Antes de comenzar el concierto comenzó a soplar un aire muy frío, es el tipo de aire que hace daño a los cantantes, les afecta la garganta y la voz protesta con ronquera. Pese a todo, las cosas salieron bien, los villancicos son relativamente fáciles para el coro, pero cantar secciones del Mesías de Haendel resulta más exigente. Los tenores nos habíamos encomendado a Elba Esther Gordillo y ni así pudimos con el la agudo del Alelluya, nos salió una especie de gallo parecido a los que traicionan regularmente a Madrazo en los discursos largos, pero fuera de eso todo salió bien. La socia y uno de los autores de este blog cantaron Pie Jesu a dueto casi al principio del recital y la gente agradeció el esfuerzo aplaudiendo lo suficiente.
Es la parroquia de San Fernando, el domingo 4 de diciembre a las 8:00 de la noche, en el epicentro del Puerto de Guaymas. Y, permitan contarles, pasó una cosa tan curiosa que rogamos al Señor no vaya a llegar a oídos del ufólogo Jaime Mausán porque despertaría expectativa mitológicas que no deseamos.
Resulta que cuando el concierto llegaba a un punto digamos climático (el asesor de estilo de este redactor sugirió el término "orgásmico" -en vez de climático-, pero el redactor objetó la propuesta alegando que el adjetivo resulta inapropiado y políticamente incorrecto en un templo), desde lo alto del nicho que domina el altar, un pedestal a unos 5 metros de altura que sostiene su estatua de yeso desde 1969, se desprendió de la mano de San Fernando nada más y nada menos que su espada. Cayó sobre la cama de Poinsetias navideñas (flores rojas de la estación) que adornaba el altar.
Aquello que fue interpretado por mucho como una pemonición capciosa, algunos lo interpretamos como un signo de que a San Fernando se lo estaba llevando la chingada de frío. Estos pensamientos deben haber influido forzosamente en los acontecimientos que sobrevendrían después y que todos lamentamos.
El caso es que cuando terminó el concierto, luego de que pasaron los ritos y salutaciones que se acostumbran en estos casos, y de haber trepado al camión la parafernalia propia de estos conciertos (bocinas, piano, consola electrónica, etcétera), ocurrió que el autobús tenía pegadas las balatas, es decir que no caminaba ni pa' tras, ni pa' delante. Pues ahí estamos, riéndonos del reflejo que producimos en circunstancias así y esperando que San Fernando o Santa Elba Esther se apiadaran de nosotros que teníamos que estar al pie del cañón el lunes a las 6 de la mañana luchando por nuestro cotidiano plato de lentejas.
Quiso Dios con su clemencia que hubiera consolaciones para aliviar las pasiones y entretener la paciencia. A eso de la una de la mañana salimos de Guaymas, bendiciendo el invierno prematuro y rogando que el chofer del nuevo autobús no fuese a llevar durante el viaje de regreso a Beautyfulville música de Joan Sebastian o de los Yonics. Como una profesía maldita, los pronósticos se cumplieron y nos fletamos todo el camino escuchando una antología completa del Buqui Marco Antonio Solís. Pero aquello era el menor de los males, el peor es que, casualmente, nadie traía cigarros y que los problemas digestivos de algunos se manifestaban en la peor forma, y como resultado de haber acabado, esa tarde, con diez kilogramos de birria que gentilmente prepararon nuestros anfitriones. Gajes del ofidio (perdón, del oficio).
Total: a las tres de la mañana llegamos a Beautyfulville muy contentos pero desvelados y con ganas de dejar que el meteorito se estrellara contra la Tierra ya, a fin de evitar la pena de levantarnos temprano hoy lunes. Para nuestro mal, el mundo siguió su curso y hubo que rendirle nuestros respetos a Santa Rutina. Ahora estamos tan agotados que no sabemos ni qué estamos escribiendo.
(*) Fragmento del corrido "Sonora querida".
4 comentarios:
La realidad imita al arte o la naturaleza supera a la ficción.
Jaa! El relato parece sacado de un cuento de Cortázar.
saludos Bloggart que mala onda lo de la birria, pero ah que sabrosa es.
Ya lei tu libro y tengo comentarios. Te los mando en un email cuando me de el respiro adecuado.
Oye, cuando dices "uno de los autores de este blog" como que saca de onda, es que acaso eres como Sybil y tienes varias personalidades? O realmente hay varios bloggarts como clones que viajan por el tiempo y espacio y firman en tu blog como una especie de bitacora?
Sí tenía frio San Fernando, ya me ha tocado andar por Sonora en invierno. Lo que no entiendo es que si las condiciones son extremas para tu garganta, ¿para qué fumas? Cuídese maestro cantor.
Saludos y hasta luego
silmarillion: Gracias por comentar y la comparación pues nos sobrepasa. Thanks.
Chukus: esperamos sus comments sobre el libraco y eso de "uno de los autores" pues es cierto: uno es autor, otro enunciador y otro narrador (luego voy a postear algo sobre esta trinidad narratológica).
Maese Arévalo: Hace frío, sí, pero no como en Chihuahua, he estado por ahí en invierno y me la pasé pidiéndole perdon a Diosito.
Respecto a lo de fumar: pues sí, de plano hace daño porque es aire contaminado y caliente que afecta las cuerdas vocales. Pero uno no es ninguno...
Saludos.
Publicar un comentario