasta este punto, recibe nuestras más sinceras felicitaciones, estás apto para incrusionar en materias más complicadas como el buceo, la teoría para detener penales -válida únicamente para porteros zurdos- y la técnica que optimiza cómo acomodar fajos de billetes en un saco convencional de tres botones. Si no llegaste hasta aquí, pues que pena porque no podrás recibir las "más sinceras felicitaciones" que habíamos guardado para este párrafo).
¿Qué hora es?
sábado, abril 17, 2004
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¡¡ENHORABUENA, GLENDA!!
(o lo que es lo mismo: LA EXPERIENCIA DE LA ÓPERA)
Haber llenado el teatro es sin duda un logro personal de Glenda. Su carismática sonrisa contagia un entusiasmo del que no se puede escapar fácilmente; su presencia escénica le facilita desplegar un talento histriónico y vocal capaz de cautivar a cualquier público. A ello hay que sumar un espíritu incansable que le permite por igual participar como actriz en una obra de teatro, dar clases de entrenamiento vocal, aprender el repertorio del coro universitario o preparar un demandante rol operístico.
El de anoche fue el concierto de titulación de Glenda Landavazo, quien es ahora Licenciada en Artes, opción canto, por la Universidad de Sonora. En su primera parte, el programa incluyó canciones y arias de Purcell, Glück, Bellini, Rachmaninoff, Delibes y Penella; en la segunda, selecciones del I y II actos de L'Elisir d'amore de Gaetano Donizetti, en la que la aspirante interpretó el rol de Adina, la soprano protagonista.
La menuda figura de Glenda no parece inmutarse frente al grueso y complicado libreto de esta ópera. Al contrario, su interpretación transmite una gracia natural y una simpatía arrolladora que deja en el público la impresión de que cantar ópera es un asunto sencillo, algo que evidentemente no es así y que le ha costado sufridos años de estudio.
De modo que ahí estaba su público: sus amigos, sus alumnos y sus maestros, sus compañeros teatreros, sus fans y, por supuesto, sus compañeros del Coro de la Universidad que aceptamos el regalo de compartir con ella el escenario en los divertidos fragmentos de El elíxir. Al final de la obra, cincuenta voces se unen a los solistas en una celebración musical que sublima el amor y la comedia, la risa y el gozo, el arte y la vida.
En una fiesta de aplausos, el público de pie reía y gritaba queriendo formar parte de esta noche inolvidable. Las lágrimas de Glenda terminaron por decir al público aquello que las palabras se negaron a expresar: gracias a la vida.
La ópera es una ladrona con clase. Ha robado tanto del resto de las artes, que ha logrado consolidar una vocación especial para convencer y conmover a los espectadores. Más allá de lo jocoso o dramático de un libreto, y pese a la dificultad que pudiera suponer un idioma ajeno, la puesta en escena de una ópera clásica despierta en el público una tremenda curiosidad y un entusiasmo incontenible. El rigor y el entrenamiento de los cantantes-actores e instrumentistas no pasan desapercibido para el oyente. Conforme se desenvuelve la trama, una vocecita se va rebelando en el interior del escucha como una exigencia: "¿no te gustaría ser parte de esta fiesta?”. Lo digo por experiencia, ese es el efecto de la representación operística.
Sería injusto no mencionar aquí la destacada participación de los solistas Jesús León “el Tuti”, en el papel de Nemorino (A la hora de Su Una furtiva lágrima, el público arrojó sobre su persona una lluvia de palmas); Octavio Moreno, haciendo un divertidísimo Belcore; Luis Camarena como Dulcamara; y la socia como Gianetta luciendo su hermoso timbre. El maestro Daniel Villegas sacándole jugo a los teclados y la maestra Marybel Ferrales diigiendo el barco y enderezando el timón.
Un servidor, al lado de los juerguistas Tito Amparano, Ángel Coronel y Pancho Vázquez, desempeñamos el papel de ebrios campesinos que, justo es decirlo, nos sale facilito y convincente; en completa impunidad, medio galón de un modesto Carlo Rossi fue consumido en plena escena por este hato de gargantas al amparo de sus personificaciones (la experiencia en materia de bebidas espirituosas tiene su lado amable). Bueno, fue una noche para recordar.
¡¡Felicidades Glenda!!
p.s. en Operamaníacos hay una foto de Glenda.
¡¡ENHORABUENA, GLENDA!!
(o lo que es lo mismo: LA EXPERIENCIA DE LA ÓPERA)
Haber llenado el teatro es sin duda un logro personal de Glenda. Su carismática sonrisa contagia un entusiasmo del que no se puede escapar fácilmente; su presencia escénica le facilita desplegar un talento histriónico y vocal capaz de cautivar a cualquier público. A ello hay que sumar un espíritu incansable que le permite por igual participar como actriz en una obra de teatro, dar clases de entrenamiento vocal, aprender el repertorio del coro universitario o preparar un demandante rol operístico.
El de anoche fue el concierto de titulación de Glenda Landavazo, quien es ahora Licenciada en Artes, opción canto, por la Universidad de Sonora. En su primera parte, el programa incluyó canciones y arias de Purcell, Glück, Bellini, Rachmaninoff, Delibes y Penella; en la segunda, selecciones del I y II actos de L'Elisir d'amore de Gaetano Donizetti, en la que la aspirante interpretó el rol de Adina, la soprano protagonista.
La menuda figura de Glenda no parece inmutarse frente al grueso y complicado libreto de esta ópera. Al contrario, su interpretación transmite una gracia natural y una simpatía arrolladora que deja en el público la impresión de que cantar ópera es un asunto sencillo, algo que evidentemente no es así y que le ha costado sufridos años de estudio.
De modo que ahí estaba su público: sus amigos, sus alumnos y sus maestros, sus compañeros teatreros, sus fans y, por supuesto, sus compañeros del Coro de la Universidad que aceptamos el regalo de compartir con ella el escenario en los divertidos fragmentos de El elíxir. Al final de la obra, cincuenta voces se unen a los solistas en una celebración musical que sublima el amor y la comedia, la risa y el gozo, el arte y la vida.
En una fiesta de aplausos, el público de pie reía y gritaba queriendo formar parte de esta noche inolvidable. Las lágrimas de Glenda terminaron por decir al público aquello que las palabras se negaron a expresar: gracias a la vida.
La ópera es una ladrona con clase. Ha robado tanto del resto de las artes, que ha logrado consolidar una vocación especial para convencer y conmover a los espectadores. Más allá de lo jocoso o dramático de un libreto, y pese a la dificultad que pudiera suponer un idioma ajeno, la puesta en escena de una ópera clásica despierta en el público una tremenda curiosidad y un entusiasmo incontenible. El rigor y el entrenamiento de los cantantes-actores e instrumentistas no pasan desapercibido para el oyente. Conforme se desenvuelve la trama, una vocecita se va rebelando en el interior del escucha como una exigencia: "¿no te gustaría ser parte de esta fiesta?”. Lo digo por experiencia, ese es el efecto de la representación operística.
Sería injusto no mencionar aquí la destacada participación de los solistas Jesús León “el Tuti”, en el papel de Nemorino (A la hora de Su Una furtiva lágrima, el público arrojó sobre su persona una lluvia de palmas); Octavio Moreno, haciendo un divertidísimo Belcore; Luis Camarena como Dulcamara; y la socia como Gianetta luciendo su hermoso timbre. El maestro Daniel Villegas sacándole jugo a los teclados y la maestra Marybel Ferrales diigiendo el barco y enderezando el timón.
Un servidor, al lado de los juerguistas Tito Amparano, Ángel Coronel y Pancho Vázquez, desempeñamos el papel de ebrios campesinos que, justo es decirlo, nos sale facilito y convincente; en completa impunidad, medio galón de un modesto Carlo Rossi fue consumido en plena escena por este hato de gargantas al amparo de sus personificaciones (la experiencia en materia de bebidas espirituosas tiene su lado amable). Bueno, fue una noche para recordar.
¡¡Felicidades Glenda!!
p.s. en Operamaníacos hay una foto de Glenda.
jueves, abril 15, 2004
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PIONEROS
Uno de los méritos de Rosario Castellanos es haber sabido combinar varias voces narrativas en su Balún Canán, igual que hizo Rulfo en, digamos, su cuento ¡Diles que no me maten!. Sin embargo, no podemos olvidar que fue Mariano Azuela quien incursionó primero en esa modalidad con La Luciérnaga, 25 años antes.
PIONEROS
Uno de los méritos de Rosario Castellanos es haber sabido combinar varias voces narrativas en su Balún Canán, igual que hizo Rulfo en, digamos, su cuento ¡Diles que no me maten!. Sin embargo, no podemos olvidar que fue Mariano Azuela quien incursionó primero en esa modalidad con La Luciérnaga, 25 años antes.
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VINAGRE DE MÓDENA Y QUESO PARMESANO, LA CLAVE
No hay nada que hacer... la literatura está desgastada, ¡todo se ha dicho ya!, incluso esta frase inicial (desde No... hasta ya!) ha sido repetida cientos de veces, por ejemplo, por Nicolás Guillén y Cuauhtémoc Cárdenas (Cuau sólo hasta hacer). Los mejores experimentalistas colgaron los tenis hace años y han heredado un arte cadavérico. ¡Dios!, no resta sino aspirar a ser juez de concurso literario o árbitro femenil de la Primera A. El siglo XX ha colocado a escritores y escribidores en un nivel deplorable. Suerte que no estarán solos, esa mediocridad ya la habían alcanzado los historiadores siglos atrás, esos obsesivos de la repetición instantánea.
Acaso quede la psicología como ciencia experimental con alcances creativos y novedosos potenciales, se acercaría así a esa materia soberana, suprema e inifinita que es el arte culinario.
¡Idiota!, el aceite de oliva se echa cuando el sartén está caliente, y los tomates picados en cuartos tienen que taparse antes de que empiecen a quemarse... ahora se incorpora el ajo molido... así. El spaghetti va después, se revuelve con los tomates cuando éstos ya se han deshidratado lo suficiente. El caso es que si no se tapan, no tomarán ese sabor dulzón que ahora sabes que es el que pretendemos, se convertirán en simples tomates asados que cualquier vaquero hace los domingos con su carnota asada. Ahora que ya se hizo la mezcla, agrega un poco de media crema, sal y queso parmesano. Ahora saca los condones... perdón, debí decir el chianti reserva 1999 (es la que se encuentra en el mercado nacional). Antes de servir, tuesta el pan de ajo y, en su punto, úntale (al pan no a esa persona) un poco de mantequilla (no cometas la nacada de sacar la margarina Primavera) y espolvoréale condimento italiano (sí, el mismo que se utiliza para la carne a la bolognesa). ¿Ves?, la cosa ya está tomando forma y tu acompañante estará al borde con esta "sofisticación". Falta la ensalada. Fácil: lechuga picada en cuadros de una pulgada (es un decir, wey, guarda esa cinta de medir y calcúlale), es todo, de tomate ya estuvo bueno, sólo agrégale un poco de ese aderezo que preparaste anoche con las medidas que llevo meses diciéndote: media taza de aceite de oliva, una taza de vinagre de Módena y media cebolla en rajas. ¿Ves dónde estamos ahora, en la noche anterior? ¿Pensabas que la vida es como ir a McDonald's y creer que obtuviste una comida en 120 segundos y ya por eso "vives"? ¡Noooo imbécil!, las rajas de cebolla apártalas, nomás eran para darle sabor al aderezo!
Bien ahora sirve el spaguetti, la ensalada y la copa de chianti que ya tiene sus 5 minutos desoxiribonucleicamente aireándose. No digas nada, ni saques galletitas o quesito, no eches a perder la noche. No seas tú quien dé la primera opinión... Tú solamente mantén la jeta como si hubieses servido unos infértiles McTríos y espera unos segundos...
No prestes atención a lo que dice. Serán cumplidos por lo común, estupideces acaso. Empieza a comer también, con una hipócrita expresión de que este platillo es lo que acostumbras comer a diario.
Enseguida inicia una conversación fuera de serie. Digamos... la captura de langostas. Je. Pocos saben que se requiere equipo de buceo, spotlights submarinos y cierta destreza para desempeñar esa tarea. Aborda el tema como si estuvieras hablando de algún tema trillado, digamos publicar un libro. Comienza explicar la regla número uno del buceo: el buceo es como hacer el amor: la primera vez nunca lo hagas a solas (después Dios dirá). Claro, porque esta persona necesita saber que pasando los 30 pies de profundidad la presión se multiplica en dos atmósferas y después de los 60, en tres. Y claro, los tanques tienen dos reguladores, el más importante posee una membrana automática, programada para administrar el aire al usuario en función de la profundidad. Jamás dejes de respirar, torpe, no es un snorkel.
En este punto, sáltate los pasos tres, cuatro y cinco del buceo, y colócate frente a la langosta (queda más spaguetti, puedes servirlo ahora que aún está caliente). Las langostas poseen puntos fosforescentes en las antenas (son los ojos, en realidad), de modo que no hay forma de confundirlas, pero, alerta, tiene también unas antenas secundarias que actúan como sensores que captan los movimientos bruscos a su alrededor. La operación es simple: el spotlight se va acercando lentamente al crustáceo que estará lampareado como una vil liebre de desierto enmedio de la carretera cuando se aproxima un trailer, inmóvil y a merced de tu otra mano que, cautelosamente, se va acercando lentamente sobre su cola (la de la langosta, no la de tu acompañante). Aquí viene una regla básica: cuando la mano que va a ejecutar la captura se encuentre a un par de pulgadas del lomo del animal, intempestivamente, ¡presiona contra el suelo su cuerpo! Déjalo patalear, que se revuelque, ha sido inmovilizado y ahora no resta sino meter los dedos debajo de la presa y sujetar con fuerza. Recuerda que tus guantes son inmunes a los filosos filamentos de su caparachón y a las puntiagudas espinas de sus patas y antenas. Una vez capturada, la langosta seguirá luchando por escapar, sentirás la fuerza que despliega una especie inferior por su supervivencia. (Sirve mas chianti), pero no aflojes la fuerza por nada del mundo, no antes de haber abierto la bolsa que traes atada al cinturón y haberla introducido ahí.
¿Interesante, no? Las cosas llegaron a su punto. Agrega, si quieres, algún detalle de cómo regresar a la superficie y da por terminado el relato. Lo demás vendrá por cuenta propia. La charla ha terminado por ceñirte una corona real y no resta mas que deambular por los territorios conquistados. Ahora mantén a la mano los condones, ellos suelen olvidarlos. Una cosa más que no hay que olvidar, recuerda los sensores, presiona cuando estés a dos pulgadas del animal, nunca antes. Intempestivamente. Don't forget it, la literatura está desgastada.
VINAGRE DE MÓDENA Y QUESO PARMESANO, LA CLAVE
No hay nada que hacer... la literatura está desgastada, ¡todo se ha dicho ya!, incluso esta frase inicial (desde No... hasta ya!) ha sido repetida cientos de veces, por ejemplo, por Nicolás Guillén y Cuauhtémoc Cárdenas (Cuau sólo hasta hacer). Los mejores experimentalistas colgaron los tenis hace años y han heredado un arte cadavérico. ¡Dios!, no resta sino aspirar a ser juez de concurso literario o árbitro femenil de la Primera A. El siglo XX ha colocado a escritores y escribidores en un nivel deplorable. Suerte que no estarán solos, esa mediocridad ya la habían alcanzado los historiadores siglos atrás, esos obsesivos de la repetición instantánea.
Acaso quede la psicología como ciencia experimental con alcances creativos y novedosos potenciales, se acercaría así a esa materia soberana, suprema e inifinita que es el arte culinario.
¡Idiota!, el aceite de oliva se echa cuando el sartén está caliente, y los tomates picados en cuartos tienen que taparse antes de que empiecen a quemarse... ahora se incorpora el ajo molido... así. El spaghetti va después, se revuelve con los tomates cuando éstos ya se han deshidratado lo suficiente. El caso es que si no se tapan, no tomarán ese sabor dulzón que ahora sabes que es el que pretendemos, se convertirán en simples tomates asados que cualquier vaquero hace los domingos con su carnota asada. Ahora que ya se hizo la mezcla, agrega un poco de media crema, sal y queso parmesano. Ahora saca los condones... perdón, debí decir el chianti reserva 1999 (es la que se encuentra en el mercado nacional). Antes de servir, tuesta el pan de ajo y, en su punto, úntale (al pan no a esa persona) un poco de mantequilla (no cometas la nacada de sacar la margarina Primavera) y espolvoréale condimento italiano (sí, el mismo que se utiliza para la carne a la bolognesa). ¿Ves?, la cosa ya está tomando forma y tu acompañante estará al borde con esta "sofisticación". Falta la ensalada. Fácil: lechuga picada en cuadros de una pulgada (es un decir, wey, guarda esa cinta de medir y calcúlale), es todo, de tomate ya estuvo bueno, sólo agrégale un poco de ese aderezo que preparaste anoche con las medidas que llevo meses diciéndote: media taza de aceite de oliva, una taza de vinagre de Módena y media cebolla en rajas. ¿Ves dónde estamos ahora, en la noche anterior? ¿Pensabas que la vida es como ir a McDonald's y creer que obtuviste una comida en 120 segundos y ya por eso "vives"? ¡Noooo imbécil!, las rajas de cebolla apártalas, nomás eran para darle sabor al aderezo!
Bien ahora sirve el spaguetti, la ensalada y la copa de chianti que ya tiene sus 5 minutos desoxiribonucleicamente aireándose. No digas nada, ni saques galletitas o quesito, no eches a perder la noche. No seas tú quien dé la primera opinión... Tú solamente mantén la jeta como si hubieses servido unos infértiles McTríos y espera unos segundos...
No prestes atención a lo que dice. Serán cumplidos por lo común, estupideces acaso. Empieza a comer también, con una hipócrita expresión de que este platillo es lo que acostumbras comer a diario.
Enseguida inicia una conversación fuera de serie. Digamos... la captura de langostas. Je. Pocos saben que se requiere equipo de buceo, spotlights submarinos y cierta destreza para desempeñar esa tarea. Aborda el tema como si estuvieras hablando de algún tema trillado, digamos publicar un libro. Comienza explicar la regla número uno del buceo: el buceo es como hacer el amor: la primera vez nunca lo hagas a solas (después Dios dirá). Claro, porque esta persona necesita saber que pasando los 30 pies de profundidad la presión se multiplica en dos atmósferas y después de los 60, en tres. Y claro, los tanques tienen dos reguladores, el más importante posee una membrana automática, programada para administrar el aire al usuario en función de la profundidad. Jamás dejes de respirar, torpe, no es un snorkel.
En este punto, sáltate los pasos tres, cuatro y cinco del buceo, y colócate frente a la langosta (queda más spaguetti, puedes servirlo ahora que aún está caliente). Las langostas poseen puntos fosforescentes en las antenas (son los ojos, en realidad), de modo que no hay forma de confundirlas, pero, alerta, tiene también unas antenas secundarias que actúan como sensores que captan los movimientos bruscos a su alrededor. La operación es simple: el spotlight se va acercando lentamente al crustáceo que estará lampareado como una vil liebre de desierto enmedio de la carretera cuando se aproxima un trailer, inmóvil y a merced de tu otra mano que, cautelosamente, se va acercando lentamente sobre su cola (la de la langosta, no la de tu acompañante). Aquí viene una regla básica: cuando la mano que va a ejecutar la captura se encuentre a un par de pulgadas del lomo del animal, intempestivamente, ¡presiona contra el suelo su cuerpo! Déjalo patalear, que se revuelque, ha sido inmovilizado y ahora no resta sino meter los dedos debajo de la presa y sujetar con fuerza. Recuerda que tus guantes son inmunes a los filosos filamentos de su caparachón y a las puntiagudas espinas de sus patas y antenas. Una vez capturada, la langosta seguirá luchando por escapar, sentirás la fuerza que despliega una especie inferior por su supervivencia. (Sirve mas chianti), pero no aflojes la fuerza por nada del mundo, no antes de haber abierto la bolsa que traes atada al cinturón y haberla introducido ahí.
¿Interesante, no? Las cosas llegaron a su punto. Agrega, si quieres, algún detalle de cómo regresar a la superficie y da por terminado el relato. Lo demás vendrá por cuenta propia. La charla ha terminado por ceñirte una corona real y no resta mas que deambular por los territorios conquistados. Ahora mantén a la mano los condones, ellos suelen olvidarlos. Una cosa más que no hay que olvidar, recuerda los sensores, presiona cuando estés a dos pulgadas del animal, nunca antes. Intempestivamente. Don't forget it, la literatura está desgastada.
lunes, abril 12, 2004
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VACACIONES Y GENUFLEXIONES
Cuando llego a postear, después de un día desabrido como todo lunes, exquisito en rutinas y lugares más comunes que los semáforos, me encuentro con que el monitor está sumamente sucio, salpicado de sustancias cristalizadas de colores que van de un tamarindo marrón a un amarillo mostaza y plagado de más huellas digitales que un archivo del Cereso. Se trata de signos inequívocos de que mi marciano favorito sigue de vacaciones y que el principio de autoridad ha sido abolido en este domicilio. El CPU está más caliente que el vestidor visitante del Pirata Fuente y hay restos de sabritas, chamoy y otras chatarras tóxicas alrededor de las bocinas y el mouse.
Alcanzo a revisar algunas de las definiciones minusvalorativas sobre la utilidad del blog que han aparecido estos días entre mis amigos blogueros y en serio que dan risa en comparación con el olímpico desdén que manifiesta la socia respecto a este medio de publicación. Si en el período de un año y cacho que llevamos publicando aquí Humphrey y yo, la socia se ha dignado en leer dos posts, se me hace mucho. La socia no lee nuestros posts ni por default y no la culpo. Es más, hasta la justifico. En cierto sentido nuestra sólida relación de entendimiento se basa en un principio que me atrevería a agregar a los mandamientos: no interferiras, es decir, cada quien hace lo que le da su muy regalada gana y sigue la fiesta. Claro, es prudente aclarar que algunas de esas cosas las compartimos apasionadamente y son quizá lo que ha permitido que hayamos podido sostener un pacto de no agresión mucho más estable que todos los acuerdos SALT de la posguerra.
Pese a este logro geodoméstico, jamás he caído en la tentación de dar consejos maritales a nadie porque sé que no funcionarán. En cosas de relaciones conyugales, gustos culinarios (¿que no son lo mismo?) e inclinaciones musicales, levanto una muralla china y trato de mantener una ecuanimidad semejante a la de René Bejarano en sus charlas matutinas con Brozo.
Nos estamos desviando, perdón. Sí, quería dcir que en cosas del blog no busco crear polémica, expongo mis puntos de vista, aún a sabiendas de que pueda tildárseme de tibio o acrítico (si me dijeran acrílico entonces sí me molestaría). Para encontrar un verdadero detractor del blog sólo tengo que levantar la cabeza de la almohada.
Por otra parte, confieso que escribo para ser leído, ya en el blog, ya en materiales más versátiles (si no, entonces para qué son esos materiales -ni yo me entendí-). Confieso también que he pensado en publicar libros, el problema es que no los he escrito todavía.
Perdonen la hueva pero es que es lunes. Pasando a otro tema: inicio en este mismo instante una campaña nacional para reunir fondos en apoyo de la Chayo Robles pues sentí una terrible pena ajena cuando presentó el estado de su cuenta bancaria (Banamex, identifiqué el sellito porque a mi me llega una igual cada mes sólo que con un cuentón por pagar) frente a las cámaras del Juaco López Dóriga: tres mil doscientos pesos, la pobre, tal es su saldo. El de su hijita Mariana anda por el estilo: cuatro mil y cachito. Neta que la política no deja hoy en día. Vayan juntando un ahorrito, luego les diré a dónde depositarlo. Por cierto, Rosario comentó que de los dólares que le soltó Ahumada a René, ella no vió ni un penny. Yo sí lo creo porque la batucada de ahumados verdes que Bejarano terminó de acomodar en las mangas de su chaleco eran puro billete de baja denominación, ni una sola moneda. Me consta, yo ví el video.
Vale más que ya me vaya a dormir (por la salud de todos).
VACACIONES Y GENUFLEXIONES
Cuando llego a postear, después de un día desabrido como todo lunes, exquisito en rutinas y lugares más comunes que los semáforos, me encuentro con que el monitor está sumamente sucio, salpicado de sustancias cristalizadas de colores que van de un tamarindo marrón a un amarillo mostaza y plagado de más huellas digitales que un archivo del Cereso. Se trata de signos inequívocos de que mi marciano favorito sigue de vacaciones y que el principio de autoridad ha sido abolido en este domicilio. El CPU está más caliente que el vestidor visitante del Pirata Fuente y hay restos de sabritas, chamoy y otras chatarras tóxicas alrededor de las bocinas y el mouse.
Alcanzo a revisar algunas de las definiciones minusvalorativas sobre la utilidad del blog que han aparecido estos días entre mis amigos blogueros y en serio que dan risa en comparación con el olímpico desdén que manifiesta la socia respecto a este medio de publicación. Si en el período de un año y cacho que llevamos publicando aquí Humphrey y yo, la socia se ha dignado en leer dos posts, se me hace mucho. La socia no lee nuestros posts ni por default y no la culpo. Es más, hasta la justifico. En cierto sentido nuestra sólida relación de entendimiento se basa en un principio que me atrevería a agregar a los mandamientos: no interferiras, es decir, cada quien hace lo que le da su muy regalada gana y sigue la fiesta. Claro, es prudente aclarar que algunas de esas cosas las compartimos apasionadamente y son quizá lo que ha permitido que hayamos podido sostener un pacto de no agresión mucho más estable que todos los acuerdos SALT de la posguerra.
Pese a este logro geodoméstico, jamás he caído en la tentación de dar consejos maritales a nadie porque sé que no funcionarán. En cosas de relaciones conyugales, gustos culinarios (¿que no son lo mismo?) e inclinaciones musicales, levanto una muralla china y trato de mantener una ecuanimidad semejante a la de René Bejarano en sus charlas matutinas con Brozo.
Nos estamos desviando, perdón. Sí, quería dcir que en cosas del blog no busco crear polémica, expongo mis puntos de vista, aún a sabiendas de que pueda tildárseme de tibio o acrítico (si me dijeran acrílico entonces sí me molestaría). Para encontrar un verdadero detractor del blog sólo tengo que levantar la cabeza de la almohada.
Por otra parte, confieso que escribo para ser leído, ya en el blog, ya en materiales más versátiles (si no, entonces para qué son esos materiales -ni yo me entendí-). Confieso también que he pensado en publicar libros, el problema es que no los he escrito todavía.
Perdonen la hueva pero es que es lunes. Pasando a otro tema: inicio en este mismo instante una campaña nacional para reunir fondos en apoyo de la Chayo Robles pues sentí una terrible pena ajena cuando presentó el estado de su cuenta bancaria (Banamex, identifiqué el sellito porque a mi me llega una igual cada mes sólo que con un cuentón por pagar) frente a las cámaras del Juaco López Dóriga: tres mil doscientos pesos, la pobre, tal es su saldo. El de su hijita Mariana anda por el estilo: cuatro mil y cachito. Neta que la política no deja hoy en día. Vayan juntando un ahorrito, luego les diré a dónde depositarlo. Por cierto, Rosario comentó que de los dólares que le soltó Ahumada a René, ella no vió ni un penny. Yo sí lo creo porque la batucada de ahumados verdes que Bejarano terminó de acomodar en las mangas de su chaleco eran puro billete de baja denominación, ni una sola moneda. Me consta, yo ví el video.
Vale más que ya me vaya a dormir (por la salud de todos).
domingo, abril 11, 2004
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REALIDAD Y FICCIÓN EN LOS BLOGS
Frente a un post largo, los lectores corremos el riesgo de echárnoslo todo. Al final podemos declararnos satisfechos o guardar la sensación de que perdimos lamentablemente el tiempo. (Cada quien lee como le da su gana, pero a veces nomás se echa un inefectivo "vistazo de pasadita").
En un post corto, el autor corre el riesgo de que nadie se detenga en él debido a su constitución visualmente endeble (la del post), o bien de que se lea de la misma forma en que uno da los buenos días. El lector puede suponer que quien escribió tenía poco o nada que decir.
Pero cuando uno se topa con un post de tamaño mediano, como éste, entonces puede tratarse de una trampa. Los lectores empiezan a darse cuenta de que están siendo capturados y convertidos en rehenes. Ahora ya no pueden escapar y tendrán que quedarse hasta el final, porque esta urdimbre hace necesario un final. Pero ocurre que soy malo con los finales y suelo echarlo todo a perder en ese punto. (Aquí los rehenes ya buscan la manera de escapar, pero no pueden hacerlo todavía, el final potencial es el que se los impide).
Ok. Un texto como éste, medio informal, no tendría el mismo efecto en los lectores si se publicara digamos en un periódico o en una revista. La razón: el lector no puede responder al autor. Es decir, sí puede, pero eso le llevará un trámite engorroso y tardado, y lo más posible es que la respuesta termine en el bote de los papeles que está a un lado del excusado. La diferencia (de la publicación instantánea) del blog es que, contrario a lo que han afirmado algunos escritores reconocidos, puede propiciar y promover el diálogo sobre temas diversos (no necesariamente literarios).
Mediante el tag y el buzón de comentarios, o simplemente respondiendo en otro blog, se da curso a una discusión no formal entre diversos actores sobre un asunto de interés (como ha sido el tema mismo de los blogs). El diálogo, en su caso, va más allá de los comentarios de conocidos y familiares que atestan los tags, y enlaza opiniones de individuos que pueden no conocerse, haciendo del medio una forma de intercambio textual y conceptual no lineal. Entre otras, esta característica brinda al blog esa interesante ventaja sobre otras formas de edición textual.
El hecho de que el blog no imponga una exigencia de formalismo académico y temático, no implica necesariamente que los argumentos que aparezcan en él carezcan de rigor, si bien suelen suscribirse muchos disparates a la sombra de este cobertizo virtual. Pero también en los periódicos y revistas encontramos a diario imprecisiones, errores, disparates y ausencia de rigor. Así que quién se atreve a descartar de antemano que el blog no pueda engendrar innovaciones o creaciones literarias o de otra índole simplemente por sus características informales.
De hecho, un elevado porcentaje de lo que se escribe en lo blogs es ficción pura, aún cuando se aborden hechos verídicos. Ni siquiera los "diarios" personales escapan a la tentación de la ficción. Uno tiende a exagerar las borracheras y más ún las crudas. La ficción es parte de la realidad, es una recreación de la realidad, un acomodo que ejecuta la mente humana por cuenta propia. Una realidad alterna que se teje inconcientemente. El escritor es quien plasma con cierto oficio esa ficción y la comparte con el lector. El blog tiene también esa arista. ("Humphrey, dijiste que esto iba a ser un post mediano y ya te soplaste más de una cuartilla". –Deja de joder, ya terminamos, disculpen las molestias-).
REALIDAD Y FICCIÓN EN LOS BLOGS
Frente a un post largo, los lectores corremos el riesgo de echárnoslo todo. Al final podemos declararnos satisfechos o guardar la sensación de que perdimos lamentablemente el tiempo. (Cada quien lee como le da su gana, pero a veces nomás se echa un inefectivo "vistazo de pasadita").
En un post corto, el autor corre el riesgo de que nadie se detenga en él debido a su constitución visualmente endeble (la del post), o bien de que se lea de la misma forma en que uno da los buenos días. El lector puede suponer que quien escribió tenía poco o nada que decir.
Pero cuando uno se topa con un post de tamaño mediano, como éste, entonces puede tratarse de una trampa. Los lectores empiezan a darse cuenta de que están siendo capturados y convertidos en rehenes. Ahora ya no pueden escapar y tendrán que quedarse hasta el final, porque esta urdimbre hace necesario un final. Pero ocurre que soy malo con los finales y suelo echarlo todo a perder en ese punto. (Aquí los rehenes ya buscan la manera de escapar, pero no pueden hacerlo todavía, el final potencial es el que se los impide).
Ok. Un texto como éste, medio informal, no tendría el mismo efecto en los lectores si se publicara digamos en un periódico o en una revista. La razón: el lector no puede responder al autor. Es decir, sí puede, pero eso le llevará un trámite engorroso y tardado, y lo más posible es que la respuesta termine en el bote de los papeles que está a un lado del excusado. La diferencia (de la publicación instantánea) del blog es que, contrario a lo que han afirmado algunos escritores reconocidos, puede propiciar y promover el diálogo sobre temas diversos (no necesariamente literarios).
Mediante el tag y el buzón de comentarios, o simplemente respondiendo en otro blog, se da curso a una discusión no formal entre diversos actores sobre un asunto de interés (como ha sido el tema mismo de los blogs). El diálogo, en su caso, va más allá de los comentarios de conocidos y familiares que atestan los tags, y enlaza opiniones de individuos que pueden no conocerse, haciendo del medio una forma de intercambio textual y conceptual no lineal. Entre otras, esta característica brinda al blog esa interesante ventaja sobre otras formas de edición textual.
El hecho de que el blog no imponga una exigencia de formalismo académico y temático, no implica necesariamente que los argumentos que aparezcan en él carezcan de rigor, si bien suelen suscribirse muchos disparates a la sombra de este cobertizo virtual. Pero también en los periódicos y revistas encontramos a diario imprecisiones, errores, disparates y ausencia de rigor. Así que quién se atreve a descartar de antemano que el blog no pueda engendrar innovaciones o creaciones literarias o de otra índole simplemente por sus características informales.
De hecho, un elevado porcentaje de lo que se escribe en lo blogs es ficción pura, aún cuando se aborden hechos verídicos. Ni siquiera los "diarios" personales escapan a la tentación de la ficción. Uno tiende a exagerar las borracheras y más ún las crudas. La ficción es parte de la realidad, es una recreación de la realidad, un acomodo que ejecuta la mente humana por cuenta propia. Una realidad alterna que se teje inconcientemente. El escritor es quien plasma con cierto oficio esa ficción y la comparte con el lector. El blog tiene también esa arista. ("Humphrey, dijiste que esto iba a ser un post mediano y ya te soplaste más de una cuartilla". –Deja de joder, ya terminamos, disculpen las molestias-).
jueves, abril 08, 2004
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LA VUELTA AL MUNDO EN 80 BLOGS
Charlando con un bloguero camarada, norteño para variar, comentábamos que no es de extrañar la aversión que han manifestado algunos escritores en contra del blog; que pareciera un problema geocultural (¿qué chingados es eso?) pues estos escritores generalmente son del centro (¿del centro de dónde?) y que su alergia se originó, en cierta forma, por el hecho de haber llegado tarde al blog. Dicho de otra forma, porque los pioneros en materia de publicación electrónica fueron tecleadores periféricos, especialmente de Tijuana. Yo, por ejemplo, sin ser del centro, me ubico entre los que llegaron tarde, aunque eso no representa ningún conflicto para mí pues llegar tarde a cualquier lado es una de las cosas que domino ampliamente. ("Además tu no eres escritor, Humphrey". -¿Ya vas a empezar?-).
Algunos de los escritores gozaban de un prestigio consolidado o bien tenían pretensiones de instalarse en los corredores del oficialismo literario (no se refería a que gozan de becas) cuando los alcanzó la ola digital. Por aquí se fue la charla. Yo me quedé pensando si será mejor vivir en una bodega de la periferia que en un corredor oficial. Mi compa alega que se puede dormir bien en un corredor, con tal que no haya ratas o alacranes en el lugar (sic).
Como no había nada que perder (algunos confiesan que fue "por novedad" o "moda"), los escritores reconocidos buscaron experimentar en esa ola pero, al mismo tiempo, se vieron inmersos en una competencia desigual con escribidores de otras latitudes, ajenos a la órbita concéntrica de las letras nacionales y con motivaciones incluso extraliterarias. En este caso, el alejamiento y el desapego a la vorágine centralizadora, como se manifiesta en provincia también en cosas de política o de impuestos, se ven matizados por cierto rechazo premeditado. En tal circunstancia, los competidores, desprendidos de la formalidad y la salamería que ha vuelto costumbre el oficialismo, encontraban en el blog una bitácora para expresar esa divergencia. Algunos lo hicieron explícito, otros simplemente ni se tomaron la molestia de hacer caravanas a los escritores reconocidos.
Así, el blog hizo valer algunas de las características que lo distancian de otras formas editoriales: su descarada impunidad, su irreverencia innata, su vocación infractora frente a los cánones de la gramática, la sintaxis y aún la semántica, y su tendencia al atropellamiento temático. Esto, dejando de lado otros atributos como la coquetería del blog con el diseño gráfico, su plasticidad para combinar recursos fotográficos, intertextos, hipervínculos y varios etcéteras de los que ya se ha hablado.
Estas características hacen del blog un ducto experimentalista por excelencia, un canal capaz de soportar las inercias de la formalidad académica y profesional de los escribas, pero también un instrumento lo suficientemente democrático para dar cabida al aventurero de las letras, al verdugo del lenguaje, al poeta incipiente, al adolescente reprimido o al tipeador con... con... este, con... con... ah, sí: con alzheimer.
A unos cuántos años de su aparición en México, especialmente por la actividad del TJBF que creó Rafa Saavedra (linkearlo es un pleonasmo), muchos de los que se treparon con entusiasmo a la ola experimental, se fueron quedando en el camino por diversas razones. Otros, menos prejuiciados, se quedaron a compartir la utilidad y las posibilidades apenas exploradas que ofrece la publicación instantánea.
Como la charla se prolongaba demasiado, quedamos en abordar el tema después de las vacaciones.
No hay que perder de vista que el verdadero boom de los blogs en México apenas está por estallar. Compren su boleto, esta es la tercera llamada. (Digan no a la piratería y a la reventa).
LA VUELTA AL MUNDO EN 80 BLOGS
Charlando con un bloguero camarada, norteño para variar, comentábamos que no es de extrañar la aversión que han manifestado algunos escritores en contra del blog; que pareciera un problema geocultural (¿qué chingados es eso?) pues estos escritores generalmente son del centro (¿del centro de dónde?) y que su alergia se originó, en cierta forma, por el hecho de haber llegado tarde al blog. Dicho de otra forma, porque los pioneros en materia de publicación electrónica fueron tecleadores periféricos, especialmente de Tijuana. Yo, por ejemplo, sin ser del centro, me ubico entre los que llegaron tarde, aunque eso no representa ningún conflicto para mí pues llegar tarde a cualquier lado es una de las cosas que domino ampliamente. ("Además tu no eres escritor, Humphrey". -¿Ya vas a empezar?-).
Algunos de los escritores gozaban de un prestigio consolidado o bien tenían pretensiones de instalarse en los corredores del oficialismo literario (no se refería a que gozan de becas) cuando los alcanzó la ola digital. Por aquí se fue la charla. Yo me quedé pensando si será mejor vivir en una bodega de la periferia que en un corredor oficial. Mi compa alega que se puede dormir bien en un corredor, con tal que no haya ratas o alacranes en el lugar (sic).
Como no había nada que perder (algunos confiesan que fue "por novedad" o "moda"), los escritores reconocidos buscaron experimentar en esa ola pero, al mismo tiempo, se vieron inmersos en una competencia desigual con escribidores de otras latitudes, ajenos a la órbita concéntrica de las letras nacionales y con motivaciones incluso extraliterarias. En este caso, el alejamiento y el desapego a la vorágine centralizadora, como se manifiesta en provincia también en cosas de política o de impuestos, se ven matizados por cierto rechazo premeditado. En tal circunstancia, los competidores, desprendidos de la formalidad y la salamería que ha vuelto costumbre el oficialismo, encontraban en el blog una bitácora para expresar esa divergencia. Algunos lo hicieron explícito, otros simplemente ni se tomaron la molestia de hacer caravanas a los escritores reconocidos.
Así, el blog hizo valer algunas de las características que lo distancian de otras formas editoriales: su descarada impunidad, su irreverencia innata, su vocación infractora frente a los cánones de la gramática, la sintaxis y aún la semántica, y su tendencia al atropellamiento temático. Esto, dejando de lado otros atributos como la coquetería del blog con el diseño gráfico, su plasticidad para combinar recursos fotográficos, intertextos, hipervínculos y varios etcéteras de los que ya se ha hablado.
Estas características hacen del blog un ducto experimentalista por excelencia, un canal capaz de soportar las inercias de la formalidad académica y profesional de los escribas, pero también un instrumento lo suficientemente democrático para dar cabida al aventurero de las letras, al verdugo del lenguaje, al poeta incipiente, al adolescente reprimido o al tipeador con... con... este, con... con... ah, sí: con alzheimer.
A unos cuántos años de su aparición en México, especialmente por la actividad del TJBF que creó Rafa Saavedra (linkearlo es un pleonasmo), muchos de los que se treparon con entusiasmo a la ola experimental, se fueron quedando en el camino por diversas razones. Otros, menos prejuiciados, se quedaron a compartir la utilidad y las posibilidades apenas exploradas que ofrece la publicación instantánea.
Como la charla se prolongaba demasiado, quedamos en abordar el tema después de las vacaciones.
No hay que perder de vista que el verdadero boom de los blogs en México apenas está por estallar. Compren su boleto, esta es la tercera llamada. (Digan no a la piratería y a la reventa).
martes, abril 06, 2004
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EL ALMA BUENA DE SECHUAN
Había acabado de leer El alma buena de Sechuan, de Bertold Brecht, cuando me vi sorprendido por una serie de dudas a las que, en principio, intenté restar importancia. La propuesta de Brecht, contrario a lo que pensaba, se distancia enormemente de Jarry y de Beckett en cuanto a su espíritu experimental.
Brecht no se conforma con cuestionar los axiomas de una sociedad hipócrita y utilitaria: la sociedad burguesa que sacrifica todo en función de su dilatada moral, teñida con la manga permisiva del liberalismo. Brecht va más allá: desprende la trama del escenario y lo arroja a las butacas; cuestiona abruptamente la ideología del auditorio que concurre a su función, y arenga acerca de la participación del público para resolver la problemática de sus protagonistas. Jejeje.
En un inesperado final, el actor reclama: "Estimado público, busca tú mismo el final: ¡tiene que haber uno bueno!" . Luego plantea una segunda opción de final (otro desplante experimentalista): "Espectador, lector (por fin alguien tuvo la amabilidad de considerar a los que jamás veremos la representación de obras como ésta), si vives en una ciudad como Sechuan, ¡transfórmala, constrúyela de nuevo, antes que te devore! Ninguna felicidad grande queda sobre la Tierra sino la de ser bueno y repartir bondades."
Brecht guardaba cierto compromiso social. En Europa le tocó una época de predominio de la ideología comunista epitomizada por el stalinismo. A partir de Máximo Gorki, los soviéticos pretendieron imponer el llamado realismo socialistacomo forma de expresión artística predominante; una forma cultural "antiburguesa" oficial que reclutó a muchos creadores: entre los mexicanos, a Siqueiros y a Orozco, por ejemplo.
Brecht intentaba ser un poco más sofisticado. Rechazó la resaca doctrinaria del estalinismo y buscó una forma genuina de crítica a la moral burguesa del siglo XX. En buena medida falló. Su compañía de teatro quebró y tuvo que emigrar a Estados Unidos, el resumidero de todos los tiempos.
En la obra referida, Shen Te, la prostituta redimida, es la protagonista. Es una mujer valiente pese a la degradación que le impone un determinismo clasista. (Por mi parte, no puedo desprenderme de la idea de la María Magdalena cristiana al evocar esta imagen femenina).
No sabemos si Brecht dibuja una provincia de China o de algún país de Europa oriental. Lo que sí es seguro es que nos esté hablando de la condición humana, que es igual aquí y en China, y cambiando los nombres, bien pudiera estarse refiriendo a Francia, el Bronx o La Lagunilla. Pese a la configuración superficial, Brecht nos habla de personajes que vemos en cada esquina. Wang, por ejemplo, es el aguador que pretende ser buena persona, pero las circunstancias le obligan a adulterar volúmenes (como en cualquier gasolinera, pues).... Los Dioses le perdonan el pecadillo, pero él sabe que moralmente está condenado.
Shen Te percibe que no es feliz con su condición prostituida, y busca superar su pasado al verse favorecida por los benévolos Dioses que le dan una oportunidad. Pero sus allegados, esos cuervos hambrientos de estrechos goznes familiares, intentan aprovecharse del milagro para vivir a costa de la tabaquería que ha enderezado Shen Te.
Brecht desdobla la hipocresía de la moral burguesa, una moral que contamina a la autoridad, a los pudientes y a los parias, suponiendo que en los parámetros del capitalismo nada podrá cambiar...
Resulta paradójico que los Dioses, que huyen al final de la obra, concientes de que nada pueden hacer para transformar la realidad, consideren a Shen Te la única alma buena de Sechuan...
Pobres Dioses. Cuando Wang el aguador trató de encontrar alojamiento para los Dioses, encontró incomprensión y apatía de sus paisanos... Ni los dioses atinan a creerlo... ?Darían alojamiento Ustedes a un Dios?
Y, finalmente... ¿para que sirven los dioses?
Shen Te ha de redimir a la humanidad.... Una mujer, una exprostituta... ¿No es éste un acierto artístico grandioso de Brecht?
En la apuesta contra el realismo socialista, Brecht vence de forma apabullante. Digo, pese a su fracaso.
EL ALMA BUENA DE SECHUAN
Había acabado de leer El alma buena de Sechuan, de Bertold Brecht, cuando me vi sorprendido por una serie de dudas a las que, en principio, intenté restar importancia. La propuesta de Brecht, contrario a lo que pensaba, se distancia enormemente de Jarry y de Beckett en cuanto a su espíritu experimental.
Brecht no se conforma con cuestionar los axiomas de una sociedad hipócrita y utilitaria: la sociedad burguesa que sacrifica todo en función de su dilatada moral, teñida con la manga permisiva del liberalismo. Brecht va más allá: desprende la trama del escenario y lo arroja a las butacas; cuestiona abruptamente la ideología del auditorio que concurre a su función, y arenga acerca de la participación del público para resolver la problemática de sus protagonistas. Jejeje.
En un inesperado final, el actor reclama: "Estimado público, busca tú mismo el final: ¡tiene que haber uno bueno!" . Luego plantea una segunda opción de final (otro desplante experimentalista): "Espectador, lector (por fin alguien tuvo la amabilidad de considerar a los que jamás veremos la representación de obras como ésta), si vives en una ciudad como Sechuan, ¡transfórmala, constrúyela de nuevo, antes que te devore! Ninguna felicidad grande queda sobre la Tierra sino la de ser bueno y repartir bondades."
Brecht guardaba cierto compromiso social. En Europa le tocó una época de predominio de la ideología comunista epitomizada por el stalinismo. A partir de Máximo Gorki, los soviéticos pretendieron imponer el llamado realismo socialistacomo forma de expresión artística predominante; una forma cultural "antiburguesa" oficial que reclutó a muchos creadores: entre los mexicanos, a Siqueiros y a Orozco, por ejemplo.
Brecht intentaba ser un poco más sofisticado. Rechazó la resaca doctrinaria del estalinismo y buscó una forma genuina de crítica a la moral burguesa del siglo XX. En buena medida falló. Su compañía de teatro quebró y tuvo que emigrar a Estados Unidos, el resumidero de todos los tiempos.
En la obra referida, Shen Te, la prostituta redimida, es la protagonista. Es una mujer valiente pese a la degradación que le impone un determinismo clasista. (Por mi parte, no puedo desprenderme de la idea de la María Magdalena cristiana al evocar esta imagen femenina).
No sabemos si Brecht dibuja una provincia de China o de algún país de Europa oriental. Lo que sí es seguro es que nos esté hablando de la condición humana, que es igual aquí y en China, y cambiando los nombres, bien pudiera estarse refiriendo a Francia, el Bronx o La Lagunilla. Pese a la configuración superficial, Brecht nos habla de personajes que vemos en cada esquina. Wang, por ejemplo, es el aguador que pretende ser buena persona, pero las circunstancias le obligan a adulterar volúmenes (como en cualquier gasolinera, pues).... Los Dioses le perdonan el pecadillo, pero él sabe que moralmente está condenado.
Shen Te percibe que no es feliz con su condición prostituida, y busca superar su pasado al verse favorecida por los benévolos Dioses que le dan una oportunidad. Pero sus allegados, esos cuervos hambrientos de estrechos goznes familiares, intentan aprovecharse del milagro para vivir a costa de la tabaquería que ha enderezado Shen Te.
Brecht desdobla la hipocresía de la moral burguesa, una moral que contamina a la autoridad, a los pudientes y a los parias, suponiendo que en los parámetros del capitalismo nada podrá cambiar...
Resulta paradójico que los Dioses, que huyen al final de la obra, concientes de que nada pueden hacer para transformar la realidad, consideren a Shen Te la única alma buena de Sechuan...
Pobres Dioses. Cuando Wang el aguador trató de encontrar alojamiento para los Dioses, encontró incomprensión y apatía de sus paisanos... Ni los dioses atinan a creerlo... ?Darían alojamiento Ustedes a un Dios?
Y, finalmente... ¿para que sirven los dioses?
Shen Te ha de redimir a la humanidad.... Una mujer, una exprostituta... ¿No es éste un acierto artístico grandioso de Brecht?
En la apuesta contra el realismo socialista, Brecht vence de forma apabullante. Digo, pese a su fracaso.
domingo, abril 04, 2004
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EL BLOG, ESE EDITOR TODOPODEROSO
En Perfiles de El Imparcial apareció el refrito de Mural sobre la actividad bloguera. Opiniones de Heriberto Yépez, Rafa Saavedra, Cristina Garza R., David Miklos, Alberto Chimal, Guillermo Fadanelli y Palou. (A estas alturas David habrá enviado ya una nota aclaratoria a la redacción señalando que Miklós no lleva acento).
Parece como si la nota intentara revivir aquella polémica acerca de la preponderancia del papel sobre la escritura electrónica, o si ésta convertirá al libro en una especie en extinción. Je. Ningún sistema de escritura desaparece del todo. La gente sigue rayando paredes y escribiendo cartas de amor en papiros, servilletas o en los más imprevistos materiales. Mientras no se venda en cápsulas, el periódico seguirá imprimiéndose y su utilidad irá más allá de la lectura (a diferencia de otros que lo utilizan como sustituto indigno de papeles más tersos, yo los uso de relleno de las bolsas de piel que vendo, a fin de que no se vean tan flacas), igual que los libros seguirán siendo indispensables mientras existan los libreros, las aulas y las mesas desniveladas.
Si el blog tiene o no valor literario, creo que eso no depende tanto de que el medio ofrezca la posibilidad de publicación instantánea. Es útil no depender de un editor para publicar textos potencialmente masivos, pero el medio en sí difícilmente creará un nuevo género literario.
El blog encarna la velocidad de la época y eso va definiendo ciertos parámetros de lectura. Es importante decir, por ejemplo, que se ha creado una nueva categoría de lectores que yo he dado en llamar lectoescritores, partiendo del hecho de que los lectores habituales de blogs son blogueros. El bloguero escribe y lee, husmea el medio, busca chismes y chistes, alguna reseña o crónica, algún encantamiento textual. Después lo comenta, lo refuta, cuestiona, lo aplaude, etcétera.
La creación de géneros literarios se vale de los medios, pero fundamentalmente depende de una órbita cultural completa que es la que le da contexto. Es el caso de la escritura fragmentaria que no ha sido inventada por el blog pues existía en múltiples formas y fue la comidilla de muchos escritores experimentalistas de principios del siglo anterior. Acaso se han observado nuevas aptitudes y potencialidades de lo fragmentario. Sin embargo, el mayor aporte del blog es que convierte rápidamente en público lo que de otra manera se mantendría como privado ante la ausencia de un editor todopoderoso (puede editar cualquier tortura, incluso estas elucubraciones).
El potencial literario del blog puede ser relevante, sin embargo, escribir un buen texto será tan difícil como lograrlo en hojas recicladas, en una bolsa de papel o en una Remington ruquita.
Echando una ojeada (u hojeada) a la blogósfera, es posible advertir que son pocos los escritores (los que escriben libros) que mantienen una actividad sostenida en el blog. En cambio, muchos son aquellos que tienen su página electrónica llena de polvo y telarañas. Cada quien sabe su cuento.
EL BLOG, ESE EDITOR TODOPODEROSO
En Perfiles de El Imparcial apareció el refrito de Mural sobre la actividad bloguera. Opiniones de Heriberto Yépez, Rafa Saavedra, Cristina Garza R., David Miklos, Alberto Chimal, Guillermo Fadanelli y Palou. (A estas alturas David habrá enviado ya una nota aclaratoria a la redacción señalando que Miklós no lleva acento).
Parece como si la nota intentara revivir aquella polémica acerca de la preponderancia del papel sobre la escritura electrónica, o si ésta convertirá al libro en una especie en extinción. Je. Ningún sistema de escritura desaparece del todo. La gente sigue rayando paredes y escribiendo cartas de amor en papiros, servilletas o en los más imprevistos materiales. Mientras no se venda en cápsulas, el periódico seguirá imprimiéndose y su utilidad irá más allá de la lectura (a diferencia de otros que lo utilizan como sustituto indigno de papeles más tersos, yo los uso de relleno de las bolsas de piel que vendo, a fin de que no se vean tan flacas), igual que los libros seguirán siendo indispensables mientras existan los libreros, las aulas y las mesas desniveladas.
Si el blog tiene o no valor literario, creo que eso no depende tanto de que el medio ofrezca la posibilidad de publicación instantánea. Es útil no depender de un editor para publicar textos potencialmente masivos, pero el medio en sí difícilmente creará un nuevo género literario.
El blog encarna la velocidad de la época y eso va definiendo ciertos parámetros de lectura. Es importante decir, por ejemplo, que se ha creado una nueva categoría de lectores que yo he dado en llamar lectoescritores, partiendo del hecho de que los lectores habituales de blogs son blogueros. El bloguero escribe y lee, husmea el medio, busca chismes y chistes, alguna reseña o crónica, algún encantamiento textual. Después lo comenta, lo refuta, cuestiona, lo aplaude, etcétera.
La creación de géneros literarios se vale de los medios, pero fundamentalmente depende de una órbita cultural completa que es la que le da contexto. Es el caso de la escritura fragmentaria que no ha sido inventada por el blog pues existía en múltiples formas y fue la comidilla de muchos escritores experimentalistas de principios del siglo anterior. Acaso se han observado nuevas aptitudes y potencialidades de lo fragmentario. Sin embargo, el mayor aporte del blog es que convierte rápidamente en público lo que de otra manera se mantendría como privado ante la ausencia de un editor todopoderoso (puede editar cualquier tortura, incluso estas elucubraciones).
El potencial literario del blog puede ser relevante, sin embargo, escribir un buen texto será tan difícil como lograrlo en hojas recicladas, en una bolsa de papel o en una Remington ruquita.
Echando una ojeada (u hojeada) a la blogósfera, es posible advertir que son pocos los escritores (los que escriben libros) que mantienen una actividad sostenida en el blog. En cambio, muchos son aquellos que tienen su página electrónica llena de polvo y telarañas. Cada quien sabe su cuento.
viernes, abril 02, 2004
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UNA SEMANA TRISTE
Hablaba sobre las vacaciones quizá para bloquearlo, pero la semana desde el comienzo apareció con el atuendo oscuro de la tristeza. El lunes falleció una amiga, Carmen Lizeth. No pudo esquivar la guadaña del cáncer y se fue con sus 42 años de vida, su sonrisa y su agenda inconclusa. El martes por la mañana la despedimos cantando la misa de cuerpo presente en la llamada "iglesia de piedra". Su esposo era una sombra tendida sobre el terraplen del infortunio. Había lágrimas de sus amigos por todos lados y nadie quería pensar en la cruel circunstancia en que Carmen ya no estará. Quedan hijos pequeños que duelen como botes a la deriva. No había escrito nada sobre esto quizá porque pretendía suponer que no era cierto. Pero lo es. Todos nos saludábamos en el atrio de la parroquia con un nudo de rabia frente al designio absurdo. No había mucho que decir, lugares comunes acaso, frases que hemos aprendido en los funerales. Suerte que el silencio vencía a todos y pesaba en el ambiente las ganas de correr, de huir de la última certeza. Esa que nos espera agazapada, entre la noche y el día, riendo siempre involuntaria. Adiós, Carmen, descansa un poco, luego iremos llegando.
UNA SEMANA TRISTE
Hablaba sobre las vacaciones quizá para bloquearlo, pero la semana desde el comienzo apareció con el atuendo oscuro de la tristeza. El lunes falleció una amiga, Carmen Lizeth. No pudo esquivar la guadaña del cáncer y se fue con sus 42 años de vida, su sonrisa y su agenda inconclusa. El martes por la mañana la despedimos cantando la misa de cuerpo presente en la llamada "iglesia de piedra". Su esposo era una sombra tendida sobre el terraplen del infortunio. Había lágrimas de sus amigos por todos lados y nadie quería pensar en la cruel circunstancia en que Carmen ya no estará. Quedan hijos pequeños que duelen como botes a la deriva. No había escrito nada sobre esto quizá porque pretendía suponer que no era cierto. Pero lo es. Todos nos saludábamos en el atrio de la parroquia con un nudo de rabia frente al designio absurdo. No había mucho que decir, lugares comunes acaso, frases que hemos aprendido en los funerales. Suerte que el silencio vencía a todos y pesaba en el ambiente las ganas de correr, de huir de la última certeza. Esa que nos espera agazapada, entre la noche y el día, riendo siempre involuntaria. Adiós, Carmen, descansa un poco, luego iremos llegando.
jueves, abril 01, 2004
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AMENAZAN LAS VACACIONES
¿Qué se les ocurre para la aprovechar los dias de asueto de Semana Santa? Bueno, de mi parte les adelanto que, para empezar, tenía las turbias intenciones de acompañar este fin de semana a unos amigos a la Isla del Tiburón en un yatecillo que si bien no es como el de Pierce Brosnan, sí se parece a aquel en el que Raul Salinas solía tomarse fotos con amigas. El bote tiene camarote, sombra y sillas para pesca mayor... pero, ¿qué creen?... se descompuso el clima y el pronóstico del meteorológico es que habrá lluvia y vientos inmoderados en los próximos días.
Total, a otro perro con ese hueso. Me deprimí al tal grado que me puse a escribir un cuento que empieza así:
" Raquel se deslizó hasta su habitación, su aroma era una trampa insalvable y el movimiento de sus caderas, las laderas de la tierra prometida. Ramiro dejó a un lado la copa y las heridas, se despojó de la cáscara de su adolescencia y sacudió la cabeza como si quisiera dejar de ser él mismo. Sin saber cómo, en un instante, los tersos amohadones de caramelo jugaban con su melena incipiente y el aliento de la mulata humedecía los contornos de su cavidad auricular, una de ellas.
Fuera de sus coordenadas e ilusiones, Ramiro jamás imaginó que Raquel consintiera en su dormitorio una mascota impensable: una pitón de seis meses. Cuando la batalla comenzaba, la serpiente empezó a trepar furtivamente por uno de los extremos de la cabecera como un presagio bíblico..."
Esto es demasiado, pensé, e interrumpí el relato...
Volví entonces a las vacaciones de Semana Santa, y ahí estoy, sin atinar qué rumbo señale la rosa de los vientos.
Ya veremos, mientras tanteo algo de Bertold Brecht, luego les platico.
AMENAZAN LAS VACACIONES
¿Qué se les ocurre para la aprovechar los dias de asueto de Semana Santa? Bueno, de mi parte les adelanto que, para empezar, tenía las turbias intenciones de acompañar este fin de semana a unos amigos a la Isla del Tiburón en un yatecillo que si bien no es como el de Pierce Brosnan, sí se parece a aquel en el que Raul Salinas solía tomarse fotos con amigas. El bote tiene camarote, sombra y sillas para pesca mayor... pero, ¿qué creen?... se descompuso el clima y el pronóstico del meteorológico es que habrá lluvia y vientos inmoderados en los próximos días.
Total, a otro perro con ese hueso. Me deprimí al tal grado que me puse a escribir un cuento que empieza así:
" Raquel se deslizó hasta su habitación, su aroma era una trampa insalvable y el movimiento de sus caderas, las laderas de la tierra prometida. Ramiro dejó a un lado la copa y las heridas, se despojó de la cáscara de su adolescencia y sacudió la cabeza como si quisiera dejar de ser él mismo. Sin saber cómo, en un instante, los tersos amohadones de caramelo jugaban con su melena incipiente y el aliento de la mulata humedecía los contornos de su cavidad auricular, una de ellas.
Fuera de sus coordenadas e ilusiones, Ramiro jamás imaginó que Raquel consintiera en su dormitorio una mascota impensable: una pitón de seis meses. Cuando la batalla comenzaba, la serpiente empezó a trepar furtivamente por uno de los extremos de la cabecera como un presagio bíblico..."
Esto es demasiado, pensé, e interrumpí el relato...
Volví entonces a las vacaciones de Semana Santa, y ahí estoy, sin atinar qué rumbo señale la rosa de los vientos.
Ya veremos, mientras tanteo algo de Bertold Brecht, luego les platico.
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