OPINIÓN Y TRADICIÓN

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___Hace años pasé por una época en la que pretendí ignorar las celebraciones tradicionales, cosas como la Navidad y los cumpleaños, entre otras. Esa época coincidió con un período de soberbia miope (concediendo que "soberbia ciega" no existe); me creía destinado a causas que entonces suponía verdaderamente importantes, no fregaderas. Aquella actitud me llevó a un aislamiento familiar y social propio de aquellos que abrigan creencias religiosas o políticas herméticas con la idea de poseer un método infalible de conocimiento o verdades incontestables.

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___Mientras todos celebraban Navidad o Año Nuevo, permanecía yo en una torre impenetrable desde donde pretendía observarlo todo, rodeado de libros y documentos . Me volví huraño y necio y en mis fantasías sabelotodas juzgaba a los demás desde las nubes.

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___Aunque resultaba dañina para mi espíritu, debo confesar que aquella actitud fue por otro lado una vacuna muy eficiente contra lo que se denomina "opinión pública". Aprendí a rechazar por sistema las opiniones prevalecientes, las modas intelectuales, las porquerías que se contrabandean en nombre del "arte" y, especialmente, lo que hoy se entiende por "políticamente correcto", un eufemismo que me provoca desconfianza.

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___Llevó años distinguir entre tradición y opinión. Mientras que la tradición se arraiga entre nosotros como una forma de reafirmar nuestro sentido de trascendencia (toda tradición vivirá más que cada uno de nosotros) y nuestra vocación de pertenencia (pertenecemos junto a los demás a algo que no es de nadie propiamente), la opinión pública es un ente pasajero y dúctil, sujeto a la ocasión y a determinados intereses.

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___La tradición se identifica con la historia, con la transculturización, con la hibridez y el sincretismo que hacen de la nuestra una identidad subsidiaria cuya endeble raíz nativa tiende a difuminarse sin remedio. La opinión, por su parte, no es sino un apéndice del fenómeno de la comunicación, una gama de valores entendidos que aceptamos como verdades sencillamente porque permite entendernos y nos afilia al lenguaje cotidiano, especialmente el que tienden a imponer los medios informativos y que se populariza a través los periodistas, los locutores y los anunciantes.

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___Los niños sienten una avidez natural por la tradición (llévenlos por ejemplo a una representación de "la pasión" en Semana Santa y verán la cantidad de interrogantes que los asaltan) y supongo que "enseñar" la tradición en lo que significa (no en la banalización comercial en que se confunde) es algo que corresponde a los adultos, especialmente lo que concierne a las tradiciones religiosas. Hay pueblos que suelen orar con devoción una o varias veces al día, otros van a misa los domingos o se reúnen en una mezquita los sábados. Son tradiciones que tienen una razón particular de ser, aunque no se puede negar que la religiosidad le es propia a todos los pueblos.

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___Estudiar las tradiciones suele resultar fascinante, mientras que aislarse de ellas se convierte en un forma de negar la historia. Por su parte, estudiar las opiniones puede resultar fascinante, pero aislarse de ellas es generalmente saludable.

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___¿Qué hora es?