RELÁMPAGOS DE AGOSTO

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___Tercer día de la maestría, interrupción de la siesta por un horario infausto, cafeína encendida para sobrellevar el sopor de las tardes de agosto que hostigan el salón refrigerado. Hay un poco de solemnidad en un posgrado recién nacido que sobrevive a los dolores del parto. La tarde solidaria tras lo arcos del viejo edificio de letras acuna un silencio extraño. Un par de jóvenes se toman fotos en el patio central, son quinceañeros que no saben exactamente qué hacen ahí. Al fondo el ala contigua, reciente, exhalando las comodidades de la modernidad mientras parodia el truco de los arcos con alma de aluminio.

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___Adentro, Bartolomé de las Casas recrea el pétreo discurso de Colón, el de los viajes, el de las elucubraciones mágicas y apocalípticas, pleno ejercicio de una ola expansiva. Hito fundacional en un mundo que desconocían los ibéricos. ¿Nuevo Mundo? Quizá ni lo pensaban los pueblos migrantes que entraron al continente desde los tiempos helados de la última glaciación; cediendo territorio a la inclemencia, marchando al lado del caribú, persiguiendo la sombra del mamut.

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___Pero, ¿cómo rehacer la historia?

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___Ya silenciosa, ya en el estruendo del arcabuz, la lengua ha ganado la batalla y se ha apoderado del vasto territorio. Fenecen los ecos de nuestro tronco paterno en un universo de mixturas.

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