lunes, junio 09, 2003


LA LITERATURA Y LAS CIENCIAS OCULTAS

La literatura debe ser considerada una de las ciencias ocultas antes que una materia de estudio civilizado. Las fronteras de lo literario colindan más con el esoterismo, la cartomancia y la magia. En cuanto algún estudioso se atreve a señalar períodos, categorías o clasificaciones, le cae encima una pandilla de fascinerosos que refutan hasta el último punto y seguido que encuentran en sus escritos. Los literatos nunca se ponen de acuerdo en cuestiones de fondo al hablar del tema que les preocupa, coinciden acaso en algún aspecto pero siempre dejarán para sí un espacio lo suficientemente amplio donde verter sus propias conclusiones e inclinaciones.

Allá se afirma que Baudalaire es un poeta maldito castigado por las alturas con enfermedades incurables; acá se dice que su mítica figura preside el Parnaso. Si se apuesta a que Kafka es un inmundo escritor de segunda, cruzando la calle aparece una estela de adictos que le acondicionan un altar con veladoras. Que Poe fue un borracho inconsecuente es una afirmación que choca con la pared de sus fieles admiradores reacios a soportar la afrenta. En una edición española se afirma que García Márquez es el baluarte del realismo mágico y en otra de su propio país se adelanta que su obra no puede ser aún codificada. Carlos Fuentes es para muchos un elegante orador de frases sacadas del internet, para otros un pedestal de la novela contemporánea. Muchos bajan la mirada cuando escuchan el nombre de Juan Rulfo, otros afirman que es un talentoso escritor que no supo que hacer después de haber pasado las 100 cuartillas. Que Ibargüengoitia es humorista, que no, que es costumbrista. Que Mario Bellatin es un icono, que no, que es un disco rayado. No hay consenso posible. Hay más probabilidades de que los diputados coincidan en la reforma fiscal, que los literatos coincidan en calificar un poema de Efraín Huerta.

Si por un lado se afirma que no hay tal cosa como novela mexicana del siglo XX, en caso contrario se alega que la infinidad de títulos que llenan los estantes de las librerías desmiente lo primero. Y así por el estilo. Hablar de gustos literarios es algo tan incierto como poner a Brozo a dar el discurso en el funeral.

Por eso digo que la Literatura debe ser incluída en las ciencias ocultas.

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