FIN DE SEMANA DE RÉCORD
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___Es principios de los años sesentas, la única televisión a que tenemos acceso son dos canales de Yuma, Arizona, el once y el trece, donde estamos apenas conociendo las caricaturas, los deportes, las series de esta época y las noticias. Todo en inglés. Logramos entender algo porque el abuelo traduce a su manera los programas, haciendo resúmenes a la hora de los comerciales.
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___Pero no tengo tanto problema para entender el beisbol porque editan las tiras con el marcador y las estadísticas del partido. El beisbol es caras y números. Tampoco tengo problema para saber que Los Dodgers de Los Angeles son la pasión de mi abuelo y de mi padre que miran todo lo que pueden y no se pierden jamás la Serie Mundial.
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___Mi afición por el beisbol se dispara porque ellos han ido el fin de semana a Los Angeles, California a ver el partido del sábado. De paso me han traído una gorra con el curioso logotipo de las letras L. A. encimadas y un guante anaranjado que trae grabada en la palma la palabra Dodgers. No sé todavía que a los trece años cambiaré el guante y el bat por una pelota de gajos, y menos puedo suponer que el beisbol permanecerá como una fijación subconciente.
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___No sé, por ejemplo, que la semana pasada seguí hasta el viernes uno a uno los juegos de los Gigantes de San Francisco, todo por ver a Barry Bonds romper la marca de cuadrangulares de Hank Aaron, primero la serie contra Los Angeles y luego contra los Padres de San Diego y que me habré ido a la bahía de San Carlos antes de que Bonds logre el 755 de su carrera.
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___JC y su esposa Ana tenían todo dispuesto. Habían rentado la residencia de Alex K. para recibir a varias familias de amigos y disfrutar en serio de las aguas juguetonas del Mar de Cortés. Hicieron una estupenda elección y refrendaron su calidad de grandes anfitriones. La casona de Alex K. tiene cinco cómodas recámaras con baño y terraza cada una. La sala cuenta con una preciosa vista al mar y, junto a la pantalla de televisión se encuentra una jugosa colección de películas. Una alargada barra central divide el comedor y la sala con la cocina y dos enormes tragaluces permiten una agradable iluminación durante el día sin dejar asomar a los rayos del sol. Saliendo de la sala por el ventanal de puertas corredizas se encuentra la terraza principal a unos cien metros de la playa. JC instaló ahí sonido, micrófonos y karaoke junto a una dotación suficiente de cerveza y otras bebidas que nos mantuvieron riendo y cantando más allá de las tres de la mañana. Cuando menos pensamos sólo permanecíamos JC y yo solos, hablando de las mejores entrevistas que se hicieron a Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat y otros temas afines.
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___Recién habíamos dado cuenta de una parte del repertorio serratiano y trovero cubano, pulsando las dos guitarras electroacústicas que JC conserva para estas sagradas ocasiones.
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___Fue en ese espacio de tiempo que Barry Bonds largó su home run número 755. Me lo perdí y me perdí , estaba escrito que no podría escuchar el tablazo en vivo aunque fuera por televisión. La verdad, no me importaba si Bonds había consumido esteroides o alguna otra sustancia prohibida. Igual las consume Robert J. Downey o Diego Luna y nadie dice nada.
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___El domingo nos levantamos a mediodía, descansados y con una leve resaca que abandonamos en la regadera, preparamos un perol de huevos con chorizo y luego del café nos fuimos a una playa cercana donde rentan balsas de tracción bicicletera y kayaks, y donde los empleados del lugar te surten de cubetas cerveceras y tragos preparados y te tratan como si deveras lo merecieras. Eramos treinta contando adultos, niños y adolescentes. Inusualmente, estuvo nublado todo el día y, algo para recordar del sacrílego mes de Agosto, no hizo ni pizca de calor. Ni siquiera hubo zancudos, ni heridos de aguamala, ni picados de mantarraya, ni borrachos indomables, ni nada que lamentar, salvo que el día terminara tan pronto. El mar hacía olas imperceptibles y podías alcanzar profundidad a escasos metros de la arena. En esas condiciones, resulta relajante subirse a las balsas bicicleteras de dos plazas y dar la vuelta a la isla que está frente a la playa, pedaleando y disfrutando de ver a los pelícanos ganarse el pan de cada día y a unos muchachos tirándose al mar desde un risco que se levanta en un recoveco de la bahía.
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___Por la noche, conocí a Alex K. Domina el español y el escaso acento que denota al hablar se difumina con el agudo manejo de modismos mexicanos que utiliza. "¡A huevo!", dice a la menor provocación y el "Gracias a Dios" le sale muy natural. Es un gran tipo. Llegó a San Carlos con un grupo de seis buzos estadounidenses experimentados para adiestrarlos y certificarlos como instructores. Alex fue buzo asistente de Jaques Costeau y tiene una bitácora con miles de horas submarinas en prácticamente todos los mares del mundo. Habla con mucha seguridad pero no abandona una actitud de humildad cuando escucha. Si estás preparado para atreverte, él puede enseñarte cómo descender a 250 pies de profundidad. Sus alumnos se veían nerviosos memorizando tablas de profundidad, índices de consumo de oxígeno, grados de presión sanguínea, entre otros elementos que deben dominar antes de que llegue la persona que va a aplicarles los exámenes pertinentes, una mujer de California, por cierto, que arribará a San Carlos en estos días.
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___No se si por decencia o por cansancio, pero nadie quiso seguir tomando en domingo por la noche. Los niños se pusieron a ver la zaga de Indiana Jones y se reían de los rudimentarios efectos especiales de la serie. La noche venció a la mayoría y no recuerdo ni la hora en que me quedé dormido.
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___Por la mañana, desayunamos tacos de camarón y de pescado antes de regresar a Hermosillo. Barry Bonds jugó hoy contra los Senadores de Washington, noche de lunes, y no pudo conectar el 756, el del gran récord. Apenas un elevadito de foul, una base por bolas, un batazo al cuadro para doble play y un chocolate en la novena entrada. Creo que debo dejarlo en paz para que batee su marca histórica. Yo seguiré con mis fantasmas.
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