miércoles, julio 23, 2003

VACACIONES Y PERCATACIONES

La chica superpoderosa y mi marciano favorito fueron a Disneylandia el pasado fin de semana, los acompañaba la socia y un séquito de familiares en cuya lista no aparece mi nombre. Antes del viaje, mi marciano (quien acaba de cumplir 7 años) tenía ya un par de semanas asumiéndose como embajador plenipotenciario de la niñez mexicana en los dominios de Mickey Mouse; un informe de primera mano señalan que se divirtió por encima de la media nacional y que podría pasarse la vida entera comiendo hot-dogs y cocacolas. Por su parte, la chica superpoderosa tiene diez años y los cambios hormonales han incidido de alguna forma en su carácter; por ahora parece que no le preocupa absolutamente nada, vive en un mundo interior más intrincado que el de Kafka y Cuauthémoc Blanco juntos. Por eso, el publicitado viaje a Los Angeles no le espantaba el sueño ni modificaba en absoluto los planes que trazó para estas vacaciones: no hacer nada.

Aunque temporalmente, la socia debe sentirse plenamente liberada al darle vacaciones a nuestro apergaminado contrato conyugal. El sueño de cenicienta se acaba el sábado 26 de julio a las 12 de la noche, hora en la que, asumo, llegará el pelotón vacacionista con el marciano dirigiendo el trineo y presto a contar sin parar todas sus aventuras disneylándicas. Ejercito ya ciertas rutinas de yoga que me permitan encarar ventajosamente ese momento.

Como socio mayoritario del negocio de HB, pervivo cuidando el changarro que básicamente consiste en promover la venta de chamarras en pleno verano, una misión que se antoja imposible considerando las actuales temperaturas en Beautyfulville, entre los 43 y 46 grados. Pero más allá de las dificultades inerciales que significaría la venta de chamarras de piel en el peor de los veranos mexicanos, mucha gente se ha percatado de las ventajas que tiene comprar en esta temporada las prendas para el invierno: mejor precio, posibilidades de conseguir toda talla, color y estilo posibles Como la inmensa mayoría no se ha percatado de estas ventajas, mi labor consiste simplemente en percatarlos. Una vez inducidos en esta percatación, queda solamente lanzar un jab infalible: esas prendas se pueden adquirir en abonos. Zas. Son todos los ingredientes de la fórmula mágica. A fin de garantizar la supervivencia y cumplir con mi cometido mercantil, guardo como único propósito social contribuir a crear un país de percatados.

¿Y mis vacaciones? Bien, gracias.

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