jueves, junio 22, 2006

GALIMATÍAS SOBRE LA SUPERCHERÍA
.
___Cualquier persona medianamente informada sobre la obra de Leonardo da Vinci sabe que los intentos por mistificar el llamado "conocimiento secreto" u "oculto" contenido en su perspectiva científica es mera charlatanería, de lo que podríamos desprender que toda mistificación es, por necesidad, charlatanería. El desconocimiento de la tradición platónica a la que se adhiere el genio de Leonardo ha dado lugar a curiosas malversaciones que han aprovechado por igual sectas como los Rosacruces y los masones, novelistas y guionistas de cine en su estricto beneficio personal o de grupo. No cuestionamos aquí la imaginería ficcional que escritores o engañabobos han tejido en nombre de Leonardo y otros pensadores; en todo caso, subrayamos el mar de ignorancia en el que medra semejante imaginería. En consecuencia, esto nos lleva a suponer que la ignorancia es una excelente nodriza de la superchería.
.
___Ahora que está de moda acusar a la Iglesia Católica de ser paridero de pederastas y celestina de desviaciones sicosexuales, resulta comprometedor defender el papel de pensadores como Agustín de Hipona o Nicolás de Cusa, exponentes mayores de esa doctrina. Sin embargo, la civilización, tal como la conocemos, no se explicaría sin las aportaciones de estos individuos. Leonardo pertenece a esa tradición y, hay que adelantarlo, la Compañía de Jesús -los jesuitas- nada tiene que ver con tal perspectiva.
.
___Contrario a las babosadas románticas que impusieron al conocimiento algunos positivistas desorientados en el siglo XIX (Comte era un alumno nerd de esa secta) que se observan en la cración de abismos insuperables entre "ciencias sociales" y "ciencias exactas", para Leonardo, ciencia y arte eran una misma materia de conocimiento y su comprensión de los fenómenos de la naturaleza (las lluvias, la economía o la refracción de la luz, por ejemplo), obedecen a leyes de un mismo universo, leyes aplicables al Todo. Leonardo era un obstinado buscador de universalidad.
.
___(Disculpen esta digresión, pero la consideramos necesaria para continuar con nuestra exposición: Si en algun momento has supuesto que las matemáticas "no te gustan", que eres abogada, pintor o novelista, poeta o política, permítenos decirte que tu vida es un error. Si crees que tu niño aborrece la física porque ésta es una materia para iniciados, o que tu marido "es contador" o tu esposa trabaja en las encuestas de Mitofski, y que se aburren yendo a los museos, no lo tomes como un asunto personal, no es culpa tuya. Lo que ocurre es que han perdido su capacidad de asombro y han limitado su comprensión del universo, presas de la compartamentalización del conocimiento. Somos víctimas del siglo XIX. En otras palabras: hemos perdido el optimismo. Muchos no han leído a Nietsche aún, menos al tarado de Schopenhauer, pero podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la perspectiva romántica, sea en sus versiones positivista o existencialista, han abrazado el pesimismo como visión del mundo y, en la misma medida, (crucifíquennos ya), se han alejado de la perspectiva católica de Leonardo.)
.
___Circula por ahí un libro, traducido a varios idiomas y atribuído a Leonardo, titulado Tratado de la pintura. Se editó post mortem, y es una recopilación de los apuntes desordenados que guardaba en sus haberes el autor de La virgen de las rocas, esa joyita. Consideren esto: algunos de esos apuntes eran cuestiones que Leonardo detestaba, criticaba o combatía, y estaban ahí, en forma de apuntes que, a la hora de editarse, aparecieron como propios. Igual que si uno antes de morir deja un apunte en una nota que reza, de puño y letra: "Calderon, presidente del empleo", y luego, ya sepultado, vienen los seguidores de Calderon y toman el apunte como si eso fuese lo que pensaba el muerto. ¡Por Dios!
.
___En nuestra biblioteca hay una versión en español de ese Tratado de la pintura de Leonardo. Uno lo lee y no se explica como, al lado de grandiosas aportaciones (como lo referente a la perspectiva del color, o el tratamiento de los tres cuerpos en la perspectiva), cohabiten charadas insostenibles de la Poética de Aristóteles. Es una broma involuntaria de los editores, de los bisabuelos intelectuales de Dan Brown, de George Bush y de Brozo, cuyas consecuencias prácticas desafortunadamente escapan a los ojos de la opinión pública.
.
___Cuando uno observa una obra clásica, es decir, reconocida por todas las culturas (en un nuevo concepto de clásico), sea la Pirámide de Gizá, el Partenón, Prometeo encadenado de Esquilo, la Virgen de las rocas de Leonardo, La Pasión de Miguel Ángel, Mucho ruido y pocas nueces de Shapkespeare, o la Muralla China, experimentamos una ilusión de transporte; nos movemos de un lugar a otro e inmediatamente nos situamos como si nosotros fuésemos (o hubiésemos sido capaces de ser) esos que hicieron tal obra o que observaron su construcción. Ese experimento (experiencia personal frente a lo trascendente), esa conclusión lógica del extrañamiento, no es otra cosa que nuestra identificación con lo grandioso, con la expresión suprema del universo; nuestra identificación con la divinidad, una modalidad del Todo.
.
___El teorema de Pitágoras no tiene mayor gracia que la observación y la deducción. Sin embargo, entre estas dos experiencias existe un curioso abismo que Desmond Morris no alcanzó a explicar en El hombre desnudo, pero que el genio creativo de Leonardo supo expresar en su obra toda. La fragancia del conocimiento libera al hombre (y a la mujer) de las cadenas de lo efímero y su mejor exponente es el arte clásico (como dijimos ya, aquél que puede ser valuado por culturas diversas por su universalidad orgánica).
.
___El cometido de Leonardo fue ese: explicar las leyes, domesticar las angustias de la ciencia, simplificar los misterios del arte.
.
FIN DE LA PRIMERA PARTE.

2 comentarios:

Pablo Aldaco dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Pablo Aldaco dijo...

!Diste en el clavo! !La genialidad de estos grandiosos -hablemos más del más citado: Vinci- quizá mitigue de cuando en vez nuestras ansias de temores!

Está mitificado eso de los enigmas de Vinci en su obra. Aunque, déjame decirte, en el curso de Psicoanálisis y Literatura que imparte el Dr.José Luis Navallez supe y conocí -conociendo un texto de Freud- el florecimiento inmenso del inconsciente en sus creaciones. !El regazo de no recuerdo qué doña -pudo ser su madre- es el buitre que teme, su padre!-