viernes, abril 08, 2005

HOY AMANECIÓ EN HUELGA LA UNIVERSIDAD

Hoy amanecieron las banderas rojinegras sobre los elevados portones de herrería del campus universitario. Los maestros sindicalizados resolvieron ir a la huelga por razones que cualquiera puede deducir. En ausencia de alguien más, mi perro, por ejemplo, en señal de solidaridad con mis juicios, abrió ampliamente los ojos y emitió agudos e imperceptibles chillidos cuando le expliqué la reducción que había impuesto meses atrás el gobierno al presupuesto para la Universidad. Di por un hecho que no tenía caso aturdirlo con el tema del aumento salarial y que la demanda de reducir a 25 el número de estudiantes por grupo quizá sonaría demasiado utópica para sus largas y desvanecidas orejas de labrador. Contrario a sus costumbres retraídas (las de los labradores, no las de los maestros sindicalizados), Picasso comenzó a seguirme por toda la casa; lo noté cuando salí del baño a la hora de la comida, me siguió hasta la recámara y, enseguida, se echó a mis pies en el comedor. Su motivación no era, como en otras ocasiones, compartir las sobras conmigo pues el plato fuerte era un caldo de mariscos que está excluído del imaginario de sabores favoritos de mi fiel amigo. No me encontraba de humor como para compartir con Picasso el pliego petitorio completo del sindicato universitario, así que me guardé los puntos relativos a la elevada carga académica de los empleados de confianza y otras demandas laborales. Cuando terminé de comer, Picasso se dirigió a la puerta de la cocina, fue ahí cuando me percaté que lo que Picasso quería era salir a orinar.
Post redactado el jueves 7 abr 2005.

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