lunes, diciembre 19, 2005

LÍNEAS ASINTÓTICAS
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___Ustedes saben, la palabra periodista es ciertamente ambigua. Quienes escriben con asiduidad en un diario (diaria, semanal o esporádicamente) no saben explicar por qué lo hacen. Es que no se sabe.

___La idea de escribir en un periódico surgió quién sabe cómo. No se sabe con certeza, pero la cosa tiende a simplificarse conforme se analiza: pocas son las personas que pueden escribir cada semana algo distinto y hacerlo por años. Algunos lo hacen con una facilidad pasmosa.
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___Eso, amigos, lo perciben los lectores de alguna manera, y conste que los lectores son una mafia extraña, un grupúsculo obstinado que ni siquiera tiene consciencia de sus facultades. El problema es que ese grupo no deja de ser susceptible a la propaganda, pero bueno, eso es otro hilo de la madeja.
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___Pero los lectores hacen valer su condición y conforman una legión terrible e informe, distinta, desde luego, de la "opinión pública", esa horda pusilánime e influenciable por cosas tan escandalosas como el aleteo de una mosca.
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___Aprovechamos este espacio para hablar del último ensayo que tenemos en el horno, uno que habla mal de los escritores, esos lectores trastornados. Bueno, verás, ahora nos vemos obligados a explica la idea de este párrafo. Es ésta: los escritores son individuos que leen y sienten una compulsión a interpretar lo que leen. Esta legítima sensación, impulso o éxtasis a veces se transforma en libros que publican editoriales como Planeta o Diana, pero no es superior en ningún sentido a tu vida cotidiana y a muchas de las maneras en que tú interpretas la vida. Espera a ver el ensayo completo y luego ya tendrás tu propia opinión.
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___El caso es que entonces, en la cuarta semana, nos percatamos de que éramos leídos por un número indeterminado de lectores. Lo supimos por dos razones: por pura intuición y porque hubo quienes nos criticaron. Ahí nos percatamos de que el lector que critica es un individuo con tendencias suicidas (quiere ser escritor). Dimos en ignorarlo, pero ese prototipo era difícil de disuadir. Optamos por otra táctica, una menos predecible para los lectores estándar (los que no critican, aquellos que son poco dados a aparecer en público hablando, pero que no desperdician la oportunidad para andar por ahí recomendando lecturas pese a la mala reputación que ostentan los no-lectores), pero atractiva para los lectores críticos.
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___La táctica consistía en una mezcla de ambigüedad y hermetismo. Cada semana aparecía nuestra colaboración en el diario donde nos puso el destino: un ensayo, un cuento, una crónica, cualquier cosa. El caso era no fallar escribiendo y escribiendo hasta obligar a la directiva del diario a prescindir de nosotros. (CONTINUARÁ).

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