miércoles, junio 18, 2003


EL NORTE DEL PAIS SE CONVIERTE EN DESIERTO

Viví en Mexicali por 15 años y no conozco otro lugar con un verano tan insoportable como ese. Pero aquí en Beautyfulville las cosas no pintan mejor: apenas es junio y tenemos ya temperaturas de 46o C, lo que hace presumir que en julio agosto andaremos en los 48-50 grados. Todo indica que sufrimos en todo el norte del país un proceso severo de desertificación, lo que quiere decir que el desierto avanza y que las zonas áridas se convierten en parte del vil páramo, un desierto donde ya no encuentras ni al coyote ni al correcaminos. El fenómeno no es nuevo pero adopta niveles alarmantes. Actualmente, la mayor parte de las ciudades norteñas aquejan problemas agudos de abastecimiento de agua y las fuentes tradicionales se agotan rápidamente. En Sonora, por la necedad del PAN, se dio marcha atrás al proyecto de desalinizar agua salobre de la costa, lo que complica las posibilidades en el futuro inmediato. Se espera que las lluvias aligeren este negro panorama, pero la recarga de presas y del subsuelo tiene un creciente desbalance respecto a la demanda. Para la ganadería y la agricultura las consecuencias son obvias.
Frente a la situación y cargando esta grave mortificación sobre mis espaldas, optaré por irme de pesca a San Carlos el fin de semana, así podré pensar con más calma sobre estos problemas.

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